jueves, 11 de febrero de 2016

Mateo 2:12-23. Jesús en Egipto y en Nazaret


Antes de ver cuál fue la reacción del rey Herodes ante las noticias de la llegada del Rey Mesías, hablemos un poco de quién era él…

Herodes provenía de una familia de idumeos.  Idumea era la región que antes era conocida como Edom, donde se asentaron Esaú y sus descendientes. Dicho en otras palabras, Herodes era un edomita.  Pero tanto él como los demás idumeos se convirtieron al judaísmo luego de ser conquistados por los hasmoneos. 

Cuando toda la región fue conquistada por los romanos, los nuevos colonizadores escogieron a un líder idumeo para ser gobernador de la región: primero a Antípatro, y más tarde a su hijo Herodes, a quien lo reconocieron como “el rey de los judíos”—como favor político.

Herodes dejó una gran herencia a la nación con grandes construcciones, entre las cuales está la ampliación del Templo en Jerusalén, y el puerto de Cesarea.  Pero también fue conocido por su tiranía.  Sus celos enfermizos y su inseguridad lo llevaron a matar a todos los que amenazaran su reino, incluyendo a sus hijos. 

INTRIGA DE HERODES
Con estos antecedentes, no es de extrañar lo que Herodes planeó hacer luego de enterarse que un rey estaba a punto de nacer…
(Mateo 2:7-8)  Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 

Los sabios del Oriente no conocían a Herodes ni imaginaban sus malas intenciones, pero el Señor se los reveló en sueños…
(Mateo 2:12) Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. 

Cuando Herodes se enteró que los sabios le había jugado la vuelta, tomó otras medidas drásticas…
(Mateo 2:16)  Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 

Mateo señala que aún este hecho trágico tiene resonancia con la profecía bíblica:
(Mateo 2:17-18)  Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron. 

En estas palabras proféticas, Jeremías estaba haciendo referencia a dos eventos:

a.  la muerte de Raquel.
Raquel era la esposa amada de Jacob, quien murió cuando viajaban desde Betel hacia Belén.  En el camino, Raquel dio a luz a su hijo Benjamín, y fue enterrada allí, en Efrata, casi llegando a Belén.  Todos los demás patriarcas están enterrados en Hebrón, menos Raquel.  Su tumba se volvió una señal profética. 

b.  la deportación de los judíos.  
Mateo citó la profecía de Jeremías (Jer. 31:15) quien hace mención de Ramá, que era el lugar donde que los babilonios reunieron a los judíos que iban a ser llevados cautivos a Babilonia (Jer. 40:1).  Ese era un lugar de lloro y lamento por el cautiverio, y estaba en el territorio de Benjamín, hijo de Raquel.  [Nota: Curiosamente allí fue donde Jeremías fue puesto en libertad].

Mateo mencionó esta profecía, no porque fuera un cumplimiento mesiánico, sino porque le resonó el llanto de Raquel con el llanto de los padres de los niños que fueron asesinados por Herodes, todo esto conectado con el nacimiento del Mesías, también cerca de Belén. 

REFUGIO EN EGIPTO
Yeshua se salvó del macabro plan de Herodes porque Dios lo guardó, mandando una advertencia a José:
(Mateo 2:13)  Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 

José atendió a la advertencia de inmediato, salvando así la vida de Jesús.
(Mateo 2:14-15) Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo. 

Mateo citó una profecía de Oseas que hace referencia al Éxodo de Egipto
(Oseas 11:1)  Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.

La profecía de Oseas claramente está haciendo referencia al evento en que los israelitas fueron librados de la esclavitud de Egipto, y por eso algunos analistas aducen que hay un error en la mención de Mateo.  Pero hay una razón espiritual y profunda por la que Mateo hizo esa conexión.  Él no sólo está aludiendo al hecho que Jesús estuvo en Egipto y luego subió a Israel.  La mención de Mateo nos lleva a hacer una conexión entre la salida de Egipto y nuestra redención espiritual.  Todos hemos sido esclavos al pecado, pero quienes crean en el Cordero de Dios serán salvos e iniciarán el camino a la Redención completa. 


REGRESO A ISRAEL
Así como el Señor le mostró a José el tiempo de huir, también le reveló cuando regresar…
(Mateo 2:19-21) Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.  Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel. 

Cuando regresaron a Israel, José y María no se dirigieron a Belén, donde Jesús había nacido y de donde venían sus antepasados.  Ellos se asentaron en Nazaret, y Mateo explica por qué…
(Mateo 2:22-23)  Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea, y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.

La reacción inicial de José fue por miedo (ya que el hijo de Herodes siguió el ejemplo tiránico de su padre); pero la decisión final fue por revelación divina. 

NAZARENO
Jesús era conocido como “el nazareno”, porque vivió en Nazaret en su juventud, y la gente creía que ése era su origen (Juan 1:45-46; Mat. 26:71; Juan 18:5,7).  Sin embargo, sabemos que Jesús en realidad nació en Belén, en la ciudad de su ancestro David. 

Cuando Jesús murió, Pilatos le puso el título de “Jesús Nazareno” en la cruz (Juan 19:19).

La importancia de Nazaret no era tanto el lugar en sí sino el mensaje escondido en el nombre.  Aparentemente, Mateo relacionó el título de Jesús con una profecía en Amós. 
(Amos 2:10-11)  Y a vosotros os hice subir de la tierra de Egipto, y os conduje por el desierto cuarenta años, para que entraseis en posesión de la tierra del amorreo.  Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, dice Jehová, hijos de Israel?

De nuevo, esta es una referencia a la salida de Egipto de los israelitas, pero Mateo vuelve a conectarlo temáticamente con el trayecto de vida de Jesús.

“Nazareo” (heb. Nazir) es la persona que hace un voto voluntario porque quiere dedicarse a Dios, ya sea por un tiempo o para toda la vida (tal como Sansón, Samuel y Juan el Bautista). 

En la Biblia hay dos palabras que suenan similar, aunque se escriben diferente:
a.  Nazir: consagrado, apartado
b.  Netzer: retoño, vástago

Ambas palabras se aplican a Jesús.  Aunque queda claro si él hizo un “voto nazareo” (al estilo de Números 6), es evidente que él era un hombre consagrado y dedicado a Dios (nazareo, heb. Nazir); y proféticamente se le considera el vástago o retoño que salió del tronco de Isaí (heb. Netzer), tal como profetizó Isaías:
(Isa. 11:1)  Y brotará un retoño del tronco de Isaí, y un vástago de sus raíces dará fruto.

Como ya mencionamos, Jesús era llamado “nazareno” por el hecho de haber vivido en Nazaret.  A los seguidores de Yeshua se les conocía como “los nazarenos” (Hechos 24:5), en hebreo: Notzrim (plural de Netzer).  Hasta la fecha, a los cristianos se les conoce por este nombre en hebreo.  Literalmente significa: los vástagos. 

Jesús usó esta imagen de vástago para explicar que Él es la vid:
(Juan 15:5)  Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.


Más estudios de este Evangelio en la pestaña: MATEO
También disponible en audio: AUDIO de MATEO  


5 comentarios:

  1. Buenísimo! Y cuál curia la aplicación o lección para nuestra vida? A algunos estudios le falta eso. Cuentan todo sobre el relato pero no enseñan como aplicarlos a la vida cotidiana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Recuerda que esa parte es historica nos está explicando lo que sucedió.

      Eliminar
  2. Muy claras toda la explicación me gusta mucho la historia y que están los capítulos y versículos seguidos uno tras otro y no quieres dar por terminado y seguir otro día

    ResponderEliminar
  3. Gracia por compartir estos estudios... Dios los bendiga.

    ResponderEliminar

Son bienvenidos las dudas y comentarios (con el entendido que se hagan con respeto)...