Hoy
llegamos al final del estudio del Evangelio de Mateo. Cerramos con broche de
oro, con la narración de resurrección del Mesías…
Jesús había
pasado tres días en la tumba, y al tercer día resucitó. Mateo narra lo que
sucedió en ese momento…
(Mateo 28:2-3) Y hubo un gran
terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando,
removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y
su vestido blanco como la nieve.
Luego de
resucitar, Jesús tenía un cuerpo transformando. Leemos en los evangelios que él
aparecía y desaparecía ante sus discípulos, y aún traspasaba paredes (Juan
20:19: Luc. 24:31). Él no necesitaba que llegara el ángel a mover la piedra que
sellaba la tumba. Pero el ángel lo hizo para dar testimonio de la resurrección
de Jesús. Los guardas que Pilato había puesto para guardar la entrada del
sepulcro fueron testigos de ello.
(Mateo 28:4) Y de miedo de
él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.
Los
soldados salieron huyendo cuando vieron al ángel del Señor. Pero el ángel
permaneció en ese lugar porque estaba esperando otros testigos especiales…
(Mateo 28:1) Pasado el día
de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y
la otra María, a ver el sepulcro.
Para su
sorpresa, encontraron la tumba abierta y vacía. Allí les esperaba el ángel para
darles testimonio de la resurrección del Señor.
(Mateo 28:5-7) Mas el ángel,
respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis
a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo.
Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus
discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a
Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.
Mientras
que las mujeres corrían para contar a los discípulos las buenas nuevas, alguien
más se les apareció en el camino…
(Mateo 28:8-10) Entonces
ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las
nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he
aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose,
abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad
las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.
Los
discípulos no fueron los únicos en recibir las noticias. También los guardias llevaron
el reporte a los líderes religiosos…
(Mateo 28:11) Mientras ellas
iban, he aquí unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes
de todas las cosas que habían acontecido.
Es curioso
que los soldados romanos buscaran primero a los religiosos, en lugar de ir a
reportar con sus autoridades. Tal vez querían dar primero testimonio a ellos
por ser un tema religioso, o tal vez era otra su intención…
(Mateo 28:12-15) Y reunidos con
los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, diciendo:
Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando
nosotros dormidos. Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos,
y os pondremos a salvo. Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había
instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de
hoy.
Los
religiosos y los guardias frenaron el testimonio de la resurrección de Jesús.
Pero el testimonio fue transmitido por los discípulos de Jesús. Pero ellos no
lo vieron en Jerusalén, sino en Galilea, tal como les dijo el Señor…
(Mateo 28:16-17) Pero los once
discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y
cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.
Es
interesante que la duda persistiera en algunos, a pesar de que lo vieron con
sus propios ojos. Tal vez se debía a que su cuerpo estaba distinto, pero en
realidad esa no es excusa. La duda muchas veces viene del corazón y no por los
hechos. Pablo dice que si no creemos en la resurrección de los muertos, vana es
nuestra fe (1 Corintios 15:12-25).
LA GRAN
COMISIÓN
El
Evangelio de Mateo termina con la comisión dada a sus discípulos:
(Mateo 28:18-20) Y Jesús se
acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Esta es la
misión para los discípulos de Jesús, y también para todos los que le seguimos.
Con esto terminamos el estudio del Evangelio de Mateo.
Mientras comenzamos el próximo estudio, les invito a dar un vistazo a los
estudios que tenemos ya disponibles:
- Génesis
- Deuteronomio (heb. Devarim)
- Hechos de los Apóstoles
- Cantares
- Cartas a las 7 Iglesias deApocalipsis
- Y otros (Salmo 119, Joel, Zacarías, Esdras y Nehemías)
Más estudios de este Evangelio en: MATEO
También disponible en audio: AUDIO
de MATEO
Excelente, ha sido de mucha bendición espiritual para mi
ResponderEliminarPreciosa enseñanza para ponerla en práctica, Dios los bendiga
ResponderEliminarMe parece interesante. Me gustaría entender el versículo 52 de este capítulo.
ResponderEliminarSi me pueden ayudar con esto, les agradezco!
Bendiciones.. muy contento por todo
ResponderEliminarMuy contento bendiciones a los que hicieron posible llegará l los que tienen hambre del verdadero pan de vida
ResponderEliminarMuy buena reflexion que el señor los siga usando
ResponderEliminarExelente muy buena interpretacion del capitulo
ResponderEliminarGracias a Dios 😊
ResponderEliminarGRACIAS HERMANA ANA, TERMINAMOS EL ESTUDIO DEL LIBRO DE "MATEO" FUE DE MUCHA BENDICIÓN PARA MÍ Y MI GRUPO, DIOS LE SIGA BENDICIENDO Y DANDO MÁS SABIDURÍA PARA OTROS ESTUDIOS.
ResponderEliminarAHORA CON SU PERMISO EMPEZARÉ CON EL LIBRO DE "GÉNESIS"....DE NUEVO MUCHAS GRACIAS.
Muchas gracias por tan excelente aporte. Dios les siga bendiciendo.
ResponderEliminarLe doy gracias a Dios por su vida esperando que la siga usando excelente estudio de Mateo me a ayudado en gran manera Dios siga bendiciendo su exitosa vida
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