(Deuteronomio)
En el capítulo 29
de Devarim, Moisés advierte sobre uno de los peores engaños del cual sufre el
pueblo de Dios: creer que no les pasará nada malo si desobedecen.
(Deu. 29:19) y suceda que al oír las palabras de esta
maldición**, él se
bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi
corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed.
[**Nota:
“maldición” heb. Alah, también juramento, como en el verso 29:12]
El engaño es creer
que no pasará nada, aunque uno quebrante la Ley de Dios.
Moisés usa la
imagen de la borrachera para explicar este falso razonamiento:
Mucha gente se
emborracha para “olvidarse de sus penas”, pero todos sabemos que los problemas
no se resuelven con el licor. Sólo es
una evasión, pero el problema persiste, y tal vez aún se complica más. Lo mismo sucede con la gente que cree que la
maldición no le alcanzará a pesar de que está pecando.
Ejemplo histórico
En la Biblia encontramos
un ejemplo histórico de este engaño…
En tiempos del
profeta Jeremías, el pueblo judío había caído en pecados terribles. Dios envió varios profetas para llamarlos al
arrepentimiento, pero no hicieron caso.
Ellos cayeron en el engaño de que nada les pasaría porque eran el
“Pueblo de Dios”, y tenían el Templo en medio de ellos.
(Jeremías 6:14-16) Y curan la herida de mi pueblo con liviandad,
diciendo: Paz, paz; y no hay paz. ¿Se han avergonzado de haber hecho
abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza;
por tanto, caerán entre los que caigan;
cuando los castigue caerán, dice Jehová.
Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las
sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso
para vuestra alma. Mas dijeron: No
andaremos.
El resultado de la falta de arrepentimiento fue
el cautiverio en Babilonia y la destrucción del Templo y de Jerusalén.
LO QUE DIOS OPINA…
Regresemos a Deuteronomio para leer lo que Dios
opina de esa actitud de indolencia. ¿Qué
pensará el Señor de la frase: “Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi
corazón”? La respuesta la
encontramos en los siguientes versículos…
(Deu. 29:20-21) No querrá Jehová perdonarlo, sino que
entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará
sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de
debajo del cielo; y lo apartará Jehová
de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del
pacto escrito en este libro de la ley.
Dios no va a cambiar
de opinión ni las reglas de juego sólo por la dureza del corazón del
hombre. El orden del universo sigue
igual: la obediencia trae bendición, y la desobediencia maldición.
PREGUNTA DE LAS
GENERACIONES VENIDERAS
Las siguientes
generaciones se preguntarán: ¿Por qué nos va mal?
(Deu. 29:22-24) Y dirán las generaciones venideras, vuestros
hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de
lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra, sus enfermedades
de que Jehová la habrá hecho enfermar (azufre y sal, abrasada toda su tierra;
no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió
en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales
Jehová destruyó en su furor y en su ira); más aún, todas las naciones dirán:
¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran
ira?
Al leer la Torá,
se darán cuenta de la razón…
(Deu. 29:25-28) Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de
Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la
tierra de Egipto, y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a
ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado. Por tanto, se encendió la ira de Jehová
contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en
este libro; y Jehová los desarraigó de
su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra
tierra, como hoy se ve.
LA CLAVE DE LA
VIDA
La clave de la
vida es muy simple: quien obedece los mandamientos recibirá bendición; y quien
desobedece, maldición. Entender la Torá
es conocer el secreto de la vida…es saber cómo funciona el mundo y conocer cuál
es la clave de la prosperidad.
(Deu. 29:29) Las cosas secretas pertenecen a Jehová
nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para
siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
CORAZÓN PARA ENTENDER
Si el secreto de la vida es así de simple, ¿por
qué no entendemos?
Tal vez porque no es un asunto de intelecto,
sino del corazón. Al principio del
capítulo dice:
(Deu. 29:4) Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón
para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.
El corazón (heb. Lev) incluye no
sólo los sentimientos sino también la voluntad.
Entendemos a Dios cuando sometemos el corazón a Él.
En varias ocasiones, Jesús dijo: “quien
tiene oídos, que oiga”. Muchas veces
Él hablaba con parábolas para que entendieran sólo aquellos que tenían un
corazón humilde y un espíritu abierto.
(Lucas 8:10)
Y
él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que
viendo no vean, y oyendo no entiendan.
Leamos también la versión del Mateo, ya que él
cita lo que Isaías dice al respecto:
(Mateo 13:10-17) Entonces,
acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por
parábolas? El respondiendo, les dijo:
Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. Porque a
cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo
que tiene le será quitado. Por eso les
hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía
de Isaías, que dijo:
De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha
engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que
no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se
conviertan, y yo los sane.
Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque
oyen. Porque de cierto os digo, que
muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que
oís, y no lo oyeron.
CIRCUNCISIÓN DEL
CORAZÓN
Para tener un
“corazón que entiende”, lo que necesitamos es una “operación de corazón
abierto”, tal como dice este versículo del siguiente capítulo…
(Deu. 30:6)
Y
circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para
que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que
vivas.
“Circuncidar el
corazón” es quitar la carnalidad del corazón.
Esto es una operación que sólo Dios puede hacer, ya que es quitar el
deseo de pecar.
De esto hablaron
también los profetas:
(Ezequiel 11:19-20) Y les daré un corazón, y un espíritu
nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su
carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y
guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por
Dios.
* Más lecciones de
Deuteronomio: DEVARIM (Deut.)
* Clase de
Biblia en audio: DEVARIM AUDIO
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