lunes, 12 de octubre de 2009

Cantares 5:14




i. Manos
(Cantares 5:14) Sus manos, como anillos de oro engastados de jacintos…

El jacinto es una gema, también conocida como topacio, berilio, crisólito. Esta es una de las piedras que formaban parte del pectoral del Sumo Sacerdote (Exo. 28:20). También es una de las piedras preciosas que formarán parte de los cimientos de la Nueva Jerusalén (Apoc. 21:19-20).

En hebreo se conoce como “Tarshish”, porque provenía de Tarsis. El jacinto representa pruebas o juicios.

El oro representa todo lo que es divino, al igual que la realeza.

En la antigüedad, el anillo era usado como sello, lo que hoy equivale a la firma. Quien llevaba el anillo de oro en la familia era el hijo heredero, o en el caso del reino, el representante legal del rey.  Un ejemplo de esto es José:
(Génesis 41:41-44) Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.

El Señor nos sella a nosotros con Su anillo, para hacernos parte de Su herencia.
(Efesios 1:11-14) En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

En Su Segunda Venida, el Señor vendrá como Rey, con el sello de la autoridad en Su Mano. El Padre le heredará la Tierra, y establecerá acá Su Reino. Pero antes la limpiará la Tierra con juicios, representados por el jacinto de su anillo de oro.


j. Cuerpo
(Cantares 5:14) …Su cuerpo, como claro marfil cubierto de zafiros.

Lo que se traduce como “cuerpo” en realidad son “las entrañas” (heb. Meeh), es decir, los órganos internos del cuerpo.

En la Biblia, las entrañas representan la compasión y la misericordia.
(Isaías 63:15) Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde está tu celo, y tu poder, la conmoción de tus entrañas y tus piedades para conmigo? ¿Se han estrechado?

(Jeremías 31:20) ¿No es Efraín hijo precioso para mí? ¿No es niño en quien me deleito? Pues desde que hablé de él, me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él; ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová.

El marfil claro es el más fino, el cual tiene un color blanco cremoso. Este material proviene de los cuernos de los elefantes, el cual es el más fino. Hay otros tipos de marfil que se obtienen de los cuernos o de los dientes de otros animales, pero es de menor calidad.

El zafiro es una de las más hermosas gemas. Tiene un profundo color azul. Su brillo, dureza y valor es superado solamente por el diamante. Esta es una de las piedras del pectoral del Sumo Sacerdote (Exo. 28:18; Exo. 39:11), al igual que de las piedras que formarán los cimientos de la Nueva Jerusalén (Apoc. 21:19). También aparece a los pies del Trono de Dios (Exo. 24:10). El trono mismo del Señor parece ser de piedra de zafiro, según la descripción de Ezequiel.
(Ezequiel 1:26) Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él.

La Novia describe las entrañas del Rey como “claro marfil cubierto de zafiros”. El marfil es un material firme, pero flexible a la vez. Así es la compasión de Dios.
(Salmo 103:8-13) Compasivo y clemente es el Señor, lento para la ira y grande en misericordia. No contenderá con nosotros para siempre, ni para siempre guardará su enojo. No nos ha tratado según nuestros pecados, ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades. Porque como están de altos los cielos sobre la tierra, así es de grande su misericordia para los que le temen. Como está de lejos el oriente del occidente, así alejó de nosotros nuestras transgresiones. Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece el Señor de los que le temen.

Aunque es misericordioso y amplio en perdonar, en Su Segunda Venida, el Señor vendrá como el Juez justo. Él se sentará en el Trono azul, no sólo del Cielo, sino también de la Tierra. Perdonará a quien se arrepienta; pero quien no lo haga será juzgado por sus actos.

2 comentarios:

  1. Me impresiona mucho como la novia, ahora que tomo la decision de subir al Monte de Mirra con El, ahora puede ver todo el cuadro del Rey para los tiempos del fin.

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  2. estoy maravillads de tremenda enseñanza,Dios aumemte mas

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