La segunda parte del capítulo 14 habla del efecto de un voto necio que hizo Saúl, en medio de su desesperación por el ataque del enemigo.
(I Samuel 14:24) Pero los
hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel día; porque Saúl había
juramentado al pueblo, diciendo: Cualquiera que coma pan antes de caer la
noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo el
pueblo no había probado pan.
El rey Saúl puso a
ayunar a todo el pueblo como una forma de “ganar el favor de Dios”. Sin duda, el
ayuno es un arma espiritual. Hubiera estado bien, si Saúl la hubiera usado
con la motivación correcta…pero no lo hizo; más bien, usó el ayuno como un
“amuleto”, buscando que Dios le fuera “favorable. Pero el verdadero
propósito del ayuno no es que Dios haga “nuestra voluntad”, sino que nos
humillemos ante Él para buscar “SU Voluntad”.
Saúl no “convocó” a un ayuno voluntario, sino que hizo un pacto en nombre del
pueblo, y los comprometió a todos. Por lo tanto, en lugar de que el ayuno
fuera una bendición, se convirtió en una carga. No sólo los israelitas
estaban peleando sin haber comido, sino que corrían el riesgo de recibir una
maldición si rompían el voto.
(I Sam. 14:25-26) Y todo el
pueblo llegó a un bosque, donde había miel en la superficie del campo. Entró,
pues, el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría; pero no hubo quien
hiciera llegar su mano a su boca, porque el pueblo temía el juramento.
El ejército de
Israel se hubiera beneficiado de la energía de la miel en ese momento de
batalla, pero no pudieron hacerlo. Estaban peleando en ayunas, lo cual los
debilitó sin necesidad.
Pero lo más delicado
fue que Jonatán no estaba presente cuando Saúl hizo el juramento, y él sí comió:
(1 Samuel 14:27) Pero Jonatán no
había oído cuando su padre había juramentado al pueblo, y alargó la punta de
una vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a
la boca; y fueron aclarados sus ojos.
El resultado de
comer miel en ese momento fue: “ojos aclarados”, que literalmente significa:
iluminados, con luz. Cuando uno está débil o desfalleciendo, los ojos se
“apagan”, y uno no puede ver con claridad (Salmo 38:10). En ese estado se
encontraban los israelitas, debilitados por el hambre, pero aún así seguían luchando
y persiguiendo al enemigo. Necesitaban alimento, pero nadie se atrevió a
probar de la miel, excepto Jonatán. Todos esperaban que él muriera o le
pasara algo malo, pero cuando comió miel, se le iluminaron los ojos. Se
reanimó con el azúcar de la miel.
Jonatán no sabía
nada sobre el juramente, hasta que se lo contaron en ese momento:
(I Samuel 14:28) Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar solemnemente al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que tome hoy alimento. Y el pueblo desfallecía.
(I Samuel 14:28) Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar solemnemente al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que tome hoy alimento. Y el pueblo desfallecía.
¿Cuál fue la
reacción de Jonatán? Él se molestó por el voto vano que había hecho su
padre, y la carga innecesaria que había puesto sobre los hombros de sus
hombres.
(I Samuel 14:29-30) Respondió Jonatán: Mi padre ha turbado el país. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel. ¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín tomado de sus enemigos? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago entre los filisteos?
(I Samuel 14:29-30) Respondió Jonatán: Mi padre ha turbado el país. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel. ¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín tomado de sus enemigos? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago entre los filisteos?
OTRA CONSECUENCIA
Hubo otra
consecuencia negativa del voto impulsivo de Saúl. Dado que el pueblo
tenía gran hambre por seguir peleando sin haberse alimentado, al final del día
muchos comieron algo que no debían.
(I Samuel 14:31-35) E hirieron aquel día a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón; pero el pueblo estaba muy cansado. Y se lanzó el pueblo sobre el botín, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los degollaron en el suelo; y el pueblo los comió con sangre.
(I Samuel 14:31-35) E hirieron aquel día a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón; pero el pueblo estaba muy cansado. Y se lanzó el pueblo sobre el botín, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los degollaron en el suelo; y el pueblo los comió con sangre.
La Biblia dice que
la carne no se puede comer con sangre (Lev. 17:10-11; Hechos 15:20-21,29).
(Levítico 3:17) Estatuto
perpetuo será por vuestras generaciones; en todas vuestras moradas, ninguna
grosura ni ninguna sangre comeréis.
(Deut. 12:23) Sólo asegúrate
de no comer sangre; porque la sangre es la vida; y no has de comer la vida
juntamente con su carne.
Cuando Saúl se enteró
de lo sucedido, él sabía que este pecado les podía costar caro al Pueblo de
Dios. Por lo tanto, se dispuso a hacer un sacrificio para cubrir el pecado del
pueblo.
(I Samuel 14:33-35) Y le dieron aviso a Saúl, diciendo: El pueblo peca contra Jehová, comiendo la carne con la sangre. Y él dijo: Vosotros habéis prevaricado; rodadme ahora acá una piedra grande. Además dijo Saúl: Esparcíos por el pueblo, y decidles que me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlas aquí, y comed; y no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre. Y trajo todo el pueblo cada cual por su mano su vaca aquella noche, y las degollaron allí. Y edificó Saúl altar a Jehová; este altar fue el primero que edificó a Jehová.
(I Samuel 14:33-35) Y le dieron aviso a Saúl, diciendo: El pueblo peca contra Jehová, comiendo la carne con la sangre. Y él dijo: Vosotros habéis prevaricado; rodadme ahora acá una piedra grande. Además dijo Saúl: Esparcíos por el pueblo, y decidles que me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlas aquí, y comed; y no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre. Y trajo todo el pueblo cada cual por su mano su vaca aquella noche, y las degollaron allí. Y edificó Saúl altar a Jehová; este altar fue el primero que edificó a Jehová.
Saúl creía que esos
sacrificios eran suficientes para apaciguar a Dios; por lo tanto, él llegó a
creer que el Señor le sería propicio para acabar con los enemigos de una vez
por todas.
(I Samuel 14:36-37) Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno. Y ellos dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego el sacerdote: Acerquémonos aquí a Dios.
(I Samuel 14:36-37) Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno. Y ellos dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego el sacerdote: Acerquémonos aquí a Dios.
Sabiamente, el
sacerdote aconsejó a Saúl buscar primero la voluntad de Dios, antes de seguir
con sus planes.
(I Samuel 14:37) Y Saúl consultó
a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Mas
Jehová no le dio respuesta aquel día.
Saúl no obtuvo
respuesta de Dios. En ese momento, él supo que había algo que no estaba
bien. Por lo tanto, comenzó a indagar.
(I Samuel 14:38-39) Entonces dijo
Saúl: Venid acá todos los principales del pueblo, y sabed y ved en qué ha
consistido este pecado hoy; porque vive Jehová que salva a Israel, que
aunque fuere en Jonatán mi hijo, de seguro morirá. Y no hubo en todo el pueblo
quien le respondiese.
Como nadie se confesó
ni salió a luz algún pecado, lo dejaron a la suerte, para que Dios revelara
donde estaba el problema.
(I Samuel 14:40-42) Dijo
luego a todo Israel: Vosotros estaréis a un lado, y yo y Jonatán mi hijo
estaremos al otro lado. Y el pueblo respondió a Saúl: Haz lo que bien te
pareciere. Entonces dijo Saúl a Jehová Dios de Israel: Da suerte perfecta.
Y la suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre. Y Saúl
dijo: Echad suertes entre mí y Jonatán mi hijo. Y la suerte cayó sobre Jonatán.
Hasta ese momento le
informaron a Saúl lo que había hecho Jonatán por ignorancia.
(I Samuel 14:43-44) Entonces
Saúl dijo a Jonatán: Declárame lo que has hecho. Y Jonatán se lo declaró y
dijo: Ciertamente gusté un poco de miel con la punta de la vara que traía en mi
mano; ¿y he de morir? Y Saúl respondió: Así me haga Dios y aun me añada,
que sin duda morirás, Jonatán.
Saúl se había atado
con las palabras de su boca, comprometiendo a su hijo. Estaba dispuesto a poner
a su hijo a la muerte, pero el pueblo no lo permitió.
(I Samuel 14:45) Entonces el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán, el que ha hecho esta grande salvación en Israel? No será así. Vive Jehová, que no ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha actuado hoy con Dios. Así el pueblo libró de morir a Jonatán.
(I Samuel 14:45) Entonces el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán, el que ha hecho esta grande salvación en Israel? No será así. Vive Jehová, que no ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha actuado hoy con Dios. Así el pueblo libró de morir a Jonatán.
CONQUISTA DE LA TIERRA
En ese día, Saúl ya
no peleó contra los filisteos. Pero a partir de ese momento, el rey comenzó
a hacer guerra contra los pueblos que aún no habían logrado sacar de la Tierra,
y contra aquellos enemigos que los saqueaban.
(I Samuel 14:46-48) Y Saúl dejó de seguir a los filisteos; y los filisteos se fueron a su lugar. Después de haber tomado posesión del reinado de Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los filisteos; y adondequiera que se volvía, era vencedor. Y reunió un ejército y derrotó a Amalec, y libró a Israel de mano de los que lo saqueaban.
(I Samuel 14:46-48) Y Saúl dejó de seguir a los filisteos; y los filisteos se fueron a su lugar. Después de haber tomado posesión del reinado de Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los filisteos; y adondequiera que se volvía, era vencedor. Y reunió un ejército y derrotó a Amalec, y libró a Israel de mano de los que lo saqueaban.
Había llegado el
momento de tomar posesión de las tierras que habían quedado sin conquistar
desde los tiempos de Josué. Pero los enemigos más difíciles fueron los filisteos.
(I Samuel 14:52) Y hubo guerra
encarnizada contra los filisteos todo el tiempo de Saúl; y a todo el que Saúl
veía que era hombre esforzado y apto para combatir, lo juntaba consigo.
Así formó Saúl su ejército,
tomando para sí a los mejores hombres del reino (tal como lo había advertido el
profeta Samuel—1 Samuel 8:11-12)
FAMILIA
DE SAÚL
En este contexto, la
Biblia presenta a la familia de Saúl, y al jefe de su ejército, quien también
era un familiar:
(1 Samuel 14:49-51) Y los hijos de
Saúl fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y los nombres de sus dos hijas eran, el
de la mayor, Merab, y el de la menor, Mical. Y el nombre de la mujer de
Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del general de su ejército era
Abner, hijo de Ner tío de Saúl. Porque Cis padre de Saúl, y Ner padre de
Abner, fueron hijos de Abiel.
Más estudios de este libro en: Samuel
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Divina
siempre me han gustado estos estudios son claros y educativos ahora faltan los de los otros libros DIOS me los bendiga...
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