(Referencia:
1 Crónicas 11:1-3)
Finalmente
llegó el momento en que todas las tribus de Israel reconocieron a David como
rey. Los líderes de cada tribu se reunieron en Hebrón para proclamar a David
como el rey de todo Israel.
(2
Samuel 5:1-3) Vinieron todas las
tribus de Israel a David en Hebrón y hablaron, diciendo: Henos aquí, hueso tuyo
y carne tuya somos. Y aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre
nosotros, eras tú quien sacabas a Israel a la guerra, y lo volvías a traer. Además,
Jehová te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe
sobre Israel. Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en
Hebrón, y el rey David hizo pacto con ellos en Hebrón delante de Jehová; y
ungieron a David por rey sobre Israel.
Las
tribus de Israel no sólo aceptaron a David como rey, sino que reconocieron que
fue Jehová quien lo eligió. Aproximadamente quince años atrás, el profeta
Samuel había ungido a David como el próximo rey, y finalmente el pueblo lo reconoció
y lo recibió. El Señor escogió específicamente a ese joven pastorcito porque él
era la persona indicada para “apacentar” a Su pueblo Israel.
(Salmo
78:70-72) Eligió a David su siervo, y lo tomó
de las majadas de las ovejas; de tras las paridas lo trajo, para que apacentase
a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad. Y los apacentó conforme a la
integridad de su corazón, los pastoreó con la pericia de sus manos.
La
Biblia señala la edad en la que David comenzó a reinar (que coincide cuando
Jesús inició su ministerio).
(2
Samuel 5:4-5) Era David de treinta
años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años. En Hebrón reinó sobre
Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre
todo Israel y Judá.
TOMA DE JERUSALÉN
(Referencia:
1 Crónicas 11:4-9)
Siete
años después de reinar en Hebrón, Dios puso en David el deseo de conquistar
Jerusalén, que en ese tiempo se conocía como Jebus (ciudad de los jebuseos).
Este paso era muy importante, ya que Jerusalén es la elección de Dios como
capital del Reino de Dios en la Tierra. La Biblia dice que es el lugar en el
cual Dios puso Su Nombre, como señal de pertenencia (1 Reyes 14:21; 1 Reyes
1:13; 1 Reyes 9:1-3). Allí será construida la “Casa de Dios” (el Templo), y
será la capital del Reino mesiánico.
(1
Reyes 11:36) Y a su hijo daré una tribu, para que
mi siervo David tenga lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad
que yo me elegí para poner en ella mi nombre.
Jerusalén
se encuentra ubicada en el centro de Israel, en el área montañosa. Pero hasta
ese momento no había sido conquistada, ni por Josué ni los jueces, ni nadie
había logrado tomarla porque era una ciudad amurallada. Por eso, los habitantes
locales, los jebuseos, estaban confiados, creyendo que su ciudad era
impenetrable.
(2
Samuel 5:6) Entonces marchó el rey
con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que moraban en aquella tierra;
los cuales hablaron a David, diciendo: Tú no entrarás acá, pues aun los ciegos
y los cojos te echarán (queriendo decir: David no puede entrar acá).
Los
jebuseos se burlaron de David, diciendo que aún los ciegos y los cojos lo
expulsarían. Pero la broma se les reviró. Dios le dio a David la estrategia de
cómo incursionar en la ciudad: En ese tiempo, la fuente de agua de la ciudad
quedaba afuera de la muralla, la cual era canalizada por un túnel o canal; y fue
por esa vía que el ejército de David logró penetrar en la ciudad y tomarla.
(2
Samuel 5:7-8) Pero David tomó la
fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David. Y dijo David aquel día: Todo
el que hiera a los jebuseos, suba por el canal y hiera a los cojos y ciegos
aborrecidos del alma de David. Por esto se dijo: Ciego ni cojo no entrará en la
casa.
Luego
de tomar Jerusalén, David trasladó allí la capital de su reino.
(2
Samuel 5:9) Y David moró en la
fortaleza, y le puso por nombre la Ciudad de David; y edificó alrededor desde
Milo hacia adentro.
A
partir de este momento, el reino de David comenzó a tener su época dorada. Y
esto era reflejo de una buena relación con Dios (contrario a la experiencia de
Saúl).
(2
Samuel 5:10) Y David iba
adelantando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos estaba con él.
Me han educado mucho tus estudios, al menos he estafado todo samuel con este blog
ResponderEliminarMuy claro! Me encantaria si un esplicacion mas detallada del vs 8 porque no lo entiendo mucho!
ResponderEliminarSALUDOS!
Aleluya
ResponderEliminar