Después
de haber sido reconocido como el rey de Israel, Saúl no fue al palacio real
(por no existía entonces), sino que regresó a su casa, y siguió su vida como lo
había hecho hasta ese momento. Al principio del capítulo encontramos a Saúl en
el campo, trabajando como lo haría cualquier israelita (1 Sam. 11:5). Pero
pronto se levantó una amenaza en contra de Israel que requirió de la atención
del nuevo rey.
(1 Samuel
11:1) Después subió Nahas amonita, y acampó contra
Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas: Haz alianza con
nosotros, y te serviremos.
El enemigo que se levantó en contra de un pueblo
israelita era un amonita llamado “Nahas” (heb. Najash), que significa: serpiente. Nahas es representativo de Satanás,
la serpiente antigua (Apoc. 12:9; 20:2), cuyo cometido es destruir (1 Pedro
5:8). Y una táctica del enemigo es atacar a los más débiles y vulnerables, y
ése era el caso de Galaad.
Jabes de Galaad |
La palabra “Jabes” (heb. Yabesh) significa: seco. Jabes de Galaad era un pequeño pueblo al
otro lado del río Jordán. Al estar separados de los otras tribus por el río y
montañas, estaban entonces más expuestos a ataques de los enemigos. Pero Jabes
no sólo estaba separada geográficamente, sino también espiritualmente. Ése fue
el único pueblo que no se unió al resto de los Hijos de Israel en contra del
pecado de la tribu de Benjamín (Jue. 21:1-15), unos años atrás. Ellos se creían
“independientes”, y eso los puso en una posición de vulnerabilidad ante el
enemigo.
La fe
de Jabes estaba tan debilitada que estaban dispuestos a someterse al enemigo, con
tal que no les hicieran daño. Ellos dijeron a Nahas: “Haz un pacto con
nosotros y te serviremos" (1 Sam. 11:1).
Uno hubiera pensado que el enemigo estaría satisfecho con
esto…pero no. Él puso otra condición
para perdonarles la vida:
(1 Samuel 11:2) Y Nahas
amonita les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada
uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo
Israel.
Nahas no sólo buscaba la sumisión de Jabes, sino traer vergüenza
y oprobio a todo Israel. Es un engaño creer que lo que una persona hace no
afecta a los demás. Nuestras acciones traen repercusiones a la familia y la
comunidad a la que pertenecemos (1 Cor. 12:12-27).
(1 Corintos 12:26) De
manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un
miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
APELACIÓN
Ante la terrible amenaza de Nahas, pidieron tiempo para
decidir si luchaban o se sometían a tales condiciones.
(1 Samuel 11:3) Entonces los
ancianos de Jabes le dijeron: Danos siete días, para que enviemos mensajeros
por todo el territorio de Israel; y si no hay nadie que nos defienda, saldremos
a ti.
En ese momento decidieron apelar al recién instituido
líder de la nación: el rey Saúl.
(1 Samuel 11:4-5) Llegando
los mensajeros a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y
todo el pueblo alzó su voz y lloró. Y he aquí Saúl que venía del campo, tras
los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que llora? Y le contaron las
palabras de los hombres de Jabes.
Esta sería la primera prueba del liderazgo de Saúl. Lo
que no podía hacer él humanamente, Dios lo capacitó con el poder de Su Espíritu
Santo.
(1 Samuel 11:6-7) Al oír Saúl
estas palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder; y él se encendió
en ira en gran manera. Y tomando un par de bueyes, los cortó en trozos y
los envió por todo el territorio de Israel por medio de mensajeros, diciendo:
Así se hará con los bueyes del que no saliere en pos de Saúl y en pos de
Samuel. Y cayó temor de Jehová sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre.
[Nota: De nuevo, en este contexto se oyen los ecos de la
historia de Jueces (caps. 19 & 20), cuando el levita envía a las tribus
pedazos de su concubina asesinada, como testimonio del mal que se había hecho
entre ellos].
RESPUESTA DE ISRAEL
En lugar de vengarse de Jabes por no haberlos apoyado en
el pasado, las demás tribus de Israel decidieron responder al llamado de
auxilio de sus hermanos bajo ataque. Y la Biblia resalta que se unieron como
“un solo hombre” (1 Sam. 11:7), los hermanos juntos en harmonía.
En ese momento se formó un ejército de israelitas:
(1 Samuel 11:8) Y los contó
en Bezec; y fueron los hijos de Israel trescientos mil, y treinta mil los
hombres de Judá.
ESPERANZA PARA JABES
Las tribus unidas de Israel enviaron un mensaje de
esperanza a los de Jabes:
(1 Samuel 11:9) Y
respondieron a los mensajeros que habían venido: Así diréis a los de Jabes de
Galaad: Mañana al calentar el sol, seréis librados. Y vinieron los mensajeros y
lo anunciaron a los de Jabes, los cuales se alegraron.
Con el respaldo de las demás tribus, los habitantes de
Jabes estaban listos para enviar un mensaje a Nahas (aunque no revelaron cuál sería
su respuesta final):
(1 Samuel 11:10) Y los de
Jabes dijeron a los enemigos: Mañana saldremos a vosotros, para que hagáis con
nosotros todo lo que bien os pareciere.
A
continuación, se describe como Saúl organizó a su ejército, y cómo vencieron al
enemigo:
(1 Samuel
11:11) Aconteció que al día siguiente dispuso Saúl al pueblo en tres compañías, y
entraron en medio del campamento a la vigilia de la mañana, e hirieron a los
amonitas hasta que el día calentó; y los que quedaron fueron dispersos, de tal
manera que no quedaron dos de ellos juntos.
El pueblo unido logró vencer al enemigo que los quería
avergonzar.
CONFLICTO INTERNO
Ante la amenaza del enemigo, los israelitas se unieron.
Pero cuando desapareció la amenaza externa, surgió una división interna.
(1 Samuel 11:12) El pueblo
entonces dijo a Samuel: ¿Quiénes son los que decían: ¿Ha de reinar Saúl sobre
nosotros? Dadnos esos hombres, y los mataremos.
Recordaron que unos israelitas se habían burlado de Saúl,
y ahora querían acabar con ellos. Pero el rey mismo salió en su defensa.
(1 Samuel 11:13) Y Saúl dijo:
No morirá hoy ninguno, porque hoy Jehová ha dado salvación en Israel.
Saúl se levantó en contra de la venganza y la división. Es
el perdón y el respeto mutuo lo que mantiene a una nación unida.
Allí
volvió a aparecer en la escena el profeta Samuel. Él aprovechó el momento para
renovar la autoridad de Saúl como rey de Israel.
(1 Samuel
11:14-15) Mas Samuel dijo al pueblo: Venid, vamos a Gilgal para que renovemos allí el
reino. Y fue todo el pueblo a Gilgal, e invistieron allí a Saúl por rey delante
de Jehová en Gilgal. Y sacrificaron allí ofrendas de paz delante de Jehová, y
se alegraron mucho allí Saúl y todos los de Israel.
Gracias hermana! El blog me ha evacuado dudas que tenia, es de bendición. Saludos desde Argentina.
ResponderEliminarUn abrazo grande, Dios te bendiga!