LLEGÓ EL MOMENTO
Luego de haber dado vueltas
por el desierto por 40 años, finalmente llegó el momento de que los israelitas
entraran a la Tierra Prometida. La primera generación (quienes salieron de Egipto
como adultos) ya había muerto en el desierto; ahora la nueva generación ya había
crecido, y como adultos estaban listos para tomar posesión de la promesa
divina. Pero no fueron ellos los que
marcaron el momento, sino Dios…
(Deu. 2:1-3) Después nos
volvimos y partimos hacia el desierto por el camino del mar Rojo, como el SEÑOR
me había mandado, y por muchos días dimos vuelta al monte Seir. Y el SEÑOR me
habló, diciendo: Bastantes vueltas habéis dado ya alrededor de este monte.
Volveos ahora hacia el norte.
Había llegado el momento de
entrar a la Tierra Prometida…pero antes de ponerse en marcha, el Señor les
aclaró que iban a pasar por ciertos territorios que no debían conquistar: Edom,
Moab y Amón…
El Señor explicó por qué
razón estos territorios (Edom, Moab y Amón) no debían ser conquistados por los
israelitas. Lo que tienen en común esas
naciones es que ellos son parientes de los patriarcas. Estos parientes no iban a tener parte en la
Tierra Prometida (Canaán), pero el Señor les otorgó otro territorio a la vecindad:
· Edom (o Seir) son descendientes de Esaú (hermano de Jacob)
· Moab y Amón
son descendientes de Lot (sobrino de
Abraham)
Veamos ahora lo que sucedió
cuando los israelitas pasaron por los territorios de Edom (Seir), Moab y Amón…
PASO POR EDOM
Viniendo del desierto hacia
Canaán, el primer territorio poblado que iban a pasar era Seir o Edom
(territorio de los hijos de Esaú).
(Deu. 2:4-5) da orden al pueblo, diciendo: Vais a pasar por el
territorio de vuestros hermanos, los hijos de Esaú que habitan en Seir, y os
tendrán miedo. Así que tened mucho cuidado; no los provoquéis, porque nada de
su tierra os daré, ni siquiera la huella de un pie, porque a Esaú he dado el
monte Seir por posesión.
Dios les dejó claro a los
israelitas que el derecho de conquista se limita a la Tierra que les fue prometida
a los patriarcas. No deben tener
ambición expansionista, sino limitarse al territorio que Dios les dio.
Específicamente les ordenó respetar los territorios de sus parientes vecinos
(Edom, Moab, Amón)
Nota: Desde
el principio de la historia, se han levantado hombres con la ambición de
conquistar el mundo, comenzando con Nimrod (Gen. 10:8-12), y otros como
Nabucodonosor, Alejandro Magno, Napoleón, Hitler, etc. Es el mismo afán de la Torre de Babel
(hacerse fama y estar en control, en rebelión a la autoridad de Dios). Esto no es el orden que Dios ha establecido,
pues El dividió la tierra entre las diversas naciones, y puso límites entre
ellas (Deu. 32:8; Jer. 27:5). Cuando Dios
dio a los israelitas derecho de conquistar, no era todo el mundo sino SOLO la
Tierra Prometida (Canaán). Cuando Israel ha
ganado territorio, no ha sido por afán expansionista sino como resultado de haber sido
atacado por los enemigos, quienes desean quitarles la Tierra que Dios les dio; por el contrario,
han perdido territorio cuando han pecado contra Dios (como resultado de su
desobediencia—Deut. 28).
Otra instrucción que Dios les
dio cuando pasaran a través de Edom era no recibir regalos de los edomitas,
para no quedarles debiendo favores (los cuales solían cobrar después).
(Deu. 2:6-7) Les
compraréis con dinero los alimentos para comer, y también con dinero compraréis
de ellos agua para beber. Pues el SEÑOR tu Dios te ha bendecido en todo lo que
has hecho; El ha conocido tu peregrinar a través de este inmenso desierto. Por
cuarenta años el SEÑOR tu Dios ha estado contigo; nada te ha faltado.
En el libro de Números está
descrito lo que pasó cuando los israelitas trataron de pasar por el territorio
de Edom (Num. 20:14-21). Moisés solicitó
al rey de Edom que los dejara pasar, asegurándole que sólo iban de paso y no
iban a atacar ni ser carga para la población local.
(Num. 20:16-17) Pero cuando
clamamos al SEÑOR, El oyó nuestra voz y envió un ángel y nos sacó de Egipto.
Ahora, mira, estamos en Cades, un pueblo de la frontera de tu territorio.
Permítenos, por favor, pasar por tu tierra. No pasaremos por campo labrado ni
por viñedo; ni siquiera beberemos agua de pozo. Iremos por el camino real, sin
volver a la derecha ni a la izquierda hasta que crucemos tu territorio.
El rey de Edom no cedió ante
la petición.
(Num. 20:18) Pero, Edom
le respondió: Tú no pasarás por mi tierra; para que no salga yo con espada a tu
encuentro.
Los israelitas volvieron a
insistir, pero el rey de Edom fue enfático en su negativa.
(Num. 20:19-21) Entonces los hijos de Israel le contestaron: Iremos
por el camino principal, y si yo y mi ganado bebemos de tu agua, entonces te
pagaré su precio. Solamente déjame pasar a pie, nada más. Pero él dijo: Tú no
pasarás. Y Edom salió a su encuentro con mucha gente y con mano fuerte. Rehusó,
pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, así que Israel tuvo que
desviarse de él.
En lugar de atravesar el
territorio de Edom por el camino principal (que era una importante ruta
comercial), los israelitas tuvieron que bordear el territorio, caminando por el
desierto y tierras inhóspitas.
(Deu. 2:8) Pasamos,
pues, de largo a nuestros hermanos, los hijos de Esaú que habitan en Seir,
lejos del camino de Arabá, lejos de Elat y de Ezión-geber. Y nos volvimos, y
pasamos por el camino del desierto de Moab.
PASO POR MOAB
El siguiente territorio que
debían atravesar los israelitas en su camino hacia la Tierra Prometida era
Moab. El Señor dio unas instrucciones
similares:
(Deu. 2:9) Entonces el
SEÑOR me dijo: No molestes a Moab, ni los provoques a la guerra, porque no te
daré nada de su tierra por posesión, pues he dado Ar a los hijos de Lot por
posesión.
Los moabitas no reaccionaron
como los edomitas. Aunque con mucho
recelo, les permitieron cruzar sin ponerles obstáculos y sin amenazas (no tanto
porque no quisieran, sino porque no podían ya que acababan de sufrir una
derrota militar y sus fuerzas estaban mermadas).
Luego de hacer esa salvedad,
el Señor les instruyó que avanzaran.
(Deu. 2:13) Levantaos
ahora, y cruzad el torrente de Zered. Y cruzamos el torrente de Zered.
UN NUEVO INICIO
La Biblia señala que la fecha
en que cruzaron el río Zered marcaba
un aniversario: en esa fecha comenzó el exilio en el desierto para la
generación pasada, quienes allí murieron. Treinta y ocho años después, en la misma
fecha, se cerraba esa etapa. El cruce
del río Zered marcaba un nuevo inicio para la nueva generación.
(Deu. 2:14) Y el tiempo que
nos llevó para venir de Cades-barnea, hasta que cruzamos el torrente de Zered,
fue de treinta y ocho años; hasta que pereció toda la generación de los hombres
de guerra de en medio del campamento, como el SEÑOR les había jurado.
SIGUIENTE PASO: AMONITAS Y AMORREOS
Luego de atravesar el
territorio de los moabitas sin ningún percance, los israelitas se encontraron
con otra frontera que debían cruzar, la cual los llevaría al territorio de los
amorreos y los amonitas.
Antes de cruzar la frontera, el
Señor les volvió a dar instrucciones, pero la advertencia fue sólo referente a
los amonitas…
(Deu. 2:18-19) Tú cruzarás hoy
por Ar la frontera de Moab. Y cuando llegues frente a los hijos de Amón, no los
molestes ni los provoques, porque no te daré nada de la tierra de los hijos de
Amón en posesión, pues se la he dado a los hijos de Lot por heredad.
Así como con Edom y Moab, los
israelitas debían respetar el territorio de Amón, pues el Señor se los dio como
heredad a los descendientes de Lot.
Curiosamente no dijo lo mismo de los amorreos…
(Deu. 2:24-25) Levantaos; partid y pasad por el valle del Arnón.
Mira, he entregado en tu mano a Sehón amorreo, rey de Hesbón, y a su tierra;
comienza a tomar posesión y entra en batalla con él. Hoy comenzaré a infundir el espanto y temor
tuyo entre los pueblos debajo del cielo, quienes, al oír tu fama, temblarán y
se angustiarán a causa de ti.
La instrucción con respecto a
los amorreos fue muy diferente: contra ellos sí podrían pelear. Ellos no eran parientes, sino eran parte de
los pueblos cananeos a quienes debían vencer.
Como veremos más adelante en
las leyes sobre la guerra (Deu. 20:10-18), los israelitas debían primero hacer
un llamado a la paz antes de hacer la guerra con otras naciones…
(Deu. 2:26-29) Entonces envié
mensajeros desde el desierto de Cademot a Sehón, rey de Hesbón, con palabras de
paz, diciendo: Déjame pasar por tu tierra; iré solamente por el camino, sin
apartarme ni a la derecha ni a la izquierda. Me venderás comestibles por dinero
para que yo pueda comer, y me darás agua por dinero para que pueda beber;
déjame tan sólo pasar a pie, tal como hicieron conmigo los hijos de Esaú que
habitan en Seir, y los moabitas que habitan en Ar, hasta que cruce el Jordán a
la tierra que el SEÑOR nuestro Dios nos da.
Aunque los amorreos eran
cananeos, no estaban en la Tierra Prometida (cruzando el río Jordán), por lo
tanto no tenían que conquistarla.
Simplemente estaban pidiendo permiso para cruzar su territorio. Pero si ellos se oponían, tenían permiso de
Dios para luchar contra ellos, y luego de vencerlos quedarse con el botín.
(Deu. 2:30-37) Pero Sehón, rey
de Hesbón, no quiso dejarnos pasar por su tierra porque el SEÑOR tu Dios
endureció su espíritu e hizo obstinado su corazón, a fin de entregarlo en tus
manos, como lo está hoy. Y el SEÑOR me dijo: Mira, he comenzado a entregar a
Sehón y su tierra en tus manos. Comienza a ocuparla para que poseas la tierra.
Entonces Sehón salió con todo su pueblo a encontrarnos en batalla en Jahaza. Y
el SEÑOR nuestro Dios lo entregó a nosotros; y lo derrotamos a él, a sus hijos
y a todo su pueblo. En aquel tiempo tomamos todas sus ciudades, y exterminamos
a hombres, mujeres y niños de cada ciudad. No dejamos ningún sobreviviente.
Tomamos solamente como nuestro botín los animales y los despojos de las
ciudades que habíamos capturado. Desde Aroer, que está a la orilla del valle
del Arnón, y desde la ciudad que está en el valle, aun hasta Galaad, no hubo
ciudad inaccesible para nosotros; el SEÑOR nuestro Dios nos las entregó todas.
Solamente no te acercaste a la tierra de los hijos de Amón, a todo lo largo del
arroyo Jaboc, ni a las ciudades del monte, todo lo que el SEÑOR nuestro Dios
había prohibido.
Lo mismo sucedió con el otro
rey amorreo de norte, el rey Og de Basán.
(Deu. 3:1-3) Volvimos, pues,
y subimos por el camino de Basán, y Og, rey de Basán, nos salió al encuentro
con todo su pueblo para pelear en Edrei. Pero el SEÑOR me dijo: No le tengas
miedo, porque en tu mano yo lo he entregado a él, y a todo su pueblo y su
tierra; y harás con él tal como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que
habitaba en Hesbón. Así que el SEÑOR nuestro Dios entregó también a Og, rey de
Basán, con todo su pueblo en nuestra mano, y los herimos hasta que no quedaron
sobrevivientes.
Ciertamente suena drástico
que Dios autorice a los israelitas para matar a sus enemigos, incluyendo
mujeres y niños. En un sentido humano,
nos cuesta comprenderlo; sólo se puede entender desde una perspectiva
espiritual. La Biblia es clara al
explicar que esto no es un permiso de matar a cualquiera, sino sólo a los que Dios indica…y da una razón para ello:
(Deu. 20:16-18) en las ciudades
de estos pueblos que el SEÑOR tu Dios te da en heredad, no dejarás con vida
nada que respire, sino que los destruirás por completo: a los heteos, amorreos,
cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos, tal como el SEÑOR tu Dios te ha mandado,
para que ellos no os enseñen a imitar todas las abominaciones que ellos han
hecho con sus dioses y no pequéis contra el SEÑOR vuestro Dios.
La Tierra de Israel es un
lugar especial para Dios (porque allí comenzó todo: la creación
de Adán, y allí terminará todo: el reino del Mesías). Ese es el lugar que el Señor escogió para
poner allí Su Nombre (específicamente Jerusalén) y para edificar Su
Templo. Los ojos de Dios están sobre
esta tierra en forma especial…
(Deu. 11:12) Es una tierra
que el SEÑOR tu Dios cuida; los ojos del SEÑOR tu Dios están siempre sobre
ella, desde el principio hasta el fin del año.
El Señor no entregó esa
tierra a Abraham y a su descendencia en cualquier momento; más bien esperó
hasta que hubiera llegado al colmo la maldad de sus habitantes (lo cual abrió
el derecho legal espiritual para poder quitársela).
(Gen. 15:16) Y en la cuarta generación ellos regresarán acá,
porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la iniquidad de los amorreos.
Era
importante eliminar a toda la población porque ya estaba contaminada
(probablemente sin esperanza de restauración, como Sodoma y Gomorra). La Biblia advierte que, si no eliminaban
completamente al enemigo, ellos corrían el riesgo de contaminarse (Deu. 20:18)
Dios no hace acepción de
personas, porque el Señor advirtió que los israelitas también serían expulsados
de la Tierra si cometían las mismas abominaciones (1 Reyes 21:25-26), tal como lo hicieron los
amorreos.
(Levítico 20:22-24) Guardad, por
tanto, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y cumplidlos, a fin de que
no os vomite la tierra a la cual os llevo para morar en ella. Además, no andéis
en las costumbres de la nación que yo echaré de delante de vosotros; porque
ellos hicieron todas estas cosas, yo los aborrecí. Por eso os he dicho:
Vosotros poseeréis su tierra, y yo mismo os la daré para que la poseáis, una
tierra que mana leche y miel. Yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que os he apartado
de los pueblos.
GIGANTES EN LA TIERRA
La Biblia hace un paréntesis
en la historia del avance de los israelitas por Transjordania para hacer
mención de los gigantes que vivían allí.
Primero menciona a los
gigantes que los edomitas lograron vencer.
(Deu. 2:10-12) Antes habitaron
allí los emitas, un pueblo tan grande, numeroso y alto como los anaceos. Como
los anaceos, ellos también son considerados gigantes, pero los moabitas los
llaman emitas. Los horeos habitaron antes en Seir, pero los hijos de Esaú los
desalojaron y los destruyeron delante de ellos, y se establecieron en su lugar,
tal como Israel hizo con la tierra que el SEÑOR les dio en posesión.
Más adelante, menciona “la
Tierra de los Gigantes”, que era el territorio que lograron conquistar los
amonitas.
(Deu. 2:20-22) Es también conocida como la tierra de los gigantes,
porque antiguamente habitaban en ella gigantes, a los que los amonitas llaman
zomzomeos, pueblo grande, numeroso y alto como los anaceos, pero que el SEÑOR
destruyó delante de ellos. Y los amonitas los desalojaron y se establecieron en
su lugar, tal como Dios hizo con los hijos de Esaú, que habitan en Seir, cuando
destruyó a los horeos delante de ellos; y ellos los desalojaron, y se
establecieron en su lugar hasta hoy.
También menciona que el rey
de Basán era gigante.
(Deu. 3:11) Porque sólo Og,
rey de Basán, quedaba de los gigantes. Su cama era una cama de hierro; está en
Rabá de los hijos de Amón. Tenía nueve codos de largo y cuatro codos de ancho,
según el codo de un hombre.
¿Por qué la Biblia hace tanto
énfasis en los gigantes?
Era importante que los
israelitas supieran que así como Dios les dio la capacidad a los edomitas y a
los amonitas para vencer a los gigantes en sus territorios, de igual manera el
Señor ayudaría a los israelitas a vencer a los gigantes que ellos tendría
enfrentar en Canaán, la tierra que el Señor les daba por heredad.
Era un ejemplo que les daría
ánimo a los israelitas, y les ayudaría a superar el miedo que pudieran sentir.
EN LA HISTORIA: Se pasaron del límite
A lo largo de la historia, los
israelitas han respetado las fronteras con sus parientes (Edom, Moab,
Amón)—excepto en una ocasión:
En el tiempo de los
hasmoneos, Juan Hircano (hijo de Simón Macabeo) mandó a conquistar la región de
Edom, que en ese tiempo se conocía como Idumea.
Además de rey, Juan era sumo sacerdote; no obstante, él no respetó la
instrucción divina de no tomar el territorio de los edomitas. No sólo mandó a conquistar la región, sino
que también los obligó a convertirse al judaísmo (lo cual ha sido la única
conversión forzada de la historia judía).
Esa mala decisión les costó cara con el pasar el tiempo, pues cuando los
romanos conquistaron toda la región, escogieron a un líder proveniente de
Idumea para ser rey de Judea: Herodes.
El respeto a estas fronteras
no sólo aplicaba a los israelitas, sino también a Edom, Moab y Amón. En una ocasión en la historia ellos trataron
de pasarse las fronteras e invadir, pero el Señor mismo defendió a Israel. (2 Crónicas 20)
* Más
lecciones de Deuteronomio: DEVARIM (Deut.)
* Clase de
Biblia en audio: DEVARIM AUDIO
Dios les bendiga abundantemente. Excelente enseñanza. Hebreos 6:10 dice: "Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún." Gracias en el nombre del Señor
ResponderEliminarDios les bendiga. En alguna ocasión leí sobre la negativa de los moabitas y amonitas. Por ser hijos de incesto ya que Dios no estuvo de acuerdo con lo que hicieron las hijas de Lot. ¿Me ayudan con esta duda? Saludos y bendiciones
ResponderEliminarLas citas sobre los moabitas y amonitas son las siguientes:
Eliminar(Génesis 19:36-38) Y las dos hijas de Lot concibieron de su padre. 37 Y la mayor dio a luz un hijo, y lo llamó Moab; él es el padre de los moabitas hasta hoy. 38 Y en cuanto a la menor, también ella dio a luz un hijo, y lo llamó Ben-ammi; él es el padre de los amonitas hasta hoy.
(Deu. 23:3) Ningún amonita ni moabita entrará en la asamblea del SEÑOR; ninguno de sus descendientes, aun hasta la décima generación, entrará jamás en la asamblea del SEÑOR
Dese estudiar la Palabra de Dios. Pueden ayudarme? Reciban bendiciones de nuestro Padre Jehová
ResponderEliminarLe invitamos a estudiar la Biblia con nosotros. Visítenos en la siguiente dirección en internet: www.estudiobiblia.blogspot.com
EliminarEn las pestañas de arriba encontrará los libros que están disponibles, capítulo por capítulo. Cada semana procuramos publicar un nuevo estudio.
Bendiciones,
Ana BC
Bendiciones querida Hna ,a sido de grande bendición estos estudios de la Biblia ,Dios la bendiga 💐🤗
ResponderEliminarFALACIAS Y DOGMAS..........SIN NINGUN SUSTENTO.
ResponderEliminarDios los bendiga buenísimo estudio, muy bien detallado y claro de entender.
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