lunes, 23 de mayo de 2016

MATEO 11:1-15a. Juan Bautista preparó el camino

En el capítulo tres comenzamos a hablar sobre Juan el Bautista (ver estudio de: Mateo 3:1-6), y en el capítulo once se vuelva a hablar de su ministerio.  Juan (heb. Yojanan) fue elegido aún antes de nacer con un propósito especial: preparar al pueblo de Israel para la llegada del Mesías (Isaías 40:3; Juan 1:23; Malaquías 3:10; Lucas 7:27; Lucas 1:15-17; Malaquías 4:5-6).
(Lucas 1:76-77)  Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; para dar conocimiento de salvación a su pueblo, para perdón de sus pecados,

Jesús y Juan eran primos, lo cual nos hace suponer que se conocían como parientes, pero hasta el día del bautismo él reconoció que Jesús era el Mesías.
(Juan 1:29-31)  El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.  Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.  Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.

Lo reconoció por una señal que el Señor ya le había indicado…
(Juan 1:32-34)  También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.  Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.  Y yo le vi,  y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.

Desde ese momento, Juan empezó a animar a sus discípulos a que buscaran a Jesús.  Algunos lo hicieron, como es el caso de Andrés (Juan 1:35-42).  Otros se apegaron a su maestro hasta el final.  De hecho, algunos discípulos de Juan pensaron que Jesús le estaba haciendo “competencia” a su maestro.
(Juam 3:26-28)  Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él.  Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.  Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.

Juan tenía claro que Jesús era aquel a quien él preparó el camino.  Por eso dijo:
(Juan 3:30) Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

Un tiempo después de esto, Juan fue aprisionado.  No fue porque él hubiera hecho algo malo o ilegal; al contrario, fue porque Juan habló la verdad...
(Marcos 6:17-18)  Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues la había tomado por mujer.  Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano.




PREGUNTA DE JUAN
Estando en la cárcel, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntarle algo a Jesús:
(Mateo 11:2-3) Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? 

Algunos ven esto una duda o una crisis de fe de Juan; pero tal vez no era él quien tenía la duda sino sus discípulos.  Es probable que Juan los enviara para que tuvieran testimonio de primera mano de Jesús [pues algunos seguidores de Juan habían cuestionado el comportamiento de Jesús—Mat. 9:14-15].

Ahora veamos lo que Jesús respondió.  Él no dijo “sí” o “no”, sino que respaldó su respuesta con hechos:
(Mateo 11:4-6) Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis.  Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí. 

Aquí Jesús estaba haciendo referencia a la profecía mesiánica que habla de los milagros que se verán cuando el Señor mismo venga a salvar a Su Pueblo…
(Isaías 35:4-6)  Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.  Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.  Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.

Otras profecías mesiánicas no sólo hablan de sanidad, sino también de “sacar a los presos de la cárcel”.  Tal vez eso era lo que querían saber Juan y sus discípulos.  ¿Acaso el Señor lo liberaría de esa injusta prisión?  Pero Jesús no mencionó nada de eso.  Más bien, terminó diciéndoles: “Bendito el que no halle tropiezo en mí”; en otras palabras: Benditos los que no se ofendan por la persecución y la adversidad que pasarán al servir al Señor. 

Servir al Señor es el más alto llamado que cualquier persona pudiera tener, pero eso no es garantía de que “nada le pasará”.  Ya leímos con anterioridad que Jesús advirtió que los creyentes serán “aborrecidos de todos por causa de Su Nombre” (Mat. 10:22).  Y también dijo: “Dichosos son los que padecen persecución por causa de la justicia” (Mat 5:10-12).  Aunque no entendamos por qué Dios permite estas cosas, lo importante es que no tomemos ofensa contra Él y que no perdamos la fe en Dios, porque Él es bueno y justo y está en control—y todo obrará para bien (Rom. 8:28).  [Nota: esta ofensa la pueden tomar muchos en la segunda venida de Jesús, cuando se presente con ojos de fuego y pies de bronce y venga a juzgar al mundo, Apoc. 1:14-16]


JESÚS HABLA SOBRE JUAN
Luego de la visita de los discípulos de Juan, Jesús aprovechó a comentar sobre este gran hombre…
(Mateo 11:7)  Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto?  ¿Una caña sacudida por el viento? 

La respuesta es: ¡No!  Juan no era alguien que se dejara influir por las corrientes del mundo y la opinión de la gente.

(Mateo 11:8)   ¿O qué salisteis a ver?  ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas?  He aquí,  los que llevan vestiduras delicadas,  en las casas de los reyes están. 

De nuevo la respuesta es negativa.  Aunque tenía derecho al sacerdocio en el Templo, él lo dejó todo para dedicarse a Dios.  En lugar de vivir con lujos, él llevó una vida sumamente simple en el desierto.  La gente no lo buscó por eso, sino por su mensaje, y esto es lo que Jesús señaló…
(Mateo 11:9-11)  Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta?  Sí, os digo, y más que profeta.  Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. 

Con estas palabras, Jesús honró a Juan el Bautista delante de todos.  Lo reconoció como el profeta que preparó el camino al Señor, tal como estaba profetizado (Malaquías 3:1; Isaías 40:3).  Con esto, Jesús estaba diciendo “entre líneas” que Él era el Mesías.   Por eso Jesús dijo que no había otro mayor que él (Mat. 11:11), ya que Juan tuvo el privilegio de preparar el camino al Señor.

aprisco de rocas
Para entender el próximo versículo, debemos primero leer una profecía mesiánica en Miqueas a la cual evidentemente Jesús está haciendo referencia.  Esta profecía habla que el Señor reunirá a su pueblo como rebaño, y también hace referencia a un “abridor de camino” (heb. Haporetz).  Cuando el pastor lleva a sus ovejas a pastar a los montes, él crea un aprisco, que era una especie de establo para resguardarlas en la noche, el cual solía estar rodeado de rocas apiladas.  Allí pasaban la noche las ovejas, apretadas para guardar calor.  Temprano en la mañana el “abridor de brechas” botaba unas piedras para abrir un espacio que permitiera a las ovejas salir.  Las ovejas que estaban cerca, comenzaban a empujar al lado de la apertura, haciendo caer más piedras, y así abriendo un camino mayor para el resto del rebaño.  Sabiendo esto, podremos entender mejor las palabras de esta profecía mesiánica:
(Miqueas 2:12-13)  De cierto te juntaré todo, oh Jacob; recogeré ciertamente el resto de Israel; lo reuniré como ovejas de Bosra, como rebaño en medio de su aprisco; harán estruendo por la multitud de hombres. Subirá el que abre caminos delante de ellos; abrirán camino y pasarán la puerta, y saldrán por ella; y su rey pasará delante de ellos, y a la cabeza de ellos Jehová.

El Rey es el Mesías, quien irá a la cabeza.  Jesús explicó que el abridor de brechas es Juan el Bautista: 
(Mateo 11:12) Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. 

La palabra “violencia” en griego es: Biazo, que también puede traducirse como: “meterse a la fuerza”.  Juan el Bautista hizo el rompimiento en su generación, llamando al pueblo al arrepentimiento, porque el Reino de Dios está a la mano.  Los que atienden el mensaje del profeta son también “rompedores de brecha” en favor de su generación.

Las palabras de Jesús confirmaban lo que el Ángel del Señor profetizó al padre de Juan, Zacarías, cuando le anunció el nacimiento de su hijo:
(Lucas 1:16-17)  Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.  E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.

Jesús explicó que Juan cumplió la profecía de Malaquías (Mal. 4:5), viniendo en el “espíritu de Elías”, llamando al arrepentimiento:
(Mateo 11:14)  Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.  El que tiene oídos para oír, oiga. 

Un tiempo después los discípulos de Jesús volvieron a preguntarle al Maestro sobre Juan:
(Mat. 17:10-13) Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?  Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.  Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.  Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.


En la próxima entrada terminaremos de estudiar el capítulo 11…

Más estudios de este Evangelio en la pestaña: MATEO

También disponible en audio: AUDIO de MATEO  

3 comentarios:

  1. Amén Amén. Gracias Gracias por compartir de sus enseñanzas

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  2. Amén gracias por la enseñanza pude tener claridad de que Juan no era Elías lo que pasó es que en Juan estaba el espíritu y el poder de Elias, pero muchos no lo entendieron y se quedaron esperando a que Elías apareciera físicamente y por esto no reconocieron al Señor Jesús

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  3. Gracias deseaba saber q es un rompedor de brechas ahora se q es uno q le cree a Dios y hace diferencia en su generacion q actua de acuerdo a los principios y propositos de Dios para q su familia conozca a Jesus como Juan

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