En la entrada anterior leímos
sobre el censo que David mandó a hacer, en contra del orden de Dios. Pero cuando
Joab le dio el reporte, el rey se arrepintió de lo que había hecho.
(2 Samuel 24:10) Después
que David hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová:
Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego
que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente.
Aunque David se arrepintió, las
consecuencias ya venían en camino, tal como se lo hará saber un profeta.
(2 Samuel 24:11-13) Y por la
mañana, cuando David se hubo levantado, vino palabra de Jehová al profeta Gad,
vidente de David, diciendo: Ve y di a David: Así ha dicho Jehová: Tres
cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga. Vino,
pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete
años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y
que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora,
y mira qué responderé al que me ha enviado.
El rey David tenía tres opciones
como consecuencia de su pecado: 7 años de hambre, 3 meses de persecución, o 3 días
de peste. Esto fue lo que eligió:
(2 Samuel 24:14) Entonces
David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová,
porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres.
PESTE SOBRE ISRAEL
Como consecuencia del pecado del
censo, vino una peste sobre el pueblo de Israel, que duró tres días, tal como lo
había dicho Dios.
(2 Samuel 24:15) Y Jehová envió
la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo,
desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.
Y no es casualidad que se mencione
la frase: “desde Dan hasta Beerseba”, porque eso fue lo que dijo David
al mandar a hacer el censo. Pero cuando el ángel de justicia llegó a Jerusalén,
Dios lo detuvo:
(2 Samuel 24:16) Y cuando
el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió*
de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu
mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo.
[*Nota: la palabra que se
traduce como “arrepintió” viene del verbo hebreo: Naham, que literalmente
significa: suspirar profundo, y también puede traducirse: lamentar, ser movido
a compasión, consolar.]
Esta no es la primera vez que Dios
detenía una mano en ese lugar. Miles de años atrás, fue en ese preciso lugar donde
la mano de Abraham fue detenida cuando iba a sacrificar a su hijo Isaac (Génesis
22), pues la era del jebuseo se encuentra en el Monte Moriah.
(Génesis 22:11-12) Entonces el
ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él
respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le
hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu
hijo, tu único.
Dios probó a Abraham, mandándole a
sacrificar a su hijo. Pero en el último momento le mostró que el Señor iba a
proveer sustituto, que es la imagen del Cordero de Dios que morirá en la cruz como
propiciación, en favor de todos los hombres (1 Juan 2:2).
(Génesis 22:13) Entonces alzó
Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un
zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en
holocausto en lugar de su hijo.
Esta misma imagen la vemos en esta
historia, cuando David pide que el castigo caiga sobre él en lugar del pueblo.
(2 Samuel 24:17) Y David
dijo a Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la
maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y
contra la casa de mi padre.
Entre líneas podemos leer el mensaje
del Evangelio en esta historia de David, de cuyo linaje vendrá el Mesías que
salvará no sólo a Israel sino a todo el que crea en Él (Juan 3:16-18).
ALTAR PARA JEHOVÁ
En la era del jebuseo |
Mientras que todo esto estaba
pasando, el profeta Gad recibió un mensaje para el rey David, y se lo fue a
dar:
(2 Samuel 24:18-19) Y Gad
vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era
de Arauna jebuseo. Subió David, conforme al dicho de Gad, según había mandado
Jehová;
La instrucción de Dios era
levantar un altar para hacer un sacrificio, y David estaba dispuesto a hacerlo.
El problema era que el lugar escogido era propiedad de un jebuseo.
(2 Samuel 24:20-21) y Arauna
miró, y vio al rey y a sus siervos que venían hacia él. Saliendo entonces
Arauna, se inclinó delante del rey, rostro a tierra. Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David
respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un altar a Jehová, para
que cese la mortandad del pueblo.
David sabía que la solución al
problema era comprar el terreno; sin embargo, el dueño ofreció otra solución:
(2 Samuel 24:22-23) Y Arauna
dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí
bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña. Todo
esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te
sea propicio.
Aunque la oferta de Arauna era generosa,
David no podía aceptarla, y él explica por qué:
(2 Samuel 24:24) Y el rey
dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová
mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los
bueyes por cincuenta siclos de plata.
El pago de 50 siclos de plata es
significativo, ya que en la Ley de Dios (Torá) ése es el precio que se pagaba
por redimir a un hombre, y también el precio para redimir un terreno.
(Levítico 27:3) En cuanto al varón
de veinte años hasta sesenta, lo estimarás en cincuenta siclos de plata,
según el siclo del santuario.
(Levítico 27:16) Si alguno
dedicare de la tierra de su posesión a Jehová, tu estimación será conforme a su
siembra; un homer de siembra de cebada se valorará en cincuenta siclos de
plata.
[Nota: un homer equivalía aproximadamente
a 220 litros en grano]
David compró el terreno en el
Monte Moriah, que está en la parte alta de Jerusalén. Allí edificó un altar a
Dios y ofreció sacrificios a Dios.
(2 Samuel 24:25) Y edificó
allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y
Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel
El propósito de ese terreno en ese
momento fue ponerle fin a la plaga causada por el censo, pero Dios tenía planes
mayores para ese lugar. Allí será eventualmente construido el Templo de Dios.
(2 Crónicas 3:1) Comenzó Salomón
a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido
mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de
Ornán* jebuseo.
* Ornán = otra pronunciación del
nombre Arauna
COMPRA DE TERRENOS
En la Biblia leemos de varios
lugares que fueron comprados por precio por los padres de la nación:
a. Cueva de Macpela (en Hebrón)
La cueva fue comprada por Abraham
para enterrar a Sara (Génesis 23).
b. Siquem (hoy Nablus)
Este fue el primer terreno que un
patriarca compró para habitar (Génesis 33:18-20). Allí fue donde Jacob reconoció
a Jehová como su Dios.
c. Monte del Templo (en el Monte Moriah)
El rey David compró la era de Ornán
para construir un Altar a Dios. Eventualmente ese terreno fue la base para la
construcción del Templo en Jerusalén (2 Samuel 24:18-25).
ME encanta como explican y nos llevan a entender de forma ligera.
ResponderEliminarGrasias por este hermoso bosquejo.estoy aprendiendo
ResponderEliminarGracias, me han hecho aprender bastante
ResponderEliminargracias muchas gracias q bendicion su ayuda
ResponderEliminarGracias por toda la enseñanza desde Venezuela un gran saludo
ResponderEliminar