Cantares 4:3-5

6. Mejillas
(Cantares 4:3) Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo.

Cantares compara las mejillas con pedazos de granada, la cual es una fruta roja cuyo interior está llena de semillas carnosas y jugosas. Su sabor es muy dulce y apetecible.

Esta fruta está representada en el vestuario de los sacerdotes que ministraban en el Lugar Santo del Templo (Exodo 28:31-34). Es símbolo de una vida llena de fruto.

Las mejillas muestran las emociones. Si están sonrosadas, son muestra de pudor y recato. Cuando algo le da vergüenza a una mujer pudorosa, ella se sonroja con facilidad, lo cual puede cubrir con su velo. Por el contrario, las mujeres fáciles no les da pena nada, pues están acostumbradas a hacer actos desvergonzados. Sólo se tapan el rostro para no ser reconocidas.
(Jeremías 3:3) Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no quisiste tener vergüenza.

La Novia del Señor debe ser pudorosa y temerosa de Dios. El Señor espera que nos de pena si le fallamos, no para humillarnos sino para llevarnos al arrepentimiento y que volvamos a Él.


7. Cuello
(Cantares 4:4) Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería; mil escudos están colgados en ella, todos escudos de valientes.

Ya habíamos visto que el cuello representa nuestra voluntad. Alguien con “cerviz dura”, se rebela contra Dios y hace su propia voluntad.
(Isaías 48:4) Por cuanto conozco que eres duro, y barra de hierro tu cerviz, y tu frente de bronce.

(Hechos 7:51) Vosotros, que sois duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos, resistís siempre al Espíritu Santo; como hicieron vuestros padres, así también hacéis vosotros.

Por el contrario, quien tiene cerviz suave es aquel cuyo cabeza se vuelve con facilidad en dirección hacia donde Dios está, y luego camina en esa misma dirección.

En el capítulo cuatro, la Novia da un paso más. Ella comienza a entender cómo funciona el mundo espiritual y aprende a hacer batalla espiritual. Su cuello se compara con la Torre de David, que era la torre de defensa en la parte más alta de la ciudad de Jerusalén. Allí guardaban las armas de defensa.

Para tener victoria, es muy sencillo: uno debe tener “cerviz suave”. Si ella hace lo que el Señor dice, todo irá bien. Pero si pretende pelear por su propia cuenta y con su propia astucia, saldrá perdiendo.

Ahora ella sabe que la obediencia trae bendición, y no hay maldición que pueda entrar a su vida (Prov. 26:2). La mejor arma de guerra espiritual es la obediencia.

* Bendición y victoria por obediencia:
(Deuteronomio 28:1-2) Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.
(Deu. 28:7) Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.

* Maldición y derrota por desobediencia:
(Deuteronomio 28:15) Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.
(Deu. 28:25) Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra.

La Novia del Señor debe tener la cerviz dócil. En la obediencia ella tendrá victoria.


8. Pechos
(Cantares 4:5) Tus dos pechos, como gemelos de gacela, que se apacientan entre lirios.

Los pechos son la fuente de alimento con los que una madre nutre a sus bebés. Éstos representan nuestra capacidad de dar alimento espiritual a otros. Los gemelos representan una doble porción.

Los lirios crecen en lugares húmedos donde hay pastos verdes. Las gacelas no comen lirios, sino que comen el pasto que crece entre ellos. La gacela debe alimentarse bien en lugares verdes donde el Pastor lleva a sus rebaños; si ella no come bien, no podrá alimentar a los pequeños.

En esta etapa, la Novia ya está comiendo alimento sólido, pero ella debe comenzar a compartir lo que tiene. Ya está en la capacidad de dar la leche de la Palabra a los recién convertidos. Aun así, ella debe cuidarse de seguir alimentándose bien, porque si no lo hace, pronto no tendrá nada que dar.

Pedro escribió acerca de la leche de la Palabra:
(1 Pedro 2:2-3) desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor.

Todo recién nacido pide leche, pero si ésta está diluida, no se nutrirá bien ni podrá crecer. Es necesaria la pura leche de la Palabra para crecer espiritualmente.

El profeta Isaías relaciona la acción de dar de mamar con llevar consuelo.
(Isaías 66:10-13) Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella; para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria. Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados. Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo.

Mañana veremos cuál es la reacción de la Novia ante esta descripción que el Rey hizo de ella.

ORACIÓN>>
Señor, gracias por afirmar lo que Tú has visto en mí. Creo Tus Palabras por fe, ya que Tú me creaste para ser así. Quiero llegar a la estatura de la Novia que Tú quieres que yo sea.

No quiero andar en la dureza de mi corazón, sino que quiero tener una cerviz dócil que se vuelve con facilidad a la dirección que Tú nos muestras seguir. Mi obediencia será torre fuerte que no permitirá que me alcancen los dardos del enemigo.

Señor, gracias por el pan de Tu Palabra, la cual me ha sustentado y me ha hecho crecer. Ayúdame a compartirla con mis hermanos pequeños, y que Tu Palabra sea multiplicada en todos nosotros.

[Cantares 4:3-5]