En la
Biblia encontramos varios cánticos en los cuales la gente salta en adoración
por algo milagroso que Dios ha hecho en sus vidas; entre éstos están: el
Cántico del Mar Rojo (Exo. 15), el Cántico de Débora (Jue. 5), el Cántico del
Cordero (Apoc. 15:3-4) y también el Cántico de Ana. Estos son alabanzas de
agradecimiento, pero también son mensajes proféticos.
En el
capítulo dos de 1 Samuel encontramos el Cántico de Ana…
CÁNTICO DE GRATITUD DE ANA
CÁNTICO DE GRATITUD DE ANA
El
Cántico de Ana es una oración que se convirtió en un canto. Es una alabanza que
surgió del agradecimiento a Dios por contestar su oración. Lo interesante es
que este canto viene después de haberse desprendido de Samuel, dejándolo al
cuidado de Eli, el sumo sacerdote.
Uno podría
imaginar que Ana había quedado triste al despedirse de su hijo tan deseado;
pero lo que vemos al inicio del cántico es una oración de agradecimiento:
(1
Samuel 2:1-2) Y Ana oró y dijo: Mi corazón se
regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis
enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación. No hay santo como Jehová; porque
no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro.
En su
canto, Ana reconoce que Dios es justo y Él está en control.
(1
Samuel 2:3-9) No multipliquéis palabras de grandeza
y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de
todo saber es Jehová, y a él toca el pesar las acciones. Los arcos de los
fuertes fueron quebrados, y los débiles se ciñeron de poder. Los saciados se
alquilaron por pan, y los hambrientos dejaron de tener hambre; hasta la estéril
ha dado a luz siete, y la que tenía muchos hijos languidece. Jehová mata, y él
da vida; El hace descender al Seol, y hace subir. Jehová empobrece, y él enriquece;
abate, y enaltece. El levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al
menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque
de Jehová son las columnas de la tierra, y él afirmó sobre ellas el mundo. El
guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque
nadie será fuerte por su propia fuerza.
Al
final del cántico, Ana deja un mensaje profético que habla del Mesías (heb. Mashiaj,
que literalmente significa: ungido).
(1
Samuel 2:10) Delante de Jehová serán quebrantados
sus adversarios, y sobre ellos tronará desde los cielos; Jehová juzgará los
confines de la tierra, dará poder a su Rey, y exaltará el poderío de su Ungido.
¿Habrá
tenido Ana una visión del Mesías? No podemos saber lo que ella vio ni la
revelación que recibió, pero lo interesante es que su hijo Samuel será
instrumental en el cumplimiento de esta profecía, ya que él será el profeta que
ungirá a David como rey, de cuyo linaje vendrá el Mesías.
INICIO DE SU MINISTERIO
Después
de dejar a Samuel con Eli, Ana y Elcana regresaron a su casa, y siguieron su
vida normal, pero Samuel comenzó su vida extraordinaria.
(1
Samuel 2:11) Y Elcana se volvió a su casa en Ramá;
y el niño ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí.
Podríamos
pensar que Ana salió perdiendo, ya que dejó ir a su hijo tan deseado; sin
embargo, la realidad es que todos salieron ganando: a Ana le fue quitada la mancha
de la esterilidad, y luego fue premiada con más hijos; en cuanto a Samuel, él
vivió para Dios.
(1 Sam. 2:18-21) Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino. Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado. Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa. Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová.
(1 Sam. 2:18-21) Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino. Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado. Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa. Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová.
También la nación de Israel salió ganando porque ahora Dios tenía a su servicio un hombre que iba a cambiar la historia de Israel: Samuel, el juez y el profeta que ungió a los dos primeros reyes de Israel.
Clase impartida en: Audio
y en nuestra cuenta de YouTube: Cita Divina
Me puede decir donde consigo informacion sobre el largo de la tunica de los reyes? Lei que en el medio oriente los reyes cada vez que salian a guerra y ganaban se les añadia un pedazo a su tunica y era mas larga. No encuentro historia al respecto. Espero me pueda ayudar. DIOS la bendiga mucho
ResponderEliminarHasta el momento no he leído nada al respecto. Lo lamento.
EliminarMuy buen estudio �� Aprendí algo nuevo de la historia de Ana
ResponderEliminarFelicitar por la valiosa información, el cuál me estoy ilustrando la palabra de Dios a través de la Biblia.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario esta fácil de comprender y me resultó de provecho para una predicación, bendiciones
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