Luego de
permanecer un corto tiempo en Antioquía, Pablo inició su tercer viaje. El propósito de este viaje no era tanto
“evangelizar”, sino consolidar las congregaciones de creyentes que habían sido establecidas
en el primer y segundo viaje.
(Hechos 18:23)
Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la
región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos.
VISTA A EFESO
En el segundo
viaje, Pablo se detuvo en Éfeso, pero sólo brevemente. El dijo que regresaría pronto, si Dios se lo
permitía (Hechos 18:19-21)—y así fue…
(Hechos 19:1a) Aconteció
que entre tanto que Apolos estaba en Corinto,
Pablo, después de recorrer las
regiones superiores, vino a Efeso…
Al final del
capítulo 18, vimos que mientras Pablo regresaba a Jerusalén y Antioquía, otro
personaje apareció en Éfeso: Él era un creyente llamado Apolos. El creía en Yeshua (gr. Jesús), pero aun no
había tenido su experiencia con el Espíritu Santo. Aquilas y Priscila se dieron cuenta que
Apolos todavía le faltaba aprender muchas cosas. A Pablo también se le hizo evidente, porque
cuando llegó a Efeso, se dio cuenta que los creyentes allí les faltaba dar
pasos importantes de fe…
(Hechos 19:1ª-5) … y
hallando a ciertos discípulos, (2) les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo
cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni
siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.
(3) Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. (4) Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de
arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después
de él, esto es, en Jesús el Cristo. (5)
Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
Tal como explicó
Pablo, el bautismo de Juan consistía en llamar al arrepentimiento al
pueblo de Dios. Arrepentirse en hebreo
es teshuva, y significa: regresar, retornar. Es el reconocimiento que uno se ha desviado
del camino de Dios, pero en ese momento se toma la decisión de volver a hacer
las cosas como Dios manda.
Por otro lado, el
bautismo en el Nombre de Yeshua es la señal externa de una confesión de fe,
de parte de aquellos que han creído que Yeshua es el Mesías, nuestro Salvador,
y el hijo de Dios.
A los discípulos
de Éfeso sólo se les habían enseñado acerca del bautismo de Juan, pero no del
segundo. Creían en el Mesías, pero no lo
conocían por nombre. Así que, por
instancia de Pablo, se bautizaron en el Nombre del Yehová, y luego también
recibieron el bautismo del Espíritu Santo.
(Hechos 19:6-7) Y
habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y
hablaban en lenguas, y profetizaban.
(7) Eran por todos unos doce
hombres.
Pablo vio la
necesidad de quedarse en Efeso por un tiempo, enseñando en la sinagoga.
(Hechos 19:8) Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con
denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino
de Dios.
Como hemos visto
en todos los lugares, unos recibieron bien el mensaje, pero otros lo
rechazaron…
(Hechos 19:9) Pero endureciéndose algunos y no creyendo,
maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó
a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.
Mientras que le
dieron el espacio en la sinagoga, Pablo compartió allí. Pero cuando el rechazo llegó al colmo de
maldecir “el Camino” (es decir, la fe en Yeshua como el único camino que nos
lleva a Dios), entonces Pablo salió de allí.
Salió de la sinagoga, pero no de la ciudad. Lucas cuenta que Pablo enseñaba en “la
escuela de Tiranno”. Algunos
comentaristas dicen que ésa era una escuela durante el día; por las tardes
quedaba vacía, así que Pablo aprovechó el local para enseñar allí a sus
discípulos.
Pablo permaneció
en Éfeso enseñando a los creyentes por un tiempo largo. El fruto de esa
prolongada estadía fue muy grande…
(Hechos 19:10) Así continuó por espacio de dos años, de
manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra
del Señor Jesús.
Los estudiantes (heb.
talmidim) de Pablo en Éfeso multiplicaron el mensaje del Evangelio,
llevándolo a todas las ciudades de la región de Asia Menor, como una especie de
“misioneros”. En el tiempo en que Pablo
enseñó en Efeso, se abrieron iglesias en Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis y
Filadelfia. El mensaje también se
propagó a otras ciudades en la región, y se fundaron iglesias en Colosas,
Laodicea, Hierópolis.
Éfeso se convirtió
en un centro cristiano muy importante. También
Timoteo y Juan pasaron tiempo allí como líderes de la iglesia local.
Durante su
estadía en Éfeso, Pablo escribió la Primera Carta a los Corintios.
En su carta,
reconoció el valor de su estadía en Éfeso.
(1 Corintios 16:8-9) Pero me quedaré en Efeso hasta Pentecostés; (9)
porque se me ha abierto una puerta grande para el servicio eficaz, y hay
muchos adversarios.
MILAGROS
El mensaje de
Pablo se multiplicó no sólo porque sus palabras eran convincentes, sino por los
milagros que rodeaban su vida.
(Hechos 19:11-12) Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de
Pablo, (12) de tal manera que aun se llevaban a los
enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de
ellos, y los espíritus malos salían.
Como hemos visto
desde el principio de Hechos, los milagros juegan un rol importante en
convencer a la gente.
(Juan 20:30-31) Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus
discípulos, las cuales no están escritas en este libro. (31) Pero éstas se han
escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que
creyendo, tengáis vida en su nombre.
Unos exorcistas
se admiraron de los milagros que Pablo hacía en el Nombre de Jesús. Trataron de hacer lo mismo, pero no por fe,
sino para su propio beneficio…y no les funcionó:
(Hechos 19:13-14) Pero algunos de los judíos, exorcistas
ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían
espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. (14)
Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían
esto.
Resulta ser que
estos exorcistas eran judíos; no sólo eso, sino que era de linaje
sacerdotal. La pregunta que nos hacemos
es: ¿Qué hacían ellos en Éfeso, una ciudad que se caracterizaba por la
idolatría y la magia? Seguramente
estaban fuera de lugar, tratando de lucrar de sus conocimientos
espirituales.
Por su educación
levita, era evidente que ellos conocían ciertos secretos del ámbito espiritual. Probablemente conocían el poder del santo
Nombre de Yehová…pero no conocían a Yeshua, e hicieron mal uso de Su Nombre…
(Hechos 19:15-16) Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco,
y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? (16) Y el hombre en quien estaba el espíritu
malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera
que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.
Esta experiencia,
aunque no era correcta, dejó una gran lección para todos…
(Hechos 19:17-20) Y esto fue
notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron
temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús. (18) Y muchos
de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. (19) Asimismo muchos de los que habían
practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y
hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata*.
(20) Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Yehová.
* 50,000 piezas
de plata era equivalente aproximadamente a 5 millones de dólares. Una pieza de
plata equivalía al pago de un día de trabajo.
Muchos creyeron
en Yeshua, tanto judíos como gentiles, incluyendo a hombres que se habían
dedicado a la magia.
PLANES DE PABLO
Luego de pasar un
tiempo prolongado en Efeso, Pablo comenzó a considerar seguir su camino. Su intención era regresar a Jerusalén, pero
antes quería aprovechar a visitar las
congregaciones que se habían formado en Macedonia y Grecia.
(Hechos 19:21) Pasadas
estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer
Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario
ver también a Roma.
Antes de tomar
camino, Pablo envió a emisarios, posiblemente para que le reportaran si valía
la pena hacer el viaje.
(Hechos 19:22) Y enviando
a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por
algún tiempo en Asia.
Pero en ese
tiempo de espera, sucedió algo en Éfeso…
DISTURBIO EN
ÉFESO
No todos en Éfeso
estaban contentos con el efecto que la enseñanza de Pablo había tenido en lo
comunidad de la ciudad y de toda la región…
(Hechos 19:23) Hubo por
aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino. (24) Porque un platero
llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca
ganancia a los artífices; (25) a los cuales, reunidos con los obreros del mismo
oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza;
(26) pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda
Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses
los que se hacen con las manos. (27) Y no solamente hay peligro de que este
nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran
diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de
aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.
Éfeso era una
importante ciudad comercial de Asia Menor.
Además, se caracterizaba por ser el centro de adoración a la diosa
Diana. Pero la idolatría había
disminuido considerablemente como resultado de la predicación de Pablo en la
ciudad, ya que muchos habían creído en Yehová, Dios de Israel. Aunque ese cambio fue excelente
espiritualmente, sin embargo afectó el comercio, pues ya no se vendían mucho
los productos relacionados con la diosa local.
Esto llevó a los comerciantes a protestar…
(Hechos 19:28-29) Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de
ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios! (29) Y la ciudad se
llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a
Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo.
El primer impulso
de Pablo fue salir a la calle y dar la cara, pues no tenía nada que esconder…
(Hechos 19:30-31) Y
queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron. (31) También
algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado,
rogándole que no se presentase en el teatro.
El caos en las
calles era grande, y no convenía que Pablo se presentara ante la turba…
(Hechos 19:32-34) Unos,
pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y
los más no sabían por qué se habían reunido.
(33) Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los
judíos. Entonces Alejandro, pedido
silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo. (34) Pero
cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos
horas: ¡Grande es Diana de los efesios!
Aquí comenzó a
salir el tema étnico y religioso.
Comenzaron a ver a Pablo y sus seguidores judíos como extranjeros que
habían llegado a “hacer daño” a su ciudad.
Felizmente se apareció
un oficial civil (el escribano), quien trató de calmar al pueblo, ya que las
masas se pueden encender con cualquier fuego.
Según algunos comentarios, este escribano podría haber sido el oficial
romano encargado del orden civil. Los
argumentos del oficial para calmar a la gente fueron los siguientes:
a. Pablo y sus seguidores no han hablado “en
contra” de la diosa, sino sólo sobre el Dios de Israel.
(Hechos 19:35-37) Entonces
el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y
quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del
templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? (36) Puesto
que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada
hagáis precipitadamente. (37) Porque
habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra
diosa.
b. Si hay una queja, debe hacerse por la vía
legal, y no tomar la justicia en manos propias.
(Hechos 19:38-41) Que si
Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno,
audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros. (39)
Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir. (40)
Porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no
habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso. (41) Y habiendo dicho esto, despidió la
asamblea.
Finalmente
lograron calmar a la multitud en Éfeso, y no pasó ninguna tragedia.
debería usar la versión Rv60
ResponderEliminarQue vercion usa para su estudio? Bendiciones
ResponderEliminarAl hacer los estudios, consulto varias traducciones, para tener una comprensión más amplia. Pero el programa de Biblia que uso tiene una versión vieja de Reina Valera (anterior a la RV60), por lo que generalmente uso la versión: BIBLIA DE LAS AMERICAS
EliminarMe gustó....fue claro y
ResponderEliminarentendible
Exelente estudio
EliminarExelente estudio bendiciones
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