domingo, 26 de agosto de 2018

2 SAMUEL 6:1-11. Traslado del Arca del Pacto


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(Referencia: 1 Crónicas 13:5-14)

Después de establecer la capital de su reino en Jerusalén (la ciudad elegida por Dios), David se dispuso a llevar el Arca del Pacto a la ciudad. Esto era importante porque el Arca del Pacto representa la Presencia de Dios (Exo. 25:10-22).
(Éxodo 25:22) Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.

En cierta forma, el Arca del Pacto había quedado olvidada por el pueblo. Luego que ésta fue capturada por los filisteos y fue devuelta milagrosamente (1 Samuel 4-6), el Arca quedó en la casa de un levita, en el pueblo de Quiriat-jearim (hoy Abu Gosh), a unos 15 kilómetros de Jerusalén, donde permaneció por muchos años.
(1 Samuel 7:1-2) Vinieron los de Quiriat-jearim y llevaron el arca de Jehová, y la pusieron en casa de Abinadab, situada en el collado; y santificaron a Eleazar su hijo para que guardase el arca de Jehová. Desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte años; y toda la casa de Israel lamentaba en pos de Jehová.

El Arca ya no fue devuelta al Tabernáculo en Silo, porque éste cayó en desuso después de la muerte de Eli y sus hijos. Pero David era un hombre conforme al corazón de Dios, y él deseaba que la Presencia de Dios estuviere en Jerusalén. Pero antes de tomar la decisión final, consultó con los líderes de Israel.
(1 Crónicas 13:1-4) Entonces David tomó consejo con los capitanes de millares y de centenas, y con todos los jefes. Y dijo David a toda la asamblea de Israel: Si os parece bien y si es la voluntad de Jehová nuestro Dios, enviaremos a todas partes por nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de Israel, y por los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y ejidos, para que se reúnan con nosotros; y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella. Y dijo toda la asamblea que se hiciese así, porque la cosa parecía bien a todo el pueblo.


Ya teniendo confirmación y consejo que su deseo era bueno, David organizó una procesión para trasladar el Arca a Jerusalén.
(2 Samuel 6:1-2) David volvió a reunir a todos los escogidos de Israel, treinta mil. Y se levantó David y partió de Baala de Judá con todo el pueblo que tenía consigo, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que mora entre los querubines.

No fue una reunión pequeña, sino una celebración masiva a la cual fueron invitados los principales líderes de toda la nación.

UN GRAVE ERROR
Hasta este momento todo iba bien con los planes de David, pero tristemente cometieron un grave error, ya que no se asesoraron bien sobre la forma en que debían trasladar el Arca. Las instrucciones de Dios señalan claramente que cuando se transportara el Arca, ésta primero debía ser cubierta con las telas del Tabernáculo, no expuesta a la vista.
(Números 4:5) Cuando haya de mudarse el campamento, vendrán Aarón y sus hijos y desarmarán el velo de la tienda, y cubrirán con él el arca del testimonio.

Después de ser cubierta, el Arca debía ser cargada sobre los hombros de los levitas (no sobre carros ni animales de carga).
(Éxodo 25:13-14) Harás unas varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro. Y meterás las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas.

La Ley de Dios (heb. Torá) advierte sobre el peligro que se corre si no se siguen estas instrucciones:
(Números 4:15) Y cuando acaben Aarón y sus hijos de cubrir el santuario y todos los utensilios del santuario, cuando haya de mudarse el campamento, vendrán después de ello los hijos de Coat para llevarlos; pero no tocarán cosa santa, no sea que mueran.

Esto nos hace preguntar si los levitas de la Casa de Abinadab se habían instruido sobre la forma en que el arca debía ser transportada, ya que ellos no siguieron las instrucciones bíblicas. En lugar de hacerlo como la Ley de Dios dice, lo hicieron al estilo de los filisteos, quienes muchos años atrás enviaron el arca sobre un carro nuevo halado por animal de carga (1 Samuel 6:7-5).
(2 Samuel 6:3-4) Pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en el collado; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo. Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab, que estaba en el collado, con el arca de Dios, Ahío iba delante del arca.

No sabemos si el error del transporte por carro fue por ignorancia o por desestima de los levitas; pero lo que la Biblia sí nos informa es que David sabía que los levitas eran quienes debían transportarla.
(1 Crónicas 15:15) Entonces dijo David: El arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para que lleven el arca de Jehová, y le sirvan perpetuamente.

El rey David pensaba que todo marchaba bien. Y él estaba disfrutando plenamente de la procesión, sin sospechar lo que estaba a punto de suceder.
(2 Samuel 6:5) Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.

LA TRAGEDIA
Debido a que el Arca estaba siendo transportada en carro en lugar de los hombros de los levitas, llegó un punto en el camino en que el Arca estaba a punto de caer por la irregularidad del terreno. Instintivamente, uno de los hijos de Abinadab levantó su mano para sostener el Arca y evitar que cayera, sin pensar en las consecuencias de tocar lo que es santo (Num. 4:15).
(2 Samuel 6:6-7) Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaban. Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios.

Esta tragedia detuvo de inmediato la procesión y la celebración. Y David tuvo dos reacciones ante la tragedia: primero, tristeza; luego, temor de Dios.
(2 Samuel 6:8-10) Y se entristeció David por haber herido Jehová a Uza, y fue llamado aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy. Y temiendo David a Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová? De modo que David no quiso traer para sí el arca de Jehová a la ciudad de David; y la hizo llevar David a casa de Obed-edom geteo.

Seguramente David se quedó meditando si había sido buena idea llevar el Arca a Jerusalén. Y en realidad, el plan era bueno y agradable a Dios. Lo que no había sido correcto es la forma en que se estaba haciendo. En la vida de fe, lo que cuenta no son “las intenciones” sino la obediencia; sobre todo, cuando se trata de las cosas santas, debemos tener cuidado de hacer las cosas como Dios manda.

El problema en esta historia no era “el Arca” en sí, sino la forma en que fue transportada. Y para revelar esto, el Señor bendijo la casa del hombre que recibió el Arca.
(2 Samuel 6:11) Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.

En la próxima entrada veremos que David tendrá una segunda oportunidad de llevar a cabo el buen plan de la forma correcta…


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