jueves, 30 de marzo de 2017

EXODO 10. Plagas de Langostas y Tinieblas


8° PLAGA: Langostas (Exo. 10:1-20)
Dado que el Faraón no dejó ir a los israelitas, el Señor le advierte a Moisés sobre la próxima plaga. Pero en esta ocasión revela que el mensaje no es sólo para los egipcios sino también para los israelitas…
(Éxodo 10:1-2) Jehová dijo a Moisés: Entra a la presencia de Faraón; porque yo he endurecido su corazón, y el corazón de sus siervos, para mostrar entre ellos estas mis señales, y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; para que sepáis que yo soy Jehová.

Después de 400 años de esclavitud, muchos israelitas habían perdido su fe, y aún habían adoptado las costumbres de Egipto. Por eso, también el pueblo de Israel necesitaba conocer a Jehová, el Dios de sus padres y Dios verdadero.


Sabiendo cuál era el mensaje de la plaga, Moisés y Aarón se presentaron ante el Faraón para advertirle de nuevo que si no los dejaba ir vendría otra plaga…
(Éxodo 10:3-6)  Entonces vinieron Moisés y Aarón a Faraón, y le dijeron: Jehová el Dios de los hebreos ha dicho así: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. Y si aún rehúsas dejarlo ir, he aquí que mañana yo traeré sobre tu territorio la langosta, la cual cubrirá la faz de la tierra, de modo que no pueda verse la tierra; y ella comerá lo que escapó, lo que os quedó del granizo; comerá asimismo todo árbol que os fructifica en el campo. Y llenará tus casas, y las casas de todos tus siervos, y las casas de todos los egipcios, cual nunca vieron tus padres ni tus abuelos, desde que ellos fueron sobre la tierra hasta hoy. Y se volvió y salió de delante de Faraón.

Ante las experiencias de las plagas anteriores, muchos egipcios ya habían aprendido la lección; por lo tanto, al oír la advertencia, los siervos del Faraón le sugirieron ceder.
(Éxodo 10:7)  Entonces los siervos de Faraón le dijeron: ¿Hasta cuándo será este hombre un lazo para nosotros? Deja ir a estos hombres, para que sirvan a Jehová su Dios. ¿Acaso no sabes todavía que Egipto está ya destruido?

Realmente era un consejo sabio, y el Faraón lo sabía. Sin embargo, no estaba dispuesto a ceder por completo. El rey mostró su voluntad de dejarlos ir, pero con una condición…
(Éxodo 10:8-11) Y Moisés y Aarón volvieron a ser llamados ante Faraón, el cual les dijo: Andad, servid a Jehová vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir? Moisés respondió: Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; con nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir; porque es nuestra fiesta solemne para Jehová. Y él les dijo: ¡Así sea Jehová con vosotros! ¿Cómo os voy a dejar ir a vosotros y a vuestros niños? ¡Mirad cómo el mal está delante de vuestro rostro! No será así; id ahora vosotros los varones, y servid a Jehová, pues esto es lo que vosotros pedisteis. Y los echaron de la presencia de Faraón.

El Faraón cedió a que los hombres fueran, pero no las mujeres ni los niños. El rey quería que los israelitas tuvieran una razón por la cual regresar a Egipto. Pero ése no era el plan de Dios, por lo tanto se desató la octava plaga.
(Éxodo 10:12-17) Entonces Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para traer la langosta, a fin de que suba sobre el país de Egipto, y consuma todo lo que el granizo dejó. Y extendió Moisés su vara sobre la tierra de Egipto, y Jehová trajo un viento oriental sobre el país todo aquel día y toda aquella noche; y al venir la mañana el viento oriental trajo la langosta. Y subió la langosta sobre toda la tierra de Egipto, y se asentó en todo el país de Egipto en tan gran cantidad como no la hubo antes ni la habrá después; y cubrió la faz de todo el país, y oscureció la tierra; y consumió toda la hierba de la tierra, y todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo; no quedó cosa verde en árboles ni en hierba del campo, en toda la tierra de Egipto. 

La plaga de langostas consumió toda la vegetación y la producción agrícola de ese momento, lo que no había sido destruido por el granizo. La consecuencia de eso sería escasez de alimentos y hambruna.

Faraón se dio cuenta del error de no haber cedido ante el Dios de Israel, y lo admitió…
(Éxodo 10:16-17) Entonces Faraón se apresuró a llamar a Moisés y a Aarón, y dijo: He pecado contra Jehová vuestro Dios, y contra vosotros. Mas os ruego ahora que perdonéis mi pecado solamente esta vez, y que oréis a Jehová vuestro Dios que quite de mí al menos esta plaga mortal.

Ante esta muestra de arrepentimiento, la plaga fue quitada.
(Éxodo 10:18-20) Y salió Moisés de delante de Faraón, y oró a Jehová. Entonces Jehová trajo un fortísimo viento occidental, y quitó la langosta y la arrojó en el Mar Rojo; ni una langosta quedó en todo el país de Egipto.

Sin embargo, el arrepentimiento del faraón no era completo, ni había llegado aún al punto necesario (10:20). Al verse aliviado, volvió a la necedad de su corazón.
(Éxodo 10:20) Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y éste no dejó ir a los hijos de Israel.

Recordemos que la palabra que se traduce acá como “endureció” en hebreo es: Jazak, que literalmente significa: fortalecer. Dios fortaleció lo que ya había en el corazón del Faraón.



9° PLAGA: Tinieblas (Exo. 10:21-29)
Para la penúltima plaga no le fue dada advertencia al Faraón ni a los egipcios. Dios sólo instruyó a Moisés sobre lo que tenía que hacer…
(Éxodo 10:21-23) Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe. Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones. 

Esta plaga tocó a una de las principales deidades de los egipcios: Ra, el dios sol. Éste era considerado el rey de los dioses en el panteón de los egipcios, y como tal era el patrón del Faraón. Según la mitología egipcia, el dios Ra moría cada día al caer el sol. Durante toda la noche lucha contra Apep, dios de las tinieblas. Al final, Ra vencía y resucitaba, trayendo consigo el amanecer sobre Egipto. Apep era un dios caótico e impredecible, por lo que todos los egipcios lo temían. Ante estas creencias, podemos imaginar el pavor que provocó en los egipcios la plaga de las tinieblas, y el Faraón no fue la excepción; por eso el rey de Egipto estuvo dispuesto a ceder ante Israel…pero todavía se atrevió a poner “una condición”…
(Éxodo 10:24) Entonces Faraón hizo llamar a Moisés, y dijo: Id, servid a Jehová; solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas; vayan también vuestros niños con vosotros. 

El Faraón todavía quería dejar un ancla a los israelitas para que regresaran a servirle en Egipto. Pero el Dios de Israel quería que le sirvieran a él, y ya no más al Faraón. Por supuesto, Moisés no aceptó la condición del rey. 
(Éxodo 10:25-29) Y Moisés respondió: Tú también nos darás sacrificios y holocaustos que sacrifiquemos para Jehová nuestro Dios. Nuestros ganados irán también con nosotros; no quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para servir a Jehová nuestro Dios, y no sabemos con qué hemos de servir a Jehová hasta que lleguemos allá. 

De nuevo Dios endureció el corazón del rey.  
(Éxodo 10:27-29) Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y no quiso dejarlos ir. Y le dijo Faraón: Retírate de mí; guárdate que no veas más mi rostro, porque en cualquier día que vieres mi rostro, morirás. Y Moisés respondió: Bien has dicho; no veré más tu rostro.

Sólo faltaba una lección más antes de ser liberado el pueblo de Israel, la cual estudiaremos en los próximos capítulos… 


Estudios de otros capítulos de este libro: Éxodo

Clase virtual de este libro: Audio de Éxodo

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