El capítulo
tres habla del rol que jugó Juan el Bautista en la venida del Mesías.
Pero primero
veamos quién era Juan:
JUAN
El nombre de
Juan en hebreo es: Yojanan, que significa: Favor o gracia de Yehová.
Juan fue el
hijo único de un sacerdote llamado Zacarías.
Su nacimiento fue un milagro, ya que su madre Elisabet era estéril, y no
había podido tener hijos (Lucas 1:5-7).
Pero un día, el
Señor les envió un mensaje diciéndoles que tendrían un hijo. Zacarías le costó creerlo, ya que además del
problema de esterilidad, él y su esposa eran de edad avanzada. Pero el Ángel del Señor le dijo que su hijo
tenía una misión especial que cumplir.
(Lucas 1:11-17)
Y
se le apareció un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se
apoderó de él. Pero el ángel le dijo: No
temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a
luz un hijo, y lo llamarás Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se
regocijarán por su nacimiento. Porque él
será grande delante del Señor; no beberá ni vino ni licor, y será lleno del Espíritu
Santo aun desde el vientre de su madre. Y él hará volver a muchos de los hijos
de Israel al Señor su Dios. E irá delante de El en el espíritu y poder de Elías
para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los
desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un
pueblo bien dispuesto.
Zacarías se
sorprendió, no sólo por la promesa que tendría un hijo sino también por la
misión que éste cumpliría. En día de la
circuncisión de Juan (Luc. 1:59-66), vino a Zacarías una palabra profética que
confirmaba el propósito de su hijo…
(Lucas 1:67,76-79)
Y su
padre Zacarías fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó diciendo: …Y tú, niño,
serás llamado profeta del Altísimo; porque irás delante del Señor para preparar
sus caminos; para dar a su pueblo el conocimiento de la salvación por el perdón
de sus pecados, por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que la
Aurora nos visitará desde lo alto, para dar luz a los que habitan en tinieblas
y en sombra de muerte, para guiar nuestros pies en el camino de paz.
Lo milagroso
del nacimiento de Juan hizo más evidente el propósito especial que él
tenía. Muchas señales acompañaron el
nacimiento de Juan (embarazo a edad avanzada, de alguien que fue estéril toda
su vida; la aparición del ángel en el Lugar Santo; la pérdida de voz de Zacarías
y su recuperación en el día de la circuncisión); y todos estos milagros
sirvieron de testimonio a muchos…
(Lucas 1:65-66) Y vino temor sobre todos los que vivían a su
alrededor; y todas estas cosas se comentaban en toda la región montañosa de
Judea. Y todos los que las oían las
guardaban en su corazón, diciendo: ¿Qué, pues, llegará a ser este niño? Porque
la mano del Señor ciertamente estaba con él.
EN EL DESIERTO
Pasaron treinta
años desde la promesa hasta el cumplimiento.
Juan creció y maduró, pero no terminó en los lugares que uno hubiera
imaginado…
(Lucas 1:80) Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu; y
vivió en lugares desiertos hasta el día en que apareció en público a Israel.
Juan era hijo
de un sacerdote, del linaje de Aarón.
Como tal, se esperaba que él sirviera en el Templo. Pero en lugar de verlo allí, él se fue a
vivir al desierto. La Biblia no da
detalles de por qué Juan terminó allí, pero podemos entenderlo por el contexto
histórico de ese tiempo…
En ese tiempo,
Juan no era el único judío que vivía en el desierto. Había otro grupo de levitas y sacerdotes que
se habían retirado al desierto debido a la corrupción del sistema religioso. En
ese entonces, el grupo de los Saduceos
habían tomado control del sistema del Templo, respaldados por los romanos. Ellos corrompieron el sistema religioso,
vendiendo los puestos principales.
Como reacción,
un grupo de levitas fieles a Dios se vieron en la necesidad de huir al
desierto, donde procuraban llevar una vida como Dios manda. Este remanente fiel eran conocido como los Esenios, y muchos de ellos vivían
en Qumram, una comunidad esenia a la par del Mar Muerto. A pesar de estar en el desierto, su vida
giraba en torno al agua, ya que hacían baños rituales todos los días, antes de
estudiar la Palabra y antes de comer.
Los rollos del Mar Muerto fueron escritos por esta comunidad, y reflejan
su interés en los últimos tiempos y la llegada del Mesías.
Algunos creen
que Juan era parte de esa comunidad esenia, pero no se sabe con certeza si fue
así. Algo que lo diferenciaba de los
esenios es la vestimenta. Los esenios se
vestían con una túnica blanca, pero Juan llevaba otra vestimenta, tal como lo
describe Mateo…
(Mateo 3:4) Y él, Juan, tenía un vestido de pelo de camello y
un cinto de cuero a la cintura; y su comida era de langostas y miel silvestre.
Mateo no
menciono esto sólo como un dato excéntrico, sino como una señal profética. Esto le recordó a un profeta de antaño que
vestía de forma similar…
(2 Reyes
1:8) Ellos le respondieron: Era un hombre
cubierto de pelo, con un cinturón de cuero ceñido a sus lomos. Y él dijo: Es Elías
tisbita.
Este dato es
significativo porque la Biblia describe a Juan como el mensajero que llegó en
“el espíritu y poder de Elías” a llamar al pueblo al arrepentimiento (Luc.
1:17; Mal. 4:5). Juan no se identificó a
si mismo como “Elías” (Juan 1:19-27), pero Jesús sí lo hizo (Mateo 11:4; Mateo
17:10-12):
(Mateo
11:13-14) Porque todos los profetas y la ley profetizaron
hasta Juan. Y si queréis aceptar lo, él es Elías, el que había de venir.
En cuanto a los
alimentos, Juan comía miel silvestre, que probablemente se refiere a la miel
que sale de las palmeras, que crecen en esas áreas desérticas hasta hoy. Las langostas no se refiere al animal
crustáceo del mar, sino a unos insectos similares a los saltamontes, que la
Biblia los cataloga entre los animales que se permite comer (Lev.
11:20-23).
LLAMADO DE JUAN
Otro punto que
distingue a Juan de los esenios es que él no se estaba apartado de la gente,
sino que salía a predicar al desierto y al río Jordán.
(Mateo 3:5-6) Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda
la región alrededor del Jordán; y confesando sus pecados, eran bautizados por
él en el río Jordán.
Aunque estaba
lejos de Jerusalén, hasta allá llegaban a oír a Juan. En la próxima entrada
veremos cuál era el llamado de Juan y por qué le llamaban “el Bautista”…
En un estudio muy importante para aprender
ResponderEliminarBendiciones
ResponderEliminarY por qué Juan comía y se vestía así? Que significado o explicación tiene eso, si es que lo tiene. Gracias, muy interesante estufes
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