Dios le pide a
Moisés que escriba un cántico. El
propósito de éste es que sirva como testimonio de algo que podría parecer
sorpresivo…
(Deu. 31:19-20) Ahora pues, escribíos este cántico, y
enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico
me sea por testigo contra los hijos de Israel. Porque yo les introduciré en la
tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se
saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me
enojarán, e invalidarán mi pacto.
Dios sabe que Su
Pueblo va a fallar. Esto no es lo que el Señor desea, pero Él sabe que
sucederá, y se los advierte. Como consecuencia, les alcanzarán las maldiciones (Deu. 31:29). Cuando se
pregunten: ¿por qué nos pasa esto?
Entonces el Cántico servirá como testimonio y responderá a esa pregunta.
(Deu. 31:21) Y cuando les vinieren muchos males y
angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues será
recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se
proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré
darles.
El Señor debe
aclarar esto para que sepan que quien falló no es Dios ni la Torá; Dios
cumplirá con Su parte del Pacto, pero Israel fallará. Esta advertencia no es para condenarlos sino
para que estén conscientes del peligro que corren
CANTICO DE MOISÉS
¿Por qué Dios pide a Moisés que enseñe una
canción a Israel? Tal vez es una simple medida
didáctica. Una canción es más fácil de
recordar que texto en prosa. Ese es un
truco que usan en las escuelas todo el tiempo.
(Deu. 31:22) Y Moisés escribió este cántico aquel día, y
lo enseñó a los hijos de Israel.
Hoy no conocemos la música que acompaña a este
cántico, pero tenemos la letra de la canción que en hebreo tiene ritmo como un
poema. Por estar escrito en forma de
verso, ha sido difícil su traducción.
Seguramente hay secretos escondidos en las palabras y ritmos, pero en
esta ocasión nos concentraremos en el mensaje escrito del cántico.
PARTES DEL CÁNTICO
El Cántico puede dividirse en seis partes:
- (32:1-2) Testigos
- (32:3-6) Partes involucradas
- (32:7-14) El Origen
- (32:15-18) Dejarán a Dios
- (32:19-38) Castigo
- (32:39-43) Restauración
CÁNTICO DE MOISÉS
(Deu. 31:30)
Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las
palabras de este cántico hasta acabarlo.
Leamos ahora, parte por parte, “el Cántico de
Moisés”…
1. LOS
TESTIGOS
Así como lo hizo Dios, también Moisés llama a dos
testigos (Deu. 31:28-30):
(Deu. 32:1)
Escuchad,
cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca.
Los dos testigos son: el Cielo y la
Tierra. Pero también hay otro testigo
que Moisés mencionó en el capítulo anterior…
(Deu. 31:24-27) Y cuando acabó Moisés de escribir las
palabras de esta ley en un libro hasta concluirse, dio órdenes Moisés a los
levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, diciendo: Tomad este libro
de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté
allí por testigo contra ti. Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura cerviz; he
aquí que aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más
después que yo haya muerto?
En el Cántico también se hace referencia al
otro testigo: la Torá…
(Deu. 32:2)
Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi
razonamiento; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la
hierba.
Aunque la Torá no se menciona por nombre, se
hace una alusión poética a ella. La
palabra Torá puede traducir como: “enseñanza”; pero la raíz de esta palabra en
hebreo es Yará, que también puede traducirse como: “lluvia”.
La comparación entre la Palabra de Dios y la
lluvia está claramente expresada por el profeta Isaías:
(Isaías 55:10-11) Porque como desciende de los cielos la lluvia y la
nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y
producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra
que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y
será prosperada en aquello para que la envié.
2. PARTES
INVOLUCRADAS
Las partes involucradas en el Pacto son: Jehová
y el pueblo de Israel.
De los dos, quién fallará es el pueblo, no Dios.
Veamos cómo describe el cántico a cada una de
las partes:
(Deu. 32:3-6)
Porque
el nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios. El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus
caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y
recto. La corrupción no es suya; de sus
hijos es la mancha, generación torcida y perversa. ¿Así pagáis a Jehová, pueblo loco e
ignorante? ¿No es él tu padre que te creó?
El te hizo y te estableció.
Lo que dice de Jehová:
- Él es la Roca cuya obra es perfecta
- Dios de verdad
- No hay iniquidad en Él
- Es justo y recto
- No hay corrupción en Él
- El es tu Padre, quien te creó y te estableció
Lo que dice del Pueblo:
- Corruptos y manchados
- Generación torcida y perversa
- Pueblo loco e ignorante
El Señor quiere dejar claro que si Israel no
recibe bendición no es porque Él falló o porque la Torá no sirve, sino porque
los israelitas no siguieron el orden de Dios.
3. EL
ORIGEN
Moisés invita al pueblo a que vean el pasado y
analicen en qué punto se desviaron. Aún
es probable que la desviación venga desde generaciones pasadas y pueda haber afectado
a los descendientes. Si el tronco está torcido, las ramas también lo
estarán. Pero si uno regresa al punto de
origen, la desviación puede ser corregida.
(Deu. 32:7)
Acuérdate de los tiempos antiguos, considera los años de muchas
generaciones; pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos
te dirán.
Moisés se remonta al origen del pueblo de
Israel, cuando Jehová los eligió de entre todas las naciones.
(Deu. 32:8)
Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir a
los hijos de los hombres, estableció los límites de los pueblos según el número
de los hijos de Israel.
[Nota: Dios no sigue las fronteras humanas,
sino que desde el principio ha determinado que hay 70 naciones en la Tierra,
según el número de los hijos de Israel—Génesis 46:26-27; Éxodo 1:1-5; Deu.
10:22]
De todas las naciones de la Tierra, Dios eligió
a Israel, para formar una nación especial que viviera según el orden de Dios, y
así pudiera ser luz al mundo.
(Deu. 32:9) Porque la porción de Jehová es su
pueblo; Jacob la heredad que le tocó.
Jehová no sólo los escogió, sino que después
los guió y les enseñó cómo vivir.
(Deu. 32:10-12)
Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo
alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo. Como el águila que excita su nidada, revolotea
sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas. Jehová solo le guió, y con él no hubo dios
extraño.
Luego el Señor los llevó a la tierra donde
debían poner en práctica la forma de vida que Él les enseñó. Esa es la forma en que les irá bien y recibirán
bendición.
(Deu. 32:13-14)
Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, y comió los frutos del
campo, e hizo que chupase miel de la peña, y aceite del duro pedernal; mantequilla
de vacas y leche de ovejas, con grosura de corderos, y carneros de Basán;
también machos cabríos, con lo mejor del trigo; y de la sangre de la uva
bebiste vino.
Israel recibió fruto natural en abundancia
(mantequilla, leche y grosura, trigo, vino); pero también frutos sobrenaturales
(miel de la peña, aceite del pedernal—que podrían traducirse como frutos de
dátiles y olivares cosechados en el desierto).
4. DEJARÁN
A DIOS
A pesar de la abundancia y la bendición que
recibieron en la Tierra Prometida, el pueblo de Dios ha sido ingrato y se ha
rebelado a Dios.
[Nota: Jesurún es Israel: Deu. 33:5; Isa. 44:2]
(Deu. 32:15-18)
Pero
engordó Jesurún, y tiró coces; engordaste, te cubriste de grasa); entonces
abandonó al Dios que lo hizo, y menospreció la Roca de su salvación. Le despertaron a celos con los dioses ajenos;
lo provocaron a ira con abominaciones.
Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían
conocido, a nuevos dioses venidos de cerca, que no habían temido vuestros
padres. De la Roca que te creó te
olvidaste; te has olvidado de Dios tu creador.
Tal como se les había advertido al principio de
Devarim, cuando tuvieron abundancia no agradecieron a Dios sino que se
enorgullecieron. En la abundancia se
olvidaron de Jehová (Deu. 8:10-18).
5.
CASTIGO
Por olvidarse de Dios y faltar al Pacto, les
alcanzó la maldición. Si se apartan de
de Dios, el Señor se apartará de ellos…
(Deu. 32:19)
Y lo vio Jehová, y se encendió en
ira por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas. Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, veré
cuál será su fin; porque son una generación perversa, hijos infieles. Ellos me movieron a celos con lo que no es
Dios; me provocaron a ira con sus ídolos; Yo también los moveré a celos con un
pueblo que no es pueblo, los provocaré a ira con una nación insensata. Porque
fuego se ha encendido en mi ira, y arderá hasta las profundidades del Seol; devorará
la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes. Yo amontonaré males sobre ellos; emplearé en
ellos mis saetas. Consumidos serán de
hambre, y devorados de fiebre ardiente y de peste amarga; diente de fieras
enviaré también sobre ellos, con veneno de serpientes de la tierra. Por fuera desolará la espada, y dentro de las
cámaras el espanto; así al joven como a la doncella, al niño de pecho como al
hombre cano. Yo había dicho que los
esparciría lejos, que haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos.
Como vimos en la lista de maldiciones, la
última es el exilio. Dios permitirá que
los enemigos los venzan, no porque ellos son mejores sino porque Dios lo
permite para corrección de Su Pueblo.
Después Dios lidiará con los enemigos (Deu. 32:27-34), y hará justicia
por lo que le hagan a Israel.
(Deu. 32:35)
Mía
es la venganza y la retribución; a su tiempo su pie resbalará, porque el día de
su aflicción está cercano, y lo que les está preparado se apresura.
Dios no sólo quiere hacer justicia, sino quiere
llevar a Su Pueblo al arrepentimiento para que haya restauración. El Señor quiere que aprendan de sus errores
(Deu. 32:36-38).
6.
RESTAURACIÓN
Dios no sólo se encargará de castigar a Su
Pueblo por su desobediencia, sino que también está muy interesado en su
restauración.
(Deu. 32:39)
Ved
ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; Yo hago morir, y yo hago vivir;
Yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano.
Parte de la sanidad del Pueblo de Dios es hacer
justicia a sus enemigos (Deu. 32:40-42). Además de la retribución a los
enemigos de Israel, Dios levantará la cabeza de Su Pueblo.
(Deu. 32:43)
Alabad, naciones, a su pueblo, porque él vengará la sangre de
sus siervos, y tomará venganza de sus enemigos, y hará expiación por la tierra
de su pueblo.
La restauración final será la expiación. Esto
habla del cumplimiento mesiánico del Día de Expiación (heb. Yom Kipur).
[Para más información de este tema, lean: Yom Kipur: Significado Espiritual ].
TRANSMISIÓN DEL CÁNTICO
Luego que terminó de redactar el Cántico,
Moisés se lo enseñó al Pueblo…
(Deu. 32:44)
Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del
pueblo, él y Josué hijo de Nun.
La idea no es sólo “entonar” el Cántico, sino
que la invitación es para ponerlo en práctica, y transmitirlo de generación en
generación…
(Deu. 32:45-46)
Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel; y les
dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy,
para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las
palabras de esta ley.
Cuando Moisés reconoce que el Pueblo fallará,
no es una “invitación” a hacerlo, sino una advertencia para que se cuiden de no
hacerlo (ejemplo: Jonás profetizó que Dios destruiría a Nínive, pero se
arrepintieron y se libraron del juicio).
(Deu. 32:47)
Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley
haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán,
para tomar posesión de ella.
CANTICO EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS
El Cántico de Moisés va a ser cantado en los
últimos tiempos, cuando Dios juzgue a toda la Tierra y salve a Su Pueblo. El tiempo preciso en que se cantará será
luego que hayan pasado los Siete Trompetas, pero antes de las copas de la
ira.
(Apoc. 15:1-4)
Vi
en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete
plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios. Vi también como un mar de vidrio mezclado con
fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y
su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas
de Dios. Y cantan el cántico de
Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y
maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son
tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién
no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por
lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han
manifestado.
En ese tiempo será el cumplimiento final del
Cántico de Moisés, cuando el Señor restaure a Israel y haga justicia a los
enemigos.
[Nota: Los últimos versículos de este capítulo
(32:48-52) los estudiaremos cuando veamos el último capítulo de Devarim]
Gracias por la enseñanza y él punto de traducción
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