miércoles, 27 de enero de 2010

Cantares 8:6b

CELO versus CELOS
Los celos son sentimientos que parecen ser propios del ser humano, pero ¿también de Dios? Aunque suene extraño, la Biblia dice que el Señor es un Dios “celoso”.
(Deuteronomio 4:24)  Porque el SEÑOR tu Dios es fuego consumidor, un Dios celoso.

Para entender el celo de Dios, primero debemos reconocer la diferencia entre tener “celo” y “celos”.


a. Celos:
Una persona siente “celos” cuando no está segura de contar con el afecto de la persona amada. A veces los celos son infundados, y en otras ocasiones la sospecha es real. En cualquier caso, los celos están basados en un sentido de inseguridad, pues no se está seguro si cuenta con el amor y compromiso de la otra persona.

Debido a esta inseguridad, la persona celosa puede llegar a perder el control, volverse irracional y llegar a cometer alguna locura. Proverbios habla de los celos:
(Proverbios 6:34-35) Porque los celos enfurecen al hombre, y no perdonará en el día de la venganza. No aceptará ningún rescate, ni se dará por satisfecho aunque le des muchos presentes.

(Proverbios 27:4) Cruel es el furor e inundación la ira; pero ¿quién se mantendrá ante los celos?

b. Celo:
En contraste, el “celo” es una indignación por algo que no está bien. Este sentimiento no está basado en la inseguridad, sino todo lo contrario. La persona celosa (de celo, no de celos) sabe perfectamente bien lo que le pertenece, y por eso lo defiende. Está seguro de lo que cree y de lo que tiene que hacer. Esa seguridad le lleva a hacer lo que esté a su disposición para rectificar lo que se ha desviado. Cuando uno sabe que algo le pertenece, lucha por mantenerlo.


Algunos ejemplos del celo en la Biblia son los siguientes:

* El celo por la Casa de Dios llevó a Jesús a volcar las mesas de los cambistas en el Templo. (Juan 2:13-17)

* El celo por la justicia divina llevó a Finees a atravesar con una lanza al rubenita y a la mujer madianita que estaban pecando en medio del campamento de Israel, lo cual había provocando la muerte de miles de israelitas. (Num. 25:1-13)

En resumen, los “celos” se deben a la inseguridad o la duda de contar con el afecto del ser querido, mientras que el “celo” está basado en la seguridad de que alguien o algo nos pertenecen, y lo defenderemos a capa y espada.


EL CELO DE DIOS
La Biblia dice que Dios es celoso (Deu. 4:24). El no tiene celos como el hombre, pero sí tiene “celo divino”.

En la Biblia vemos que Dios no se mostró celoso de Su pueblo sino hasta después que Israel hizo el Pacto en el Monte Sinaí.
(Éxodo 20:2-6) Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre. No tendrás otros dioses delante de mí. No te harás ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás; porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

(Deuteronomio 6:13-15) Temerás sólo al SEÑOR tu Dios; y a El adorarás, y jurarás por su nombre. No seguiréis a otros dioses, a ninguno de los dioses de los pueblos que os rodean, porque el SEÑOR tu Dios, que está en medio de ti, es Dios celoso, no sea que se encienda la ira del SEÑOR tu Dios contra ti, y El te borre de la faz de la tierra.

Ambos versículos están en el contexto de los diez mandamientos, los cuales son el resumen de toda la Ley. En un sentido figurado, la Ley representa el contrato matrimonial entre Dios y Su pueblo.

El Señor es celoso de Su Novia porque la ama, porque ella le pertenece. Ella aceptó la propuesta matrimonial, y ya están comprometidos. Por lo tanto, Dios protegerá esta relación, y será celoso de cualquier obstáculo que amenace con alejarlos el uno del otro.
(Éxodo 34:14) No adorarás a ningún otro dios, ya que el SEÑOR, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso.

Dios no es celoso de todos, sino de los suyos. El es celoso del amor de aquellos que le han declarado amor eterno a Él. Uno no puede reclamar el amor de otra persona, a menos que el otro haya hecho un compromiso con uno.
(2 Corintios 11:2) Porque celoso estoy de vosotros con celo de Dios; pues os desposé a un esposo para presentaros como virgen pura a Cristo.

DE NOVIA A ESPOSA
En el capítulo ocho de Cantares, la Novia ya se comprometió con el Señor. Ella es de Él, y Él es de ella. “Tú serás mi pueblo, y Yo seré tu Dios”.

La Novia ya aceptó la propuesta del Rey a una vida entregada por completo a Él. Ella ya le pertenece, pues ella puso Su sello en su corazón (sus emociones) y su brazo (sus acciones. De ese momento en adelante, Él ya no permitirá que nada se interponga en Su relación. Por eso, Cantares habla de los celos del amor.
(Cantares 8:6) Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo, porque fuerte como la muerte es el amor, inexorables como el Seol, los celos; sus destellos, destellos de fuego, la llama misma del SEÑOR.

EXPRESIÓN DEL CELO DIVINO
Para poder entender el celo divino, debemos verlo desde el contexto del Pacto. No hay celo sin un compromiso. ¿Acaso un hombre tiene celos de “todas” las mujeres? Más bien, lo siente sólo de su mujer. Lo mismo es con el Señor; Él es celoso de los suyos.

La gente se ofende por el “celo divino”, pero no para aquellos que han hecho un pacto con Dios.
(Deuteronomio 4:23-24) Guardaos, pues, no sea que olvidéis el pacto que el SEÑOR vuestro Dios hizo con vosotros, y os hagáis imagen tallada en forma de cualquier cosa que el SEÑOR tu Dios te ha prohibido. Porque el SEÑOR tu Dios es fuego consumidor, un Dios celoso.

¡Cómo se expresa el celo de Dios?
En Exodo 20 leímos que Él bendice y muestra misericordia a los que son fieles al Pacto, pero reprende y castiga a los que son infieles.

Ciertamente el celo de Dios está basado en Su justicia, por hacer lo que es justo. Pero hay otro lado de la moneda…El celo divino también están impulsado por Su misericordia, ya que lleva a la rectificación.
(Joel 2:18) Entonces el Señor se llenará de celo por su tierra, y tendrá piedad de su pueblo.

A lo largo de la Biblia encontramos el mensaje de un marido que está dispuesto a perdonar la infidelidad de su mujer, pero ella debe mostrar genuino arrepentimiento. Dios es celoso, pero Su celo va acompañado de misericordia.

Si Dios muestra celo por nosotros, es porque nos tiene piedad. Si Dios envía el fuego de Su Celo, es porque espera que sus actos de justicia nos lleven a rectificar nuestros pasos para que volvamos al lugar donde debemos estar y donde pertenecemos—a Su lado.
(Ezequiel 39:23-29) Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue al cautiverio por su iniquidad porque actuaron pérfidamente contra mí; escondí, pues, mi rostro de ellos, los entregué en manos de sus adversarios y todos ellos cayeron a espada. Conforme a su inmundicia y conforme a sus transgresiones, así los traté, y de ellos escondí mi rostro. Por tanto, así dice el Señor DIOS: Ahora restauraré el bienestar de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso de mi santo nombre. Y ellos olvidarán su ignominia y todas las infidelidades que cometieron contra mí, cuando habiten seguros en su tierra sin que nadie los atemorice. Cuando yo los traiga de entre los pueblos y los reúna de las tierras de sus enemigos, seré santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios, porque los hice ir al cautiverio entre las naciones, y después los reuní de nuevo en su propia tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. No les ocultaré más mi rostro, porque habré derramado mi Espíritu sobre la casa de Israel--declara el Señor DIOS.

Dios no actúa “con el hígado”, sino con el corazón. Si castiga, no es por venganza, sino para corregir, dando la oportunidad para regresar a Él. La ira de Dios es una expresión de Su celo, pensando en el bien de Su pueblo.

1 comentario:

  1. Que bello y hermoso es nuestro Dios gracias por compartir este estudio muy hermoso

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