miércoles, 17 de febrero de 2016

Mateo 3:1-6. Nacimiento de Juan


El capítulo tres habla del rol que jugó Juan el Bautista en la venida del Mesías.
Pero primero veamos quién era Juan:

JUAN
El nombre de Juan en hebreo es: Yojanan, que significa: Favor o gracia de Yehová. 

Juan fue el hijo único de un sacerdote llamado Zacarías.  Su nacimiento fue un milagro, ya que su madre Elisabet era estéril, y no había podido tener hijos (Lucas 1:5-7). 

Pero un día, el Señor les envió un mensaje diciéndoles que tendrían un hijo.  Zacarías le costó creerlo, ya que además del problema de esterilidad, él y su esposa eran de edad avanzada.  Pero el Ángel del Señor le dijo que su hijo tenía una misión especial que cumplir.
(Lucas 1:11-17)  Y se le apareció un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.  Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él.  Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento.  Porque él será grande delante del Señor; no beberá ni vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre. Y él hará volver a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios. E irá delante de El en el espíritu y poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto.

Zacarías se sorprendió, no sólo por la promesa que tendría un hijo sino también por la misión que éste cumpliría.  En día de la circuncisión de Juan (Luc. 1:59-66), vino a Zacarías una palabra profética que confirmaba el propósito de su hijo…
(Lucas 1:67,76-79) Y su padre Zacarías fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó diciendo: …Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo; porque irás delante del Señor para preparar sus caminos; para dar a su pueblo el conocimiento de la salvación por el perdón de sus pecados, por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que la Aurora nos visitará desde lo alto, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pies en el camino de paz.

Lo milagroso del nacimiento de Juan hizo más evidente el propósito especial que él tenía.  Muchas señales acompañaron el nacimiento de Juan (embarazo a edad avanzada, de alguien que fue estéril toda su vida; la aparición del ángel en el Lugar Santo; la pérdida de voz de Zacarías y su recuperación en el día de la circuncisión); y todos estos milagros sirvieron de testimonio a muchos…
(Lucas 1:65-66)  Y vino temor sobre todos los que vivían a su alrededor; y todas estas cosas se comentaban en toda la región montañosa de Judea.  Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Qué, pues, llegará a ser este niño? Porque la mano del Señor ciertamente estaba con él.

EN EL DESIERTO
Pasaron treinta años desde la promesa hasta el cumplimiento.  Juan creció y maduró, pero no terminó en los lugares que uno hubiera imaginado…
(Lucas 1:80)  Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que apareció en público a Israel.

Juan era hijo de un sacerdote, del linaje de Aarón.  Como tal, se esperaba que él sirviera en el Templo.  Pero en lugar de verlo allí, él se fue a vivir al desierto.  La Biblia no da detalles de por qué Juan terminó allí, pero podemos entenderlo por el contexto histórico de ese tiempo…

En ese tiempo, Juan no era el único judío que vivía en el desierto.  Había otro grupo de levitas y sacerdotes que se habían retirado al desierto debido a la corrupción del sistema religioso. En ese entonces, el grupo de los Saduceos habían tomado control del sistema del Templo, respaldados por los romanos.  Ellos corrompieron el sistema religioso, vendiendo los puestos principales. 

Como reacción, un grupo de levitas fieles a Dios se vieron en la necesidad de huir al desierto, donde procuraban llevar una vida como Dios manda.  Este remanente fiel eran conocido como los Esenios, y muchos de ellos vivían en Qumram, una comunidad esenia a la par del Mar Muerto.  A pesar de estar en el desierto, su vida giraba en torno al agua, ya que hacían baños rituales todos los días, antes de estudiar la Palabra y antes de comer.  Los rollos del Mar Muerto fueron escritos por esta comunidad, y reflejan su interés en los últimos tiempos y la llegada del Mesías. 

Algunos creen que Juan era parte de esa comunidad esenia, pero no se sabe con certeza si fue así.  Algo que lo diferenciaba de los esenios es la vestimenta.  Los esenios se vestían con una túnica blanca, pero Juan llevaba otra vestimenta, tal como lo describe Mateo…
(Mateo 3:4)  Y él, Juan, tenía un vestido de pelo de camello y un cinto de cuero a la cintura; y su comida era de langostas y miel silvestre.

Mateo no menciono esto sólo como un dato excéntrico, sino como una señal profética.  Esto le recordó a un profeta de antaño que vestía de forma similar…
(2 Reyes 1:8)  Ellos le respondieron: Era un hombre cubierto de pelo, con un cinturón de cuero ceñido a sus lomos. Y él dijo: Es Elías tisbita.

Este dato es significativo porque la Biblia describe a Juan como el mensajero que llegó en “el espíritu y poder de Elías” a llamar al pueblo al arrepentimiento (Luc. 1:17; Mal. 4:5).  Juan no se identificó a si mismo como “Elías” (Juan 1:19-27), pero Jesús sí lo hizo (Mateo 11:4; Mateo 17:10-12):
(Mateo 11:13-14)  Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis aceptar lo, él es Elías, el que había de venir.

En cuanto a los alimentos, Juan comía miel silvestre, que probablemente se refiere a la miel que sale de las palmeras, que crecen en esas áreas desérticas hasta hoy.  Las langostas no se refiere al animal crustáceo del mar, sino a unos insectos similares a los saltamontes, que la Biblia los cataloga entre los animales que se permite comer (Lev. 11:20-23).  

LLAMADO DE JUAN
Otro punto que distingue a Juan de los esenios es que él no se estaba apartado de la gente, sino que salía a predicar al desierto y al río Jordán. 
(Mateo 3:5-6)  Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región alrededor del Jordán; y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán.

Aunque estaba lejos de Jerusalén, hasta allá llegaban a oír a Juan. En la próxima entrada veremos cuál era el llamado de Juan y por qué le llamaban “el Bautista”…


Más estudios de este Evangelio en la pestaña: MATEO
También disponible en audio: AUDIO de MATEO  



3 comentarios:

  1. En un estudio muy importante para aprender

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  2. Y por qué Juan comía y se vestía así? Que significado o explicación tiene eso, si es que lo tiene. Gracias, muy interesante estufes

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