viernes, 21 de septiembre de 2018

2 SAMUEL 11. David y Betsabé


En los capítulos anteriores, leímos sobre las múltiples victorias que David logro sobre las naciones vecinas, quienes quedaron como tributarias. Este capítulo abre contando que el enemigo al que Israel debía enfrentar en ese momento era Amón. Sin embargo, en esa ocasión, David decidió que no tomaría parte activa, sino que se quedaría en la comodidad de su palacio.
(2 Samuel 11:1) Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.

Se cree que el tiempo de guerra en esos tiempos bíblicos era en primavera, cuando ya había pasado el invierno y aún no había llegado el calor intenso del verano.


TENTACIÓN
La historia que viene a continuación revelará el riesgo que se corre cuando uno no está haciendo lo que debe hacer, o cuando uno se sale de la voluntad de Dios.
(2 Samuel 11:2) Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.

David no sólo cayó en la tentación de ver a la mujer, en un momento privado, sino que la mandó a llamar, a pesar que le habían informado que era una mujer casada.
(2 Samuel 11:3-4) Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.

De la tentación al pecado y sus consecuencias hay un trecho, tal como lo explica Santiago. Pero David caminó todos los pasos, sin titubear.
(Santiago 1:13-15) Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie. Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte.

Efectivamente, la pasión entre David y Betsabé dio a luz el pecado y sus consecuencias:
(2 Samuel 11:5) Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.

ENCUBRIMIENTO
Pero las cosas se complicaron. Al enterarse que Betsabé estaba embarazada, David trató de encubrir las consecuencias de su pecado.
(2 Samuel 11:6-8) Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David. Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra. Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real.

Pero la manipulación de David no le surtió efecto, ya que Urías era un hombre correcto.
(2 Samuel 11:9-13) Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa. E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa? Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa. Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente. Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.

En lugar de arrepentirse, David cayó en la trampa de la iniquidad, en la que un pecado lleva a otro pecado.
(2 Samuel 11:14-15) Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías. Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.

Irónicamente, esto fue lo que trató de hacer el rey Saúl cuando David cayó en desfavor del rey (1 Samuel 18:17-30). En esa ocasión, David se salvó, pero ahora Urías murió, y también otros soldados de Israel.
(2 Samuel 11:16-17) Así fue que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes. Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de David; y murió también Urías heteo.

Aún la forma en que el general Joab mandó el reporte de la guerra al rey fue de forma manipulada, para que David supiera que Urías había muerto en la batalla.
(2 Samuel 11:18-25) Entonces envió Joab e hizo saber a David todos los asuntos de la guerra. Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabes de contar al rey todos los asuntos de la guerra, si el rey comenzare a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis demasiado a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el muro? ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías heteo es muerto. Fue el mensajero, y llegando, contó a David todo aquello a que Joab le había enviado. Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta; pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo. Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.

Ante la muerte de Urías, su esposa hizo luto por él, el cual dura siete días.
(2 Samuel 11:26-27) Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido. Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.

Aparentemente, David se salió con la suya. Pero Dios no pasará por alto tal transgresión. En el próximo capítulo leeremos sobre la corrección que recibirá David de parte del Señor…


Más estudios de este libro en: 
Samuel
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