En el capítulo anterior leímos que Saúl trató de deshacerse de David usando varios trucos. Pero, dado que no le funcionaron, el rey se impacientó y confesó su verdadera intención a su gente más cercana.
(1 Samuel 19:1a) Habló Saúl a
Jonatán su hijo, y a todos sus siervos, para que matasen a David…
En ese momento, el
pacto entre Jonatán y David fue puesto a prueba; sin embargo, Jonatán no falló.
Tan pronto supo de las intenciones de su padre, él fue a advertirle a su amigo
sobre los planes en su contra.
(1 Samuel 19:1b-2) …pero Jonatán
hijo de Saúl amaba a David en gran manera, y dio aviso a David, diciendo: Saúl
mi padre procura matarte; por tanto cuídate hasta la mañana, y estate en lugar
oculto y escóndete. Y yo saldré y estaré junto a mi padre en el campo
donde estés; y hablaré de ti a mi padre, y te haré saber lo que haya.
Jonatán pensó que
todavía podría convencer a su padre de no hacerle daño a David. Él trató de
razonar con él, haciéndole ver que David era un aliado que había traído beneficio
a la nación, y no un enemigo.
(1 Samuel 19:4-6) Y Jonatán habló
bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra su siervo
David, porque ninguna cosa ha cometido contra ti, y porque sus obras han sido
muy buenas para contigo; pues él tomó su vida en su mano, y mató al filisteo, y
Jehová dio gran salvación a todo Israel. Tú lo viste, y te alegraste; ¿por qué,
pues, pecarás contra la sangre inocente, matando a David sin causa? Y
escuchó Saúl la voz de Jonatán, y juró Saúl: Vive Jehová, que no morirá.
Es interesante que
Jonatán catalogó como “pecado” lo que el padre estaba tratando de hacer con
David. El corazón es engañoso, y puede hacernos ver las cosas malas como
buenas, y las buenas como malas. Era importante que el rey se diera cuenta que
era injusto lo que estaba haciendo, no sólo ante los hombres sino sobre todo
ante Dios. El rey atendió el llamado de atención de su hijo, entró en razón, y
juró que no le haría daño a David. Ante estas buenas noticias, Jonatán fue a
avisarle a su amigo.
(1 Samuel 19:7) Y llamó
Jonatán a David, y le declaró todas estas palabras; y él mismo trajo a David a
Saúl, y estuvo delante de él como antes.
Lamentablemente,
esta buena voluntad no le duró mucho al rey Saúl. Cuando David volvió a tener
victoria en la batalla, la envidia volvió y el espíritu malo continuó
atormentándolo. (Nota: Aunque la Biblia dice que el espíritu malo venía de
parte de Dios, no podemos atribuir al Señor la culpa de lo que Saúl hiciera. De
una forma similar a la del Faraón de Egipto cuando “endureció” su corazón, lo
que Dios hace es acentuar lo que realmente está en el corazón. La envidia de
Saúl no había desaparecido, sino que sólo la ocultó, y Dios hizo que saliera a
luz la verdad).
(1 Samuel 19:8-10) Después hubo de
nuevo guerra; y salió David y peleó contra los filisteos, y los hirió con gran
estrago, y huyeron delante de él. Y el espíritu malo de parte de Jehová
vino sobre Saúl; y estando sentado en su casa tenía una lanza a mano, mientras
David estaba tocando. Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza a la
pared, pero él se apartó de delante de Saúl, el cual hirió con la lanza en la
pared; y David huyó, y escapó aquella noche.
Mical protege a David |
El primero en
defender a David fue Jonatán, su amigo de pacto; pero también otro pariente de
Saúl lo ayudó y lo escondió de la mano vengativa del rey:
(1 Samuel 19:11-12) Saúl
envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la
mañana. Mas Mical su mujer avisó a David, diciendo: Si no salvas tu vida
esta noche, mañana serás muerto. Y descolgó Mical a David por una ventana;
y él se fue y huyó, y escapó.
Así como Saúl usó
trucos para deshacerse de David, la hija de Saúl usó trucos para proteger a su
esposo. El rey recibió de su propia medicina.
(1 Samuel 19:13-17) Tomó
luego Mical una estatua*, y la puso sobre la cama, y le acomodó por cabecera
una almohada de pelo de cabra y la cubrió con la ropa. Y cuando Saúl envió
mensajeros para prender a David, ella respondió: Está enfermo. Volvió Saúl
a enviar mensajeros para que viesen a David, diciendo: Traédmelo en la cama
para que lo mate. Y cuando los mensajeros entraron, he aquí la estatua
estaba en la cama, y una almohada de pelo de cabra a su cabecera. Entonces
Saúl dijo a Mical: ¿Por qué me has engañado así, y has dejado escapar a mi
enemigo? Y Mical respondió a Saúl: Porque él me dijo: Déjame ir; si no, yo te
mataré.
[Estatua, en hebreo:
terafim, es decir, un ídolo familiar]
Este momento da
inicio a la temporada en que David huirá de Saúl, quien lo quiere matar. Será
un período de entrenamiento y prueba para David, en preparación para su futuro reinado,
tal como dispuso Jehová.
EN BUSCA
DE REFUGIO
El primer lugar
donde David buscó refugio fue con el profeta Samuel.
(1 Samuel 19:18) Huyó, pues,
David, y escapó, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había
hecho con él. Y él y Samuel se fueron y moraron en Naiot.
Samuel le dio posada
a David. Pero el secreto no quedó oculto por mucho tiempo. Cuando le informaron
al rey donde David estaba escondido, mando a soldados para matarlo. Pero algo
sobrenatural previno que capturan al ungido de Dios.
(1 Samuel 19:19-21) Y fue
dado aviso a Saúl, diciendo: He aquí que David está en Naiot en Ramá. Entonces
Saúl envió mensajeros para que trajeran a David, los cuales vieron una compañía
de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba allí y los presidía. Y vino
el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron. Cuando
lo supo Saúl, envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Y Saúl
volvió a enviar mensajeros por tercera vez, y ellos también profetizaron.
El milagro sucedió
tres veces, pero el rey no se dejó frenar por eso. Por último, Saúl mismo fue a
buscar a David.
(1 Samuel 19:22-24) Entonces él
mismo fue a Ramá; y llegando al gran pozo que está en Secú, preguntó diciendo:
¿Dónde están Samuel y David? Y uno respondió: He aquí están en Naiot en Ramá. Y
fue a Naiot en Ramá; y también vino sobre él el Espíritu de Dios, y siguió
andando y profetizando hasta que llegó a Naiot en Ramá. Y él también se
despojó de sus vestidos, y profetizó igualmente delante de Samuel, y estuvo
desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí se dijo: ¿También Saúl
entre los profetas?
Dios
desarmó a Saúl, y no pudo tocar a David. No hay nada ni nadie que pueda
arruinar los planes de Dios—aún el ungido que cayó en desgracia.
Más estudios de este libro en: Samuel
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Es berver si Dios con nosotros
ResponderEliminarQuien contranosotros
Que significado tiene el que Saúl haya quedado desnudo????
ResponderEliminarPodría ser que espiritualmente Saúl estaba desnudo ?..
Wao que linda explicacion
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