sábado, 9 de septiembre de 2017

EXODO 34:10-35. Pacto Renovado


En la entrada anterior terminamos leyendo la petición que Moisés hizo a Dios, pidiéndole perdón por el pecado del pueblo, y rogándole por una nueva oportunidad. Ahora leamos cuál fue la respuesta de Dios:
(Éxodo 34:10) Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo.

Con esta promesa, Dios reestableció la relación con Israel. Les prometió hacer maravillas entre ellos, pero lo que pidió del pueblo fue que retomaran el Pacto.

A continuación, el Señor presentó principios de la Ley, que serviría como base de la relación entre el pueblo de Israel y Dios:

a. No deben hacer alianza con las naciones paganas
(Éxodo 34:11-16)  Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo. Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti.

b. No tendrán otros dioses
(Éxodo 34:13-17) Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera. Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es. No te harás dioses de fundición. 

c. Guardarán las fiestas y el día de reposo.
(Éxodo 34:18-26) La fiesta de los panes sin levadura guardarás; siete días comerás pan sin levadura, según te he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque en el mes de Abib saliste de Egipto. Todo primer nacido, mío es; y de tu ganado todo primogénito de vaca o de oveja, que sea macho. Pero redimirás con cordero el primogénito del asno; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. Redimirás todo primogénito de tus hijos; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías. Seis días trabajarás, mas en el séptimo día descansarás; aun en la arada y en la siega, descansarás. También celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año. Tres veces en el año se presentará todo varón tuyo delante de Jehová el Señor, Dios de Israel.  Porque yo arrojaré a las naciones de tu presencia, y ensancharé tu territorio; y ninguno codiciará tu tierra, cuando subas para presentarte delante de Jehová tu Dios tres veces en el año. No ofrecerás cosa leudada junto con la sangre de mi sacrificio, ni se dejará hasta la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la pascua. Las primicias de los primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa de Jehová tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

[Nota: “No cocerás el cabrito en la leche de su madre”. Los pueblos paganos de la antigüedad tenían la costumbre de cocer un cabrito en la leche materna como parte un sacrificio a sus dioses cuando comenzaban a recoger sus cosechas.  Luego de cocinarlo, rociaban la leche en los árboles, plantaciones, campos u hortalizas, creyendo que así sus cosechas producirían más fruto ese año y el próximo. Creían que así asegurarían su prosperidad.] 

NUEVAS TABLAS
Al igual que la primera vez, Dios quiere dejar la Ley escrita como testimonio del Pacto. Para ello servirían las tablas de piedra que Dios encargó a Moisés.
(Éxodo 34:27-28) Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel. Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.

Como mencionamos anteriormente, los 10 Mandamientos constituyen el resumen de toda la Ley (heb. Torá, lit. enseñanza, instrucción). Cuando el Señor renovó el Pacto con Su pueblo, no hizo a un lado la ley. Dios no se equivocó; quien falló fue el pueblo. Pero Dios dio otra oportunidad para hacer las cosas como Dios manda.

El profeta Jeremías recibió la revelación de lo que implica este Nuevo Pacto:
(Jer. 31:31-33) He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

Todos debemos reconocer que, como seres humanos todos fallamos. Pero quien nos da “el querer como el hacer” es Dios (Rom. 7:14-15; Rom. 8:1-5).
(Filipenses 2:13) Porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito.

DIA DE EXPIACIÓN
Segundas Tablas
Según la tradición, Moisés bajó con las Segundas Tablas en el Día de Expiación (heb. Yom Kippur), el día 10 del mes séptimo del calendario bíblico. Ésta es la Fiesta en el que se pide perdón por el pecado del pueblo. En el cumplimiento mesiánico, representa el día en que el Señor vendrá a acabar con la iniquidad en el mundo, pero juzgará a todo aquel que no se haya arrepentido.

ROSTRO RESPLANDECIENTE
Luego de pasar cuarenta días en la presencia de Dios y ver Su Gloria, resulta que el rostro de Moisés brillaba intensamente. Leamos la descripción:
(Éxodo 34:29-30) Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.

Para poder hablar con el pueblo, Moisés tuvo que cubrir su rostro:
(Éxodo 34:33-35) Cuando Moisés acabó de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro.  Pero siempre que Moisés entraba a la presencia del SEÑOR para hablar con El, se quitaba el velo hasta que salía; y siempre que salía y decía a los hijos de Israel lo que se le había mandado, los hijos de Israel veían que la piel del rostro de Moisés resplandecía. Y Moisés volvía a ponerse el velo sobre su rostro hasta que entraba a hablar con Dios.

Pablo hace referencia a este evento, y presenta una revelación interesante:
(2 Cor. 3:13-18) y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Pablo también explica que Dios puso este velo a los judíos para que las buenas nuevas del Evangelio llegaran a los gentiles (Rom.11:7-8). Pero llegará el día en que este velo será quitado, y reconocerán que Jesús es el Mesías profetizado en las Escrituras.
(Romanos 11:25-27) Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.


Estudios de otros capítulos de este libro: Éxodo

Clase virtual de este libro: Audio de Éxodo
También en Video de YouTube (Canal: Cita Divina)

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