En este capítulo regresamos a la narrativa, luego del
paréntesis en el que Dios explicó a Moisés sobre el diseño del Tabernáculo
(Exodo 25 al 31)…
Recordemos que Moisés subió al Monte Sinaí porque allí
Dios le iba a entregar las Tablas de la Ley que servirían como testimonio del
Pacto que Israel había hecho con Dios (Exodo 24). El pueblo de Dios había oído
la lectura de toda la Ley, y ellos respondieron: “Haremos todo lo que Él diga” (Exo. 24:3). Para sellar el Pacto, Moisés
roció sangre sobre los israelitas (Exo. 24:8).
Mientras que Moisés estaba recibiendo las Tablas del Pacto
(Exo. 31:18), el pueblo de Israel estaba esperando que su líder bajara del
Monte Sinaí. El problema es que el pueblo se puso nervioso porque Moisés se
había tardado demasiado tiempo en la cima del Monte (Exo. 24:15-18). Ya había
pasado más de un mes y Moisés no regresaba; por lo tanto, llegaron a pensar que
había muerto. Si
ellos no habían podido aguantar unas horas en la Presencia de Dios, pensaron que
nadie podría soportar más de un mes allí.
Aun si
sus sospechas fueran ciertas, la realidad es que Israel no se había quedado sin
líder, ya que Moisés había encargado a Aarón y a Hur para que guiaran al pueblo
mientras que él regresaba (Exo. 24:14). Pero eso no fue suficiente para los
israelitas. Cuando sintieron que habían perdido a Moisés como su intermediario
con Dios, ellos reaccionaron de una forma desmedida…
(Éxodo 32:1) Y vio el pueblo
que Moisés tardaba mucho en bajar del monte, y se reunió el pueblo junto a
Aarón, y le dijeron: Levántate y haz para nosotros dioses que vayan delante de
nosotros, porque a este Moisés, el varón que nos hizo subir de la tierra de
Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
La
palabra que se traduce como “dioses”, en hebreo es “Elohim”, que también es un
Nombre de Dios. ¿Qué pidieron los israelitas…una imagen de otro dios
falso o una imagen del Dios de Israel? Cualquiera que haya sido su intención, ambas
opciones son pecado. Entre los Diez Mandamientos, Dios había dicho:
(a) no
tengan otros dioses (Exo. 20:3);
(b) no
hagan una imagen para adorarla (Exo. 20:4-5,23).
A
primera vista podría parecer que los israelitas estaban pidiendo que Aarón les
hiciera un “dios pagano, pero el texto bíblico nos lleva a otra conclusión, ya
que Aarón dijo que lo que representaba esa imagen: “éste es tu Dios que te
ha sacado de la tierra de Egipto” (Exo. 32:4).
¿Por
qué lo hicieron? Los israelitas no
sólo estaban buscando a un líder, pues ya lo tenían en la persona de Aarón. Lo
que ellos deseaban era un sustituto de Moisés a quien habían “endiosado”. Por
eso, no les pareció ilógico pedirle a Aaron que hiciera “dioses” que sirvieran
como un nuevo “intermediario” entre Dios y los hombres. El pueblo pidió una “imagen
de Dios”, algo visible que sustituyera a Moisés como su intermediario (Exo.
24:1). Aparentemente ellos no querían tratar directamente con Dios.
RESPUESTA
DE AARÓN
¿Cómo
respondió Aarón ante tal petición? También su respuesta fue sorprendente, ya
que, en lugar de desanimarlos o confrontarlos, simplemente les siguió el rumbo
y accedió:
(Éxodo 32:2-4)
Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que
están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas,
y traédmelos. Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en
sus orejas, y los trajeron a Aarón; y él los tomó de las manos de ellos, y le
dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces
dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.
Con lo
que hizo, Aarón no estaba buscado complacer a Dios sino al pueblo. La gente dio
oro para que el líder hiciera lo que ellos querían, pero no buscaron hacer la
voluntad de Dios.
Como
mencionamos anteriormente, Aarón no hizo el becerro de oro como la imagen de un
dios pagano, sino como una representación de Jehová. Esto se confirma en lo que
dijo a continuación:
(Éxodo
32:5) Y viendo esto
Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana
será fiesta para Jehová.
Esto es lo que se conoce como el “Pecado del
Becerro de Oro” (heb. Jet HaEgel). En esencia, este pecado no
consistía en haberse olvidado de Dios, sino en haber hecho una falsa imagen de
Dios. El Becerro (heb. Egel) no
estaba “reemplazando” a Dios, sino lo estaba “representando” a Él. ¡Qué
aberración! Este tipo de idolatría pretende “bajar” a Dios Todopoderoso a un
nivel humano. Cuando la gente siente que Dios es demasiado grande y poderoso
para ellos, prefieren rebajarlo a una imagen o relacionarse con Él a través de
líderes que no los amenazan. Así se puede caer fácilmente en la tentación de
buscar intermediarios entre Dios y el hombre, en lugar de hacer el esfuerzo por
tener una relación directa con Dios. En lugar de conocer a Dios tal como es, lo
enmarcan y lo limitan a una idea que ellos pueden manejar o entender.
Un salmo describe el Pecado del Becerro de Oro de la
siguiente manera:
(Salmo 106:19-22) Hicieron becerro en Horeb, se postraron ante
una imagen de fundición. Así cambiaron su gloria por la imagen de un buey que
come hierba. Olvidaron al Dios de su salvación, que había hecho grandezas en
Egipto, maravillas en la tierra de Cam, cosas formidables sobre el Mar Rojo.
Veamos
ahora cómo reaccionó el Señor ante tal pecado…
RESPUESTA DE DIOS
Mientras
que los israelitas estaban en plena adoración del becerro de oro, Moisés estaba
recibiendo las Tablas del Testimonio en el Monte Sinaí.
(Éxodo
31:18) Y cuando terminó
de hablar con Moisés sobre el monte Sinaí, le dio las dos tablas del testimonio,
tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.
Moisés
no sospechaba lo que estaba pasando en el campamento; pero Dios sí lo sabía, y
se lo advirtió:
(Éxodo 32:7-8) Entonces Jehová
dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de
Egipto se ha corrompido. Pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se
han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido
sacrificios, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la
tierra de Egipto.
Apenas
habían pasado cinco semanas desde que los israelitas habían ratificado su
compromiso con Dios con un Pacto de Sangre (Exo. 24), y pronto se olvidaron y
fallaron a su palabra.
Algo que salta a la vista en este texto es que Dios
dice: “tu pueblo”, como si se tratara del “pueblo de Moisés”. Esto puede estar
vinculado a la idea de que los israelitas habían “endiosado” a Moisés. ¿Qué pensaba
Dios de todo esto? Leamos lo que el Señor mismo dice:
(Éxodo 32:9) Dijo
más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de
dura cerviz.
Dios describe a Israel como un pueblo de “dura cerviz”
(heb. Kashe Oref), es decir, con nuca o cuello duro. Cuando alguien
tiene una nuca dura o entumecida, esta no le permite voltear a ver a otro lado.
La cabeza es la que da la dirección al cuerpo, pero el cuello debe de moverse
para que el cuerpo le siga. La nuca representa la voluntad del hombre. Esta
figura habla de un pueblo que no sigue las instrucciones de la cabeza (Dios), y
en su necedad no está dispuesto a cambiar su forma de ser y de pensar.
Lo que Dios dijo a continuación suena extraño, ya que
parecería que le está pidiendo permiso a Moisés para hacer justicia con Israel.
(Éxodo 32:10) Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y
de ti yo haré una nación grande.
Más que una petición o una amenaza, lo que Dios estaba
haciendo era poner a prueba a Moisés para ver dónde estaba su corazón. Por un
lado, le dio a Moisés la opción de deshacerse del pueblo rebelde, y comenzar de
nuevo, solamente con él. Por otro lado, llevó a Moisés a ponerse en la posición
de Dios, y darse cuenta de la difícil decisión que debía tomar con respecto al
pueblo. Ellos merecían ser castigados por su desobediencia, pero por otro lado Dios
también quería mostrar su misericordia de Padre.
Esta prueba es similar a la de Abraham, en la que Dios
le pidió que sacrificara a su hijo, pero en realidad sólo estaba probando su fe.
En la próxima entrada veremos cómo Moisés responderá a esta prueba…
Estudios de
otros capítulos de este libro: Éxodo
Clase virtual de este libro: Audio de
Éxodo
Según yo leía sobre el capitulo 32 de éxodo puede decir que este pueblo, viendo desde el principio, la mano de Dios obrar, de que es único y que no hay otro fuera de él. Este era un pueblo no aprendió a confirmar, tampoco tenía fe en Dios.
ResponderEliminarBendiciones muy buen analisis me sirvió de mucho
ResponderEliminarÉsta lectura bíblica se puede utilizar cuando un pueblo o comunidad prefiere seguir sus costumbres y tradiciones haciendo grandes fiestas dentro de la iglesia en las celebraciones patronales , incluso hasta llegar a faltar el respeto a su sacerdote si éste no está de acuerdo?
ResponderEliminarAquí queda muy claro que Dios Padre prohíbe los intermediarios entre sus hijos y El. En aquel tiempo sólo esperaba que ellos le obedecieron y pongan toda buena voluntad para que el amor entre Padre e hijos sea tan grande que les permitiera alcanzar pronto las promesas de la Tierra prometida. Desobedecieron, razón por la que tuvieron que vagar mucho tiempo en el desierto. Hoy esto se ve reflejado en el actuar diario de las personas. La idolatría sigue y aumenta. Se hacen imágenes de santos y vírgenes y esto y el otro, para no dirigirse a Dios y evadir lo. Hoy tenemos a, Jesucristo el hijo de Dios como único intermediario, pero la gente profana su nombre igual. Porque para seguir a Jesucristo hay que tratar de imitarle. Y Jesús, obedeció a su Padre y proclamó su evangelio Santo.
EliminarSu punto de vista me hace saber qur conoce a Jehová
ResponderEliminarQ mala interpretación, la palabra de Dios dice q EL no comparte su Gloria con nadie!e!eso es idolatría
ResponderEliminarhasta hoy en dia la gente sigue viviendo asi triste realidad ya tenemos a jesucristo como intermediario pero aun hay muchos que no quieren aceptarlo oremos para que esas almas sean alcanzadas
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