Las siguientes leyes que Dios habló a Moisés en el
Monte Sinaí están conectadas con el tiempo. Dios instruye a Su Pueblo a que
aparten ciertos tiempos y fechas (Nótese que todas siguen un patrón de siete):
a. Reposo
de la Tierra (heb. Shmitah)
Dios
mandó que se apartara un año en el cultivo para que la tierra reposara.
(Exo.
23:10-11) Seis años
sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha; mas el séptimo año la dejarás
libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las
bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.
La idea
de este “año de reposo” es que la tierra se recupere. Se puede comer el fruto
de ese año, de lo que crezca naturalmente, pero sólo es para el sustento diario—no
para la venta (Lev. 25:3-7). También se comparte con los necesitados. Y el
fruto que no se consume, cae a la tierra y se convierte en abono.
Este
mandamiento tiene una lección espiritual: aprender a confiar en Dios. Debemos aprender a descansar en Él, confiando
que Él proveerá (Lev. 25:18-22). Todos debemos trabajar y hacer nuestra parte,
pero al final de todo debemos saber que la bendición viene de Dios.
Cuando
entraron a la Tierra Prometida, los israelitas no guardaron esta ley. Sin
embargo, Dios hizo reposar la tierra mientras que ellos estuvieron en el exilio
en Babilonia. Jeremías profetizó que estarían exiliados “hasta que la tierra
hubiera gozado de sus días de reposo” (2 Crónicas 36:20-21; Jer. 25:9, 25:12,
26:6-7, 27:12-13, 29:10-14). La revelación de Jeremías es parte de la ley de
Dios; en Levítico, el Señor advierte que Él hará reposar la tierra si el pueblo
no lo hace (Lev. 26:31-35).
b.
Día de reposo (heb. Shabat)
Aquí
vuelve a mencionar el día de reposo, pero pone énfasis en que se dé reposo a
los que trabajan para uno.
(Éxodo 23:12) Seis días trabajarás, y al
séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio
el hijo de tu sierva, y el extranjero.
La
razón natural de este mandamiento es que descansemos para recuperar las fuerzas;
pero también está el propósito espiritual de aprender a “reposar en Dios”, es
decir, confiar que Él está a cargo. Uno hace la obra que debe hacer, pero al
final reconocemos que la bendición viene de Dios.
[Otras
ref.: Exo. 20:8-11; Deu. 5:13-15; Isa. 58:13-14]
c. Convocaciones para las Fiestas
El patrón
de siete también se aplica a las fiestas bíblicas: Pascua, Panes Sin Levadura,
Primicias, Semanas (Pentecostés), Trompetas, Día de Expiación y Tabernáculos
(Levítico 23).
Aunque
son siete fiestas, se celebran en tres convocaciones, siguiendo el patrón de
las cosechas en Israel:
Fiesta
|
Época
|
cosecha
|
i. Pascua (PSL*)
|
Primavera
|
Cebada
|
ii. Semanas
|
Inicio del verano
|
Trigo
|
iii. Trompetas
|
Otoño
|
Frutos de otoño
|
*
PSL: Panes Sin Levadura
Las
tres convocaciones también se conocían como “peregrinaciones”, porque todo
israelita que podía, hacía un viaje a Jerusalén para celebrar las Fiestas,
atendiendo a la invitación del Señor:
(Éxodo
23:14-17) Tres veces en el año me
celebraréis fiesta.
(i) La fiesta de los panes sin levadura
guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el
tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará
delante de mí con las manos vacías.
(ii) También la fiesta de la
siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el
campo,
(iii) y la fiesta de la cosecha a
la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del
campo.
Tres veces en el año se presentará
todo varón delante de Jehová el Señor.
En cada
cosecha, el pueblo debía presentar sus primicias a Dios, y los israelitas las
presentaban en su visita al Templo durante las Fiestas.
(Éxodo
23:19) Las primicias de los primeros
frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios.
De
nuevo, el ejercicio de dar lo primero a Dios crea la conciencia de que es el
Señor quien trae la bendición de nuestra labor.
SACRIFICIOS
Entre
la mención de las fiestas se encuentra una ley referente a los sacrificios, ya
que la mayoría de los israelitas aprovechaban su visita a Jerusalén y al Templo
para hacer sus sacrificios y dar sus ofrendas:
(Éxodo 23:18) No ofrecerás la sangre de mi
sacrificio con pan leudado; ni la grosura de mi fiesta quedará hasta la mañana.
Toda
ofrenda de pan debía ser con pan sin levadura (Lev. 2:11), tal como se hacía en
la Pascua. Y la referencia a la grosura también está relacionada al sacrificio
de la Pascua, que se debía comer en la misma noche en que fue ofrecida (Exo.
12:8; Exo. 34:25; Deu. 16:4). Esto sigue el patrón de las ofrendas de paz en
acción de gracias (Lev. 7:15). Esta era una instrucción estratégica de Dios,
porque obligaba al oferente a compartir la comida del sacrificio con otros, y
así también compartía el testimonio de la acción de gracias que ofreció.
PROMESA DEL
ANGEL DEL SEÑOR
El último mensaje que Dios habló a Moisés en el Monte
Sinaí fue una promesa:
(Éxodo 23:20) He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te
guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
La palabra hebrea para Ángel es: Malaj, que también significa “agente
o mensajero”. Los ángeles son mensajeros celestiales enviados por Dios con una
misión o propósito. El texto señala cuál es la misión de este mensajero en
particular:
a. Te guardará en el camino;
b. Te introducirá a la Tierra Prometida.
El siguiente versículo nos da otra clave acerca de su
identidad:
(Éxodo
23:21) Sé
prudente delante de él y obedece su voz; no seas rebelde contra él, pues no
perdonará vuestra rebelión, porque en él está mi nombre.
¿A quién debemos obedecer?¿Quién tiene la autoridad de
perdonar o no perdonar?¿Quién lleva el Nombre del Señor (Yehová)? La respuesta
no puede ser otra que Dios mismo. El Angel del Señor es una teofanía, es decir,
una aparición de Dios en la Tierra, en la forma de Jesús (tal como sucedió con
Gedeón y con los tres amigos de Daniel en el horno ardiente—Jueces 6:11-24;
Daniel 3).
Tal vez el pueblo logró ver al Ángel del Señor con sus
ojos físicos, pero Dios quería que supieran que Él los acompañaba, tanto para
guardarlos en el camino como para introducirlos a la Tierra Prometida. Y fue
precisamente al entrar a Canaán que el Ángel del Señor se hizo visible a los
ojos de Josué:
(Josué
5:13-15) Estando Josué
cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual
tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo:
¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? El respondió: No; mas como
Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose
sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?
Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus
pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.
Si
hubiera sido un simple ángel, éste no hubiera permitido que se postraran
delante de él (Apoc. 22:8-9). Pero como se trataba del Señor mismo, Él no le
dijo que se pusiera de pie; más bien, le dijo que se quitara el calzado, de
forma similar a cuando Dios se le apareció a Moisés ante la zarza ardiente
(Exo. 3:4-5).
La promesa del Ángel del Señor venía con una
condición: Debían obedecerle.
(Éxodo
23:22-23) Pero si en verdad oyeres su voz e
hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a
los que te afligieren. Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la
tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del
jebuseo, a los cuales yo haré destruir.
Ya
estando en la Tierra, el pueblo de Dios debe seguir viviendo como Dios manda,
para que les vaya bien y que sus enemigos no regresen.
(Éxodo
23:22-23) No
te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes
los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas. Mas a Jehová
vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda
enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu
tierra; y yo completaré el número de tus días. Yo enviaré mi terror delante de
ti, y consternaré a todo pueblo donde entres, y te daré la cerviz de todos tus
enemigos. Enviaré delante de ti la avispa, que eche fuera al heveo, al cananeo
y al heteo, de delante de ti.
A continuación, Dios les advierte que la conquista no
sucederá de un solo golpe, sino llevará un tiempo y será proceso.
(Éxodo
23:29-30) No los echaré de delante de ti en un
año, para que no quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las fieras
del campo. Poco a poco los echaré de delante de ti, hasta que te multipliques y
tomes posesión de la tierra.
Aunque la expulsión de los enemigos se haría poco a
poco, los israelitas debían comprometerse a hacer algo desde el principio: no
hacer alianzas con los otros pueblos.
(Éxodo
23:32-33) No harás alianza con ellos, ni con
sus dioses. En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí
sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo.
FRONTERAS
Al final de este capítulo también se delinean las
fronteras que Dios determinó como parte del territorio que pertenecerá a Israel:
(Éxodo
23:31) Y fijaré tus límites desde el
Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Éufrates;
porque pondré en tus manos a los moradores de la tierra, y tú los echarás de
delante de ti.
Aun en
el tiempo de mayor expansión (con David y Salomón), Israel no ha alcanzado aún
los límites prometidos por Dios. Pero sabemos que lo que Dios promete, Él lo cumplirá;
por lo tanto, esperamos aún el cumplimiento de esta promesa, que probablemente
tendrá efecto en la era mesiánica.
Estudios de
otros capítulos de este libro: Éxodo
Clase virtual de este libro: Audio de
Éxodo
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excelente articulo, muy apegado a la biblia. felicidades y sigan así.
ResponderEliminarUna bendición para mi gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias este estudio de exodo esta bendiciendo mi vida. Dios los Bendiga grandemente.
ResponderEliminarMe gustaría el estudio de Shemot (Exodo)23:21 a quien se refiere cuando dice El por que en 20 habla del Malah se le agradecerá por el estudio más profundizado.
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