Como vimos en el capítulo anterior (Exo. 20), Dios
comenzó a darles las leyes a en ese encuentro en el Monte Sinaí. Los 10
Mandamientos (o 10 Palabras) que el pueblo oyó en persona conforman la
introducción de toda la Ley. Pero los israelitas tuvieron miedo de oír la voz
de Dios, así que pidieron que Moisés fuera el intermediario entre Dios y el
pueblo.
(Deu. 5:27) Acércate tú, y oye todas las cosas
que Jehová nuestro Dios diga; y tú nos dirás todo lo que Jehová nuestro Dios te
diga, y nosotros lo oiremos y lo haremos.
Esto fue lo que el Señor respondió a Moisés ante la
petición del pueblo:
(Deu. 5:29-33) ¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me
temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y
a sus hijos les fuese bien para siempre! Ve y diles: Volveos a vuestras tiendas. Y tú quédate aquí conmigo, y te
diré todos los mandamientos y estatutos y decretos que les enseñarás, a fin de
que los pongan ahora por obra en la tierra que yo les doy por posesión. Mirad,
pues, que hagáis como el Eterno vuestro Dios os ha mandado; no os apartéis a
diestra ni a siniestra. Andad en todo el camino que el Eterno vuestro Dios os
ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra
que habéis de poseer.
Mientras que el pueblo se quedó en el campamento,
Moisés subió al Monte Sinaí para seguir escuchando la Ley de Dios…
LEYES EN EXODO
En el libro de Éxodo, Moisés hizo un resumen del resto
de las leyes que Dios le dio en el Monte Sinaí (posterior a los 10 Mandamientos).
Sin embargo, la ley completa la transcribió en el libro de Deuteronomio.
El resumen de la ley en Éxodo se encuentra entre los
capítulos 20 al 23. Esta sección se puede dividir de la siguiente manera:
a. (Exo. 20:22-26) Leyes sobre cómo acercarse a Dios
b. (Exo. 21-23:9) Leyes básicas de convivencia y
justicia social
c. (Exo. 23:10-19) Leyes sobre los tiempos de Dios
PRIMERA INSTRUCCIÓN
Mientras que el pueblo se quedó en el campamento,
Moisés subió al Monte Sinaí para recibir el resto de la instrucción de Dios.
(Éxodo 20:21) Y el pueblo se mantuvo a lo lejos; y Moisés penetró en las densas
tinieblas en donde estaba Dios.
El primer mensaje Moisés recibió parecía ser una
repetición del segundo mandamiento (en contra de la idolatría).
(Éxodo 20:22-23) Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de
Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros. No
hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.
Más que una repetición del segundo mandamiento, ésta
es más bien una advertencia a los israelitas para darles la oportunidad para
que no cayeran en el pecado del Becerro de Oro (esto lo estudiaremos en el cap.
32).
La frase “No
hagáis Conmigo”, se puede traducir literalmente: “No hagan de Mí”.
Algunos comentaristas lo interpretan como la
advertencia para que no hagan una falsa imagen de Dios. Ese tipo de idolatría
es más sutil, ya que pretende adorar a Dios, pero en realidad es una imagen
falsa de Él.
LEYES SOBRE EL ALTAR
Luego de la advertencia en contra de hacer una falsa
imagen de Dios, el Señor enseña sobre la forma adecuada de acercarse a Él.
(Éxodo
20:24) Altar de
tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de
paz, tus ovejas y tus vacas: en cualquier lugar donde yo hiciere que esté la
memoria de mi nombre, vendré a ti, y te bendeciré.
Altar es una piedra o lugar elevado donde se ofrecen
sacrificios a una deidad. Desde el
principio, con Abel y Caín, el sacrificio en un altar fue la manera en que el
hombre a buscado acercarse a Dios. A estos hermanos, Dios les enseñó que para
el sacrificio era necesario derramamiento de sangre. Progresivamente, la Biblia
va revelando lo que representan los sacrificios, hasta llegar a la revelación
del sacrificio de Jesús en la Cruz (Heb. 9:11-14). Para propósito de este
estudio, no nos adelantaremos a la revelación completa, sino sólo veremos lo
que Dios instruye en la revelación del Monte Sinaí.
En esa ocasión, Dios instruyó a Moisés sobre cómo
debía ser el altar para los sacrificios:
(Éxodo 20:25-26) Y si me haces un altar de piedras, no las labres de cantería;
porque si alzas tu herramienta sobre él, lo profanarás. Y no subirás por gradas
a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta sobre él.
Las piedras
del altar no debían ser labradas, sino lo más natural posible. El altar no debe
ser una “obra de arte” humana sino un lugar donde el énfasis está en Dios, no
en el hombre. Por otro lado, los oferentes deben cuidarse de ser recatados
(contrario a los altares paganos donde se realizaban actos impuros).
En el próximo capítulo seguiremos leyendo sobre las
leyes que Dios entregó a su pueblo en el Monte Sinaí…
Estudios de otros capítulos de este libro: Éxodo
Clase virtual de este libro: Audio de
Éxodo
gracias por la explicacion
ResponderEliminarMuchas gracias
ResponderEliminarNo me queda claro, lo que expresa sobre la oscuridad donde estaba Dios.
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