DEJAD QUE LOS NIÑOS VENGAN
Cuando Jesús estaba hablando estos temas profundos con sus
discípulos, llegaron algunos padres de familia con Jesús para pedirle que orara
y bendijera a sus hijos.
(Mateo 19:13) Entonces le
fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase;
y los discípulos les reprendieron.
A los discípulos les pareció una interrupción, pero Jesús
los corrigió:
(Mateo 19:14) Pero Jesús
dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es
el reino de los cielos. Y habiendo
puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.
En la cultura bíblica, la bendición se imparte imponiendo
manos sobre quien la recibe, de forma similar a la transferencia de autoridad
que hacen los rabinos con sus discípulos (en hebreo: Smijá,
ordenación rabínica; que viene del verbo: Samaj: conectar o
juntar).
EL JOVEN RICO
Más tarde se acercó a Jesús un joven con una duda:
(Mateo 19:16-17) Entonces vino
uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
Como veremos más adelante, este joven lo tenía todo en un
sentido material. Pero quería también asegurarse de tener un buen lugar en la
vida eterna. A su pregunta, Jesús le respondió de la siguiente manera:
(Mateo 19:16-19) Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay
bueno sino uno: Dios. Más si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No
hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, amarás a
tu prójimo como a ti mismo.
Jesús citó los diez mandamientos, la parte que trata de la
relación con el prójimo. Aparentemente para
el joven esto no era nada nuevo…
(Mateo 19:20) El joven le
dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
El joven creía ser perfecto delante de Dios, pero Jesús vio
su corazón, y vio que tenía un dios oculto (que tal vez ni el mismo joven sabía
que tenía). A continuación, Jesús le señaló qué era lo que a él le faltaba en
su servicio a Dios…
(Mateo 19:21) Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende
lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y
sígueme.
La respuesta de Jesús es importante por dos razones:
1. Jesús estaba invitándolo a convertirse en su discípulo.
2. Sacó a luz lo que estaba en el corazón de este hombre.
Veamos lo que respondió el joven a la invitación de Jesús…
(Mateo 19:22) Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque
tenía muchas posesiones.
Este hombre no aceptó el mayor llamado que podría tener
cualquiera en el Reino de Dios porque en su corazón tenía un ídolo: amaba las
riquezas más que a Dios.
El problema no es que el hombre fuera rico, pues la Biblia
dice de punta a punta que Dios quiere que nos vaya bien y seamos prósperos. El
problema no es la prosperidad sino el amor al dinero. Pablo lo explicó de la
siguiente manera:
(1Ti 6:10) porque raíz de
todos los males es el amor al dinero, el
cual codiciando algunos, se extraviaron
de la fe, y fueron traspasados de muchos
dolores.
Jesús también dijo en el Sermón del Monte:
(Mateo 6:24) Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al
uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis
servir a Dios y a las riquezas.
UN RICO EN EL REINO
Con el ejemplo del joven rico, Jesús explicó que las
riquezas pueden convertirse en un tropiezo.
(Mateo 19:23-24) Entonces Jesús
dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en
el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por
el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
El “ojo de la aguja” se refiere a una puerta especial en las
ciudades antiguas que estaban amuralladas. De noche, los guardas cerraban todas
las puertas grandes de la cuidad para protección de los enemigos. Pero en el caso
que llegaran visitantes durante la noche, sólo se les abría una puerta pequeña
a través de la cual podía pasar un hombre, pero era casi imposible que pasara
un animal grande.
Esa era la puerta que se conocía como “ojo de aguja”. Jesús no dijo que era imposible que un rico entrara al
Reino; puede hacerlo, pero debe estar dispuesto a dejar atrás “su carga”. Una
persona debe estar dispuesta a perderlo todo por seguir a Dios.
Los discípulos estaban asustados al oír la explicación de
Jesús, porque sabían que dejarlo todo por Dios era difícil.
(Mateo 19:25) Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran
manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
Jesús les dio la clave:
(Mateo 19:26) Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto
es imposible; mas para Dios todo es posible.
Pablo entendió este principio muy bien. No sólo él dejó todo
lo material por seguir al Señor, sino que también entendió que la salvación es
por fe y no por obras. Leamos lo que él escribió al respecto:
(Filipenses 3:7-9) Pero cuantas
cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y
ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y
lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi
propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la
justicia que es de Dios por la fe;
Los doce discípulos de Jesús también lo dejaron todo por
seguir al Maestro. Ante esta realización, Pedro le hizo una pregunta:
(Mateo 19:27) Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí,
nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?
La respuesta de Jesús finalmente cubre la pregunta que los
discípulos se hacían sobre el papel que jugarán en el Reino mesiánico; pero
también les aclara en qué tiempo sucederá esto…
(Mateo 19:28) Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la
regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria,
vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para
juzgar a las doce tribus de Israel.
Luego, Jesús habla de la recompensa que recibirán todos los
que le sigan después de ellos…
(Mateo 19:29) Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o
hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre,
recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Más estudios de este Evangelio en la pestaña: MATEO
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de MATEO
gracias por su estudio, me ayuda mucho para mi enseñanza, muchas bendiciones
ResponderEliminarWow muy buena explicación!!!!
ResponderEliminarle falta el versiculo 30
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