lunes, 19 de noviembre de 2018

2 SAMUEL 19:1-15. Joab confronta a David

el general Joab y el rey David


A pesar que Absalón se había levantado en contra del rey para destruirlo, David lamentó y lloró su muerte. Esa es la reacción natural de un padre que tiene un amor incondicional por su hijo.
(2 Samuel 19:1) Dieron aviso a Joab: He aquí el rey llora, y hace duelo por Absalón.

Todo el pueblo entendió el dolor y el lamento de David. Por lo tanto, los aliados de David no celebraron la victoria sobre los rebeldes.
(2 Samuel 19:2-4) Y se volvió aquel día la victoria en luto para todo el pueblo; porque oyó decir el pueblo aquel día que el rey tenía dolor por su hijo. Y entró el pueblo aquel día en la ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo avergonzado que ha huido de la batalla. Mas el rey, cubierto el rostro, clamaba en alta voz: ¡Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío!

Aunque todos comprendían el dolor de David, eso no restaba a la necesidad de atender los asuntos del reino. La realidad es que, luego de la rebelión de Absalón, el pueblo de Israel quedó dividido, y David necesitaba unificarlo. Quien lo hizo reaccionar y entrar en razón fue el general Joab.
(2 Samuel 19:5-6) Entonces Joab vino al rey en la casa, y dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, que hoy han librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas, amando a los que te aborrecen, y aborreciendo a los que te aman; porque hoy has declarado que nada te importan tus príncipes y siervos; pues hoy me has hecho ver claramente que si Absalón viviera, aunque todos nosotros estuviéramos muertos, entonces estarías contento.

Las palabras de Joab fueron muy fuertes, pero también realistas. El rey también tenía que pensar en sus otros hijos, en el resto de su familia, y en todo Israel. Joab le hizo entrar en razón para que se diera cuenta de la situación en la que estaba la nación. El reino estaba dividido, y David debía unificarlo.
(2 Samuel 19:7-8) Levántate pues, ahora, y ve afuera y habla bondadosamente a tus siervos; porque juro por Jehová que si no sales, no quedará ni un hombre contigo esta noche; y esto te será peor que todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta ahora. Entonces se levantó el rey y se sentó a la puerta, y fue dado aviso a todo el pueblo, diciendo: He aquí el rey está sentado a la puerta. Y vino todo el pueblo delante del rey; pero Israel había huido, cada uno a su tienda.

DESPUÉS DE LA GUERRA CIVIL
La Biblia nos hace saber lo que el pueblo estaba pensando sobre este conflicto civil, que terminó con la muerte de Absalón:
(2 Samuel 19:9) Y todo el pueblo disputaba en todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de mano de nuestros enemigos, y nos ha salvado de mano de los filisteos; y ahora ha huido del país por miedo de Absalón. Y Absalón, a quien habíamos ungido sobre nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, estáis callados respecto de hacer volver al rey?

El pueblo quedó atrapado en medio del conflicto entre padre e hijo, pero querían regresar a la normalidad. Aunque David había huido, ellos querían que su rey regresara.

Curiosamente, había una tribu que no había pedido el retorno del rey: la tribu de Judá. Tal vez no lo habían hecho porque la mayoría de ellos había permanecido fieles a David. Sin embargo, David los instó a que manifestaran su voluntad para no quedar de último.
(2 Samuel 19:11-12) Y el rey David envió a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, diciendo: Hablad a los ancianos de Judá, y decidles: ¿Por qué seréis vosotros los postreros en hacer volver el rey a su casa, cuando la palabra de todo Israel ha venido al rey para hacerle volver a su casa? Vosotros sois mis hermanos; mis huesos y mi carne sois. ¿Por qué, pues, seréis vosotros los postreros en hacer volver al rey?

Lo que pudo sorprender a muchos es que David ofreció a Amasa nombrarlo como general de su ejército, en lugar de Joab.
(2 Samuel 19:13) Asimismo diréis a Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Así me haga Dios, y aun me añada, si no fueres general del ejército delante de mí para siempre, en lugar de Joab.

Amasa era hijo de su hermana Abigail (como Joab era hijo de su hermana Sarvia—1 Cro. 2:16-17). Lo controversial es que Amasa había sido elegido por Absalón como el general de su ejército (2 Sam. 17:25). Tal vez David decidió extender esta oferta a su sobrino para unificar a los dos bandos que se habían formado en Israel. En cuanto a Joab, tal vez esa era la forma de castigarlo por haber puesto fin a la vida de su hijo, a pesar de su directo mandato a no hacerle daño (2 Sam. 16).

La oferta pacificadora de David pareció funcionar:
(2 Samuel 19:14-15) Así inclinó el corazón de todos los varones de Judá, como el de un solo hombre, para que enviasen a decir al rey: Vuelve tú, y todos tus siervos. Volvió, pues, el rey, y vino hasta el Jordán. Y Judá vino a Gilgal para recibir al rey y para hacerle pasar el Jordán.


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