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PLAGA: Granizo y Fuego
(Exo. 9:13-35)
La
séptima plaga da inicio al último set de juicios divinos sobre Egipto. De
nuevo, Moisés se presenta ante el Faraón a primera hora…
(Éxodo 9:13) Entonces Jehová
dijo a Moisés: Levántate de mañana, y ponte delante de Faraón, y dile: Jehová,
el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.
El
mensaje de este nuevo set de plagas es para hacer evidente que no hay otro como
Jehová…
(Éxodo 9:14-16) Porque yo enviaré esta vez todas mis plagas a tu corazón,
sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como
yo en toda la tierra. Porque ahora yo extenderé mi mano para herirte a ti y
a tu pueblo de plaga, y serás quitado de la tierra. Y a la verdad yo te he
puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda
la tierra.
Las
plagas están llegando a tal dimensión que las noticias de éstas irán más allá
de las fronteras de Egipto. Tanto los egipcios como todos los vecinos oirán
acerca de las maravillas que ha hecho el Dios de Israel (Exo. 9:14-16; Exo.
11:9; Exo. 14:4).
Pero
el orgullo del Faraón aún era muy grande, y no quiso ceder ante los israelitas.
Por lo tanto, Moisés anunció la próxima plaga:
(Éxodo 9:17-18) ¿Todavía
te ensoberbeces contra mi pueblo, para no dejarlos ir? He aquí que mañana a
estas horas yo haré llover granizo muy pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde
el día que se fundó hasta ahora.
La Biblia cuenta que no se trataba de un granizo común y corriente, sino
que era algo extraordinario.
(Éxodo 9:24) Y hubo granizo muy intenso, y fuego
centelleando continuamente en medio del granizo, muy pesado, tal como no había
habido en toda la tierra de Egipto desde que llegó a ser una nación.
En
esta plaga, el Señor les dio la oportunidad también a los egipcios de
protegerse de los estragos de la plaga. Pero para ello debían creer lo que el
Dios de Israel había dicho.
(Éxodo 9:19-21) Envía, pues, a recoger tu ganado, y
todo lo que tienes en el campo; porque todo hombre o animal que se halle en el
campo, y no sea recogido a casa, el granizo caerá sobre él, y morirá. De los
siervos de Faraón, el que tuvo temor de la palabra de Jehová hizo huir sus
criados y su ganado a casa; mas el que no puso en su corazón la palabra de
Jehová, dejó sus criados y sus ganados en el campo.
Los
que no creyeron en la advertencia de Moisés, se vieron afectados por la plaga.
(Éxodo 9:23,25) Y Moisés extendió su vara hacia el
cielo, y Jehová hizo tronar y granizar, y el fuego se descargó sobre la tierra;
y Jehová hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto…Y aquel granizo hirió en
toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como
bestias; asimismo destrozó el granizo toda la hierba del campo, y desgajó todos
los árboles del país.
Por supuesto, también los israelitas fueron protegidos de esta plaga…
(Éxodo 9:26) Solamente en la tierra de Gosén, donde estaban los hijos de
Israel, no hubo granizo.
Tras
la plaga, el Faraón dio otro paso de reconocimiento a Jehová, Dios de Israel.
(Éxodo 9:27-28) Entonces Faraón envió a llamar a
Moisés y a Aarón, y les dijo: He pecado esta vez; Jehová es justo, y yo y mi
pueblo impíos. Orad a Jehová para que cesen los truenos de Dios y el granizo, y
yo os dejaré ir, y no os detendréis más.
Aunque
este reconocimiento parecía una victoria final para los israelitas, Moisés
sabía que el rey no estaba genuinamente arrepentido, y así se lo dijo:
(Éxodo 9:29-30) Y le respondió Moisés: Tan pronto salga yo de la
ciudad, extenderé mis manos a Jehová, y
los truenos cesarán, y no habrá más granizo; para que sepas que de Jehová es la
tierra. Pero yo sé que ni tú ni tus siervos temeréis todavía la presencia de
Jehová Dios.
Efectivamente,
cuando terminó la plaga, el Faraón no los dejó salir.
(Exo.
9:33-35) Y salido
Moisés de la presencia de Faraón, fuera de la ciudad, extendió sus manos a
Jehová, y cesaron los truenos y el granizo, y la lluvia no cayó más sobre la
tierra. Y viendo Faraón que la lluvia había cesado, y el granizo y los truenos,
se obstinó en pecar, y endurecieron su corazón él y sus siervos. Y el corazón
de Faraón se endureció, y no dejó ir a los hijos de Israel, como Jehová lo
había dicho por medio de Moisés.
Aún
así, la plaga de granizo tuvo su efecto, y las consecuencias se dejaron sentir
aún después de terminada.
(Éxodo
9:31-32) El
lino, pues, y la cebada fueron destrozados, porque la cebada estaba ya
espigada, y el lino en caña. Mas el trigo y el centeno no fueron destrozados,
porque eran tardíos.
Hola
ResponderEliminarPodrías dar una explicación más clara del versículo 31 y 32 porfavor
Siiii porfaaaaa
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