-->
Habiendo sido
advertido que el rey Saúl quería matarlo, David salió huyendo instintivamente. Sin
embargo, cuando tuvo tiempo de pensar lo que estaba sucediendo, es evidente que
él quedó confundido, ya que David no le había hecho nada malo a Saúl. Más bien,
todo lo que había hecho era en beneficio del rey. Por eso, David decidió arriesgarse
para ir a hablar con su amigo Jonatán, y preguntarle a qué se debía esta
animosidad en su contra de parte del rey.
Jonatán y David |
Jonatán no le
respondió a su pregunta porque probablemente él tampoco tenía la respuesta. Ain
embargo, el príncipe aún estaba optimista. Tal vez pensó que todo se debía a
una locura temporal de su padre, y todo regresaría a la normalidad pronto.
(1 Samuel 20:2) El le dijo: En
ninguna manera; no morirás. He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande ni
pequeña, que no me la descubra; ¿por qué, pues, me ha de encubrir mi padre este
asunto? No será así.
Jonatán todavía
confiaba en su padre, pero David ya tenía dudas con respecto a las intenciones
del rey. Ya se había hecho evidente que Saúl quería matarlo; por lo tanto, podría
usar a Jonatán en su contra, tal como quiso usar a su hija Mijal, esposa de
David. Era muy probable que Saúl le ocultaría a Jonatán sus planes con respecto
a David, dado que ellos dos eran mejores amigos.
(1 Samuel 20:3) Y David
volvió a jurar diciendo: Tu padre sabe claramente que yo he hallado gracia
delante de tus ojos, y dirá: No sepa esto Jonatán, para que no se entristezca;
y ciertamente, vive Jehová y vive tu alma, que apenas hay un paso entre mí y la
muerte.
Jonatán estaba en
una posición difícil, ya que se encontraba entre su padre Saúl y su mejor amigo.
Aún así, él se ofreció a ayudar a David en lo que pudiera.
(1 Samuel 20:4) Y Jonatán
dijo a David: Lo que deseare tu alma, haré por ti.
PLAN DE SONDEO
David tenía un plan
para probar si ya se la había pasado el enojo al rey Saúl, o si seguía enojado
con él. El plan era el siguiente: Jonatán indagaría del rey para ver cuál era
su ánimo con respecto a David.
(1 Samuel 20:5) Y David
respondió a Jonatán: He aquí que mañana será nueva luna, y yo acostumbro
sentarme con el rey a comer; mas tú dejarás que me esconda en el campo hasta la
tarde del tercer día.
La Luna Nueva
(heb. Rosh Jodesh, lit. cabeza del mes) marca el inicio del mes
hebreo. Probablemente se trataba de una luna nueva especial, ya que había
fiesta; y la única fiesta que cae en Luna Nueva es Rosh Hashaná,
la fiesta de Trompetas, que marca el inicio del año civil en el calendario
bíblico (Salmo 81:3). Por lo demás, esta fiesta se celebra tradicionalmente
durante dos días, ya que no se sabe en cuál de esos dos días saldrá la luna,
marcando el inicio del mes y el año civil. David le pide a Jonatán que le de la
respuesta cuando la fiesta ya haya concluido (en la tarde del tercer día, que
comienza a la caída del sol, según el calendario bíblico).
David solía celebrar
la fiesta con el rey, pero en esta ocasión no se iba a presentar. Lo que él le
pidió a Jonatán es que estuviera pendiente de la reacción del rey ante su
ausencia, pues esto revelaría las intenciones de su corazón.
(1 Samuel 20:6-7) Si tu
padre hiciere mención de mí, dirás: Me rogó mucho que lo dejase ir corriendo a
Belén su ciudad, porque todos los de su familia celebran allá el sacrificio
anual. Si él dijere: Bien está, entonces tendrá paz tu siervo; mas si se
enojare, sabe que la maldad está determinada de parte de él.
Lo que David dice a
continuación revela la angustia y desesperanza que llevaba en su alma.
(1 Samuel 20:8) Harás,
pues, misericordia con tu siervo, ya que has hecho entrar a tu siervo en pacto
de Jehová contigo; y si hay maldad en mí, mátame tú, pues no hay necesidad de
llevarme hasta tu padre.
David no entendía
por qué razón el rey quería eliminarlo. En su humildad, David le dijo a Jonatán
que él mismo lo matara si David había hecho algo malo que ameritara ese
castigo.
Jonatán corrigió a
David, recordándole que eran amigos de pacto. Más bien, Jonatán sugiere que
quien estaba actuando mal era su padre; y en ese caso, él le advertiría.
(1 Samuel 20:9) Y Jonatán le
dijo: Nunca tal te suceda; antes bien, si yo supiere que mi padre ha
determinado maldad contra ti, ¿no te lo avisaría yo?
David todavía dudaba
de cómo Jonatán podría avisarle ya que seguramente el rey tendría controlado a
su hijo sabiendo que era buen amigo de David.
(1 Samuel 20:10) Dijo
entonces David a Jonatán: ¿Quién me dará aviso si tu padre te respondiere
ásperamente?
En ese momento,
Jonatán ideó un plan para avisarle a David cómo estaba la situación. Si la
reacción era favorable, mandaría a llamar a David, pero si era desfavorable,
sólo le enviaría una señal para advertirle que se mantenga alejado.
(1 Samuel 20:11-13) Y Jonatán
dijo a David: Ven, salgamos al campo. Y salieron ambos al campo. Entonces
dijo Jonatán a David: ¡Jehová Dios de Israel, sea testigo! Cuando le haya
preguntado a mi padre mañana a esta hora, o el día tercero, si resultare bien
para con David, entonces enviaré a ti para hacértelo saber. Pero, si mi
padre intentare hacerte mal, Jehová haga así a Jonatán, y aun le añada, si no
te lo hiciere saber y te enviare para que te vayas en paz. Y esté Jehová
contigo, como estuvo con mi padre.
Es notable esa última
frase que usó Jonatán, ya que con estas palabras él reconoce que David tiene la
misma unción divina que su padre un día tuvo.
SOLICITUD
DE JONATÁN
Sabiendo que Dios
estaba del lado de David, y ya no con Saúl, Jonatán apeló a su amigo y le pidió
que tuviera misericordia para con él y su descendencia.
(1 Samuel 20:14-15) Y si yo
viviere, harás conmigo misericordia de Jehová, para que no muera, y no
apartarás tu misericordia de mi casa para siempre. Cuando Jehová haya
cortado uno por uno los enemigos de David de la tierra, no dejes que el nombre
de Jonatán sea quitado de la casa de David.
Esta fue la segunda
parte del pacto entre David y Jonatán. En la primera parte, Jonatán entregó
todo, pero ahora él solicitaba algo de David.
(1 Samuel 20:16-17) Así hizo
Jonatán pacto con la casa de David, diciendo: Requiéralo Jehová de la mano de
los enemigos de David. Y Jonatán hizo jurar a David otra vez, porque le
amaba, pues le amaba como a sí mismo.
Antes de despedirse,
Jonatán le repite de nuevo el plan a David, para que quede claro, y le da
detalles más específicos.
(1 Samuel 20:18-22) Luego le dijo Jonatán:
Mañana es nueva luna, y tú serás echado de menos, porque tu asiento estará
vacío. Estarás, pues, tres días, y luego descenderás y vendrás al lugar
donde estabas escondido el día que ocurrió esto mismo, y esperarás junto a la
piedra de Ezel. Y yo tiraré tres saetas hacia aquel lado, como
ejercitándome al blanco. Luego enviaré al criado, diciéndole: Ve, busca
las saetas. Y si dijere al criado: He allí las saetas más acá de ti, tómalas;
tú vendrás, porque paz tienes, y nada malo hay, vive Jehová. Mas si yo
dijere al muchacho así: He allí las saetas más allá de ti; vete, porque Jehová
te ha enviado.
Jonatán se despidió
de David recordando el pacto, y poniendo a Dios entre ellos.
(1 Samuel 20:23) En cuanto
al asunto de que tú y yo hemos hablado, esté Jehová entre nosotros dos para
siempre.
Más estudios de este libro en: Samuel
La clase está disponible en: Audio
y en nuestra cuenta de YouTube: Cita Divina
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Son bienvenidos las dudas y comentarios (con el entendido que se hagan con respeto)...