lunes, 27 de marzo de 2017

EXODO 9:13-32. Plaga de Granizo


7° PLAGA: Granizo y Fuego (Exo. 9:13-35)
La séptima plaga da inicio al último set de juicios divinos sobre Egipto. De nuevo, Moisés se presenta ante el Faraón a primera hora…
(Éxodo 9:13)  Entonces Jehová dijo a Moisés: Levántate de mañana, y ponte delante de Faraón, y dile: Jehová, el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

El mensaje de este nuevo set de plagas es para hacer evidente que no hay otro como Jehová…
(Éxodo 9:14-16) Porque yo enviaré esta vez todas mis plagas a tu corazón, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra. Porque ahora yo extenderé mi mano para herirte a ti y a tu pueblo de plaga, y serás quitado de la tierra. Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.

Las plagas están llegando a tal dimensión que las noticias de éstas irán más allá de las fronteras de Egipto. Tanto los egipcios como todos los vecinos oirán acerca de las maravillas que ha hecho el Dios de Israel (Exo. 9:14-16; Exo. 11:9; Exo. 14:4).

Pero el orgullo del Faraón aún era muy grande, y no quiso ceder ante los israelitas. Por lo tanto, Moisés anunció la próxima plaga:
(Éxodo 9:17-18)  ¿Todavía te ensoberbeces contra mi pueblo, para no dejarlos ir? He aquí que mañana a estas horas yo haré llover granizo muy pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde el día que se fundó hasta ahora.

La Biblia cuenta que no se trataba de un granizo común y corriente, sino que era algo extraordinario.
(Éxodo 9:24) Y hubo granizo muy intenso, y fuego centelleando continuamente en medio del granizo, muy pesado, tal como no había habido en toda la tierra de Egipto desde que llegó a ser una nación. 

En esta plaga, el Señor les dio la oportunidad también a los egipcios de protegerse de los estragos de la plaga. Pero para ello debían creer lo que el Dios de Israel había dicho.
(Éxodo 9:19-21) Envía, pues, a recoger tu ganado, y todo lo que tienes en el campo; porque todo hombre o animal que se halle en el campo, y no sea recogido a casa, el granizo caerá sobre él, y morirá. De los siervos de Faraón, el que tuvo temor de la palabra de Jehová hizo huir sus criados y su ganado a casa; mas el que no puso en su corazón la palabra de Jehová, dejó sus criados y sus ganados en el campo.

Los que no creyeron en la advertencia de Moisés, se vieron afectados por la plaga.
(Éxodo 9:23,25) Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y Jehová hizo tronar y granizar, y el fuego se descargó sobre la tierra; y Jehová hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto…Y aquel granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como bestias; asimismo destrozó el granizo toda la hierba del campo, y desgajó todos los árboles del país.

Por supuesto, también los israelitas fueron protegidos de esta plaga…
(Éxodo 9:26) Solamente en la tierra de Gosén, donde estaban los hijos de Israel,  no hubo granizo.

Tras la plaga, el Faraón dio otro paso de reconocimiento a Jehová, Dios de Israel.
(Éxodo 9:27-28) Entonces Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: He pecado esta vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos. Orad a Jehová para que cesen los truenos de Dios y el granizo, y yo os dejaré ir, y no os detendréis más.

Aunque este reconocimiento parecía una victoria final para los israelitas, Moisés sabía que el rey no estaba genuinamente arrepentido, y así se lo dijo:
(Éxodo 9:29-30)  Y le respondió Moisés: Tan pronto salga yo de la ciudad,  extenderé mis manos a Jehová, y los truenos cesarán, y no habrá más granizo; para que sepas que de Jehová es la tierra. Pero yo sé que ni tú ni tus siervos temeréis todavía la presencia de Jehová Dios. 

Efectivamente, cuando terminó la plaga, el Faraón no los dejó salir.
(Exo. 9:33-35) Y salido Moisés de la presencia de Faraón, fuera de la ciudad, extendió sus manos a Jehová, y cesaron los truenos y el granizo, y la lluvia no cayó más sobre la tierra. Y viendo Faraón que la lluvia había cesado, y el granizo y los truenos, se obstinó en pecar, y endurecieron su corazón él y sus siervos. Y el corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir a los hijos de Israel, como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.

Aún así, la plaga de granizo tuvo su efecto, y las consecuencias se dejaron sentir aún después de terminada.
(Éxodo 9:31-32) El lino, pues, y la cebada fueron destrozados, porque la cebada estaba ya espigada, y el lino en caña. Mas el trigo y el centeno no fueron destrozados, porque eran tardíos. 


Estudios de otros capítulos de este libro: Éxodo
Clase virtual de este libro: Audio de Éxodo



2 comentarios:

Son bienvenidos las dudas y comentarios (con el entendido que se hagan con respeto)...