En la entrada anterior terminamos leyendo la petición
que Moisés hizo a Dios, pidiéndole perdón por el pecado del pueblo, y rogándole
por una nueva oportunidad. Ahora leamos cuál fue la respuesta de Dios:
(Éxodo 34:10) Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo;
haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna,
y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque
será cosa tremenda la que yo haré contigo.
Con
esta promesa, Dios reestableció la relación con Israel. Les prometió hacer
maravillas entre ellos, pero lo que pidió del pueblo fue que retomaran el
Pacto.
A continuación,
el Señor presentó principios de la Ley, que serviría como base de la relación
entre el pueblo de Israel y Dios:
a. No deben
hacer alianza con las naciones paganas
(Éxodo 34:11-16) Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de
delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo
y al jebuseo. Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde
has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti.
b. No
tendrán otros dioses
(Éxodo
34:13-17) Derribaréis sus altares, y quebraréis sus
estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera. Porque no te has de inclinar
a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es. No
te harás dioses de fundición.
c.
Guardarán las fiestas y el día de reposo.
(Éxodo
34:18-26)
La
fiesta de los panes sin levadura guardarás; siete días comerás pan sin
levadura, según te he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque en
el mes de Abib saliste de Egipto. Todo primer nacido, mío es; y de tu
ganado todo primogénito de vaca o de oveja, que sea macho. Pero redimirás
con cordero el primogénito del asno; y si no lo redimieres, quebrarás su
cerviz. Redimirás todo primogénito de tus hijos; y ninguno se presentará
delante de mí con las manos vacías. Seis días trabajarás, mas en el
séptimo día descansarás; aun en la arada y en la siega,
descansarás. También celebrarás la fiesta de las semanas, la de las
primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del
año. Tres veces en el año se presentará todo varón tuyo delante de Jehová
el Señor, Dios de Israel. Porque yo arrojaré a las naciones de tu
presencia, y ensancharé tu territorio; y ninguno codiciará tu tierra, cuando
subas para presentarte delante de Jehová tu Dios tres veces en el año. No
ofrecerás cosa leudada junto con la sangre de mi sacrificio, ni se dejará hasta
la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la pascua. Las primicias de
los primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa de Jehová tu Dios. No
cocerás el cabrito en la leche de su madre.
[Nota:
“No cocerás el cabrito en la leche de su madre”. Los pueblos paganos de
la antigüedad tenían la costumbre de cocer un cabrito en la leche materna como
parte un sacrificio a sus dioses cuando comenzaban a recoger sus cosechas. Luego de cocinarlo, rociaban la leche en los
árboles, plantaciones, campos u hortalizas, creyendo que así sus cosechas
producirían más fruto ese año y el próximo. Creían que así asegurarían su
prosperidad.]
NUEVAS TABLAS
Al igual que la primera vez, Dios quiere dejar la Ley escrita
como testimonio del Pacto. Para ello servirían las tablas de piedra que Dios
encargó a Moisés.
(Éxodo 34:27-28) Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque
conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel. Y él estuvo
allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y
escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.
Como
mencionamos anteriormente, los 10 Mandamientos constituyen el resumen de toda la Ley
(heb. Torá, lit. enseñanza, instrucción). Cuando el Señor renovó
el Pacto con Su pueblo, no hizo a un lado la ley. Dios no se equivocó; quien
falló fue el pueblo. Pero Dios dio otra oportunidad para hacer las cosas como
Dios manda.
El profeta Jeremías recibió la revelación de lo que
implica este Nuevo Pacto:
(Jer. 31:31-33) He aquí que vienen días, dice Jehová, en los
cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No
como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de
la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido
para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de
Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la
escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo.
Todos debemos reconocer que, como seres humanos todos
fallamos. Pero quien nos da “el querer como el hacer” es Dios (Rom. 7:14-15;
Rom. 8:1-5).
(Filipenses 2:13) Porque Dios es quien obra
en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito.
DIA DE EXPIACIÓN
Segundas Tablas |
Según la tradición, Moisés bajó con las Segundas
Tablas en el Día de Expiación (heb. Yom Kippur), el día 10 del mes
séptimo del calendario bíblico. Ésta es la Fiesta en el que se pide perdón por
el pecado del pueblo. En el cumplimiento mesiánico, representa el día en que el
Señor vendrá a acabar con la iniquidad en el mundo, pero juzgará a todo aquel
que no se haya arrepentido.
ROSTRO RESPLANDECIENTE
Luego
de pasar cuarenta días en la presencia de Dios y ver Su Gloria, resulta que el
rostro de Moisés brillaba intensamente. Leamos la descripción:
(Éxodo
34:29-30) Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con
las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía
Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con
Dios. Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel
de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.
Para
poder hablar con el pueblo, Moisés tuvo que cubrir su rostro:
(Éxodo 34:33-35) Cuando Moisés acabó de hablar con ellos, puso un velo
sobre su rostro. Pero siempre que Moisés
entraba a la presencia del SEÑOR para hablar con El, se quitaba el velo hasta
que salía; y siempre que salía y decía a los hijos de Israel lo que se le había
mandado, los hijos de Israel veían que la piel del rostro de Moisés
resplandecía. Y Moisés volvía a ponerse el velo sobre su rostro hasta que
entraba a hablar con Dios.
Pablo
hace referencia a este evento, y presenta una revelación interesante:
(2 Cor.
3:13-18) y no como Moisés, que ponía un velo sobre
su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de
aquello que había de ser abolido. Pero el entendimiento de ellos se
embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el
mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el
día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de
ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque
el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la
gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen,
como por el Espíritu del Señor.
Pablo
también explica que Dios puso este velo a los judíos para que las buenas nuevas
del Evangelio llegaran a los gentiles (Rom.11:7-8). Pero llegará el día en que
este velo será quitado, y reconocerán que Jesús es el Mesías profetizado en las
Escrituras.
(Romanos
11:25-27) Porque no quiero, hermanos, que
ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros
mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya
entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está
escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y
este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.
Estudios de otros capítulos de este libro: Éxodo
Clase virtual de este libro: Audio de
Éxodo
También en Video de YouTube (Canal: Cita Divina)
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