jueves, 4 de noviembre de 2010
I SAMUEL 3: Estado espiritual
Desde el capítulo anterior se puede ver que el ambiente espiritual en tiempos de los jueces no era el ideal. El pueblo hacía lo que bien le parecía y el liderazgo espiritual era corrupto.
El capítulo 3 comienza con una alusión al estado espiritual de Israel en el tiempo en que Samuel llegó a servir a Dios:
(1 Sam. 3:1) El joven Samuel servía al SEÑOR en presencia de Elí. La palabra del SEÑOR escaseaba en aquellos días, las visiones no eran frecuentes.
El pueblo no conocía la Palabra de Dios ni había revelación profética. La experiencia religiosa se enfocaba más en los rituales que en una vida transformada a la luz de la verdad y del poder de Dios.
En ese tiempo, Eli era el Sumo Sacerdote, pero él no oía de Dios. Los hijos de Elí tampoco conocían a Dios (2:12). Ellos oían al pueblo, no al Señor. Por el contrario, la Biblia señala que Samuel oía al Señor y le servía a Él (heb. Sharat: ministrar). Samuel era un “Hijo de Sadoc”: él servía al Señor, no a los hombres (Eze. 40:46).
DOS TIPOS DE LEVITAS
En la descripción del Tercer Templo, el profeta Ezequiel hace una diferencia entre dos tipos de sacerdotes: los levitas que sirven al pueblo y los que sirven a Dios.
(Eze. 44:10-16) Y los levitas que se alejaron de mí cuando Israel se descarriaba, que se alejaron de mí tras sus ídolos, llevarán el castigo por su iniquidad. (11) Serán servidores en mi santuario, encargados de las puertas del templo y servidores en el templo; ofrecerán el holocausto y el sacrificio para el pueblo, y estarán delante de ellos para servirles. (12) Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron tropezadero de iniquidad para la casa de Israel, por tanto he jurado contra ellos,--declara el Señor DIOS-- que llevarán el castigo por su iniquidad. (13) No se acercarán a mí para servirme de sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de mis cosas santas, ni a las cosas santísimas, sino que cargarán su ignominia y las abominaciones que han cometido. (14) Los pondré como guardas de las ordenanzas del templo, de todo su servicio y de todo lo que se ha de hacer en él. (15) Pero los sacerdotes levitas, hijos de Sadoc, que se ocupaban de guardar mi santuario cuando los hijos de Israel se alejaron de mí, se acercarán a mí para servirme, y estarán delante de mí para ofrecerme la grosura y la sangre--declara el Señor DIOS. (16) Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme y guardar mis ordenanzas.
Si alguien tiene el llamado a ser un líder espiritual, debe saber que en su servicio a Dios tendrá que servir a Su pueblo. El amor de Dios se muestra amando al prójimo (1 Juan 4:20-21). Sin embargo, en el proceso no se debe perder de vista que a quien uno está sirviendo es a Dios. A quien uno debe agradar y con quien uno debe quedar bien es con el Señor, y no necesariamente con la gente.
Ezequiel señala que algunos levitas tenían su vista puesta en el pueblo, y le dieron la espalda a Dios. Por el contrario, los levitas hijos de Sadoc tenían sus ojos puestos en el Señor, y a Él servían.
Tristemente, los hijos de Eli no servían a Dios, porque ni siquiera le conocían. Tampoco podría decirse que servían al pueblo, porque se aprovechaban de ellos. A quienes servían eran a ellos mismos.
Dios le dio la oportunidad a Eli para llamar la atención a sus hijos. Pero él prefirió quedar bien con sus hijos que con Dios.
ELI, ACOSTADO Y CIEGO
La Biblia describe a Eli ya sea “sentado” o “acostado”.
(1 Sam. 3:2) Y aconteció un día, estando Elí acostado en su aposento (sus ojos habían comenzado a oscurecerse y no podía ver bien ).
Su posición es significativa, ya que revela su estado pasivo. No actuaba, pues se había acomodado.
Por otro lado, la Biblia dice que los ojos de Eli “comenzaban a oscurecerse y no podía ver bien”. El se estaba quedando “ciego”. No podía ver en lo físico, pero tampoco en lo espiritual.
SAMUEL OYÓ A DIOS
En contraste con Eli, el joven Samuel sí podía oír a Dios. Cuando el Señor lo llamó, él no se quedó acostado, sino que se levantó de inmediato y respondió.
(1 Sam. 3:3-4) Cuando la lámpara de Dios aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del SEÑOR donde estaba el arca de Dios, (4) que el SEÑOR llamó a Samuel, y él respondió: Aquí estoy.
Al principio, él creía que era Eli quien lo llamaba. Pero luego supo que era Dios.
(1 Sam. 3:5-8) Entonces corrió a Elí y le dijo: Aquí estoy, pues me llamaste. Pero Elí le respondió: Yo no he llamado, vuelve a acostarte. Y él fue y se acostó. (6) El SEÑOR volvió a llamar: ¡Samuel! Y Samuel se levantó, fue a Elí y dijo: Aquí estoy, pues me llamaste. Pero él respondió: Yo no he llamado, hijo mío, vuelve a acostarte. (7) Y Samuel no conocía aún al SEÑOR, ni se le había revelado aún la palabra del SEÑOR. (8) El SEÑOR volvió a llamar a Samuel por tercera vez. Y él se levantó, fue a Elí y dijo: Aquí estoy, pues me llamaste. Entonces Elí comprendió que el SEÑOR estaba llamando al muchacho.
Eli estaba instruyendo a Samuel a que se acostara (heb. Shakav)—como él lo hacía. Pero Samuel no se acomodó, sino que SIEMPRE se levantó (heb. Kum) cuando Dios lo llamó. Aunque todavía no conocía al Señor (3:7), su disposición y pronta respuesta lo llevaron a conocerlo rápido.
Nótese que Samuel dormía cerca del Arca, la cual se encontraba en el Santuario. En realidad no era un lugar donde él debía estar ni mucho menos dormir. Tampoco debía apagarse la luz de la lámpara (heb. Menora; Exo. 27:20-21). Esto es una muestra del desorden del tiempo de los jueces. No se respetaba el orden establecido por Dios.
Aun así, la cercanía de Samuel a la Presencia de Dios y su disposición a obedecer ayudaron a levantarlo por sobre el estado de esos tiempos.
REVELACIÓN
Samuel creía que Eli lo estaba llamando en la noche…pero no era él.
La tercera vez fue la vencida, y Eli se dio cuenta que quien estaba llamando al joven era el Señor mismo.
(1 Sam. 3:9-10) Y Elí dijo a Samuel: Ve y acuéstate, y si El te llama, dirás: "Habla, SEÑOR, que tu siervo escucha." Y Samuel fue y se acostó en su aposento. (10) Entonces vino el SEÑOR y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones: ¡Samuel, Samuel! Y Samuel respondió: Habla, que tu siervo escucha.
¿Por qué estaba Dios llamando a Samuel en medio de la noche? ¿Cuál era el mensaje que quería darle?
(1 Sam. 3:11-14) Y el SEÑOR dijo a Samuel: He aquí, estoy a punto de hacer una cosa en Israel la cual hará retiñir ambos oídos a todo aquel que la oiga. (12) Ese día cumpliré contra Elí todo lo que he hablado sobre su casa, desde el principio hasta el fin. (13) Porque le he hecho saber que estoy a punto de juzgar su casa para siempre a causa de la iniquidad que él conocía, pues sus hijos trajeron sobre sí una maldición, y él no los reprendió. (14) Por eso he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de su casa no será expiada jamás, ni por sacrificio ni por ofrenda.
La Palabra que Samuel recibió del Señor era confirmación de la palabra dada a Eli por el otro profeta (cap. 2:27-36). Iba a venir juicio sobre la Casa de Eli porque no atendió al llamado de Dios para poner en orden su casa.
El orden bíblico para un llamado de atención y juicio es primero en privado, y luego con testigos. Dios ya le había hablado directamente a Eli, pero no atendió. Ahora el Señor había escogido a Samuel como testigo para llamarle la atención. Esa sería la última oportunidad de arrepentirse. De no aprovecharla, vendría el juicio.
Como no hubo cambio en Eli y sus hijos, el Señor dijo que sus pecados no le serían perdonados. Aun cuando hicieran sacrificios, sus pecados no iban a ser expiados dado que no se habían arrepentido.
La palabra que Dios le dio a Samuel era muy dura. Por ello, es natural que el joven tuviera miedo de decírsela a Eli. Sin embargo, Eli insistió.
(1 Sam. 3:15-18) Samuel se acostó hasta la mañana; entonces abrió las puertas de la casa del SEÑOR; pero Samuel temía contar la visión a Elí. (16) Pero Elí llamó a Samuel, y le dijo: Samuel, hijo mío. Y él respondió: Heme aquí. (17) Y Elí dijo: ¿Cuál es la palabra que el SEÑOR te habló? Te ruego que no me la ocultes. Así te haga Dios, y aún más, si me ocultas algo de todas las palabras que te habló. (18) Entonces Samuel se lo contó todo, sin ocultarle nada. Y Elí dijo: El SEÑOR es; que haga lo que bien le parezca.
¿Por qué Dios le reveló a Samuel esta palabra? No sólo porque él debía fungir como testigo, sino porque era importante que él supiera que las malas acciones de los hijos de Eli no eran bien vistas por el Señor.
NOTA: La palabra que se traduce como “visión” en el versículo 15, en hebreo es “Mará”, que también significa: espejo. La revelación que Samuel recibió era un reflejo de la otra profecía.
CRECIÓ Y ESTABA CON ÉL
En contraste con el alejamiento de los hijos de Eli, Samuel se iba acercando al Señor conforme iba creciendo.
(1 Sam. 3:19-21) Samuel creció, y el SEÑOR estaba con él; no dejó sin cumplimiento ninguna de sus palabras. (20) Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, supo que Samuel había sido confirmado como profeta del SEÑOR.
Samuel oía de Dios, y él transmitía lo que Dios le revelaba. También el texto dice que todas las palabras que él profetizaba se cumplían.
Con el tiempo, Samuel fue reconocido como profeta en todo Israel.
El Señor se había alejado del Santuario debido al pecado de los sacerdotes. Pero la Biblia dice que algo lo hizo volver:
(1 Sam. 3:21) Y el SEÑOR se volvió a aparecer en Silo; porque el SEÑOR se revelaba a Samuel en Silo por la palabra del SEÑOR.
Es significativo que Samuel fuera el encargado de abrir las puertas del Tabernáculo (3:15), ya que él abrió la puerta para que llegara la palabra de Dios a Israel.
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Excelente me gustaron 2 cosas: la primers fue el respaldo absoluto y el cumplimiento de todo lo q hablo Samuel y lo segundo es q Dios se había alejado de ese pueblo pero a causa de un hombre Dios cambio sus planes
ResponderEliminarTiene una excelente explicación, me encanto.
ResponderEliminarme gusta mucho todo, pero difiero en una cosa creo que cuando habla del segundo llamado de atención me parece que mas que un llamado de atención es mas bien una confirmación del castigo que ya iva a caer sobre Eli como bien usted lo dijo. Ademas lo dice en 1 Samuel 3:14
ResponderEliminarDios le bendiga.
ANEN.
ResponderEliminarCUANDO LEI ESTE PASAJE DE TODO EL VERSICULO DE 1 DE SAMUEL 3 COMPLETO ,ME EDIFICO Y APRENDI AHUN MAS,SOBRE LA OBEDIENCIA,
CUANDO HABLABA SOBRE LA LAMPARA EN EL VERSICULO 3:3 ALGO ENTRO EN MI CORAZON COMO UNA LUZ.ME ESPLICABA QUE TENEMOS QUE TENER ESA LAMPARA ENCENDIDA TODO EL TIEMPO,AL MENOS ESO FUE LO QUE TOCO MI CORAZON,Y MAS ADELANTE HABLA DE LAS CUATROS VECES QUE DIOS A SAMUEL Y EL NO SE MOLESTO POR LA CONSTANTE LLAMADA,SIN RESPUESTA HASTA QUE DESPUES ELI LE DIJO COMO HASER CUANDO LE VILBIERAN A LLAMAR.TAMBIEN HABLA DE DECERNIMIENTO ,SAMUEL NO CONOSIA TODAVIA LA VOZ DE DIOS,PERO ELI ENTENDIO QUE HERA DIOS QUIEN LLAMABA A SAMUEL.
LO QUE TENEMOS QUE TENER PRECENTE EN NUESTRAS VIDA COMO CRISTIANO.
1-DECERNIMIENTO
2-OBEDIENCIA
GRASIAS SEÑOR PORQUE SI TU MANDASTES QUE ESTOS LIBROS SE ESCRIBIERAN ES PORQUE TENDRIAN UN PROPOSITO HOY EN DIA EN NUESTRAS VIDAS.GRASIAS SERON POR REVELARNOS TU PALABRA ATRAVEZ DE TU PALABRA.
Estas palabras ha ministrado mucho mi vida, en el caso de la obediencia y la responsabilidad cuando Dios no llama al ministerio en algún liderazgo no debemos de responder con amor y compromiso a ese llamado de Dios sea pastora do, maestro, adorador o simplemente el que limpia la iglesia. Dios te guarde y te prospere siempre. !!!Bendiciones Celestiales!!!!
ResponderEliminarRealmente esta claro para mi,que buena Revelacion de Dios.
ResponderEliminarRealmente vino Revelacion de esta Palabra a mi vida,Diod te siga usando.
ResponderEliminarEli tenía conocimiento (sabía cuando Dios hablaba) pero no le escuchaba.
ResponderEliminarSamuel tenía sensibilidad no sabía cuando era Dios el que hablaba pero escuchaba su voz.
Quien eres tu???
Eli del conocimiento ó Samuel de la sensibilidad.
Gracias por esta aportación de bendición....el Señor le bendiga
ResponderEliminarexcelente
ResponderEliminarQue hermoso estudio, aprendí que muchas veces estamos en una iglesia sirviendole como el joven Samuel,pero que no conocemos a Dios ni su palabraa sido revelada en nuestros corazones,y podemos estar en su santuario alabando muchas veces a Dios pero en verdad no le conocemos y hay escasez d su palabra en ntras vidas d ahí somos hijos espirituales debiles porque no aprendemos a conocer la voz d Dios, sino oimos otras voces,y no estudiamos su palabra para q sea revelada a ntras vidas cuando vengan tiempos dificiles Dios m los bendiga gracias por enseñarnos un abrazo
ResponderEliminarcreo que esta palabra nos anima a oir y a hacer
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