Continuamos con el estudio del capítulo 17, en el que se narra la historia del encuentro entre David y Goliat.
REACCIÓN
DEL HERMANO
David tomó valor, y se dispuso a pelear contra el gigante. Mientras que todos
en el ejército de Israel se admiraban por la valentía de David, el hermano
mayor remató contra él.
(1 Samuel 17:28) Y oyéndole
hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra
David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas
pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón,
que para ver la batalla has venido.
Es evidente que
había tensión familiar entre David y su hermano mayor, y se hizo evidente en
ese momento.
(1 Samuel 17:29) David
respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?
Pero David no
permitió que esto lo frenara de lo que debía hacer (1 Sam. 17:30).
ENFRENTAMIENTO
David
no iba armado con espada ni escudo de metal. Simplemente llevaba las armas
de un pastor, y el gigante de burló de David por ello.
(1 Samuel 17:41-44) Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él. Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.
(1 Samuel 17:41-44) Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él. Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.
El
gigante se burló del joven israelita y trató de intimidarlo…pero no lo logró,
porque la valentía de David provenía de su fe en Dios, y no de la confianza en
sus propias fuerzas.
(1
Samuel 17:45-47) Entonces dijo David al
filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en
el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel,
a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te
venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las
aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay
Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada
y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras
manos.
David y Goliat |
David
no se dejó atemorizar por el gigante. Él conocía sus armas espirituales. Sobre
todo, sabía que detrás de él estaba Jehová de los ejércitos. En lugar de
huir, como lo hubiera hecho otro, David salió corriendo para enfrentar al
enemigo.
(1
Samuel 17:48) Y aconteció que cuando
el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se
dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.
¿No
hemos tenido que enfrentar en la vida problemas que parecen
insuperables? Se levantan como gigantes que provocan miedo y
desesperanza. En esos momentos, la clave es saber que para Dios no hay
nada imposible (Jer. 32:17). En lugar de huir de los problemas, debemos
enfrentarlos, con la ayuda de Dios.
La
batalla duró poco. David no hizo una gran hazaña ni diseñó una gran
estrategia; simplemente hizo lo que tenía a la mano, confiando que el Señor
haría el resto.
(1
Samuel 17:49-50) Y metiendo David su
mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al
filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su
rostro en tierra. Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió
al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano.
Lo
que comenzó, David lo terminó. No sólo hirió al enemigo, sino que le cortó la
cabeza. Sólo hasta entonces salió corriendo todo el ejército filisteo. Cuando
uno corta el mal de su vida, no sólo debemos cortar el fruto, sino arrancarlo
de raíz.
(1
Samuel 17:51) Entonces corrió David
y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina,
lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron
a su paladín muerto, huyeron.
(1
Samuel 17:54) Y David tomó la cabeza
del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su
tienda.
Esta
victoria abrió las puertas para que los demás israelitas tomaran coraje y
vencieran ellos también al enemigo.
(1
Samuel 17:52-53) Levantándose luego los
de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al
valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por
el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón. Y volvieron los hijos de Israel de
seguir tras los filisteos, y saquearon su campamento.
EL NUEVO HÉROE NACIONAL
De
ser un desconocido, David se convirtió de un momento al otro en un héroe
nacional. Lo curioso es que ni siquiera Saúl sabía mucho acerca de David, a
pesar que él había llegado a su casa a tocarle el arpa para calmarlo.
(1
Samuel 17:55-58) Y cuando Saúl vio a
David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del
ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió: Vive tu
alma, oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo: Pregunta de quién es hijo ese
joven. Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo
llevó delante de Saúl, teniendo David la cabeza del filisteo en su mano. Y
le dijo Saúl: Muchacho, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de
tu siervo Isaí de Belén.
La
vida de David estaba a punto de cambiar para siempre...
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Gracias por este estudio que bendice mi vida Dios los bendiga.
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