sábado, 20 de febrero de 2016

Mateo 3:7-17. Bautismo en la tradición hebrea


En la entrada pasada vimos el origen y el destino profético de Juan el Bautista, y hoy estudiaremos como él cumplió su llamado…

Tal vez algunos pensaron que Juan estaba desperdiciando su vida en el desierto, en una vida apartada y recluida; pero fue precisamente allí donde debía ir para cumplir su propósito (Isaías 40:3-5). 
(Mateo 3:1-3)  En aquellos días llegó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Porque este es aquel a quien se refirió el profeta Isaías, diciendo: Voz que clama en el desierto: “Preparad el camino del Señor, haced derechas sus sendas”.

La gente estaba intrigada por este sacerdote que un puesto de privilegio por una vida simple en el desierto.  Por eso mandaron a preguntarle: ¿Quién era?  La gente conocía su identidad y linaje, pero no entendían su misión…
(Juan 1:19-21)  Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas de Jerusalén a preguntarle: ¿Quién eres tú? Y él confesó y no negó; confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Entonces, qué? ¿Eres Elías? Y él dijo: No soy. ¿Eres el profeta? Y respondió: No.

Seguramente Juan creció oyendo la historia de su nacimiento y las profecías que recibió con respecto al propósito de su vida.  Pero lo más probable es que él mismo tenía duda de qué debía hacer.  Juan dijo que no era “Elías”, pero Jesús luego aclaró que Juan sí era el profeta que vendría en “el espíritu de Elías”, preparando el camino del Mesías (Mateo 11:11-14).
(Mat 17:10-13)  Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero? Y respondiendo El, dijo: Elías ciertamente viene, y restaurará todas las cosas; pero yo os digo que Elías ya vino y no lo reconocieron, sino que le hicieron todo lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre va a padecer a manos de ellos. Entonces los discípulos entendieron que les había hablado de Juan el Bautista.

A Juan le costaba definir quién era él y qué título podían darle, pero una cosa sí sabía: el conocía su propósito.  Esto fue lo que respondió…
(Juan 1:22-23) Entonces le dijeron: ¿Quién eres?, para que podamos dar respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?  El dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto. “Enderezad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías.

Esta respuesta no dejó satisfechos a los entrevistadores.  Ellos querían saber específicamente por que razón Juan bautizaba en el río Jordán, en lugar del Templo..
(Juan 1:24-27)  Los que habían sido enviados eran de los fariseos. Y le preguntaron, y le dijeron: Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo en agua, pero entre vosotros está Uno a quien no conocéis.  El es el que viene después de mí, a quien yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia.

Juan aclaró que él no era el Mesías, sino sólo el precursor.  Y la razón por la que bautizaba no era por purificación para el Templo, sino para arrepentimiento.  Pero antes de hablar sobre el “llamado al arrepentimiento de Juan”, veamos primero lo que representa el bautismo, de donde Juan recibió su sobrenombre…

INMERSIÓN O BAUTISMO HEBREO
La palabra bautismo viene del griego: “Baptizo”, que significa: empapar o sumergir.  Esta palabra se usaba para describir el proceso de teñido, en el cual un objeto se sumerge en tinta, y ésta permea y cambia el color del objeto. 

El acto de inmersión en agua se conoce en hebreo como: Tevilá.  El lugar especial donde se hace la inmersión se conoce como: Mikvá, la cual era una pequeña poza que debía cumplir con ciertos requisitos religiosos, el principal de los cuales era que contara con agua corriente (no estancada).  Casi todas las sinagogas contaban con una Mikvá, pero las principales se encontraban en Jerusalén, ya que todo israelita que querían entrar al Templo debían pasar primero por una inmersión ritual para estar en estado de pureza. 

Muchos creen que Juan “se inventó el bautismo”, pero no es así.  En la cultura bíblica hebrea existía el ritual de inmersión, que se usaba con varios propósitos:

a. Limpieza ritual.  Cuando alguien estaba impuro (heb. Tamei), según la Biblia lo define, debía entonces pasar por una inmersión ritual antes de poder entrar al Templo.

b. Cambio de estado.  Cuando alguien se casaba, o iniciaba un nuevo ministerio, o se convertía al judaísmo, entonces pasaba por las aguas del Mikvah.  Es el concepto de dejar atrás la vida pasada, y entrar a una nueva vida (Juan 3:4-; Efesios 4:22-24)

c. Arrepentimiento. Es la inmersión que está vinculada con un arrepentimiento genuino que marca el retorno a vivir como Dios manda.

Este último era el bautismo de Juan.  Su ministerio era llamar al arrepentimiento a una generación que se había desviado de los caminos de Dios.  Por eso, le llamaban: “Juan el Bautista” (heb. Yojanan haMatbil).


LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO
Arrepentimiento se traduce en hebreo como: Teshuva, que literalmente significa: Retorno.  El genuino arrepentimiento incluye dos pasos:
1.  reconocer que uno se ha desviado del camino de Dios (pecado, 1 Juan 3:4);
2.  regresar a vivir como Dios manda (como dice Juan: dar frutos de arrepentimiento)

Pablo explica en su carta a los Romanos el proceso de arrepentimiento, y lo vincula con el bautismo o inmersión en la Mikvah (Romanos 6:1-13).  Él compara la inmersión en agua como el proceso de morir (a uno mismo), y salir del agua como resurrección o volver a la vida (para vivir como Dios manda).
(Romanos 6:1-4)  ¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.

El genuino arrepentimiento no es lo mismo que “sentir remordimiento” (pues eso no lleva a un cambio).  Hacer Teshuvá implica reconocer la falta y cambiar.  Como vimos antes, es “regresar” al camino de Dios.  Implica dar “frutos de arrepentimiento”.  Por eso Juan llamó la atención de algunos que sólo llegaban a hacer la inmersión pero no cambiaban sus vidas…   
(Mateo 3:7-10)  Pero cuando vio que muchos de los fariseos y saduceos venían para el bautismo, les dijo: ¡Camada de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira que vendrá? Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento; y no presumáis que podéis deciros a vosotros mismos: "Tenemos a Abraham por padre", porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras. Y el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.

Juan explicó que su bautismo es de arrepentimiento.  Luego mencionó otro bautismo…no de agua sino de fuego:
(Mateo 3:11)  Yo a la verdad os bautizo con agua para arrepentimiento, pero el que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitarle las sandalias; El os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.

Juan profetizó que el Mesías traería otro tipo de bautismo: del Espíritu Santo y de fuego.  ¿Qué implica eso?

*  Bautismo del Espíritu Santo.  Es cuando el Espíritu de Dios mora en nuestros corazones.  Él nos ayuda a hacer lo que no podíamos hacer por nosotros mismos (Rom. 7:14-25; Rom. 8:1-10). 

*  Bautismo de Fuego.  Por la descripción que hace Jesús, parecería que está vinculado con el juicio…
(Mateo 3:12)  El bieldo está en su mano y limpiará completamente su era; y recogerá su trigo en el granero, pero quemará la paja en fuego inextinguible.

Luego que el Señor nos capacita a obedecer, teniendo al Espíritu Santo en nuestros corazones, Él espera que vivamos como Él manda.  Llegará el día en que nos pedirá cuentas.  De esto es lo que habla el profeta Malaquías…
(Malaquías 4:1-4)  Porque he aquí, viene el día, ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen el mal serán como paja; y el día que va a venir les prenderá fuego—dice el SEÑOR de los ejércitos— que no les dejará ni raíz ni rama.  Mas para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia con la salud en sus alas; y saldréis y saltaréis como terneros del establo.  Y hollaréis a los impíos, pues ellos serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies el día en que yo actúe—dice el SEÑOR de los ejércitos.  Acordaos de la ley de mi siervo Moisés, de los estatutos y las ordenanzas que yo le ordené en Horeb para todo Israel.  

En esa profecía, Malaquías menciona el rol de “Elías”, a quien Juan representó en la primera venida del Señor.  Y también vendrá otro “Elías” en los últimos tiempos.
(Malaquías 4:5-6)  He aquí, yo os envío al profeta Elías antes que venga el día del SEÑOR, día grande y terrible.   El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que venga yo y hiera la tierra con maldición.

Juan exhortaba a la gente a hacer la inmersión en agua, como señal de arrepentimiento.  Pero él no lo hacía en el Templo, sino en el desierto y en el Río Jordán.  La razón de esto es que, en ese tiempo, los lugares de Mikvá en Jerusalén se habían convertido en “un gran negocio”.  Juan se salió del sistema religioso debido a la corrupción de esos tiempos, ya que aún el puesto de sumo sacerdote era “comprado”, en lugar de ser dado a la persona más digna. 

Por eso no debe extrañarnos que cuando llegó el momento en que Jesús quiso hacer su inmersión (heb. Tevilá), no fue al Templo sino se acercó a Juan el Bautista, quien era su primo (sobrino de María). 

INMERSIÓN DE JESUS
Entre los que llegaron a ser bautizados por Juan estaba Jesús.
(Mateo 3:13) Entonces Jesús llegó de Galilea al Jordán, a donde estaba Juan, para ser bautizado por él.

Esto confundió un poco a Juan ya que él conocía a Jesús y sabía que él no tenía nada por lo cual arrepentirse. 
 (Mateo 3:14-15)  Pero Juan trató de impedírselo, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Y respondiendo Jesús, le dijo: Permítelo ahora; porque es conveniente que cumplamos así toda justicia. Entonces Juan se lo permitió.

Jesús no llegó a hacer una inmersión de arrepentimiento, sino a la inmersión de cambio de vida, por el inicio de su ministerio.   En ese momento, Jesús comenzó su ministerio como sacerdote (según el orden de Melquisedec—Heb. 7).  Él esperó hasta cumplir los 30 años (Lucas 3:23), que era la edad en que los sacerdotes iniciaban su ministerio (Num. 4:3). Aparentemente comenzaban su entrenamiento a los veinticinco años, y luego de cinco años entrenándose, estaban listos para entrar al Tabernáculo o al Templo (Num. 8:24). Jesús es de la tribu de Judá, y no puede ser sacerdote levita.  Pero la Biblia señala que sí es sacerdote por “el orden de Melquisedec”, que es anterior al levirato (Hebreos 5:10). 

En ese tiempo, prácticamente nadie reconoció el sacerdocio de Jesús, ni tampoco lo reconocieron como Rey, pero Dios Padre sí lo reconoció…
(Mateo 3:13-17) Después de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se abrieron, y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre El. Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido.

Esta fue la cúspide del ministerio de Juan, y marca el inicio del ministerio de Jesús.  Luego de esto Juan dijo lo siguiente: 
(Juan 3:30)  Es necesario que El crezca, y que yo disminuya. 

En el próximo capítulo veremos cómo Jesús será tentado en el desierto antes de dar inicio a su ministerio…


Más estudios de este Evangelio en la pestaña: MATEO
También disponible en audio: AUDIO de MATEO    


10 comentarios:

  1. Me gusta una aclaracion muy excelente

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  2. Me gusta la forma como lo explica es muy claro

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  3. Excelentes explicaciones, las palabras y su significado en hebreo ayudan aún más.

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  4. Lo felicito hermano , ya que se aprecia que hay un estudio detrás de esto e incluso lo respaldas con las escrituras de nuestro Dios.

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  5. Doy gracias por la enseñanza que dan ,es maravilloso conocer , aprender,entender la historia detrás de la escritura,muchas cosas nuevas se revelan para mí,mil bendiciones.

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  6. Dios te bendiga Ana y gracias por tu esfuerzo en compartir este estudio. Una pregunta, las mujeres también eran sumergidas por purificación, arrepentimiento o cuando se casaban o solo los hombres. Gracias. Dios te bendiga

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  7. Bendecido día, excelente explicación, pero me gustaría ahondar un poco más en este tema y quisiera saber cuál es el origen del bautizo en agua, y si está mencionado en el antiguo testamento, agradecería una respuesta idónea.

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