miércoles, 14 de octubre de 2009

Cantares 5:15

k. Piernas

(Cantares 5:15) Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre basas de oro fino….

La palabra que se traduce como “piernas”, no es la que se conoce comúnmente en hebreo (Regel). Más bien, se usa la palabra “Shoq”, que literalmente significa pantorrilla, en el caso de los hombres, y cadera en el caso de los animales de sacrificio.

Las piernas del Rey se describen como “columnas de mármol”. El mármol proviene de piedra caliza que ha sido transformada por la presión de su medio hasta convertirse en una piedra fina y muy hermosa. Pasa un proceso similar al carbón que luego se convierte en diamante. El mármol es usado para la construcción de palacios y templos, no sólo por su brillo y belleza, sino también por su durabilidad.

Las piernas sostienen a todo el cuerpo, por eso se comparan con columnas de mármol, que es bello, fuerte y durable. Pero lo define como “pantorrillas”, que implican movimiento. Es difícil pensar en algo firme que se mueve, pero así es el Señor. El no se queda estático; se mueve para avanzar, pero es estable y firme a la vez.

Las columnas están fundadas en “basas de oro puro”. Como ya vimos, el oro representa lo divino. Todo lo que hace el Rey está basado en la voluntad de Dios Padre.
(Juan 5:30) No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.

l. Su aspecto
(Cantares 5:15) …Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros.

Su “aspecto” es la apariencia. La gente juzga por las apariencias, pero lo que a Dios más le interesa es el corazón (1 Sam. 16:7).

En Su primera venida, el Señor no se presentó con una apariencia para impresionar. Más bien, la Biblia dice que no era de “hermoso parecer” para que lo desearan—no por su físico, sino por su esencia (Isa. 52:3). Además, en el día de su crucifixión fue desfigurado. Pero en Su regreso Él vendrá en toda Su majestad.
(Isaías 52:13-15) He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto. Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído.

La Novia lo compara con el Líbano y sus cedros.

El profeta Ezequiel hace una descripción de éstos árboles.
(Ezequiel 31:3-9) He aquí era el asirio cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de grande altura, y su copa estaba entre densas ramas. Las aguas lo hicieron crecer, lo encumbró el abismo; sus ríos corrían alrededor de su pie, y a todos los árboles del campo enviaba sus corrientes. Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a causa de las muchas aguas se alargó su ramaje que había echado. En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje parían todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban muchas naciones. Se hizo, pues, hermoso en su grandeza con la extensión de sus ramas; porque su raíz estaba junto a muchas aguas. Los cedros no lo cubrieron en el huerto de Dios; las hayas no fueron semejantes a sus ramas, ni los castaños fueron semejantes a su ramaje; ningún árbol en el huerto de Dios fue semejante a él en su hermosura. Lo hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles del Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él envidia.

La majestuosidad de este árbol es lo que los reyes de la Tierra quieren alcanzar. Esto lo deseó el Faraón de Egipto, según lo indica Ezequiel. También Daniel lo dijo acerca de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
(Daniel 4:20-22) El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía desde todos los confines de la tierra, cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra.

La Novia reconoce que el Señor es Rey sobre todos los reyes de la Tierra. No hay nadie más majestuoso ni poderoso que Él.

Si tenemos la conciencia que nuestro Rey está sobre todas las autoridades del universo, no habrá nadie que nos pueda intimidar, ni aún el líder más poderoso y temible del mundo—incluyendo el anticristo.

1 comentario:

  1. Hermoso pasaje y su comentario muy apropiado. Nuestro Señor es ahora más atractivo y deseable para nosotros que cualquier comparación. Cristo es oro puro, luz sin oscuridad, gloria sin nube.
    Que el Señor les bendiga!

    ResponderEliminar

Son bienvenidos las dudas y comentarios (con el entendido que se hagan con respeto)...