Como mencionamos en la introducción, el capítulo 5 habla sobre ciertos problemas que pueden afectar a la comunidad; entre ellos, está el adulterio, y de ello hablaremos en este episodio…
En una relación de pareja, no hay nada más destructivo que la infidelidad. Por eso, el castigo por haber cometido adulterio es la pena capital.
(Levítico 20:10) Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.
(Deut. 22:22) Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel.
La Biblia dictamina la pena de muerte para el hombre y la mujer que sean atrapados en adulterio. Sin embargo, para llegar al punto de condenarlos, tiene que haber pruebas, es decir, el testimonio de dos o más testigos.
SOSPECHA, SIN PRUEBAS
Pero, ¿qué pasa si hay sospechas de adulterio, pero no se tienen pruebas? Éste es el caso que trata la última sección del capítulo 5:
(Números 5:11-13) También Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel, y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto.
El esposo no puede hacer justicia con su mujer porque no hay pruebas ni testigos. Sin embargo, el conflicto marital persiste, porque las dudas y los celos provocarán división y conflicto en la pareja.
(Números 5:14) si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado.
Este es un asunto delicado que difícilmente puede ser resuelto por las partes involucradas, ya que ambos dan un testimonio diferente, pero no existe la certeza dado que no hay testigos. Sólo hay sospechas. Estas sospechas pueden apuntar a una falta real, pero también puede tratarse de celos infundados.
No sólo el adulterio, sino los celos pueden destruir un matrimonio. Pero, ¿qué pasa si los celos son infundados? La solución que presenta la Biblia es llevar el caso ante un sacerdote para ser juzgado por Dios.
Lo primero que debe hacer la pareja es presentar una ofrenda por el pecado (ya sea por adulterio o por los celos).
(Números 5:15) entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado.
Al juzgar este caso, se descubrirá una de dos injusticias:
- La injusticia si el hombre está acusando falsamente a su esposa, porque tiene celos enfermizos o infundados.
- La injusticia si efectivamente la mujer ha traicionado a su esposo a sus espaldas, y no quiere admitir su pecado.
¿Cómo se puede resolver este caso? Sin testigos, no hay forma humana que se pueda hacer justicia. Por eso, para resolverlo, Dios propone un ritual en el que Él mismo intervendrá para sacar a luz la verdad y hacer justicia, lo que implica castigar al injusto y librar al inocente.
RITUAL DE LA LEY DE CELOS
El ritual para estos casos se conoce como: “Ley de Celos”. A continuación describimos los pasos que se deben seguir en el ritual:
a. Mujer ante Dios. La mujer se presenta ante el sacerdote, con la conciencia que se presenta ante Dios.
(Num. 5:16) Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga delante de Jehová.
b. Vaso de agua para el ritual. El sacerdote prepara un vaso de agua con polvo del suelo del tabernáculo, que es tierra santa.
(Num. 5:17) Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua.
c. Cabeza descubierta y ofrenda en las manos. El sacerdote descubre la cabeza de la mujer, y coloca la ofrenda sobre sus manos, haciéndole consciente de que está delante de Dios, y tendrá que dar cuentas a Él.
(Num. 5:18) Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición.
d. Declaración y juramento. El sacerdote declara las consecuencias que vendrán sobre la mujer si ella fuere culpable. La mujer debe aceptar las consecuencias bajo juramento.
(Num. 5:19-23) Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición; mas si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche; y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén.
e. Maldición escrita y diluida en el agua. El sacerdote escribirá la maldición, y luego meterá el papel en el vaso de agua, diluyendo así lo escrito en el agua. Esas son las aguas amargas que la mujer tendrá que beber.
(Num. 5:23-24) El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas; y dará a beber a la mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar.
f. Se presenta el caso ante Dios. Por último, el sacerdote presentará el caso ante Dios, para que sea Él quien juzgue, exponga al culpable y al inocente, y ejecute el juicio.
(Num. 5:25-26) Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, y la mecerá delante de Jehová, y la ofrecerá delante del altar. Y tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda en memoria de ella, y lo quemará sobre el altar, y después dará a beber las aguas a la mujer.
El resultado no lo determinan los hombres, sino Dios, quien ve todo desde el Cielo y nada le es oculto (Luc. 12:2-3; Luc. 8:17; Ecl. 12:14).
RESULTADO
Luego de un tiempo, se verá el resultado del ritual, y se hará evidente a quien le corresponde la culpa y a quien la inocencia en este caso:
> Si la mujer es CULPABLE = ella sufrirá transformación física, con vientre hinchado y la cadera caída. Y esta enfermedad puede llegar a provocar aún la muerte.
(Num. 5:27) Le dará, pues, a beber las aguas; y si fuere inmunda y hubiere sido infiel a su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar, y su vientre se hinchará y caerá su muslo; y la mujer será maldición en medio de su pueblo.
Nota: Algunos comentaristas interpretan el viente hinchado como un embarazo, y el muslo caído como la pérdida del bebé.
> Si la mujer es INOCENTE = no le pasará nada, y eso probará su inocencia. Su nombre quedará limpio y su marido no se podrá divorciar de ella.
(Num. 5:28) Mas si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y será fecunda.
LA LEY DE LOS CELOS
Este ritual es tan extraño, que podemos considerar que fue diseñado para evitar que las parejas quieran hacerlo, a menos que sientan que es necesario. También está diseñado para que, en el proceso, los involucrados pueden confesar, al verse acorralados. Así se les da la oportunidad de arrepentirse.
Pero si no hay arrepentimiento, Dios juzgará, y traerá el castigo al que esté actuando injustamente: ya sea si la mujer traicionó, o si hombre está juzgando injustamente.
(Números 5:29-31) Esta es la ley de los celos, cuando la mujer cometiere infidelidad contra su marido, y se amancillare; o del marido sobre el cual pasare espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer; la presentará entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley. El hombre será libre de iniquidad, y la mujer llevará su pecado.
Dios es justo, y Él se encargará de hacer justicia en los casos en que los hombres no pueden hacerlo.
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