En sus viajes por Israel, Jesús se dio cuenta de la necesidad espiritual del
pueblo…
(Mateo 9:36) Y al ver las multitudes, tuvo
compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no
tienen pastor.
La gente contaba con líderes religiosos en las
sinagogas y en el Templo, pero no muchos de ellos se preocupaban realmente por
el pueblo. Las palabras de Jesús parecen
traer a memoria lo que escribieron los profetas:
(Jeremías 50:6) Ovejas perdidas fueron mi pueblo;
sus pastores las hicieron errar, por los montes las descarriaron; anduvieron de
monte en collado, y se olvidaron de sus rediles.
En lugar de guiar y edificar a las ovejas, los pastores las usaban. En aparencia las cuidaban, pero en realidad no les importaba su bienestar sino lo que podían sacar de ellas. Por eso el Señor mandó a decir a los líderes del pueblo de Dios:
(Ezequiel 34:2-6) Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de
Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de
los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los
pastores a los rebaños? Coméis la
grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a
las ovejas. No fortalecisteis las
débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis
al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis
enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. Y andan errantes por falta de
pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado. Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los
montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas
mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas.
La profecía de Ezequiel revela que el Señor no
se va a quedar con los brazos cruzados ante esta injusticia e infidelidad de
los pastores (líderes espirituales del pubelo)…
(Ezequiel 34:7-16)
Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová: Vivo yo, ha dicho
Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas
fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis
pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos,
y no apacentaron mis ovejas; por tanto, oh pastores, oíd palabra de
Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: He
aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les
haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí
mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida. Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí
yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que
está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las
libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de
la oscuridad. Y yo las sacaré de los
pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las
apacentaré en los montes de Israel, por las riberas, y en todos los lugares
habitados del país. En buenos pastos las
apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en
buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de
Israel. Yo apacentaré mis ovejas, y yo
les daré aprisco, dice Jehová el Señor.
Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la
perniquebrada, y fortaleceré la débil;
mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia.
Jesús se presentó como el pastor que cuidará de
las ovejas.
(Juan 10:11-16)
Yo
soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son
propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo
arrebata las ovejas y las dispersa. Así
que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y
las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y
pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este
redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un
pastor.
Jesús animó a sus discípulos a seguir su
ejemplo y también ministrar al pueblo de Dios.
(Mateo 9:37-38) … A la verdad la mies es mucha, mas
los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor
de la mies, que envíe obreros a su mies.
En el siguiente capítulo veremos que Jesús
elige a doce hombres para que sean sus discípulos. No sólo los llama para que escuchen sus
enseñanzas, sino que los prepara para que ellos ministren al pueblo…
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