Hay dos
libros bíblicos que llevan el nombre de "Samuel", en honor del
profeta con que comienza la narrativa. En hebreo, se les conoce como: Shmuel
Alef (Samuel A) y Shmuel Bet (Samuel B). Estos dos
libros siguen la historia cronológica del pueblo de Dios que viene desde Génesis hasta
Jueces.
Según
la tradición hebrea, los libros de Samuel son incluidos entre los libros proféticos
(heb. Neviim), al igual que Josué y Jueces. Aunque son libros
históricos, el propósito principal no es sólo dar un vistazo al pasado
sino proyectar las lecciones al futuro, porque la historia se puede
repetir. El apóstol Pablo habla de esto,
diciendo que la historia de Israel anotada en la Biblia fue escrita para
enseñar a las siguientes generaciones lecciones importantes sobre la vida
espiritual.
(Romanos
15:4) Porque las cosas que se escribieron antes,
para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y la
consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
TEMAS
Los
temas generales de estos dos libros se pueden dividir de la siguiente manera:
I
SAMUEL
Cap.
1-7
Elí y Samuel
Cap.
8-15
Samuel y Saúl
Cap.
16-31 Saúl y
David
II
SAMUEL
Cap.
1-10
Triunfos de David
Cap.
11-24
Conflictos de David
CONTEXTO
HISTÓRICO
El
primer libro de Samuel marca el final del Período de los Jueces, y el comienzo de
la monarquía en Israel. El profeta Samuel representa esta transición, ya que él
fue el último juez en Israel, y también él ungió a los primeros dos reyes: Saúl
y David.
Para
entender esta transición de jueces a reyes, debemos dar un vistazo al período
de los jueces. Hay dos versículos que describen cuál fue el principal problema
en ese período histórico:
(Jueces
17:6) En aquellos días no había rey en Israel;
cada uno hacía lo que bien le parecía.
(Jueces
21:25) En estos días no había rey en Israel;
cada uno hacía lo que bien le parecía.
En el
“período de los jueces” en Israel, sus líderes no eran reyes sino jueces.
Veamos a continuación cuál es la diferencia entre un gobierno de jueces y de
reyes:
En
Israel, el juez era una figura de autoridad. Éste no recibía su posición
por herencia, sino que su autoridad era reconocida por su conocimiento de la
ley (heb. Torá: instrucción de Dios). El Juez era considerado
como un líder político, pero sobre todo como guía moral; el pueblo acudía ante
él para resolver sus conflictos. Por lo general, el Juez servía como líder
dentro de su propia tribu, aunque en ocasiones su autoridad se extendía a las
tribus vecinas y aun a toda la nación. El juez no recibía su “nombramiento” de
alguna autoridad superior, sino que el pueblo lo reconocía por su liderazgo y
sabiduría. En Israel, la autoridad superior era Dios, de quien emanaba la Ley.
En
contraste, el rey es un líder político a nivel nacional. Por lo general,
se recibe esta posición de forma hereditaria, o por reconocimiento de una
autoridad superior. En una nación que tiene rey, no hay autoridad superior a él;
por ello, existe el peligro que el rey abuse de su poder.
“No
había Rey”
Debemos
preguntarnos: ¿En realidad, no había rey en Israel en el período de los jueces?
En teoría, los israelitas debían considerar a Dios como el Rey de Israel, pero
en la vida diaria no lo reconocieron, porque “cada quien hacía lo que bien
le parecía” (Jue. 21:25).
Además
de esto, el pueblo quería tener un líder al que pudieran ver con sus propios
ojos—o como ellos lo expresarían: "querían un rey como las demás naciones” [Nota:
Hablaremos más de este tema en los capítulos 8 & 9]. Esta es una
debilidad humana que persiste hasta el día de hoy: la gente prefiere tratar con
un líder a quien pueden ver, en lugar de buscar directamente a Dios, a quien no
pueden ver. El Señor quiere que le busquemos y tengamos una relación personal con Él.
(Jeremías
29:12-13) Entonces me invocaréis, y vendréis y
oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis
de todo vuestro corazón.
Dios
promete que si le buscamos, Él nos oirá—y esta verdad tiene que ver con el
título del libro que estudiaremos…
DIOS
OYE
El
nombre de Samuel en hebreo es: Shmuel, que significa: Dios oye (Shema
+ El).
CÍRCULO
VICIOSO DE LOS JUECES
Antes de entrar a estudiar el libro, debemos conocer el contexto histórico en el que nació Samuel. La era
de los jueces fue uno de los períodos más oscuros de la historia de Israel; el
pueblo de Dios cayó en un círculo vicioso que está detallado en el capítulo dos de Jueces (Jueces 2:10-22):
a. Pecado. Cuando se levantaba una nueva generación se apartaba
de los caminos de sus padres, y pecaban contra Dios.
(Jueces
2:10-12) Y toda aquella generación también fue
reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no
conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel. Después los
hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los
baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la
tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que
estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a
Jehová. Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot.
b. Aflicción. Como consecuencia, la mano de
Dios se apartaba de ellos, y venía aflicción porque los enemigos los atacaban.
(Jueces
2:14-15) Y se encendió contra Israel el furor de
Jehová, el cual los entregó en manos de robadores que los despojaron, y los
vendió en mano de sus enemigos de alrededor; y no pudieron ya hacer frente a
sus enemigos. Por dondequiera que salían, la mano de Jehová estaba contra
ellos para mal, como Jehová había dicho, y como Jehová se lo había jurado; y
tuvieron gran aflicción.
c. Clamor
y liberación. Ante la aflicción, clamaban
a Dios. Luego, el Señor les enviaba liberación a través de un juez. Enderezaban
sus vidas, y les iba bien.
(Jueces
2:16) Y Jehová levantó jueces que los librasen de
mano de los que les despojaban;
(Jueces
2:18) Y cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová
estaba con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de
aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia por sus gemidos a causa de
los que los oprimían y afligían.
d. Caían
de nuevo. Les
iba bien por un tiempo, pero en la abundancia volvían a apartarse de Dios, y la
siguiente generación volvía a caer en el círculo vicioso.
(Jueces
2:19) Mas acontecía que al morir el juez, ellos
volvían atrás, y se corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos
para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus
obras, ni de su obstinado camino.
Durante
toda la era de los jueces, Israel persistió en este círculo vicioso. Y no sólo
iban en círculos, sino de mal en peor. Para
romper este círculo vicioso, Dios usará a un hombre cuya vida será dedicada al
Señor. Este hombre es Samuel.
En la
próxima entrada leeremos sobre el nacimiento de Samuel…
Más
estudios de este libro en: Samuel
Clase impartida disponible en: Audio
y también en nuestra cuenta de YouTube: Cita Divina
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