miércoles, 28 de febrero de 2018

1 SAMUEL 5. Raptan el Arca


En el capítulo 4, leímos que los filisteos derrotaron a los israelitas en el campo de batalla, y una de las consecuencias es que los enemigos capturaron el Arca de Dios. En los siguientes capítulos leeremos qué pasará con el Arca.
(1 Samuel 5:1-2) Cuando los filisteos capturaron el arca de Dios, la llevaron desde Eben-ezer a Asdod. Y tomaron los filisteos el arca de Dios, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a Dagón.

Asdod era una de las principales ciudades de los filisteos.  Allá se llevaron el Arca para colocarla en el templo de Dagón, como una honra a su dios a quien le adjudicaron la victoria sobre el Dios de Israel. Dagón era el principal dios de los filisteos, cuya figura era mitad pez, mitad hombre. (en hebreo, Dag significa: pez).

Lo mismo hicieron con Sansón cuando lo atraparon, luego que Dalila le cortara su cabello y éste perdiera sus fuerzas.
(Jueces 16:23-24) Entonces los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón su dios y para alegrarse; y dijeron: Nuestro dios entregó en nuestras manos a Sansón nuestro enemigo. Y viéndolo el pueblo, alabaron a su dios, diciendo: Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, y al destruidor de nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de nosotros.

Aunque los filisteos llegaron a creer que su dios era más poderoso que el Dios de Israel, eso no era la realidad. Más bien, la derrota de los israelitas fue por causa de su pecado. El peor enemigo de los creyentes no es el que está fuera, sino el que uno deja entrar dentro del corazón. La desobediencia de Israel los llevó a su derrota, no el poder de sus enemigos (Jue. 2:11-14).

Tristemente, el Nombre de Dios fue deshonrado por Israel ante las demás naciones (como ha sucedido repetidamente en la historia del pueblo de Dios—Eze. 36:19-23). Pero Dios no iba a permitir que Su Nombre fuera burlado. El Señor no dejó así las cosas, sino que Él mismo mostró Su poder ante el pueblo filisteo.
(1 Samuel 5:3-4) Y cuando al siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, he aquí Dagón postrado en tierra delante del arca de Jehová; y tomaron a Dagón y lo volvieron a su lugar. Y volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente.

Dagon cae ante el Arca del Pacto

Jehová hizo que el dios filisteo se postrara ante el Arca de Su Presencia. No sólo eso, sino que la segunda vez le cortó la cabeza y las dos manos al ídolo, que son símbolos de autoridad y poder. El Señor mismo demostró a los filisteos que el Dios de Israel es más poderoso que sus dioses. Así lo entendieron los filisteos, y temieron al Dios de Israel (1 Sam. 5:5). Pero la lección no se quedó sólo allí, sino que Dios envió cierto tipo de plaga:  
(1 Samuel 5:6-7) Y se agravó la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los hirió con tumores en Asdod y en todo su territorio. Y viendo esto los de Asdod, dijeron: No quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros y sobre nuestro dios Dagón.

No se sabe exactamente cuál era la enfermedad que cayó sobre los filisteos. Otra traducción dice que eran hemorroides. La palabra hebrea es Ofel que significa: montículo o fortaleza. Aparentemente eran protuberancias dolorosas. Más adelante (1 Sam. 5:9), el texto hebreo añade la palabra “Satar”, que da a entender que se trataba de una erupción de la piel que brotaba en las partes privadas. [Nota: La traducción griega de la Biblia hebrea (Septuaginta) lo interpreta como “ratones”, que son los causantes de la peste bubónica. La pulga de los ratones es la que transmite la enfermedad, la cual provoca inflamación en los ganglios linfáticos (en la ingle o las axilas). También se le conoce como “Peste negra” porque provoca gangrena en los dedos, labios y nariz, lo cual hace que se vuelvan negros.]

Ante la plaga en Asdod, decidieron sacar el Arca, y la mandaron a otra ciudad filistea. En el fondo, todavía tenían la duda de que la plaga haya sido enviada por el Dios de Israel, o si sólo fue una “coincidencia”. Primero la enviaron de Asdod a Gat.
(1 Samuel 5:8-9) Convocaron, pues, a todos los príncipes de los filisteos, y les dijeron: ¿Qué haremos del arca del Dios de Israel? Y ellos respondieron: Pásese el arca del Dios de Israel a Gat. Y pasaron allá el arca del Dios de Israel.
9 Y aconteció que cuando la habían pasado, la mano de Jehová estuvo contra la ciudad con gran quebrantamiento, y afligió a los hombres de aquella ciudad desde el chico hasta el grande, y se llenaron de tumores.

Después la enviaron a Ecrón.
(1 Samuel 5:10-12) Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y cuando el arca de Dios vino a Ecrón, los ecronitas dieron voces, diciendo: Han pasado a nosotros el arca del Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo. Y enviaron y reunieron a todos los príncipes de los filisteos, diciendo: Enviad el arca del Dios de Israel, y vuélvase a su lugar, y no nos mate a nosotros ni a nuestro pueblo; porque había consternación de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado allí. Y los que no morían, eran heridos de tumores; y el clamor de la ciudad subía al cielo.

En Ecrón, no sólo hubo muertes por la plaga sino por el terror que provocó. Dónde iba el Arca, el Señor enviaba juicio; así que no quedó duda alguna que la plaga era consecuencia de haber raptado el Arca del Dios de Israel.



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