Luego de estar en Atenas por un corto tiempo,
Pablo se dirigió a la ciudad de Corinto...
Corinto es una ciudad
portuaria situada en el istmo que une a Grecia con la península del
Peloponeso. Esta ciudad tiene acceso a
dos mares (Iónico y Egeo), los cuales están unidos por un canal (al estilo del
canal de Panamá y el Canal de Suez). Por
ello, Corinto era un importante centro comercial.
Cerca de la ciudad hay un lugar alto que se
conocía como Acrócorintos. Era la
acrópolis de Corinto. La Acrópolis era
el lugar más alto y mejor fortificado de las ciudades griegas de la antigüedad,
donde se situaban los principales templos y edificios públicos. En el punto más alto del Acrocorintos estaba
el Templo a Venus, la diosa de la fertilidad.
Su adoración iba acompañada de actos sexuales. Sus sacerdotisas se considerarían hoy como
prostitutas. En Corinto había más
templos a otras deidades paganas, pero el templo de Venus predominaba, y eso se
reflejaba en el estilo de vida de la ciudad que se caracterizaba por una gran inmoralidad.
En esos tiempos, la palabra “corintio” era sinónimo de prostitución y fornicación.
Ante esto, tal vez nos sorprenda ver a Pablo en
medio de esa cultura. Pero era una
ciudad al estilo de las metrópolis del día de hoy donde encontramos de todo—lo
bueno a la par de lo malo. En Corinto
había sinagogas y también gente temerosa de Dios. Allí conoció a una pareja de judíos que se
dedicaban al mismo oficio que él.
(Hechos 18:1-3)
Después de estas cosas, Pablo salió
de Atenas y fue a Corinto. (2) Y halló a un judío llamado Aquila, natural
del Ponto, recién venido de Italia con
Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen
de Roma. Fue a ellos, (3) y como era del mismo oficio, se quedó con
ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas.
La región de donde Pablo provenía era conocida
por una tela de pelo de cabra conocida como “cilicio”. En la Biblia se menciona mucho, y era usaban como
manto para hacer luto y lamentación. Pero
ese no era su único uso. El cilicio era
una tela gruesa y durable que era resistente al agua; era utilizada para hacer
capas, cortinas y también tiendas de campaña.
Como vimos en la entrada pasada, Pablo
trabajaba para no ser carga a las congregaciones a donde iba. Ese fue el caso de Corintio también. Él no sólo trabajó allí, sino que también
recibió ofrenda de los hermanos de Macedonia, y con esa colaboración pudo
dedicar más tiempo a compartir el Evangelio, y no sólo a trabajar. Esto lo
menciona en la segunda carta a los corintios:
(2 Corintios 11:6-9) Pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y por todo os lo hemos
demostrado. (7) ¿Pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros fueseis enaltecidos, por cuanto os he predicado el evangelio de
Dios de balde? (8) He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a
vosotros. (9) Y cuando estaba entre vosotros y tuve
necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de
Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré
de seros gravoso.
EXPULSIÓN DE ROMA
En Hechos 18, Lucas menciona que los judíos
fueron expulsados de Roma en ese tiempo, por orden del emperador Claudio. ¿Cuál
fue la razón de la expulsión? Según la
historia, en ese tiempo en Roma había aproximadamente 13 sinagogas. Cuando llegó el mensaje de los cristianos,
quienes creían que Jesús es el Mesías (gr. Kristos), los judíos se dividieron
pues unos creyeron y otros no. La
tensión entre los dos grupos fue creciendo, hasta culminar en confrontaciones
violentas entre sinagogas. La reacción
de las autoridades romanas a este conflicto fue la expulsión de los 45 mil
judíos aproximadamente que vivían en Roma.
Entre los expulsados estaban Aquila y Priscila, quienes se dirigieron a
Corinto. Allí se encontraron con
Pablo. A los judíos no se les permitió
regresar a Roma sino hasta cinco años después, al inicio del reinado de Nerón,
en 54 d.C.
PABLO EN CORINTO
Al llegar Pablo a Corinto, como solía hacerlo,
se dirigió a la sinagoga en el día de reposo (heb. Shabat, sábado), donde los
judíos se reunían cada semana para leer la Torá, aprender y compartir.
(Hechos 18:4-5)
Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos
y a griegos. (5) Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba
entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos
que Jesús era el Cristo.
Así como en Jerusalén y casi en todos los
lugares a donde Pablo iba, vemos que algunos recibían su mensaje, pero no todos…
(Hechos 18:6)
Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los
vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde
ahora me iré a los gentiles.
En este momento, Pablo reaccionó al rechazo de
sus hermanos judíos. Decepcionado, se propuso
dirigirse a los gentiles, lo cual hizo de inmediato.
(Hechos 18:7)
Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de
Dios, la cual estaba junto a la sinagoga.
Aunque la reacción de Pablo es comprensible, la
realidad es que no todos los judíos rechazaron el mensaje. Aunque pocos, algunos sí lo recibieron y
creyeron; entre ellos estaba uno que era un personaje importante en la
comunidad judía de la ciudad…
(Hechos 18:8)
Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su
casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.
Dondequiera que iba, Pablo recibía tanto aceptación
como rechazo. Pero tal vez su corazón
se estaba desanimando por estos contrastes, y por ello el Señor lo animó con la
siguiente revelación:
(Hechos 18:9-10)
Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla,
y no calles; (10) porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre
ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.
Luego de recibir este mensaje de Dios, Pablo
decidió quedarse allí por más tiempo…
(Hechos 18:11) Y se detuvo allí un año y seis
meses, enseñándoles la palabra de Dios.
Fue durante este tiempo que Pablo escribió las
dos cartas a los Tesalonicenses.
LA OPOSICIÓN SE LEVANTA DE NUEVO
Luego de pasar un tiempo en Corinto, la
oposición se volvió a levantar en contra de Pablo. De nuevo, los enemigos lo acusaron ante las
autoridades romanas. (Hechos 18:12-13) Pero siendo
Galión procónsul de Acaya, los judíos se levantaron de común acuerdo contra
Pablo, y le llevaron al tribunal,
(13) diciendo: Este persuade a
los hombres a honrar a Dios contra la ley.
Pero cuando Pablo fue llevado ante las
autoridades para ser juzgado, se hizo evidente que la oposición se debía a
razones religiosas y no políticas.
(Hechos 18:14-16)
Y al comenzar Pablo a hablar, Galión dijo a los judíos: Si fuera algún
agravio o algún crimen enorme, oh judíos, conforme a derecho yo os
toleraría. (15) Pero si son cuestiones
de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero
ser juez de estas cosas. (16) Y los echó
del tribunal.
Se sabe por datos históricos que Galión fue el
procurador romano en Corinto en el período de 52-23 d.C. Galio era hermano del famoso filósofo Séneca,
quien escribió: “No hay mortal más agradable hacia todos que Galión”. Era evidente que era justo porque no se dejó
manipular por el líder de la sinagoga.
Más bien, el tiro les salió por la culata a los enemigos de Pablo…
(Hechos 18:17) Entonces todos los griegos,
apoderándose de Sóstenes, principal de la sinagoga, le golpeaban delante del
tribunal; pero a Galión nada se le daba de ello.
Según la historia, tanto Galio y Séneca, al
igual que Pablo, todos murieron por capricho del emperador Nerón en el año 65
d.C.
CAMINO DE REGRESO
Pablo se quedó en Corinto mucho tiempo. Cuando cumplió su misión allí, siguió su
camino de regreso a casa, de donde había partido mucho tiempo atrás. En esta ocasión, sus nuevos amigos Aquilas y
Priscila le acompañaron en su viaje.
(Hechos 18:18) Mas Pablo, habiéndose detenido aún muchos días
allí, después se despidió de los hermanos y navegó a Siria, y con él Priscila y
Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía hecho voto.
El destino final de Pablo iba a ser Siria, pero
antes debía hacer otra parada, ya que tenía una misión que cumplir en
Jerusalén. Lucas señala que Pablo se rapó
la cabeza por un voto. Seguramente se
refiere a un voto nazareo (Números 6). Veamos en qué consiste éste…
VOTO NAZAREO
El voto nazareo es la oportunidad que se les da
a los israelitas de cualquier tribu para dedicarse a Dios como si fueran
levitas, por un tiempo determinado. Este
voto voluntario está descrito en el libro de Números:
(Números 6:1-7)
Habló Jehová a Moisés, diciendo:
(2) Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare
haciendo voto de nazareo, para dedicarse
a Jehová, (3) se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni
vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas
frescas ni secas. (4) Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo
que se hace de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá. (5)
Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su
cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento a Jehová, será
santo; dejará crecer su cabello. (6)
Todo el tiempo que se aparte para Jehová,
no se acercará a persona muerta. (7) Ni aun por su padre ni por su
madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran;
porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza.
En el período en que el israelita cumplía su
voto nazareo, no se debían cortar el cabello.
Pero al final, cuando cumplían el tiempo de su voto, se debían rapar la
cabeza y ofrecer una ofrenda de paz en el Templo de Jerusalén.
(Números 6:13-21) Esta es, pues, la ley del nazareo el día que se
cumpliere el tiempo de su nazareato: Vendrá a la puerta del tabernáculo de
reunión, (14) y ofrecerá su ofrenda a
Jehová, un cordero de un año sin tacha en holocausto, y una cordera de un año sin defecto en expiación,
y un carnero sin defecto por ofrenda de paz. (15) Además un canastillo de tortas sin
levadura, de flor de harina amasada con
aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y su ofrenda y sus
libaciones. (16) el sacerdote lo ofrecerá delante de Jehová, y hará su
expiación y su holocausto; (17) y ofrecerá el carnero en ofrenda de paz a
Jehová, con el canastillo de los panes sin levadura; ofrecerá asimismo el
sacerdote su ofrenda y sus libaciones. (18) Entonces el nazareo raerá a la
puerta del tabernáculo de reunión su cabeza consagrada, y tomará los cabellos
de su cabeza consagrada y los pondrá sobre el fuego que está debajo de la
ofrenda de paz. (19) Después tomará el sacerdote la espaldilla cocida del
carnero, una torta sin levadura del canastillo, y una hojaldre sin levadura, y
las pondrá sobre las manos del nazareo, después que fuere raída su cabeza
consagrada; (20) y el sacerdote mecerá aquello como ofrenda mecida delante de
Jehová, lo cual será cosa santa del sacerdote, además del pecho mecido y de la
espaldilla separada; después el nazareo
podrá beber vino. (21) Esta es la ley del nazareo que hiciere voto
de su ofrenda a Jehová por su nazareato, además de lo que sus recursos le
permitieren; según el voto que hiciere, así hará, conforme a la ley de su
nazareato.
La rapada de cabello se hacía al final del
voto, pero algunos comentaristas señalan que también lo hacían al principio,
para que el largo del cabello representara el tiempo del voto.
No sabemos exactamente si Pablo se rapó la
cabeza porque comenzaba su voto o porque lo había terminado. Lo que sí sabemos es que comenzó su camino a
Jerusalén para sellar en el Templo su voto con la ofrenda del sacrificio de paz
(heb. Shelamim; Lev. 22:21; Lev. 3:1-17)
PASO POR EFESO
En su camino de regreso, Pablo pasó por Éfeso. Este era el lugar donde Pablo tenía planeado
pasar al principio de su travesía, pero el Espíritu Santo los desvió a
Macedonia. Éfeso era la ciudad más
importante de la provincia de Asia. Allí
se encontraba el principal centro de adoración a la diosa Diana (Artemis), cuyo
templo se consideraba como una de las siete maravillas del mundo romano
antiguo.
La congregación de judíos en Efeso le pidieron
a Pablo que se quedara, pero no aceptó en ese momento porque ya tenía planes.
(Hechos 18:19-21) Y llegó a Éfeso, y los dejó allí; y
entrando en la sinagoga, discutía con los judíos, (20) los cuales le rogaban
que se quedase con ellos por más tiempo; mas no accedió, (21) sino que se
despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en
Jerusalén la fiesta que viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios
quiere. Y zarpó de Éfeso.
En el capítulo 19 veremos que Pablo regresará a
Éfeso, tal como había dicho—. Mientras
tanto, él dejó allí a Aquila y Priscila para discipular a la comunidad de
creyentes en Éfeso.
DE REGRESO
El siguiente tramo de viaje lo hizo por mar, de
Éfeso a Cesarea. Lucas dice que habiendo
llegado a Israel, fue a saludar a la iglesia.
Algunos creen que saludó a los creyentes en Cesarea, pero es lo más posible
es que haya ido a Jerusalén, ya que ese era su destino propuesto. Un indicio de esto es que el texto dice que
“subió”, lo cual en la Biblia se refiere casi siempre a Jerusalén. Noten que cuando menciona a Antioquía, dice
que “descendió”, a pesar que dicha ciudad está al norte de Israel.
(Hechos 18:22)
Habiendo arribado a Cesarea, subió para saludar a la iglesia, y luego descendió a Antioquía.
Pablo se quedó un tiempo en Siria, pero no pasó
mucho tiempo antes que comenzara a viajar de nuevo.
(Hechos 18:23)
Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la
región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos.
El propósito de los viajes frecuentes de Pablo
era dar seguimiento a las iglesias de creyentes que se iban estableciendo en
sus visitas por las diferentes ciudades y regiones.
APOLOS
Al final del capítulo 18, Lucas menciona a un
nuevo personaje que dejará su huella en el mundo cristiano…
(Hechos 18:24-25)
Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría,
varón elocuente, poderoso en las Escrituras.
(25) Este había sido instruido en
el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba
diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo
de Juan.
Este joven judío llamado Apolos nos recuerda a
Timoteo. Pero, aunque tenía mucho fervor,
todavía carecía de conocimiento de la fe cristiana. Parece que Apolos era un discípulo de Juan el
Bautista, o de alguno de sus seguidores cercanos, pero no se mantuvo en
contacto con los apóstoles. Por eso
Priscila y Aquila decidieron hablarle y discipularlo.
(Hechos 18:26)
Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le
tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.
Aparentemente Apolos tenía un gran don de
persuasión, y sirvió mucho para la evangelización de la región.
(Hechos 18:27-28) Y queriendo él pasar a Acaya, los
hermanos le animaron, y escribieron a
los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los
que por la gracia habían creído; (28) porque con gran vehemencia refutaba
públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo.
me encantó lo del Bautismo. Observo que el bautismo se realizaba en El Nombre de Jesús (Cap 19:1-5, 2:38, 8:16 , 10:48) pero Apolos aún no lo sabia.
ResponderEliminarHola, quiero comentar: pero Dice Hechos 18: 27, que Priscila y Aquila lo tomaron para discipularlo( me imagino que incluia la doctrina del bautismo
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