En la entrada
pasada vimos el origen y el destino profético de Juan el Bautista, y hoy
estudiaremos como él cumplió su llamado…
Tal vez algunos
pensaron que Juan estaba desperdiciando su vida en el desierto, en una vida
apartada y recluida; pero fue precisamente allí donde debía ir para cumplir su
propósito (Isaías 40:3-5).
(Mateo 3:1-3) En aquellos días llegó Juan el Bautista predicando
en el desierto de Judea, diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los
cielos se ha acercado. Porque este es aquel a quien se refirió el profeta
Isaías, diciendo: Voz que clama en el desierto: “Preparad el camino del Señor,
haced derechas sus sendas”.
La gente estaba
intrigada por este sacerdote que un puesto de privilegio por una vida simple en
el desierto. Por eso mandaron a
preguntarle: ¿Quién era? La gente
conocía su identidad y linaje, pero no entendían su misión…
(Juan 1:19-21) Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos
enviaron sacerdotes y levitas de Jerusalén a preguntarle: ¿Quién eres
tú? Y él confesó y no negó; confesó: Yo no soy el Cristo. Y le
preguntaron: ¿Entonces, qué? ¿Eres Elías? Y él dijo: No soy. ¿Eres el profeta?
Y respondió: No.
Seguramente
Juan creció oyendo la historia de su nacimiento y las profecías que recibió con
respecto al propósito de su vida. Pero
lo más probable es que él mismo tenía duda de qué debía hacer. Juan dijo que no era “Elías”, pero Jesús
luego aclaró que Juan sí era el profeta que vendría en “el espíritu de Elías”,
preparando el camino del Mesías (Mateo 11:11-14).
(Mat 17:10-13) Y sus
discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que
Elías debe venir primero? Y respondiendo El, dijo: Elías ciertamente
viene, y restaurará todas las cosas; pero yo os digo que Elías ya vino y no lo
reconocieron, sino que le hicieron todo lo que quisieron. Así también el Hijo
del Hombre va a padecer a manos de ellos. Entonces los discípulos
entendieron que les había hablado de Juan el Bautista.
A Juan le
costaba definir quién era él y qué título podían darle, pero una cosa sí sabía:
el conocía su propósito. Esto fue lo que
respondió…
(Juan 1:22-23) Entonces le
dijeron: ¿Quién eres?, para que podamos dar respuesta a los que nos enviaron.
¿Qué dices de ti mismo? El dijo: Yo soy
la voz del que clama en el desierto. “Enderezad el camino del Señor”, como dijo
el profeta Isaías.
Esta respuesta
no dejó satisfechos a los entrevistadores.
Ellos querían saber específicamente por que razón Juan bautizaba en el
río Jordán, en lugar del Templo..
(Juan 1:24-27) Los que habían
sido enviados eran de los fariseos. Y le preguntaron, y le dijeron:
Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el
profeta? Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo en agua, pero entre
vosotros está Uno a quien no conocéis. El es el que viene después de mí,
a quien yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia.
Juan aclaró que
él no era el Mesías, sino sólo el precursor.
Y la razón por la que bautizaba no era por purificación para el Templo,
sino para arrepentimiento. Pero antes de
hablar sobre el “llamado al arrepentimiento de Juan”, veamos primero lo que representa
el bautismo, de donde Juan recibió su sobrenombre…
INMERSIÓN O BAUTISMO HEBREO
La palabra
bautismo viene del griego: “Baptizo”, que significa: empapar o
sumergir. Esta palabra se usaba para
describir el proceso de teñido, en el cual un objeto se sumerge en tinta, y
ésta permea y cambia el color del objeto.
El acto de
inmersión en agua se conoce en hebreo como: Tevilá. El lugar especial donde se hace la inmersión
se conoce como: Mikvá, la cual era una pequeña poza que debía cumplir con
ciertos requisitos religiosos, el principal de los cuales era que contara con
agua corriente (no estancada). Casi
todas las sinagogas contaban con una Mikvá,
pero las principales se encontraban en Jerusalén, ya que todo israelita que
querían entrar al Templo debían pasar primero por una inmersión ritual para
estar en estado de pureza.
Muchos creen
que Juan “se inventó el bautismo”, pero no es así. En la cultura bíblica hebrea existía el
ritual de inmersión, que se usaba con varios propósitos:
a. Limpieza ritual. Cuando
alguien estaba impuro (heb. Tamei), según la Biblia lo define,
debía entonces pasar por una inmersión ritual antes de poder entrar al Templo.
b. Cambio de estado. Cuando
alguien se casaba, o iniciaba un nuevo ministerio, o se convertía al judaísmo,
entonces pasaba por las aguas del Mikvah. Es el concepto de dejar atrás la vida pasada,
y entrar a una nueva vida (Juan 3:4-; Efesios 4:22-24)
c. Arrepentimiento. Es la inmersión que está vinculada con un
arrepentimiento genuino que marca el retorno a vivir como Dios manda.
Este último era
el bautismo de Juan. Su ministerio era
llamar al arrepentimiento a una generación que se había desviado de los caminos
de Dios. Por eso, le llamaban: “Juan el
Bautista” (heb. Yojanan haMatbil).
LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO
Arrepentimiento
se traduce en hebreo como: Teshuva, que literalmente significa:
Retorno. El genuino arrepentimiento
incluye dos pasos:
1. reconocer que uno se ha desviado del camino
de Dios (pecado, 1 Juan 3:4);
2. regresar a vivir como Dios manda (como dice
Juan: dar frutos de arrepentimiento)
Pablo explica en
su carta a los Romanos el proceso de arrepentimiento, y lo vincula con el bautismo
o inmersión en la Mikvah (Romanos
6:1-13). Él compara la inmersión en agua
como el proceso de morir (a uno mismo), y salir del agua como resurrección o
volver a la vida (para vivir como Dios manda).
(Romanos
6:1-4) ¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia
abunde? ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo
viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados
en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Por tanto, hemos sido sepultados
con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de
entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en
novedad de vida.
El genuino
arrepentimiento no es lo mismo que “sentir remordimiento” (pues eso no lleva a
un cambio). Hacer Teshuvá implica reconocer
la falta y cambiar. Como vimos antes, es
“regresar” al camino de Dios. Implica
dar “frutos de arrepentimiento”. Por eso
Juan llamó la atención de algunos que sólo llegaban a hacer la inmersión pero
no cambiaban sus vidas…
(Mateo 3:7-10) Pero cuando vio que muchos de los fariseos y
saduceos venían para el bautismo, les dijo: ¡Camada de víboras! ¿Quién os
enseñó a huir de la ira que vendrá? Por tanto, dad frutos dignos de
arrepentimiento; y no presumáis que podéis deciros a vosotros mismos:
"Tenemos a Abraham por padre", porque os digo que Dios puede levantar
hijos a Abraham de estas piedras. Y el hacha ya está puesta a la raíz de
los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al
fuego.
Juan explicó
que su bautismo es de arrepentimiento.
Luego mencionó otro bautismo…no de agua sino de fuego:
(Mateo 3:11) Yo a la verdad
os bautizo con agua para arrepentimiento, pero el que viene detrás de mí es más
poderoso que yo, a quien no soy digno de quitarle las sandalias; El os
bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
Juan profetizó
que el Mesías traería otro tipo de bautismo: del Espíritu Santo y de
fuego. ¿Qué implica eso?
* Bautismo
del Espíritu Santo. Es cuando el Espíritu
de Dios mora en nuestros corazones. Él
nos ayuda a hacer lo que no podíamos hacer por nosotros mismos (Rom. 7:14-25;
Rom. 8:1-10).
* Bautismo
de Fuego. Por la descripción que
hace Jesús, parecería que está vinculado con el juicio…
(Mateo
3:12) El bieldo está en su mano y limpiará
completamente su era; y recogerá su trigo en el granero, pero quemará la paja
en fuego inextinguible.
Luego que el
Señor nos capacita a obedecer, teniendo al Espíritu Santo en nuestros
corazones, Él espera que vivamos como Él manda.
Llegará el día en que nos pedirá cuentas. De esto es lo que habla el profeta Malaquías…
(Malaquías 4:1-4) Porque he aquí, viene el día, ardiente como un
horno, y todos los soberbios y todos los que hacen el mal serán como paja; y el
día que va a venir les prenderá fuego—dice el SEÑOR de los ejércitos— que no
les dejará ni raíz ni rama. Mas para vosotros que teméis mi nombre, se
levantará el sol de justicia con la salud en sus alas; y saldréis y saltaréis
como terneros del establo. Y hollaréis a los impíos, pues ellos serán
ceniza bajo las plantas de vuestros pies el día en que yo actúe—dice el SEÑOR
de los ejércitos. Acordaos de la ley de mi siervo Moisés, de los
estatutos y las ordenanzas que yo le ordené en Horeb para todo
Israel.
En esa profecía, Malaquías menciona el rol de “Elías”, a quien Juan
representó en la primera venida del Señor.
Y también vendrá otro “Elías” en los últimos tiempos.
(Malaquías 4:5-6) He aquí, yo os
envío al profeta Elías antes que venga el día del SEÑOR, día grande y
terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos,
y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que venga yo y hiera la
tierra con maldición.
Juan exhortaba
a la gente a hacer la inmersión en agua, como señal de arrepentimiento. Pero él no lo hacía en el Templo, sino en el
desierto y en el Río Jordán. La razón de
esto es que, en ese tiempo, los lugares de Mikvá
en Jerusalén se habían convertido en “un gran negocio”. Juan se salió del sistema religioso debido a
la corrupción de esos tiempos, ya que aún el puesto de sumo sacerdote era
“comprado”, en lugar de ser dado a la persona más digna.
Por eso no debe
extrañarnos que cuando llegó el momento en que Jesús quiso hacer su inmersión
(heb. Tevilá), no fue al Templo sino se acercó a Juan el Bautista,
quien era su primo (sobrino de María).
INMERSIÓN DE JESUS
Entre los que
llegaron a ser bautizados por Juan estaba Jesús.
(Mateo
3:13) Entonces Jesús llegó de Galilea al Jordán, a donde estaba Juan, para ser
bautizado por él.
Esto confundió
un poco a Juan ya que él conocía a Jesús y sabía que él no tenía nada por lo
cual arrepentirse.
(Mateo 3:14-15) Pero Juan trató de impedírselo, diciendo: Yo
necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Y respondiendo Jesús, le
dijo: Permítelo ahora; porque es conveniente que cumplamos así toda justicia.
Entonces Juan se lo permitió.
Jesús no llegó
a hacer una inmersión de arrepentimiento, sino a la inmersión de cambio de
vida, por el inicio de su ministerio.
En ese momento, Jesús comenzó su ministerio como sacerdote (según el
orden de Melquisedec—Heb. 7). Él esperó hasta
cumplir los 30 años (Lucas 3:23), que era la edad en que los sacerdotes
iniciaban su ministerio (Num. 4:3). Aparentemente comenzaban su entrenamiento a
los veinticinco años, y luego de cinco años entrenándose, estaban listos para
entrar al Tabernáculo o al Templo (Num. 8:24). Jesús es de la tribu de Judá, y
no puede ser sacerdote levita. Pero la
Biblia señala que sí es sacerdote por “el orden de Melquisedec”, que es
anterior al levirato (Hebreos 5:10).
En ese tiempo,
prácticamente nadie reconoció el sacerdocio de Jesús, ni tampoco lo
reconocieron como Rey, pero Dios Padre sí lo reconoció…
(Mateo 3:13-17) Después
de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se
abrieron, y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía
sobre El. Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi
Hijo amado en quien me he complacido.
Esta fue la
cúspide del ministerio de Juan, y marca el inicio del ministerio de Jesús. Luego de esto Juan dijo lo siguiente:
(Juan
3:30) Es necesario que El crezca, y que yo
disminuya.
En el próximo
capítulo veremos cómo Jesús será tentado en el desierto antes de dar inicio a
su ministerio…
Más estudios de este Evangelio en la pestaña: MATEO
Excelente!
ResponderEliminarBuena esplicacion
ResponderEliminarMe gusta una aclaracion muy excelente
ResponderEliminarMe gusta la forma como lo explica es muy claro
ResponderEliminarExcelentes explicaciones, las palabras y su significado en hebreo ayudan aún más.
ResponderEliminarLo felicito hermano , ya que se aprecia que hay un estudio detrás de esto e incluso lo respaldas con las escrituras de nuestro Dios.
ResponderEliminarGracias por la enseñanza
EliminarDoy gracias por la enseñanza que dan ,es maravilloso conocer , aprender,entender la historia detrás de la escritura,muchas cosas nuevas se revelan para mí,mil bendiciones.
ResponderEliminarDios te bendiga Ana y gracias por tu esfuerzo en compartir este estudio. Una pregunta, las mujeres también eran sumergidas por purificación, arrepentimiento o cuando se casaban o solo los hombres. Gracias. Dios te bendiga
ResponderEliminarBendecido día, excelente explicación, pero me gustaría ahondar un poco más en este tema y quisiera saber cuál es el origen del bautizo en agua, y si está mencionado en el antiguo testamento, agradecería una respuesta idónea.
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