Como vimos en el
capítulo anterior, cuando los israelitas salieron de Egipto, Dios los guió a
través del desierto, en lugar de llevarlos por el camino más transitado (Exo.
13:17-18). El Señor los llevó por el desierto para enseñarles lo que necesitan
aprender antes de entrar a la Tierra Prometida.
La Redención no sólo
consiste en salir de la esclavitud, sino en aprender a vivir en libertad. Los israelitas fueron liberados de las cargas
pesadas de Egipto, pero ahora debían aprender a vivir como hombres libres. Dios no los libertó para que hicieran lo que
quisieran; los redimió y pagó el precio
de su libertad, para hacerlos su pueblo escogido. ¿Qué hubiera pasado si ellos hacen lo que quisieran? De seguro hubieran vuelto a caer esclavos.
Dios no sólo los
llevó por el camino más largo e intransitable, sino que además les hizo acampar
en un lugar cerrado.
(Exo. 14:1-2) Y Jehová habló a Moisés,
diciendo: Habla a los hijos de Israel que den la vuelta, y acampen delante
de Pihahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis,
junto al mar.
El lugar donde
acamparon por primera vez fue Pi-hahirot, que literalmente significa
“boca de los desfiladeros”. Era una especie de valle ubicado a las orillas del
Mar Rojo y a la sombra de unas planicies altas (Migdol, lit. torre). En
cierta forma, era como un callejón sin salida.
¿Por qué Dios los
llevó a través de ese cañón que desembocaba en el Mar Rojo, sin una salida
visible? La respuesta es: porque tenía una lección que enseñarles allí.
Dios le reveló a
Moisés que tenía un plan sorpresivo para Israel en ese lugar:
(Éxodo 14:3-4a) Porque Faraón
dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha
encerrado. Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré
glorificado en Faraón y en todo su ejército; y sabrán los egipcios que yo soy
Jehová.
Cuando los
israelitas creían que ya se habían librado del Faraón, Dios vuelve a atraerlo
porque todavía había una lección que aprender.
Por última vez, el
Señor va a endurecer (Jazak, lit. fortalecer) el corazón
del Faraón. ¿Con qué propósito? El
versículo cuatro explica que será para que "Dios sea glorificado" (heb.
Kavad,
también: honrar). Y también para que los egipcios sepan quién es Jehová.
Uno hubiera pensado
que después de las diez plagas, los egipcios ya se habrían dado cuenta del
poder de Dios; pero evidentemente aún no lo reconocían. El dolor de la pérdida
de los primogénitos ablandó el corazón del Faraón para dejar ir a los
israelitas. Pero ese sentimiento no le duró mucho; el dolor se tornó en cólera
cuando se enteró que los israelitas no iban sólo a un paseo, sino que salieron
de las fronteras para no volver jamás.
(Éxodo 14:5) Y fue dado
aviso al rey de Egipto que el pueblo huía: y el corazón de Faraón y de sus
siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber
dejado ir a Israel, para que no nos sirva?
La reacción
inmediata del Faraón fue perseguirlos. Y fue acompañado de su poderoso ejército para
hacerlos volver.
(Éxodo 14:6-7) Y unció su
carro, y tomó consigo a su pueblo; y tomó seiscientos carros escogidos, y todos
los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos.
Aún esto era parte
del Plan de Dios. Como ya mencionamos, Dios propició esta persecución porque
todavía había algo que aprender de ello.
(Éxodo 14:8) Y Jehová
endureció el corazón de Faraón rey de Egipto, y siguió a los hijos de Israel;
pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa.
El Faraón creía
tener la fuerza y el poder de su lado, al ir acompañado por el ejército más
poderoso de esos tiempos. Pero quienes realmente tenían la ventaja eran los
israelitas, ya que de su lado estaba la "mano poderosa" (heb. B'Yad
Ramá, lit. mano levantada, exaltada) de Jehová de los ejércitos.
ENTRE LA ESPADA Y LA PARED
Cuando los egipcios
alcanzaron a los israelitas, ellos estaban en un callejón sin salida, en Pi-hahirot
(lit. boca de los desfiladeros).
(Éxodo 14:9) Siguiéndolos,
pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a
caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampando junto al mar, al lado de
Pihahirot, delante de Baal-zefón.
En cierta forma, los
israelitas quedaron entre la espada y la pared, con el ejército egipcio descendiendo por el cañón y por el otro lado frenados por el Mar Rojo. No podían huir, aunque
lo hubieran intentado.
(Éxodo 14:10) Y cuando Faraón
se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí los egipcios
que venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera,
y clamaron a Jehová.
Si el clamor de los
israelitas hubiera sido un grito de socorro y una petición de ayuda, hubiera
estado bien. Lastimosamente lo que salió de su corazón fue un reclamo más que
una petición:
(Éxodo 14:11-12) Y dijeron a
Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en
el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de
Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir
a los egipcios? Que mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir en el
desierto.
Ya vamos viendo que
no sólo los egipcios necesitaban aprender del encuentro en el Mar Rojo.
LECCIÓN PARA ISRAEL
Dios permitió que el
Faraón persiguiera a los israelitas porque también ellos necesitaban aprender
una lección a las orillas del Mar Rojo. Los israelitas ya habían salido de
Egipto, pero Egipto aún no había salido de sus corazones.
Los israelitas parecían
estar sufriendo lo que se conoce como “Síndrome de Estocolmo”, en el que
las víctimas llegan a creer que sus opresores son sus salvadores. Este mal
recibe ese nombre por lo que ocurrió en un secuestro en Estocolmo: unos
terroristas tuvieron a un grupo de rehenes a quienes maltrataron física y
emocionalmente; pero luego de su liberación, los rehenes hablaron maravillas de
sus captores. Los psicólogos explican que los prisioneros se acostumbran a su
cautividad, y aún llegan a apreciar a los captores porque con ellos se sienten
seguros.
De forma similar,
los israelitas llegaron a acostumbrarse a la vida de esclavitud en Egipto,
donde se sentían seguros. Aunque vivían en condiciones de miseria y maltrato, nunca
les faltó comida ni techo. Sus necesidades eran cubiertas, y no debían tomar
decisiones arriesgadas. Por eso aún tenían una dependencia emocional hacia
Egipto. Israel necesitaba aprender a vivir en libertad, la cual conlleva riesgo
y responsabilidad propia.
Recién salidos de
Egipto, los israelitas todavía tenían mentalidad de esclavo, y no estaban
preparados para entrar y conquistar la Tierra Prometida. Llevaban armas de
guerra (Exo. 13:17-18), pero todavía necesitaban cambiar su mente para estar
preparados para el día de la batalla. Por eso Dios los llevó por el desierto,
para transformar su mente y fortalecer su fe en Dios.
PRUEBAS EN EL DESIERTO
En su reacción al
ver el ejército egipcio, los israelitas mostraron que tenían más miedo del
Faraón que de Jehová (Exo. 14:11-12). Por eso, Dios les preparó varias pruebas
en el camino—no para que “cayeran”, sino para que las superaran y subieran de
nivel, para que cortaran su dependencia a Egipto, y comenzaran a confiar
plenamente en Dios. Si el Señor permite que pasemos por pruebas, es para nuestra
edificación (Sant. 1:2-4).
En esta etapa
inicial en el desierto, Dios llevará a Israel a enfrentar ciertas pruebas como
parte del entrenamiento de fe:
LUGAR
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SUCESO
|
Mar Rojo (cap. 14)
|
Persecución del
ejército egipcio
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Mara (cap. 15)
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Agua amarga
|
Desierto de Sin (cap.
15)
|
Falta de alimento
|
Refidim I (cap. 17)
|
Falta de agua
|
Refidim II (cap.
17)
|
Ataque armado
|
Aunque esos eventos
son de diversa naturaleza, todos comparten una meta en común: preparar a los
israelitas para recibir la instrucción de Dios, de cómo el Pueblo de Dios debe
vivir. Los israelitas estaban antes acostumbrados a ser esclavos del Faraón,
pero ahora debían convertirse en siervos de Jehová.
En la próxima
entrada terminaremos de ver la lección en el Mar Rojo...
Interesante estudio. Muchas gracias por su aportaciòn para mi enriquecimiento. Bendiciones.
ResponderEliminarSiempre la palabra de dios plasmada en su libro sagrado nos enseña la vida misma con nuestras mismas experiencia. Bendiciones
ResponderEliminarbuena enseñanza
ResponderEliminarUna buena aplicación a nustras vidas y a nustro colectivo como nación...el dìa que aorendan a dejar de tener el complejo de Stocolmo, PR comenzará verdaderamente de su exclavitud.....
ResponderEliminarBendiciones muy bonito
ResponderEliminarExcelente explicación... El señor cada día sea revelandose en usted y através de usted!!!!
ResponderEliminarGracias, me ayudó mucho este estudio. Que el Señor los siga usando para la edificación de la Iglesia
ResponderEliminarPrecioso.Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarExcelente estudio me ayudo muchísimo. Que Dios la bendiga y la prospere!!!!
ResponderEliminarExcelente explicación
ResponderEliminarExcelente Estudio. Bendiciones
ResponderEliminarExcelente estudio, que el Señor la siga llenando de salud, bendiciones y sabiduría.
ResponderEliminarEXELENTE
ResponderEliminarExcelente estudio!! Dios le continue bendiciendo!
ResponderEliminarExcelente estudio! Bendiciones!
ResponderEliminarMuy claro y edificante, bendiciones
ResponderEliminarMuy buena palabra bien explicada
ResponderEliminarMuy buena la enseñanza
ResponderEliminarMuchas gracias por este comentario,
ResponderEliminarEs de mucha bendición adquirir mayor conocimiento. Dios le siga usando para su Honra y Gloria’