En el capítulo anterior vimos que Jacob y Labán habían
llegado a un acuerdo en el que ambos podrían salir beneficiados en el negocio
de los rebaños. Sin embargo, Labán no
estaba contento viendo a su yerno prosperar.
Este sentimiento lo trasmitió a sus hijos también.
(Gen. 31:1-2) Pero Jacob oyó
las palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob se ha apoderado de todo
lo que era de nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha hecho toda
esta riqueza. (2) Y Jacob observó la actitud de Labán, y he
aquí, ya no era amigable para con él como antes.
Labán es el tipo de persona que no puede considerar salir
perdiendo, ni pensar que alguien prospere al igual o más que él. No había forma
de prosperar y a la vez guardar la paz con Labán. Esta forma de pensar fue heredada a sus hijos,
quienes veían mal la prosperidad de Jacob.
Un corazón torcido nos lleva a ver las cosas de forma
tergiversada. Los hijos de Labán
acusaban a Jacob de enriquecerse a costa de Labán, cuando en realidad Labán había
prosperado gracias al trabajo de Jacob.
En esas condiciones, Jacob sabía que no podría prosperar
si se quedaba allí; por lo tanto, decidió regresar a su tierra natal, aun
cuando esto fuera riesgoso, pues no sabía si su hermano Esaú lo había perdonado
después de todos estos años.
REGRESO A LA TIERRA
Para darle un empujoncito en la dirección correcta, Dios le
habló a Jacob.
(Gen. 31:3) Entonces el
SEÑOR dijo a Jacob: Vuelve a la tierra de tus padres y a tus familiares, y yo
estaré contigo.
Para Jacob no era una decisión difícil regresar a su
tierra y a su familia. La pregunta era
si sus mujeres, hijas de Labán, estarían de acuerdo con marcharse y dejar su
tierra y parentela. Por eso, Jacob llamó
a sus mujeres y les habló:
(Gen. 31:4-13) Jacob, pues,
envió a llamar a Raquel y a Lea al campo, donde estaba su rebaño, (5) y
les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es amigable para conmigo
como antes; pero el Dios de mi padre ha estado conmigo. (6) Y
vosotras sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas. (7) No
obstante vuestro padre me ha engañado, y ha cambiado mi salario diez veces;
Dios, sin embargo, no le ha permitido perjudicarme. (8) Si
él decía: "Las moteadas serán tu salario", entonces todo el rebaño
paría moteadas; y si decía: "Las rayadas serán tu salario", entonces
todo el rebaño paría rayadas. (9) De esta manera Dios ha quitado el ganado a
vuestro padre y me lo ha dado a mí.
(10) Y sucedió que por el tiempo
cuando el rebaño estaba en celo, alcé los ojos y vi en sueños; y he aquí, los
machos cabríos que cubrían las hembras eran rayados, moteados y
abigarrados. (11) Entonces el ángel de Dios me dijo en el
sueño: "Jacob"; y yo respondí: "Heme aquí." (12) Y
él dijo: "Levanta ahora los ojos y ve que todos los machos cabríos que
están cubriendo las hembras son rayados, moteados y abigarrados, pues yo he
visto todo lo que Labán te ha hecho.
(13) "Yo soy el Dios de
Betel, donde tú ungiste un pilar, donde me hiciste un voto. Levántate ahora,
sal de esta tierra, y vuelve a la tierra donde naciste."
Dios había estado con Jacob en todo este tiempo. Lo había acompañado, protegido y
prosperado. Ahora el Señor le estaba
recordando del voto que había hecho. Dios cumplió su promesa…y ahora Jacob debía
cumplir su voto.
(Gen.
28:20-22) Entonces hizo Jacob un voto, diciendo: Si Dios está
conmigo y me guarda en este camino en que voy, y me da alimento para comer y
ropa para vestir, (21) y vuelvo sano y salvo a casa de mi padre,
entonces el SEÑOR será mi Dios.
(22) Y esta piedra que he puesto
por señal será casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo.
Si Jacob regresaba a la Tierra Prometida, también debían
acompañarlo sus mujeres e hijos. ¿Qué
respondieron Raquel y Lea ante la propuesta de irse a Canáan?
(Gen. 31:14-16) Y Raquel y Lea
respondieron, y le dijeron: ¿Tenemos todavía nosotras parte o herencia alguna
en la casa de nuestro padre? (15) ¿No nos ha tratado como extranjeras? Pues nos
ha vendido, y también ha consumido por completo el precio de nuestra
compra. (16) Ciertamente, toda la riqueza que Dios ha
quitado de nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos; ahora pues, todo lo
que Dios te ha dicho, hazlo.
Contando con el apoyo de su familia, Jacob comenzó a
hacer preparativos para su salida de Harán.
Sin embargo, no se sintió en la libertad de contarle sus planes a su
suegro, pues sabía que él se iba a oponer.
Se marcharon a escondidas.
(Gen. 31:17-18) Entonces Jacob
se levantó, montó a sus hijos y a sus mujeres en los camellos, (18) y
puso en camino todo su ganado y todas las posesiones que había acumulado, el
ganado adquirido que había acumulado en Padán-aram, para ir a Isaac su padre, a
la tierra de Canaán.
Lamentablemente, Jacob no había dejado por completo el
engaño, y se fue sin despedirse. A ese
engaño, se añadió otro que hizo Raquel.
(Gen. 31:19-20) Y mientras Labán
había ido a trasquilar sus ovejas, Raquel robó los ídolos domésticos que eran
de su padre. (20) Y Jacob engañó a Labán arameo al no
informarle que huía.
Lo que hubiera parecido como un traslado normal de
tiendas buscando mejores pastos para los rebaños, resultó ser una fuga más allá
de las fronteras en las que ellos acostumbraban andar.
(Gen. 31:21) Huyó, pues, con
todo lo que tenía; y se levantó, cruzó el río Éufrates y se dirigió hacia la región montañosa de Galaad.
PERSECUCIÓN
Al darse cuenta que Jacob había huido con su familia más
allá de sus tierras, Labán salió a perseguirlos…
(Gen. 31:22-23) Y al tercer día,
cuando informaron a Labán que Jacob había huido, (23)
tomó a sus parientes consigo y lo persiguió por siete días; y lo alcanzó en los montes de Galaad.
Labán no se quedó de brazos cruzados. Él los persiguió hasta alcanzarlos, más allá
de sus fronteras. Seguramente no iba con buenas intenciones, pero Dios se le
apareció a Labán en un sueño y lo frenó de hacerles mal.
(Gen. 31:24) Pero Dios vino a
Labán arameo en sueños durante la noche, y le dijo: Guárdate que no hables a
Jacob ni bien ni mal.
¿Qué hizo Labán cuando finalmente los alcanzó?
(Gen. 31:25-30) Alcanzó, pues,
Labán a Jacob. Y Jacob había plantado su tienda en la región montañosa, y Labán
y sus parientes acamparon en los montes de Galaad. (26)
Entonces Labán dijo a Jacob: ¿Qué has hecho, engañándome y llevándote a
mis hijas como si fueran
cautivas de guerra? (27) ¿Por qué huiste en secreto y me engañaste, y
no me avisaste para que yo pudiera despedirte con alegría y cantos, con
panderos y liras? (28) ¿Por
qué no me has permitido besar a mis hijos y a mis hijas? En esto has
obrado neciamente. (29) Tengo poder para hacerte daño, pero anoche el
Dios de tu padre me habló, diciendo: "Guárdate de hablar nada con Jacob ni
bueno ni malo." (30) Y ahora, ciertamente te has marchado porque
añorabas mucho la casa de tu padre; pero
¿por qué robaste mis dioses?
De nuevo vemos que Jacob busca excusas para su
engaño.
(Gen. 31:31) Entonces Jacob
respondió, y dijo a Labán: Porque tuve miedo, pues dije: "No sea que me
quites a tus hijas a la fuerza."
En realidad, no se arrepintió; más tarde se ven las
consecuencias. El será objeto de engaño,
tanto por parte de Raquel, como de una de las concubinas, y también de sus
hijos.
Jacob se excusó por salir huyendo con su familia, pero se
defendió con respecto a la acusación de haber robado los ídolos, ya que él no
sabía que Raquel los había tomado.
(Gen. 31:32) Pero aquel con quien encuentres tus dioses, no vivirá. En
presencia de nuestros parientes indica lo que es tuyo entre mis cosas y llévatelo. Pues Jacob no sabía que Raquel
los había robado.
Creyéndose inocente, hizo una declaración que terminó
siendo una maldición— más adelante veremos que Raquel muere de un parto
complicado (Gen. 35:16-20). Tenemos que
tener tanto cuidado con lo que confesemos.
Con la lengua podemos hablar vida o muerte.
(Pro, 18:21) Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su
fruto.
Siendo un hombre engañador, Labán no creyó en la palabra
de Jacob; por eso, se dispuso registrar todo lo que llevaban Jacob y su familia,
para tomar lo que él creía ser suyo.
(Gen. 31:33-35) Entró entonces
Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea y en la tienda de las dos
siervas, pero no los encontró.
Después salió de la tienda de Lea y entró en la tienda de Raquel. (34) Y
Raquel había tomado los ídolos domésticos, los había puesto en los aparejos del
camello y se había sentado sobre ellos. Y Labán buscó por toda la tienda, pero
no los encontró. (35) Y
ella dijo a su padre: No se enoje mi señor porque no pueda levantarme delante
de ti, pues estoy con lo que es común entre las mujeres. Y él buscó, pero no
encontró los ídolos domésticos.
Aquí vemos una triple falta en Raquel: no sólo el engaño,
sino también el robo y la idolatría. En
el Medio Oriente la gente solía tener “ídolos domésticos”, que era dioses que
cada familia tenía. Ellos veneraban esos
ídolos porque creían que éstos los protegían y les traían prosperidad. Raquel tenía puesta su fe en esos ídolos, y
no en el Dios de Israel, a quien probablemente aún no conocía.
En la próxima entrada terminaremos de estudiar el
capítulo 31, y veremos el acuerdo al que llegan Jacob y Labán…
yo pienso que que jacob y Laban pensaban que los idolos siempre lo iban a proteger poreso se lo robaron
ResponderEliminarLaban era un impio idolatra (Josué 24:2).
EliminarUn suegro perverso.
No fue jacob, fue Raquel, vemos Raquel robo por idatria y engaño a su padre por eso no se encontraron los dioses. En el versiculo 32 jacob hablo confiado y dijo que NO VIVA quien tenía sus idolos porque el estaba confiado que no los teníanteníantenían, también vemos mas adelante que así fue Raquel murió dando a luz a su hijo .. DIOS los bendiga!!!
ResponderEliminarHermanos necesito una reflexión sobre Génesis 31-11;13 quien podría darme una reflexión sobre esos versiculos
ResponderEliminarHermanos necesito una reflexión sobre Génesis 31-11;13 quien podría darme una reflexión sobre esos versiculos
ResponderEliminarEsto es una historia un copo complicada porq hay mucho engaño, mentira, robo y idolatria solo Dios sabe lo q hace cuando hay un propósito de Dios con el hombre, el hace lo q tiene q hacer,en Jacob avía una promesa un pacto q venía desde Abraham q tenía q cumplirse,porq así estaba escrito. El enemigo quiso entorpecer los planes de Dios porq de ese linaje o de esa raíz es q iba a salir el mesías el sarvador del mundo....
ResponderEliminarQue palabra muy fuerte estoy viviendo algo paresido hase poco estoy viuda pero tengo un dios de amor conmigo tengo 3 la palabra hijos tres enemigos estoymuy triste tomo la palabra haz todo lo que dios te ha dicho
ResponderEliminarBendiciones hermanos, a mí también me llamó mucho la atención cuando leí que Raquel robo los ídolos de su padre, así que indagué y encontré que hay 3 razones posibles para el accionar de Raquel:
ResponderEliminar1) En Mesopotamia, era tradición que el que poseía los dioses de la familia era el dueño de la autoridad y las riquezas familiares. Raquel se roba los dioses con la intención de asegurar la herencia de la familia para ella después que su padre muriera. Aparentemente, ella planificó que luego de la muerte de Labán, su esposo Jacob fuera reconocido con el jefe absoluto de la familia. Desde este punto de vista el accionar de Raquel fue algo muy serio, no fue un hurto menor.
2) Como hija de Labán, probablemente Raquel también era idólatra y creía que esos ídolos representaban dioses reales, y los robó para evitar que su padre los consultara y supiera por medio de ellos donde habían ido.
3) Desde un punto de vista económico, estos ídolos podían estar hechos de metales como oro o plata.
Personalmente creo que Raquel no iba ir en contra de las creencias de Jacob (aunque se observa que no había comprendido el propósito del Señor para con Jacob). Tampoco fue por ganancia económica ya que ´se menciona que Jacob había prosperado y adquirido riqueza. Por ello me inclino a pensar que la intención de Raquel fue que Jacob tuviera poder sobre las pertenencias de Labán su padre que según aquella cultura le pertenecerían a quien tuviera las imágenes en su poder.