(Deuteronomio 14)
El capítulo 14 de Devarim toca dos grandes
temas:
a. dieta
alimentaria
b.
diezmo
Pero antes de tocar esos dos temas, el capítulo
comienza con la siguiente instrucción:
(Deu. 14:1)
Hijos sois de Jehová vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa
de muerto.
A CAUSA DE MUERTO
En los tiempos bíblicos, la gente solía sajarse
la piel como señal de luto, cuando moría un ser querido. La definición de “sajar” es hacer un corte o
tajo en la carne como forma de curación; y en
este caso se refiere a una curación emocional por la muerte de alguien
cercano. Al cortarse la piel, sale
sangre, lo cual se creía que servía para alimentar a los que habían
muerto. Por otro lado, la gente también solía
arrancarse los cabellos o raparse la cabeza en señal de duelo. Aunque ésa era la costumbre entre las
naciones gentiles, el Señor instruye a Su Pueblo a no hacer lo mismo, porque…
(Deu. 14:2)
Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para
que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la
tierra.
En lugar de estas costumbres paganas, los
israelitas solían expresar su luto de tres formas:
1. rasgando sus vestiduras (Gen. 37:34)
2. vistiendo cilicio, que era una tela gruesa
de pelo de cabra que pica al estar en contacto con la piel (Joel 1:13; 2 Samuel
3:31)
3.
echarse ceniza o polvo sobre la cabeza (Josué 7:6)
CARNE PROHIBIDA
Algo que también era común (y aún lo es) entre las
naciones gentiles es comer de todo tipo de carne animal, pero no es igual para
el Pueblo de Dios. En la Torá, el Señor
enseña que comer algunos animales se consideran como una “abominación” (heb. Toveva). No es
que los animales en sí sean abominables, pues Dios los creó, pero lo que es
abominable es comerlos pues no fueron creados para ello.
En Devarim cap. 14 se nos enseña cuáles
animales es permitido comer y cuáles no:
(Deu. 14:3-5)
Nada abominable comerás. Estos
son los animales que podréis comer: el buey, la oveja, la cabra, el ciervo, la
gacela, el corzo, la cabra montés, el íbice, el antílope y el carnero
montés.
A continuación, la Biblia nos enseña cómo
reconocer a estos animales permitidos:
Rumiante + pezuña hendida
(Deu. 14:6)
Y todo animal de pezuñas, que tiene hendidura de dos uñas, y que rumiare
entre los animales, ése podréis comer.
Los animales que sólo rumian o sólo tienen la
pezuña hendida, ésos están prohibidos:
(Deu. 14:7-8)
Pero estos no comeréis, entre los que rumian o entre los que tienen
pezuña hendida: camello, liebre y conejo; porque rumian, mas no tienen pezuña
hendida, serán inmundos; ni cerdo, porque tiene pezuña hendida, mas no rumia;
os será inmundo. De la carne de éstos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos
muertos.
Aunque no se mencionan directamente, queda
sobreentendido que no se puede comer cualquier otro animal terrestre que no
rumie ni tenga la pezuña hendida. Entre
ellos están los reptiles, los cuales se mencionan directamente en Levítico…
(Lev. 11:43-44)
No hagáis abominables vuestras personas con ningún animal que se
arrastra, ni os contaminéis con
ellos, ni seáis inmundos por ellos. (44)
Porque yo soy Jehová vuestro Dios;
vosotros por tanto os santificaréis,
y seréis santos, porque yo soy
santo; así que no contaminéis vuestras
personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra.
En cuanto a los peces, los que se permiten
comer son aquellos: con aleta + escama
(Deu. 14:9)
De todo lo que está en el agua, de estos podréis comer: todo lo que
tiene aleta y escama.
Bajo ese entendido, queda claro que se prohíbe
comer todos los animales acuáticos sin aleta ni escama:
(Deu. 14:10)
Mas todo lo que no tiene aleta y escama, no comeréis; inmundo será.
Sobre las aves, se instruye lo siguiente:
(Deu. 14:11) Toda ave limpia podréis comer.
Entre las aves limpias está: la gallina, las
palomas, las codornices, el pato.
A continuación hace una lista de aves
prohibidas, la mayoría de las cuales son aves rapaces.
(Deu. 14:12-18)
Y estas son de las que no podréis comer: el águila, el quebrantahuesos,
el azor, el gallinazo, el milano según su especie, todo cuervo según su especie,
el avestruz, la lechuza, la gaviota y el gavilán según sus especies, el búho,
el ibis, el calamón, el pelícano, el buitre, el somormujo, la cigüeña, la garza
según su especie, la abubilla y el murciélago.
También instruye sobre los insectos:
(Deu. 14:19)
Todo insecto alado será inmundo; no se comerá.
Algunos permitidos son los saltamontes o
langostas.
Aún dentro de los animales permitidos para
comer, la Biblia señala que no se debe comer si se encuentran muertos en el
camino o en el campo.
(Deu. 14:21)
Ninguna cosa mortecina comeréis; al extranjero que está en tus
poblaciones la darás, y él podrá comerla; o véndela a un extranjero, porque tú
eres pueblo santo a Jehová tu Dios…
Además de los aspectos de higiene, esta
instrucción probablemente está relacionada con las visitas al Templo, ya que
los israelitas no podían entrar si recientemente estuvieron en contacto con
cadáveres. Pero la prohibición no aplica
a los extranjeros porque a ellos no les era permitido entrar al Templo.
La última instrucción sobre lo que está
prohibido comer se encuentra al final del versículo 21: “No cocerás el
cabrito en la leche de la madre”.
Tradicionalmente los rabinos interpretaron este mandato como la
prohibición de mezclar carne y productos lácteos. Sin embargo, hay otra explicación más
directa, que está vinculada con una tradición pagana: en la antigüedad los
cananeos solían cocer un cabrito en la leche de su madre, el cual lo comían
después y la leche era vertida en los campos como un ritual de fertilidad. Esta es la explicación más clara de este
mandato.
Aunque no podamos entender a fondo las razones
de todas estas prohibiciones alimenticias, sin duda hay una razón divina. Lo que la Biblia deja claro es que es un
asunto de santidad…
(Levítico 20:25-26) Por tanto, vosotros haréis diferencia entre animal
limpio e inmundo, y entre ave inmunda y limpia; y no contaminéis vuestras
personas con los animales, ni con las aves, ni con nada que se arrastra sobre
la tierra, los cuales os he apartado por inmundos. Habéis, pues, de serme santos, porque yo
Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos.
Nota: Algunos creen que Dios “cambió” su Ley en la época de los
apóstoles, basados en la visión que Pedro tuvo en Hechos 10. Pero si leemos todo el texto queda claro que
la visión tenía como propósito enseñar a Pedro que Dios había abierto una
puerta para los gentiles. A los gentiles
creyentes (como Cornelio) no se les debía considerar como “impuros”.
(Hechos 10:28-29) Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para
un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado
Dios que a ningún hombre llame común o inmundo;
por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis
hecho venir?
(Hechos 10:34-35) Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad
comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se
agrada del que le teme y hace justicia.
[Para más información sobre este tema, pueden
leer el estudio de: Hechos 10]
DIEZMO
El segundo tema principal de este capítulo es
sobre el diezmo:
(Deu. 14:22)
Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu
campo cada año.
“Indefectiblemente” quiere decir: sin falta,
que no pude dejar de hacerse.
En hebreo el verbo “diezmar” está escrito
doble, lo cual implica que es algo firme y determinante.
Por definición, el “Diezmo” es la décima parte
de algo. En este capítulo se refiere a
la décima parte de la cosecha del campo, ya que ésa era la principal fuente de
producción de los israelitas en tiempos bíblicos.
En la Biblia se mencionan dos diezmos
principales:
1. PRIMER
DIEZMO (heb. Maaser Rishon)
De toda la producción agrícola o ganadera, los
israelitas debían apartar el diez por ciento (diezmo: 10%) para dedicarlo a
Dios.
(Levítico 27:30) Y el diezmo de la tierra, así de la
simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa
dedicada a Jehová.
El diezmo se entregaba en forma de
producto. En caso que el oferente
quisiera quedarse con el producto y pagar el diezmo en moneda, podía hacerlo
pero debía pagar un precio de redención…
(Levítico 27:31-32) Y si alguno quisiere rescatar algo
del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. Y todo diezmo de
vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado
a Jehová.
Los israelitas debían entregar el diezmo a los
levitas…
(Números 18:21) Y he aquí yo he dado a los hijos de
Leví todos los diezmos en Israel por
heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo
de reunión.
(Num. 18:24) Porque a los levitas he dado por
heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda;
por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad.
Los israelitas solían hacer la entrega del
diezmo durante la fiesta, cuando subían a Jerusalén para celebrar.
(Deu. 16:16-17)
Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en
el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en
la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y
ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; cada uno con la
ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado.
Tradicionalmente, los israelitas solían llevar
el Primer Diezmo a Jerusalén durante la Fiesta de Semanas (luego de la cosecha
de cebada y trigo, Deu. 16:10), y el Segundo Diezmo se llevaba en el contexto
de la Fiesta de Tabernáculo (en el tiempo de la cosecha de los últimos
frutos).
2. SEGUNDO DIEZMO (heb. Maaser Sheni)
Este diezmo tiene la peculiaridad que no se
entrega a los levitas, sino que se aparta para ciertos propósitos familiares y
sociales que se definen en este capítulo (Devarim 14).
a. 2°
Diezmo “Maaser Sheni”: para celebrar la fiesta en familia en Jerusalén
b. 2°
Diezmo “Maaser Aní”: para que los levitas, extranjeros, viudas y huérfanos celebren
localmente
La asignación de este diezmo dependerá del año
en cuestión, siguiendo el ciclo de siete años.
En Israel la producción agrícola se dividía en períodos de siete
años. El año séptimo era de reposo de la
tierra (heb. Shmitá), por lo tanto no había diezmo. Pero en los otros seis años, el Segundo
Diezmo se manejaba de la siguiente manera:
Año
|
Diezmo
|
Para celebrar:
|
1
|
Maaser
Sheni
|
En Jerusalén
|
2
|
Maaser
Sheni
|
En Jerusalén
|
3
|
Maaser Aní
|
En la localidad, compartiéndolo con otros
|
4
|
Maaser
Sheni
|
En Jerusalén
|
5
|
Maaser
Sheni
|
En Jerusalén
|
6
|
Maaser Aní
|
En la localidad, compartiéndolo con otros
|
7
|
Shmitá
|
Año de reposo para la tierra
|
Ya sabiendo el tiempo de asignación para este
segundo diezmo, leamos ahora lo que dice de cada uno…
a.
MAASER SHENI (para celebrar en Jerusalén)
El propósito principal de este diezmo era
apartar dinero para celebrar en familia en Jerusalén.
(Deu. 14:23)
Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para
poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las
primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová
tu Dios todos los días.
Como ya vimos, Jerusalén es “el lugar que Dios
escogió para poner allí Su Nombre”. Allí
se debía llevar este “Segundo Diezmo”.
Ya estando en Jerusalén, se usaban los frutos y los animales para hacer
un banquete y disfrutarlo en familia, delante de Dios.
(Deu. 12:5-7) sino que el lugar que Jehová vuestro
Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para
su habitación, ése buscaréis, y allá iréis. Y allí llevaréis vuestros
holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de
vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las primicias
de vuestras vacas y de vuestras ovejas; y comeréis allí delante de Jehová
vuestro Dios, y os alegraréis, vosotros y vuestras familias, en toda obra de
vuestras manos en la cual Jehová tu Dios te hubiere bendecido.
Para aquellos que vivieran lejos de Jerusalén, y
se les dificultara el transporte del diezmo de la cosecha y del ganado, la Torá
contempla otra opción:
(Deu. 14:24-26) Y si el camino fuere tan largo que
no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere
escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendijere,
entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que
Jehová tu Dios escogiere; y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas,
por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y
comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia.
Tradicionalmente, la celebración con el diezmo
segundo lo hacían en el contexto de la Fiesta de Tabernáculos (heb. Sucot).
Y esto no sólo fue en el pasado, sino también será en el futuro; Zacarías
profetizó que en el Milenio las naciones tendrán la obligación de ir a
Jerusalén a adorar al Señor (Zac. 14:16-17).
Además de celebrar con el segundo diezmo en familia,
también debían invitar a levitas, pues ellos se dedicaban a Dios y por ello no contaban
con bienes agrícolas para celebrar.
(Deu. 14:27) Y no desampararás al levita que
habitare en tus poblaciones; porque no
tiene parte ni heredad contigo.
b. MAASER
ANI (para compartir en la comunidad local)
Cada tres años, este segundo diezmo debía ser
apartado para compartirlo localmente con ciertas personas en especial:
(Deu. 14:28-29)
Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de
aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene
parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere
en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te
bendiga en toda obra que tus manos hicieren.
El diezmo de cada tres años era apartado para aquellos
que generalmente no trabajaban la tierra, por lo tanto no disfrutaban de su
fruto. Entre ellos estaba el levita, las
viudas, los huérfanos y los extranjeros (éstos últimos porque no podían poseer
tierras).
(Deu. 26:12) Cuando acabes de diezmar todo el
diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al
levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se
saciarán.
Este segundo diezmo no iba para la celebración
en Jerusalén, sino para permitir que los levitas, extranjeros, viudas y
huérfanos pudieran celebrar cada tres años en sus localidades.
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