sábado, 4 de abril de 2020

DANIEL 1:5-20. Propuso no contaminarse

La Biblia nos habla de cuatro jóvenes del Reino de Judá que fueron elegidos para servir en el palacio de Nabucodonosor, el rey más poderoso de la historia.
(Daniel 1:6) Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá.

A Babilonia le gusta tomar lo mejor del mundo, porque supuestamente está a favor de la “diversidad”; pero al final lo que busca es asimilar a todos a su sistema, que considera como lo mejor del mundo. Como parte de eso, a los judíos cautivos les fue cambiado el nombre.
(Daniel 1:7) A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego.

Los nombres originales de estos jóvenes estaban relacionados con el Dios de Israel; pero en Babilonia les fueron dados nuevos nombres relacionados con las deidades locales. 

Nombre hebreo
significado
Nuevo nombre
significado
DANIEL
Dios es mi juez
Beltsasar
Bel protegerá
ANANIAS
Jehová ha favorecido
Sadrac
Escriba, inspirado de Aku
MISAEL
Quien es lo que Dios
Mesac
Que pertenece a Aku
AZARÍAS
Jehová ha ayudado
Abed-nego
Siervo de Nego

Daniel fue llamado “Beltsasar” en la corte de Babilonia, pero él nunca se llamó asimismo de esa manera. El se propuso guardar su identidad; Daniel vivió y sirvió en Babilonia, pero él nunca dejó de identificarse como israelita.

FIEL A JEHOVÁ
Daniel sirvió al rey de Babilonia con excelencia, pero su lealtad primordial siempre fue con Jehová, el Dios de Israel. Un ejemplo de esto lo vemos en la comida…

A todos los que servían al rey de Babilonia se les daban la mejor comida del reino, similar a lo que comía el rey en su mesa.
(Daniel 1:5) Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey.

Aunque esto fuera un gran privilegio, para Daniel no era aceptable, ya que todos sabían que la carne y el vino del rey era ofrecida a los ídolos paganos antes de ser servida a la mesa. Daniel estaba en Babilonia, y no podía salir de allí; pero tomó la decisión de no asimilarse ni abandonar su fe. Antes de comer algo prohibido por Dios, él tomó el riesgo de apelar a la autoridad.
(Daniel 1:8) Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.

Esta decisión podía ser cuestión de vida o muerte para el siervo hebreo, pero Dios le ayudó concediéndole gracia ante sus jefes. 
(Daniel 1:9) Dios concedió a Daniel hallar favor y gracia ante el jefe de los oficiales.

Daniel se propuso en su corazón no contaminarse con la comida de Babilonia. La obediencia es una decisión intencional, no un “accidente” (2 Cro. 12:14); la santidad no se alcanza por coincidencia, sino que es fruto de determinación y consistencia.

DIFERENTE AL MUNDO
En el palacio del rey, la sabiduría babilonia decía que era mejor comer carne y vino; y para ellos era aún mejor si la comida era dedicada a los ídolos, porque creían que eso les traería un beneficio espiritual (Daniel 1:10). 

En contraste, la sabiduría divina llevó a Daniel a proponer una dieta basada en vegetales y legumbres (la dieta del Jardín del Edén—Gen. 1:29), y agua en lugar de vino. Aún más importante, su comida estaría sin contaminación espiritual.
(Daniel 1:11-14) Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas. Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días.

Los resultados fueron positivos y muy visibles…
(Daniel 1:15-16) Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.

MEJORES RESULTADOS
Durante tres años, Daniel y sus amigos fueron entrenados y preparados para servir en el palacio de Babilonia. Aprendieron el idioma, la cultura, ciencia y sabiduría propia de Babilonia. Al cabo de ese tiempo, debían pasar el examen final con una entrevista con el rey. Los siguientes versículos nos cuentan cuál fue el resultado para los jóvenes judíos:
(Daniel 1:18-20) Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.

VENTAJA COMPARATIVA
¿Por qué Daniel y los jóvenes judíos aventajaron tanto a las personas de otras naciones y culturas?
La ventaja de Daniel no sólo era la dieta especial o la cultura o religión. El secreto de los judíos es que ellos conocen al Dios verdadero, Jehová. Conocen cómo funciona la creación porque conocen al Creador; saben cómo opera el ámbito espiritual, porque tienen relación con el Espíritu de Dios; conocen cómo funciona mejor una sociedad, porque conocen cuál es el orden que Dios estableció para que nos vaya bien.

Esta ventaja comparativa de Israel está explicada en los siguientes versículos:
(Deu. 4:5-8) Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos tal como el SEÑOR mi Dios me ordenó, para que los cumpláis en medio de la tierra en que vais a entrar para poseerla. Así que guardadlos y ponedlos por obra, porque esta será vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos que al escuchar todos estos estatutos, dirán: "Ciertamente esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente." Porque, ¿qué nación grande hay que tenga un dios tan cerca de ella como está el SEÑOR nuestro Dios siempre que le invocamos? ¿O qué nación grande hay que tenga estatutos y decretos tan justos como toda esta ley que hoy pongo delante de vosotros?

Daniel y sus amigos no tenían la ventaja por tener un coeficiente intelectual alto o por tener habilidades especiales, sino por conocer a Dios. El fue quien les dio conocimiento y también entendimiento. Lo que Babilonia les enseñó, Dios les ayudó a interpretar a la luz de la verdad eterna.
(Daniel 1:17) A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.

Así como Daniel se propuso no contaminarse con la comida del rey, también se cuidó de no contaminarse con la cultura y la mentalidad de Babilonia. Ellos adquirieron conocimiento sin perder el discernimiento espiritual. Daniel siguió siendo un verdadero israelita, hijo de Dios, en medio de una cultura ajena al verdadero Dios. Daniel estaba en Babilonia, pero no se asimiló a Babilonia.

EN INTEGRIDAD
Daniel y sus tres amigos judíos vivieron en integridad ante Dios, y por eso el Señor los respaldó.
(Salmo 25:21) La integridad y la rectitud me preserven, porque en ti espero.

La palabra “integridad” viene de una palabra en latín que significa: “entero, completo”. Una persona íntegra es la que se comporta bien y correctamente, sin importar donde está o con quien está. Lo que uno tiene adentro, lo proyecta hacia fuera. Es lo contrario a ser de “doble ánimo” (a veces sí, y a veces no).

Lección anterior: Daniel 1:1-4 
Próxima lección: Daniel 2:1-23

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