Luego de la experiencia que Pedro tuvo con
los gentiles en Cesarea, él regresó a Jerusalén. El iba muy emocionado y deseoso de contarles
a los hermanos en Jerusalén lo que había acontecido. Pero la noticia no fue tan bien recibida como
lo hubiera deseado…
(Hechos 11:1-3) Los apóstoles y los hermanos que estaban por
toda Judea oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de
Dios. (2) Y cuando Pedro subió a Jerusalén, los que
eran de la circuncisión le reprocharon,
(3) diciendo: Tú entraste en casa
de incircuncisos y comiste con ellos.
Pedro entendió la objeción de los creyentes
judíos, ya que él mismo pensaba así antes.
Como vimos en el capítulo anterior, el Señor tuvo que romper con los
paradigmas que Pedro tenía en relación a los gentiles. Por eso él les explicó a los demás lo que
había pasado y lo que el Señor le había revelado…
(Hechos 11:4-11)
Entonces Pedro comenzó a explicarles en orden lo sucedido,
diciendo: (5) Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi
en éxtasis una visión: un objeto semejante a un gran lienzo que descendía,
bajado del cielo por las cuatro puntas, y vino hasta mí. (6)
Cuando fijé mis ojos en él y lo observaba, vi cuadrúpedos terrestres,
fieras, reptiles y aves del cielo.
(7) También oí una voz que me
decía: "Levántate Pedro, mata y come." (8)
Pero yo dije: "De ninguna manera, Señor, porque nada impuro o
inmundo ha entrado jamás en mi boca."
(9) Pero una voz del cielo
respondió por segunda vez: "Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú
impuro." (10) Esto sucedió tres veces, y todo volvió a ser
llevado arriba al cielo. (11) Y he aquí, en aquel momento se aparecieron
tres hombres delante de la casa donde estábamos, los cuales habían sido
enviados a mí desde Cesarea.
De nuevo leemos lo que le ocurrió a Pedro
en la azotea, tal como él se lo narró a los hermanos en Jerusalén. En la Biblia nada se escribe de balde. Si algo está escrito dos o tres veces, es
porque el Señor quiere hacer énfasis en ello.
Pedro claramente señala el mensaje de la visión que tuvo, la cual no
tiene que ver con la comida en sí sino con el concepto que tenía en relación a
los gentiles.
Como explicamos en el capítulo anterior,
los judíos consideraban “impuros” a todos los gentiles, ya fuera que creyeran
en Dios o no. Si no eran circuncidados,
no eran considerados como dignos de ser parte del Reino de Dios. A la vista de los judíos, los gentiles no
sólo eran indignos sino impuros, por lo tanto no se podían juntar con ellos ni
entrar a sus casas. Pero a través de la
visión, el Señor le reveló que su plan de redención también tenía contemplado a
los gentiles. Aquellos de los gentiles
que creyeran en Dios, ellos podrían ser considerados como “puros” y dignos de
entrar al Reino de Dios, por la gracia de Dios a través de Jesús el Mesías.
Pedro les explicó a los hermanos en
Jerusalén que él pensaba como ellos, pero que el Señor le había cambiado su
forma de pensar, y por ello fue a la casa de Cornelio en Cesarea, con otros
testigos…
(Hechos 11:12) Y
el Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. Estos seis hermanos fueron
también conmigo y entramos en la casa de aquel hombre,
Luego, Pedro también les contó la historia
desde el punto de vista de Cornelio…
(Hechos 11:13-16) y
él nos contó cómo había visto al ángel de pie en su casa, el cual le dijo:
"Envía a Jope y haz traer a Simón, que también se llama Pedro, (14)
quien te dirá palabras por las cuales serás salvo, tú y toda tu
casa." (15) Cuando comencé a hablar, el Espíritu Santo
descendió sobre ellos, tal como lo hizo sobre nosotros al principio.
Cuando el Espíritu Santo descendió en
Pentecostés, lo hizo sobre los seguidores de Jesús, todos los cuales eran
judíos creyentes. Pero ahora, por
primera vez, Pedro había visto que el Espíritu Santo descendió también sobre
los gentiles creyentes. Si el Señor los
aceptaba, ¿por qué no ellos debían hacer lo mismo?
(Hechos 11:16-17) Entonces
me acordé de las palabras del Señor, cuando dijo: "Juan bautizó con agua,
pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo." (17) Por tanto, si Dios les dio a ellos el
mismo don que también nos dio a nosotros después de creer en el Señor
Jesucristo, ¿quién era yo para poder estorbar a Dios?
Pedro y los demás discípulos todavía
estaban procesando muchas de las enseñanzas de Jesús. Habían entendido muchas cosas, pero en parte,
y con cada día que pasaba iban comprendiendo más y más. [¿Acaso no nos pasa lo mismo a nosotros? La
revelación de Dios es progresiva, y debemos ir botando paradigmas basados en el
hombre y no en la sabiduría de Dios].
Luego de la explicación de Pedro, los demás
judíos creyentes entendieron lo que había sucedido, y ellos también cambiaron
sus paradigmas en cuanto a los gentiles (pero veremos más adelante que no todos
lo harán…).
(Hechos 11:18) Y
al oír esto se calmaron, y glorificaron a Dios, diciendo: Así que también a los
gentiles ha concedido Dios el arrepentimiento que conduce a la vida.
¿Cuál fue el paradigma que cambiaron? Ellos habían creído que la salvación sólo era
para los judíos, pero ahora comprendían que también era para los gentiles.
Jesús explicó que “la salvación viene de
los judíos” (Juan 4:21-24), es decir, viene del Mesías, Yeshua. La salvación “viene” de los judíos, pero no
sólo es “para” los judíos, sino para todo aquel que crea. Leamos lo que Jesús
le explicó a la mujer samaritana al respecto:
(Juan 4:21-24) Jesús le dijo: Mujer, créeme; la hora viene
cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. (22)
Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos,
porque la salvación viene de los judíos.
(23) Pero la hora viene, y ahora
es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;
porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. (24)
Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en
verdad.
Lo que Dios busca son
personas que le adoren en espíritu y en verdad, no a través de una religión
sino que conecten con Él y hagan lo que El dice, en lugar de seguir doctrinas e
interpretaciones de hombres. Este es el
mensaje de Dios para entonces, y también para hoy. El mensaje no es sólo para judíos, sino
también para gentiles…y para todo aquel que crea en el Señor.
EL EVANGELIO SE EXPANDE
Hasta ese momento, los apóstoles y demás
creyentes en Jesús sólo compartían el Evangelio a los que eran judíos. No se les había ocurrido compartirlo a los
gentiles que no creían en el Dios de Israel.
Aun los creyentes que habían huido de Jerusalén debido a la persecución,
ellos hablaban de Jesús a donde iban, pero sólo lo hacían en las sinagogas y
entre los judíos.
(Hechos 11:19)
Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que
sobrevino cuando la muerte de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y
Antioquía, no hablando la palabra a nadie, sino sólo a los judíos.
Pero, poco a poco, algunos creyentes
comenzaron a compartir su fe con cualquier persona, no sólo con los judíos. Estos creyentes eran judíos, pero vivían
fuera de Jerusalén, y tal vez por eso eran más abiertos. Fue a ellos a quienes el Espíritu Santo usó
para dar testimonio a los gentiles…
(Hechos 11:20)
Pero había algunos de ellos, hombres de Chipre y de Cirene (hoy Libia), los
cuales al llegar a Antioquía, hablaban también a los griegos, predicando al
Señor Jesús. (21) Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran
número que creyó se convirtió al Señor.
Aquí vemos que no sólo Pedro tuvo la
experiencia de compartir el Evangelio con gentiles, sino también otros
creyentes. No fue un “error de los
expatriados” sino que fue movimiento impulsado por el Espíritu Santo. No obstante, los apóstoles estaban
inquietados por las noticias, y por ello enviaron a un líder para ver lo que
estaba pasando en Antioquía.
(Hechos 11:22) Y la
noticia de esto llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén y enviaron a Bernabé a
Antioquia…
BERNABÉ
Fue ideal que los apóstoles en Jerusalén
hubieran enviado a Bernabé, ya que él estaba más abierto a los cambios que la
mayoría de los judíos. Él fue el que
recibió a Pablo luego de su conversión, cuando todos lo rechazaban y huían de
él (Hechos 9:26-27).
Aquí Lucas nos da la clave de por qué
Bernabé era más abierto: porque estaba “lleno del Espíritu Santo y de fe”.
(Hechos 11:23-24) el
cual, cuando vino y vio la gracia de Dios, se regocijó y animaba a todos para
que con corazón firme permanecieran fieles al Señor; (24)
porque era un hombre bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una
gran multitud fue agregada al Señor.
Bernabé no se limitaba por las doctrinas y
paradigmas, sino que se dejaba llevar por el Espíritu Santo. Por lo demás, tenía fe en Dios, y por ende no
le era difícil creer que Dios pudiera hacer hasta lo imposible.
Estando en Antioquía, Bernabé pensó en
Saulo, y lo útil que él podría ser en ese lugar para enseñar a los recién
convertidos. Por esa razón, fue a buscar
a Saulo …
(Hechos 11:25-26) Y
Bernabé salió rumbo a Tarso para buscar a Saulo; (26) y
cuando lo encontró, lo trajo a Antioquía. Y se reunieron con la iglesia por
todo un año, y enseñaban a las multitudes; y a los discípulos se les llamó
cristianos por primera vez en Antioquía.
Es interesante la nota que hace Lucas en el
versículo 11:26, donde indica que fue en Antioquía donde los creyentes en Jesús
se les dieron el nombre de “cristianos”, que significa: “seguidores de
Cristo”. Cristo es la traducción al
griego de la palabra “Mesías”, que en hebreo es: Mashiaj, cuyo significado es: ungido.
Ese comentario de Lucas nos parece común
hoy en día: que los creyentes eran llamados “cristianos”. Pero en aquel entonces no era común. Los primeros creyentes eras judíos, y no
dejaron de llamarse así. Lo único que
los diferenciaba de los demás es que ellos creían que Jesús es el Mesías que
los judíos tanto esperaban. En cierta
forma, los judíos creyentes eran considerados como una “nueva secta” del
judaísmo, y no como una nueva religión.
No fue sino hasta mucho después que los “cristianos” y los judíos se
separaron, lo cual se hizo oficial en el Concilio de Nicea (325 dC), en
especial con el credo que promovió el emperador Constantino, el cual debía ser
confesado por los “cristianos romanos”: “Renuncio a todas las costumbres, ritos, legalismos, panes sin levadura,
fiestas de corderos de los hebreos, sacrificios, oraciones, purificaciones,
santificaciones y propiciaciones, himnos y cánticos, observaciones, sinagogas y
las comidas y bebidas de los hebreos. En una sola palabra, renuncio
absolutamente a todo lo judío, toda ley, rito y costumbre.
Acepto
todas las costumbres, ritos, legalismos, fiestas romanas, sacrificios,
oraciones, purificaciones con agua, santificaciones por el Pontífice Máximo (el
sumo sacerdote de Roma), propiciaciones, fiestas del sábado nuevo [Sunday,
día del sol], todos los nuevos cánticos,
observaciones, y todas las comidas y bebidas de los romanos. En otras palabras,
acepto absolutamente todo lo que es romano, toda ley nueva, rito y costumbre de
Roma, y la nueva Religión Romana”. (Acta
Sanctorum Martyrum, Orientalium at Occidentalium)
Regresando a la narrativa
de Hechos, vemos que los apóstoles enseñaban en las sinagogas y en las casas de
los creyentes, la mayoría de los cuales eran judíos. Pero poco a poco también personas gentiles
comenzaron a creer en el Dios de Israel y en Jesús el Mesías. Más adelante veremos que surgirá la duda si
los gentiles creyentes debían “convertirse” en judíos, lo cual implicaba
circuncidarse y guardar todas las tradiciones.
Los gentiles creyentes no sabían nada del
Dios de Israel ni de la Biblia, y eso fue lo que Saulo les llegó a enseñar en
Antioquía. La visita de Bernabé y Saulo a
esa ciudad no fue corta; ellos trabajaron allí con los nuevos creyentes durante
todo un año.
HAMBRE
EN LA TIERRA
Al final del capítulo, Lucas menciona una
hambruna que se desató en la región, la cual afectó a muchos pueblos y
naciones.
Evidentemente Dios tenía puestos sus ojos
en Antioquía, ya que envió a unos profetas para advertir al pueblo sobre lo que
iba a suceder en Antioquía.
(Hechos 11:27-28) Por
aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. (28) Y
levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que
ciertamente habría una gran hambre en toda la tierra. Y esto ocurrió durante el
reinado de Claudio.
Un dato interesante es el nombre del
profeta mencionado: Agabo. En Hebreo es: Jagab, que significa:
langosta. En esa región son comunes las
plagas de langostas, las cuales invaden los cultivos y los devoran, provocando
como consecuencia escasez y hambrunas.
En los libros históricos de esos tiempos,
se tiene registrado una gran hambruna que se dio en el cuarto año del reinado
de Claudio. Esta hambruna duró varios
años, y muchos murieron por la escasez de alimentos.
La hambruna se hizo evidente en toda la
región, alcanzando también a Israel.
Ante eso, muchos cristianos se ofrecieron a ayudar a los creyentes que
vivían en Judea. Bernabé y Saulo
hicieron llegar esa ayuda a los líderes de la comunidad cristiana en Jerusalén.
(Hechos 11:29-30) Los
discípulos, conforme a lo que cada uno tenía, determinaron enviar una
contribución para el socorro de los hermanos que habitaban en Judea. (30) Y
así lo hicieron, mandándola a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.
Es evidente que Dios siempre a querido que sus Dicipulos salgan de los templos y lleven la palabra a los que conocen las bondades de mi Señor y por supuesto cumplan con la gran comision que es la de predicar su evangelio a toda criatura y asi traer almas a los pies de Cristo.
ResponderEliminarSigo paso a paso el estudio de los hechos.
ResponderEliminarGRACIAS por compartirlo.Lo estoy disfrutando.
Eres una Bendición de Dios.
Muchas gracias por este comentario,aprecio y valoro lo significativo para mí y una herramienta para mí devocional personal.
ResponderEliminartremenda explicaciòn, porque la leia y la volvia a leer y no habia entendido, gracias de verdad ha sido de gran ayuda el Señor Jesùs les siga bendiciendo grandemente... como hasta ahora lo ha hecho...gracias
ResponderEliminarMuchas gracias por este estudio de la palabra de Dios. Ha sido de gran Bendición para mi. Dios le siga dando sabiduría. Dios los bendiga.
ResponderEliminarGracias por compartir. DIOS le siga usando..
ResponderEliminarGracias por compartir interesante mensaje. Gloria a Dios xq no entendía lo q ueria decir el texto. Mil gracias Dios les bendiga
ResponderEliminarexcelente explicación es de mucha ayuda para todos...
ResponderEliminarQue Dios lo bendiga hoy mañana y siempre
Excelente mensaje. Excelente explicacion. El ESPIRITU Santo, siga irradiando Sabiduria y Discernimiento sobre todos, para seguir compartiendo la Palabra de Dios. Gracias Gracias Gracias. Amen Amen Amen.
ResponderEliminarGracias por explicar. Yo pensaba que cuando la voz le decía a Pablo que matará, y comiera, se trataba de la comida, literalmente hablando. Dios le bendiga, y le siga dando sabiduría
ResponderEliminarExelente estudio, gracias por compartirlo y de digan adelante
ResponderEliminar