(Deuteronomio)
En el capítulo 15 de Deuteronomio (heb.
Devarim) se tocan dos temas principales:
a. el perdón de las deudas en el año séptimo
(heb. Shemitá)
b. la consagración del primogénito entre el
ganado
SHEMITÁ: Reposo de la Tierra
La palabra de Dios instruye que cada siete años
en Israel se haga un reposo para la Tierra, y esto se conoce en hebreo como “Shemitá”.
La primera vez que aparece el
mandamiento del Shemitá en la Biblia es en Levítico (cap. 25). Lo leeremos porque allí se mencionan otros
aspectos que no se tocan en Devarim 15.
(Levítico 25:1-5) Jehová habló a Moisés en el monte de Sinaí, diciendo:
Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo
os doy, la tierra guardará reposo para Jehová.
Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás
sus frutos. Pero el séptimo año la
tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás
tu viña. Lo que de suyo naciere en tu
tierra segada, no lo segarás, y las uvas de tu viñedo no vendimiarás; año de
reposo será para la tierra.
Si los israelitas no podían cultivar la tierra,
¿de qué vivirían todo ese año? Lo
explica a continuación…
(Levítico 25:6-7) Mas el descanso de la tierra te dará
para comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu criado, y a tu extranjero que
morare contigo; y a tu animal, y a la bestia que hubiere en tu tierra, será
todo el fruto de ella para comer.
En ese séptimo año, los israelitas no
trabajaban sus cultivos, pero podían comer del fruto que quedaba aún en los
árboles y los campos (sólo para consumo, pero no para venderlo). El excedente de los frutos del campo entonces
caía en tierra, y eso ayudaba a abonar y revitalizar los terrenos.
SHEMITÁ: Perdón de las deudas
Además de esta limpieza de la tierra, Dios
también planificó para ese año séptimo una limpieza de la economía…
(Deu. 15:1-2) Cada siete años harás remisión. Y
esta es la manera de la remisión: perdonará a su deudor todo aquel que hizo
empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no lo demandará más a
su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión de Jehová.
Shemitá literalmente significa: remisión.
La definición de “remisión” es: el perdón de una culpa o condena que priva de libertad a una persona. En el concepto bíblico, se refiere al perdón
de una deuda que ha privado de libertad económica al deudor.
En ese séptimo año, todas las deudas quedaban a
cero. Todas las deudas eran perdonadas
en Israel, y ya nadie debía más—con la excepción del extranjero.
(Deu. 15:3-5)
Del extranjero demandarás el reintegro; pero lo que tu hermano tuviere
tuyo, lo perdonará tu mano, para que así no haya en medio de ti mendigo; porque Jehová te bendecirá con abundancia en
la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la tomes en posesión,
si escuchares fielmente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y cumplir todos
estos mandamientos que yo te ordeno hoy.
Si alguien no había podido pagar una deuda es
porque realmente estaba en un estado de mucha necesidad. Y este perdón de deuda era una forma de ayuda
social para los más necesitados, al igual que para sanear la economía nacional.
En los tiempos bíblicos, cuando alguien pedía
prestado era porque no sólo no tenía dinero en efectivo sino que ya había
llegado a vender todo lo que tenía.
Pedir prestado era la última opción antes de ofrecerse como esclavo.
Cuando alguien incurría en una deuda, era bajo el entendido que si no lo podía
pagar, se comprometería a pagar su deuda con obra de mano, ya sea volviéndose
siervo del acreedor o enviando a sus hijos como esclavos hasta cubrir la deuda.
Así es como se podía caer en esclavitud
en Israel.
Hoy en día los préstamos son muy comunes, y la
gente los hace no sólo por necesidad sino para satisfacer deseos y gustos (tal
como extra-financiamiento para viajes y entretenimiento). Aunque hoy la deuda sea popular, desde la
perspectiva bíblica se considera indeseable.
(Proverbios 22:7) El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma
prestado es siervo del que presta.
En la cultura bíblica, la deuda era básicamente
por necesidad, y no por gusto.
Lo ideal es estar en la posición de prestar, y eso
es considerado una bendición.
(Deu. 15:6)
Ya que Jehová tu Dios te habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás
entonces a muchas naciones, mas tú no tomarás prestado; tendrás dominio sobre
muchas naciones, pero sobre ti no tendrán dominio.
En lugar de pedir préstamos y hacer fianzas (Prov.
22:26-27; Prov. 6:1-5), lo que la Biblia nos enseña es a ahorrar (Prov. 6:6-8).
En el Reino de Dios, el préstamo no debe ser la norma sino la excepción; y si
se da es porque hay una gran necesidad.
El mandamiento de perdonar la deuda cada siete años ayuda a aliviar las
penas económicas de los más necesitados, al igual que a sanear la economía a
nivel nacional.
NO CIERRES TU MANO
La ley de remisión de deudas podría llevar a
algunos a no querer dar préstamos, ya que cada siete años deben perdonar las
deudas. Por eso, la Biblia dice lo
siguiente:
(Deu. 15:7-11)
Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en
alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás
tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu
mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite. Guárdate de tener
en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de
la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle;
porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado. Sin
falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello
te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas.
Porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando,
diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.
Jesús dijo en el Sermón del monte:
(Mateo 5:42)
Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo
rehúses.
La necesidad puede venirle a cualquier persona en
cualquier momento, y no siempre se debe a malos manejos de las finanzas. Si vemos a un hermano en necesidad, debemos
echarle una mano para ayudarle a levantarse. A su vez, quien recibe el favor,
debe ser agradecido y retribuir a quienes le ayudaron tan pronto como
pueda.
Si se aplicarán estos principios en nuestras familias
y comunidades, la economía de nuestras naciones sería más sana.
En algunas sociedades, en lugar de ayudar al
necesitado, se aprovechan de él. Pero
Dios hace ver claramente que Él defenderá su causa.
(Proverbios 14:31) El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor; mas el
que tiene misericordia del pobre, lo honra.
(Proverbios 22:22-23) No robes al pobre, porque es pobre, ni quebrantes
en la puerta al afligido; porque Jehová juzgará la causa de ellos, y despojará
el alma de aquellos que los despojaren.
LIBERTAD DE ESCLAVITUD
Al perdonarse las deudas en el año séptimo,
también se dejaba en libertad a aquellos que hubieran caído en servidumbre o
esclavitud a causa de la deuda. En Israel no se fomentaba la esclavitud como en
las otras naciones. Si alguien caía en
servidumbre era porque ellos mismos se vendieron a causa de su propia
necesidad. Esto solía suceder cuando un
israelita pedía un préstamo, y parte del pago de la deuda era el trabajo como
esclavo, ya sea de él o de sus hijos.
Pero Dios instituyó que en Israel estos
“esclavos por deuda” serían liberados cada siete años.
(Deu. 15:12)
Si se vendiere a ti tu hermano hebreo o hebrea, y te hubiere servido
seis años, al séptimo le despedirás libre.
Al liberar al hermano endeudado, se le ayudaba también…
(Deu. 15:13-14) Y cuando lo despidieres libre, no
le enviarás con las manos vacías. Le
abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu era y de tu lagar; le darás de
aquello en que Jehová te hubiere bendecido.
Esta ayuda para el deudor liberado era para que
él y su familia pudieran levantar cabeza.
Si habían llegado al punto de servidumbre por deuda es porque ya no
tenían absolutamente nada. Se les
ayudaba para que pudieran salir adelante en esa nueva etapa.
Esta liberación de la deuda podría sonar
injusta para el acreedor, pero hay varios detalles que servían como consuelo:
(Deu. 15:18)
No te parezca duro cuando le enviares libre, pues por la mitad del costo
de un jornalero te sirvió seis años; y Jehová tu Dios te bendecirá en todo
cuanto hicieres.
1.
El pago de un
esclavo era menor al de un jornalero
2.
El Señor bendecirá a
quien obedezca esta ley.
Y también lo siguiente:
3.
Todos hemos sido
beneficiarios de la remisión de Dios; por lo tanto, si Dios nos pide hacer
esto, debemos hacerlo como muestra de agradecimiento a Él.
(Deu. 15:15) Y te acordarás de que fuiste siervo
en la tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te rescató; por tanto yo te mando
esto hoy.
ESCLAVITUD VOLUNTARIA
Al momento de dejar libres a los esclavos por
deuda, podía darse el caso que alguien prefiriera quedarse viviendo como
esclavo en lugar del riesgo que implica la libertad. Si alguien optaba por esa opción, debía
hacerlo bajo el entendido que era una decisión permanente y no temporal.
(Deu. 15:16-17) Si él te dijere: No te dejaré;
porque te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien contigo; entonces tomarás
una lesna, y horadarás su oreja contra la puerta, y será tu siervo para
siempre; así también harás a tu criada.
PARABOLA SOBRE EL PERDÓN DE DEUDAS
El concepto bíblico de “perdón de deudas” está
vinculado al principio de “perdón de faltas”.
Dios mismo nos ha dado el ejemplo de remisión al perdonarnos nuestros
pecados. Este mismo principio debemos
aprender a aplicarlo hacia el prójimo.
Para ilustrar esto, Jesús narró una parábola que nos enseña sobre la
perspectiva divina del perdón de deudas…
(Mat 18:23-35)
Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer
cuentas con sus siervos. Y comenzando a
hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía,
para que se le pagase la deuda. Entonces
aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y
yo te lo pagaré todo. El señor de aquel
siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de
sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus
pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él
no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se
entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había
pasado. Entonces, llamándole su señor,
le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de
tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?
Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase
todo lo que le debía. Así también mi
Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su
hermano sus ofensas.
CONSAGRACIÓN DEL PRIMOGÉNITO
La última parte del capítulo 15 habla sobre lo
que se debe hacer con todo primogénito del ganado…
(Deu. 15:19)
Consagrarás a Jehová tu Dios todo primogénito macho de tus vacas y de
tus ovejas; no te servirás del primogénito de tus vacas, ni trasquilarás el
primogénito de tus ovejas.
La forma de consagrar al primogénito era
ofrecerlo en el Templo, y luego comerlo…
(Deu.
15:20) Delante de Jehová tu Dios los
comerás cada año, tú y tu familia, en el lugar que Jehová escogiere.
Como ya mencionamos, “el lugar que Dios
escogió” es Jerusalén. Allí debía ser
llevado el primer nacido de las vacas y ovejas.
Esta ofrenda de lo primero está vinculada con el principio de poner a
Dios primero en todo.
¿Qué pasa si ese primer nacido de vaca y oveja
tenía algún defecto?—ya que no podía ofrecerse en el Templo algo que tuviere
alguna falta (Lev. 22:20; Deu. 17:1; Mal 1:8).
En ese caso, se debe hacer lo siguiente:
(Deu. 15:21-22)
Y si hubiere en él defecto, si fuere ciego, o cojo, o hubiere en él
cualquier falta, no lo sacrificarás a Jehová tu Dios. En tus poblaciones lo comerás; el inmundo lo mismo que el limpio comerán de
él, como de una gacela o de un ciervo.
También el primogénito defectuoso se va a
comer, pero no debe llevarse al Templo.
Ese se comerá localmente. Aquí se
vuelve a recordar que se puede comer la carne—pero SIN sangre…
(Deu.
15:23) Solamente que no comas su sangre; sobre la tierra la derramarás como agua.
Prov. 6:1-5 habla sobre sobre lo que hoy sería recomendar a alguien (trabajo, obra, ect), o ser garante de alguien, dice que si lo hiciste es mejor superar la vergüenza y retractarse de lo dicho lo antes posible porque esa persona puede dejarte mal.
ResponderEliminarProv. 22:26-27 expresa algo parecido a lo anterior, recomienda no ser garante especialmente si tu no tienes para pagar cuando la persona falle en sus cuotas.