jueves, 3 de diciembre de 2015

DEVARIM 29:19-29: El Peor Engaño

(Deuteronomio) 

En el capítulo 29 de Devarim, Moisés advierte sobre uno de los peores engaños del cual sufre el pueblo de Dios: creer que no les pasará nada malo si desobedecen.
(Deu. 29:19)  y suceda que al oír las palabras de esta maldición**, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed. 
[**Nota: “maldición” heb. Alah, también juramento, como en el verso 29:12]

El engaño es creer que no pasará nada, aunque uno quebrante la Ley de Dios.

Moisés usa la imagen de la borrachera para explicar este falso razonamiento:
Mucha gente se emborracha para “olvidarse de sus penas”, pero todos sabemos que los problemas no se resuelven con el licor.  Sólo es una evasión, pero el problema persiste, y tal vez aún se complica más.  Lo mismo sucede con la gente que cree que la maldición no le alcanzará a pesar de que está pecando. 

Ejemplo histórico
En la Biblia encontramos un ejemplo histórico de este engaño…
En tiempos del profeta Jeremías, el pueblo judío había caído en pecados terribles.  Dios envió varios profetas para llamarlos al arrepentimiento, pero no hicieron caso.  Ellos cayeron en el engaño de que nada les pasaría porque eran el “Pueblo de Dios”, y tenían el Templo en medio de ellos.
(Jeremías 6:14-16)  Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz,  paz; y no hay paz.  ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto,  caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.  Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma.  Mas dijeron: No andaremos.

El resultado de la falta de arrepentimiento fue el cautiverio en Babilonia y la destrucción del Templo y de Jerusalén.

LO QUE DIOS OPINA…
Regresemos a Deuteronomio para leer lo que Dios opina de esa actitud de indolencia.  ¿Qué pensará el Señor de la frase: “Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón”?  La respuesta la encontramos en los siguientes versículos…
(Deu. 29:20-21)  No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo;  y lo apartará Jehová de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley. 

Dios no va a cambiar de opinión ni las reglas de juego sólo por la dureza del corazón del hombre.  El orden del universo sigue igual: la obediencia trae bendición, y la desobediencia maldición.


PREGUNTA DE LAS GENERACIONES VENIDERAS
Las siguientes generaciones se preguntarán: ¿Por qué nos va mal? 
(Deu. 29:22-24)  Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra, sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira); más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira? 

Al leer la Torá, se darán cuenta de la razón…
(Deu. 29:25-28)  Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto, y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado.  Por tanto, se encendió la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro;  y Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve. 

LA CLAVE DE LA VIDA
La clave de la vida es muy simple: quien obedece los mandamientos recibirá bendición; y quien desobedece, maldición.  Entender la Torá es conocer el secreto de la vida…es saber cómo funciona el mundo y conocer cuál es la clave de la prosperidad. 
(Deu. 29:29)  Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.


CORAZÓN PARA ENTENDER
Si el secreto de la vida es así de simple, ¿por qué no entendemos?
Tal vez porque no es un asunto de intelecto, sino del corazón.  Al principio del capítulo dice:
(Deu. 29:4)  Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. 

El corazón (heb. Lev) incluye no sólo los sentimientos sino también la voluntad.  Entendemos a Dios cuando sometemos el corazón a Él. 

En varias ocasiones, Jesús dijo: “quien tiene oídos, que oiga”.  Muchas veces Él hablaba con parábolas para que entendieran sólo aquellos que tenían un corazón humilde y un espíritu abierto. 
(Lucas 8:10)  Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios;  pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.

Leamos también la versión del Mateo, ya que él cita lo que Isaías dice al respecto:
(Mateo 13:10-17)  Entonces,  acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?  El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos;  mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.  Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.  De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: 
De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis.  Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane. 
Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.  Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

CIRCUNCISIÓN DEL CORAZÓN
Para tener un “corazón que entiende”, lo que necesitamos es una “operación de corazón abierto”, tal como dice este versículo del siguiente capítulo…
(Deu. 30:6)  Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.

“Circuncidar el corazón” es quitar la carnalidad del corazón.  Esto es una operación que sólo Dios puede hacer, ya que es quitar el deseo de pecar. 

De esto hablaron también los profetas:
(Ezequiel 11:19-20) Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios. 


*  Más lecciones de Deuteronomio: DEVARIM (Deut.)

*  Clase de Biblia en audio: DEVARIM AUDIO


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