jueves, 19 de julio de 2018

1 SAMUEL 27. David entre los filisteos


En el capítulo anterior vimos que Saúl le pidió a David que regresara a su casa, prometiendo que ya no lo perseguiría (1 Sam. 26:21). Sin embargo, David ya no confiaba en el rey, porque no cumplía sus promesas. Para entonces, David ya estaba cansado de vivir en cuevas y huir de un lado para otro. No sólo eso, sino que estaba perdiendo la esperanza. En el cansancio y la desilusión, David estaba perdiendo la fe. En lugar de buscar a Dios en oración, él siguió el consejo de su corazón—que la Biblia advierte es engañoso (Jer. 17:9).
(1 Samuel 27:1) Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando más por todo el territorio de Israel; y así escaparé de su mano.

De nuevo vemos que, por huir de Saúl, David buscó refugio en el campamento enemigo; y la razón es porque Filistea era el único lugar al que Saúl no iría a perseguirlo. Tomando un alto riesgo, David regresó a Gat (el pueblo de Goliat). Allí ofreció su servicio a Aquis, rey de Gat.
(1 Samuel 27:2-4) Se levantó, pues, David, y con los seiscientos hombres que tenía consigo se pasó a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat. Y moró David con Aquis en Gat, él y sus hombres, cada uno con su familia; David con sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel. Y vino a Saúl la nueva de que David había huido a Gat, y no lo buscó más.

Aunque podría parecer que este plan de David “le funcionó”, más tarde veremos que tendrá un costo alto.


David solicitó al rey Aquis que le concediera vivir en un pueblo, en lugar de la capital. El rey accedió y le entregó Siclag.
(1 Samuel 27:5 Y David dijo a Aquis: Si he hallado gracia ante tus ojos, séame dado lugar en alguna de las aldeas para que habite allí; pues ¿por qué ha de morar tu siervo contigo en la ciudad real? Y Aquis le dio aquel día a Siclag, por lo cual Siclag vino a ser de los reyes de Judá hasta hoy.

David permaneció allí durante un año y cuatro meses (1 Sam. 27:7). Durante ese tiempo, David y su ejército trabajaron como una “fuerza mercenaria” a favor del rey Aquis, atacando a los enemigos de los filisteos al sur de su territorio.
(1 Samuel 27:8) Y subía David con sus hombres, y hacían incursiones contra los gesuritas, los gezritas y los amalecitas; porque éstos habitaban de largo tiempo la tierra, desde como quien va a Shur hasta la tierra de Egipto.

En esos ataques, el objetivo de David era obtener botín, pero no se quedaba con esclavos (como la mayoría de los conquistadores solían hacer).
(1 Samuel 27:9,11) Y asolaba David el país, y no dejaba con vida hombre ni mujer; y se llevaba las ovejas, las vacas, los asnos, los camellos y las ropas, y regresaba a Aquis…Ni hombre ni mujer dejaba David con vida para que viniesen a Gat; diciendo: No sea que den aviso de nosotros y digan: Esto hizo David. Y esta fue su costumbre todo el tiempo que moró en la tierra de los filisteos.

En el siguiente versículo se hace evidente la razón por la que David no dejaba persona viva en sus ataques:
(1 Samuel 27:10,12) Y decía Aquis: ¿Dónde habéis merodeado hoy? Y David decía: En el Neguev de Judá, y el Neguev de Jerameel, o en el Neguev de los ceneos…Y Aquis creía a David, y decía: El se ha hecho abominable a su pueblo de Israel, y será siempre mi siervo.

David le hacía creer a Aquis que estaba atacando a pueblos de Judá, en el desierto sur (Neguev), pero en realidad estaba atacando a los enemigos de Israel: gesuritas, gezritas y amalecitas. El rey Aquis creía que se había ganado la mejor arma en contra de Israel, pero en realidad era sólo una fachada. Más adelante veremos que las mentiras comprometerán a David.


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