En el capítulo
anterior vimos que la persecución de David fue interrumpida por una invasión de
los filisteos en territorio israelita. Pero tan pronto como esa guerra terminó,
Saúl regresó a la búsqueda de David con el fin de acabar con su vida, a quien consideraba
como la principal amenaza de su trono. Y nunca faltaron espías que informaran a
Saúl sobre el paradero de David.
(1 Samuel 24:1-2) Cuando Saúl
volvió de perseguir a los filisteos, le dieron aviso, diciendo: He aquí David
está en el desierto de En-gadi. Y tomando Saúl tres mil hombres escogidos de
todo Israel, fue en busca de David y de sus hombres, por las cumbres de los
peñascos de las cabras monteses.
En-gadi es un oasis
a orillas del Mar Muerto. Con su catarata permanente de agua de lluvia, En-gadi
parece un milagro en medio de una tierra árida y rocosa, con montes escarpados,
a la par de un lago salado, cuya agua no es potable por los altos niveles de
minerales, al punto que no permiten ningún tipo de vida (por eso lo llaman “mar
muerto”). En-gadi es un lugar ideal para refugiarse gracias a la fuente de
agua, y a las muchas cuevas alrededor. El nombre “En-gadi” en hebreo se lee:
“Ein Gedi”, y está formado de dos palabras: Ein, fuente de agua; Gedi,
cabrito. Allí suelen reunirse las cabras y otros animales locales, en busca de
agua.
Cuando Saúl llegó a
En-gadi, no vio a nadie, ya que David y sus hombres se habían escondido en las
cuevas alrededor. Casualmente, Saúl escogió entrar a la cueva donde David
estaba escondido. La razón por la que Saúl entró a la cueva era para hacer sus
necesidades físicas (“cubrir los pies” es quitarse ciertas piezas de ropa, que
caen a los pies, y así puede la persona excretar).
(1 Samuel 24:3) Y cuando llegó
a un redil de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella
para cubrir sus pies; y David y sus hombres estaban sentados en los rincones de
la cueva.
Los guerreros de
David consideraron como un milagro la aparición en privado de Saúl, sin sus
guardias personales. Esa era la oportunidad perfecta para acabar con la persona
que amenazaba sus vidas todos los días. Pero, ¿era eso “una oportunidad de
Dios”, o acaso era “una prueba de Dios? Los siguientes versículos nos ayudan a
responder esa pregunta.
EL MANTO
DEL REY
Cuando David tuvo la
oportunidad de matar a Saúl, en lugar de herirlo, él sólo tomó una prenda.
(1 Samuel 24:4) Entonces
los hombres de David le dijeron: He aquí el día de que te dijo Jehová: He aquí
que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. Y se
levantó David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl.
Uno podría pensar
que David fue “muy generoso” con el hombre que buscaba su muerte. Pero después
David lamentó lo que hizo…
(1 Samuel 24:5-7) Después de esto se turbó el
corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl. Y dijo a
sus hombres: Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de
Jehová, que yo extienda mi mano contra él; porque es el ungido de Jehová. Así
reprimió David a sus hombres con palabras, y no les permitió que se levantasen
contra Saúl. Y Saúl, saliendo de la cueva, siguió su camino.
Luego de haber
cortado el manto del rey, David se dio cuenta que esto simbolizaba “cortarle el
reino”. Como mencionamos anteriormente (1 Sam. 18), el manto es símbolo de
posición; por ende, el manto del rey era único, y representaba su autoridad
máxima sobre toda la nación. Por esa razón, David se arrepintió de lo que
cortar el manto del rey, como si le estuviera quitando el reino. Si Dios ungió
a Saúl, sólo Dios podía quitarlo. Aunque David también había sido ungido como
rey, él no debía arrebatar el reino sino esperar que Dios se lo entregara.
PRUEBA DE
INOCENCIA
David aprovechó esa
situación para hacerle saber al rey que él no le deseaba mal.
(1 Samuel 24:8-11) También
David se levantó después, y saliendo de la cueva dio voces detrás de Saúl,
diciendo: ¡Mi señor el rey! Y cuando Saúl miró hacia atrás, David inclinó su
rostro a tierra, e hizo reverencia. Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las
palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal? He aquí han
visto hoy tus ojos cómo Jehová te ha puesto hoy en mis manos en la cueva; y me
dijeron que te matase, pero te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano
contra mi señor, porque es el ungido de Jehová. Y mira, padre mío, mira la
orilla de tu manto en mi mano; porque yo corté la orilla de tu manto, y no te
maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado
contra ti; sin embargo, tú andas a caza de mi vida para quitármela.
Luego, David incluyó
a Dios en la conversación con Saúl, llamándolo como juez entre ellos.
(1 Samuel 24:12) Juzgue
Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti. Como
dice el proverbio de los antiguos: De los impíos saldrá la impiedad; así que mi
mano no será contra ti. ¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién
persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga? Jehová, pues, será juez, y él
juzgará entre tú y yo. El vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano.
Ya sea por la
amenaza de juicio divino o por ver la bondad de David, Saúl se conmovió y tuvo un momento de remordimiento.
(1 Samuel 24:16-21) Y
aconteció que cuando David acabó de decir estas palabras a Saúl, Saúl dijo: ¿No
es esta la voz tuya, hijo mío David? Y alzó Saúl su voz y lloró, y dijo a
David: Más justo eres tú que yo, que me has pagado con bien, habiéndote yo
pagado con mal. Tú has mostrado hoy que has hecho conmigo bien; pues no me has
dado muerte, habiéndome entregado Jehová en tu mano. Porque ¿quién hallará a su
enemigo, y lo dejará ir sano y salvo? Jehová te pague con bien por lo que en
este día has hecho conmigo.
Las palabras que
Saúl dijo a continuación fueron aún más impresionantes:
(1 Samuel 24:20-21) Y ahora,
como yo entiendo que tú has de reinar, y que el reino de Israel ha de ser en tu
mano firme y estable, júrame, pues, ahora por Jehová, que no destruirás mi
descendencia después de mí, ni borrarás mi nombre de la casa de mi padre.
En otras palabras,
Saúl reconoció que David sería el próximo rey, por decisión divina. Y también
aprovechó a pedirle clemencia para su familia, ya que era común en la
antigüedad que, durante la transición de dinastías, los nuevos reyes eliminaban
a los herederos del rey anterior, quienes eran considerados como una amenaza
porque podrían reclamar la legitimidad del poder.
En cierta forma,
este intercambio de palabras entre Saúl y David podrían considerarse como un
tipo de compromiso…pero no de alianza porque cada uno siguió su camino:
(1 Samuel 24:22) Entonces
David juró a Saúl. Y se fue Saúl a su casa, y David y sus hombres subieron al
lugar fuerte.
Tengo una pregunta esto fue el la cueva de adulan. Necesito confirmación biblica
ResponderEliminarLa cueva de ADULAM es otra, que queda cerca de Jerusalén, no en el desierto (ver: 1 Samuel 22:1-5)
EliminarMuy bien gracias me gusto su respuesta
ResponderEliminarQue reinado tenia david ,cuando perdono a Saúl?
ResponderEliminarAprecio la explicacion sucinta y en armonía con las características tipográficas, civiles y legales que incluyen.
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminar