El libro de Daniel comienza ubicándonos en el contexto histórico de ese tiempo:
(Daniel 1:1) En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió.
El rey Joacim fue uno de los últimos reyes de Judá. Durante su reinado, Judá era vasallo de Egipto, pagando impuestos al Faraón. Pero en ese tiempo, se levantó otro imperio, Babilonia, que mandó a su ejército a conquistar la región.
TRES SITIOS A JERUSALÉN
En tres ocasiones, el rey de Babilonia (Nabucodonosor) puso sitio contra Jerusalén; y tras cada sitio, llevó población cautiva:
Año a.C.
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Rey de Judá
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Quiénes fueron llevados cautivos:
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605 a.C.
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Joacim
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Nobles y miembros de la familia real
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597 a.C.
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Joaquín (Jeconías)
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Guerreros y artesanos
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586 a.C.
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Sedequías
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Toda la población, excepto Jeremías y los débiles
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Daniel llegó a Babilonia en el primer exilio (605 a.C.). Seguramente él no merecía ser llevado cautivo porque él era un hombre temeroso de Dios; sin embargo, Dios lo permitió porque en ese exilio llevaron a los judíos al palacio del rey, y de esa forma se le abrieron puertas que no tuvieron los que llegaron después.
En Babilonia, Daniel estuvo en una posición de privilegio, sirviendo durante 70 años bajo cuatro reyes, en dos imperios (Babilonia y Medo-persia). Nadie pudo mover a Daniel de su liderazgo porque Dios lo puso allí. Pero a su alrededor, reinos cayeron, imperios surgieron para luego caer ante otros. Mejor que ningún otro personaje bíblico, Daniel entendió que Dios quita y pone reyes para cumplir sus propósitos divinos. El testimonio en las palabras de Daniel es el siguiente:
(Daniel 2:21) Él es quien cambia los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes; da sabiduría a los sabios, y conocimiento a los entendidos.
CHOQUE DE PODERES
En tiempos antiguos, las guerras no eran sólo entre reyes, sino también “entre dioses”. Antes de ir a la guerra, los reyes ofrecían sacrificios a su dios nacional para que los favoreciera en la batalla. Esto lo vemos reflejado en la historia de Daniel, cuando el ejército de Babilonia conquista Jerusalén:
(Daniel 1:2) Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios.
Los babilonios se llevaron los tesoros del Templo de Jerusalén y los pusieron en el Templo en Sinar. El botín no es sólo material, sino también religioso, ya que era una forma de decir que los dioses de los victoriosos son más poderosos que los dioses del pueblo derrotado.
Sin embargo, Daniel aclara que fue “el Señor” (Jehová, Dios de Israel) quien entregó a Israel a sus enemigos. La razón por la que Israel perdió la guerra contra Babilonia no fue porque los enemigos ni sus dioses fueran más poderosos, sino porque Israel pecó grandemente, y sin arrepentimiento.
(2 Reyes 21:14-15) Abandonaré al remanente de mi heredad y los entregaré en mano de sus enemigos, y serán para presa y despojo para todos sus enemigos; porque han hecho lo malo ante mis ojos, y han estado provocándome a ira desde el día en que sus padres salieron de Egipto, hasta el día de hoy.
Entre los pecados que Israel cometió están: idolatría (adulterio espiritual), adivinaciones, hechicerías, sacrificio de hijos, contaminación del Templo, etc. (1 Reyes 21:1-18). Cayeron cautivos por su propio pecado, y Jehová fue quien dictaminó la sentencia.
Un caso similar ocurrió al final del tiempo de los Jueces en Israel (1 Samuel 4 al 6). Dios permitió que los filisteos capturaran el Arca de Pacto, y la llevaran al templo de Dagon, dios filisteo. El Señor lo permitió porque el sacerdocio había caído en gran corrupción en Israel (con los hijos de Eli—1 Samuel 2). Sin embargo, Dios no permitió que se burlaran de El, y destruyó la imagen del dios filisteo y trajo una plaga sobre las ciudades de los enemigos. Más adelante en la historia de Daniel veremos que también Babilonia será juzgada por tratar con liviandad las cosas santas del Dios de Israel (Daniel 5).
PRÍNCIPES DE JUDÁ EN BABILONIA
Daniel fue llevado a Babilonia junto con la nobleza de Jerusalén, tal como había sido advertido por los profetas (2 Reyes 20:17-18).
(Daniel 1:3) Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes.
Lo que se traduce como “linaje real”, en hebreo es: Zera HaMeluka, que literalmente significa: simiente de la realeza. El historiador Josefo señala que Daniel venía de la línea de Sedequías, uno de los últimos reyes de Judá.
La nobleza de Jerusalén fue llevada cautiva, y de todos ellos, sólo unos pocos fueron elegidos para servir en el palacio de Babilonia.
LOS ELEGIDOS
En sus conquistas, el rey de Babilonia no sólo tomaba prisioneros de guerra para los trabajos pesados, sino que buscaba a la gente más hábil e inteligente de cada nación para sacarles provecho. El rey de Babilonia no sólo buscaba la riqueza material, sino también intelectual y aún espiritual; y al tener en su palacio lo mejor de todas las culturas, haría de Babilonia el imperio más poderoso e invencible.
Cuando el ejército babilónico conquistó Jerusalén, Nabucodonosor pidió que llevaran a los mejores del Reino de Judá. Muchos nobles judíos fueron llevados a Babilonia, pero no todos fueron elegidos para servir en el palacio. Antes debían pasar por ciertas pruebas y asegurarse que llenaban los siguientes requisitos:
(Daniel 1:4) …muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos.
Luego de pasar la selección, los elegidos debían ser entrenados para trabajar en el palacio. Daniel estaba entre ellos.
POSICIÓN PRIVILEGIADA
Daniel no merecía ser llevado cautivo, pues él era un hombre temeroso de Dios, tal como lo demostró a lo largo de su vida. Ante eso, podríamos preguntarnos: ¿por qué Dios permitió que el justo pagara por los pecadores? Aunque suene injusto, al final resultó ventajoso para Daniel ya que lo puso en una posición de privilegio. El no fue llevado como esclavo para hacer trabajo forzado, sino que llegó directo al palacio del rey. Como veremos, Dios lo va a colocar en una posición de liderazgo e influencia sin igual, en el imperio más poderoso de ese tiempo, de forma similar a José en Egipto.
Aunque Daniel sirvió a los reyes de Babilonia, en realidad él estaba sirviendo a Dios y a sus planes. Daniel obedeció a las autoridades terrenales, pero a quien sirvió sobre todo lo demás fue a Dios y a sus planes eternos.
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muchas gracias por el estudio. me encanta estudiar la Biblia con usted. muchas bendiciones.
ResponderEliminarPodrías recomendar otros recuros, con estudios de libros completos de la biblia similares a este?
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