En la segunda parte del capítulo vemos a Jesús haciendo un
viaje hacia Tiro y Sidón (hoy Líbano), lo cual queda bastante lejos,
considerando que ellos iban a pie. Es
realmente extraño ver a Jesús fuera de Israel. Por lo que podemos apreciar de
la historia, Jesús no parecía tener una misión en ese lugar más que alejarse de
las multitudes que lo seguían. Seguramente el Señor necesitaba tener tiempo de
calidad con sus discípulos, y por eso se apartó hasta esa ciudad (tal vez en
una especie de retiro).
Pero aún allí alguien lo buscó…
(Mateo 15:21-22) Saliendo
Jesús de allí, se fue a la región de
Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer
cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi
hija es gravemente atormentada por un demonio.
Uno supondría que Jesús respondería y sanaría a la hija de
esta mujer; sin embargo, vemos que la ignoró y ni siquiera le dirigió la
palabra…
(Mateo 15:23) Pero Jesús no le
respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo:
Despídela, pues da voces tras nosotros.
La respuesta de Jesús a sus discípulos es sorprendente:
(Mateo 15:24) El respondiendo,
dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Hasta ahora hemos visto que Jesús siente compasión por la
gente. Pero, ¿por qué no en esta ocasión? Jesús les revela a sus discípulos que
su misión estaba enfocada en el pueblo de Israel. Esto no quiere decir que el
Señor no tuviera contemplado al mundo entero, pero el proceso debía comenzar
con Israel. El orden es: primero al judío, después a los gentiles (Hechos 1:8;
Rom. 1:16).
A pesar de lo que Jesús dijo, la mujer siguió insistiendo.
(Mateo 15:25) Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor,
socórreme!
Finalmente Jesús le habla a la mujer, y en cierta forma le
explica que su misión es con los Hijos de Israel, no con los gentiles
(“perrillos”).
(Mateo 15:26) Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los
hijos, y echarlo a los perrillos.
Pero la mujer no se rindió, y le dijo lo siguiente:
(Mateo 15:27) Sí, Señor; pero aun
los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
Así como con el centurión romano (Mateo 8:5-13), Jesús se
sorprendió de la gran fe que tenía esta mujer gentil.
(Mateo 15:28) Entonces
respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue
sanada desde aquella hora.
La chica fue sanada por la fe de esta mujer.
DE REGRESO EN GALILEA
Cuando Jesús regresó a Galilea, de nuevo le buscaron las
multitudes, y Jesús sanó a muchos.
(Mateo 15:29-31) Pasó Jesús de allí y vino junto al mar de Galilea;
y subiendo al monte, se sentó allí. Y se
le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros
muchos enfermos; los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la
multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los
cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.
OTRO MILAGRO DE MULTIPLICACIÓN
La gente buscaba a Jesús, aún cuando estaba lejos, de manera
similar a Juan el Bautista—pero en el caso de Jesús era en la región del lago
de Galilea. En esa ocasión lo buscaron cuando Jesús estaba en un monte cerca
del lago, y allí estuvieron tres días…hasta que muchos de ellos se quedaron sin
comida.
(Mateo 15:32) Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión
de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer;
y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.
De nuevo Jesús hizo el milagro de la multiplicación. Les
pidió lo que tenían a la mano, y eso lo multiplicó.
(Mateo 15:33-36) Entonces sus discípulos le dijeron: ¿De dónde
tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan
grande? Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos
pocos pececillos. Y mandó a la multitud
que se recostase en tierra. Y tomando
los siete panes y los peces, dio
gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la
multitud.
En esta ocasión había aproximadamente más de cuatro mil personas.
(Mateo 15:37-38) Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo
que sobró de los pedazos, siete canastas llenas. Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres,
sin contar las mujeres y los niños.
Los números son distintos, pero el milagro de la
multiplicación fue similar.
Más estudios de este Evangelio en la pestaña: MATEO
También disponible en audio: AUDIO
de MATEO
Muy buen trabajo
ResponderEliminarMuchas gracias, me ayudó a comprender mejor lo q quería compartir, Dios los bendiga!
ResponderEliminarTengo una duda.
ResponderEliminar¿Porque no se cuenta a las mujeres y los niños?
Porque en el Antiguo Testamento; las mujeres en pocas palabras no tenian voz ni voto es un decir, ellas no eran contadas solo el hombre. Pero Jesus vino a cambiar esto, el tomaba en cuenta a las mujeres, el platicaba incluso con ellas, el vino a darle valor a la mujer. Incluso la primera persona que vio a Jesus despues de resucitar fue Maria Magdalena y le dijo que les dijera a los discipulos . Pero gracias a Jesus las mujeres tenemos valor, ya pueden predicar, dar clases, compartir el evangelio, podemos opinar y nuestra opinion cuenta. Bendiciones
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