martes, 2 de junio de 2020

DANIEL 6:1-15. Nuevo imperio

Cuando Daniel llegó a Babilonia, él fue escogido para servir al gran rey Nabucodonosor. Aún después de la muerte del rey, él sirvió en el gobierno de todos los subsecuentes reyes de Babilonia, hasta Belsasar. No sólo eso, sino que lo más admirable y milagroso es que Daniel trascendió a los babilonios y continuó en el liderazgo entre los persas. Esto es insólito, ya que en cualquier cambio de gobierno lo normal es que todo el liderazgo sea reemplazado, sobre todo los mandos altos y medios.

Estando Daniel en una posición tan alta en el reinado, como gobernador y como consejero del rey, lo lógico es que Daniel sería depuesto con la llegada del nuevo imperio. De hecho, aún su vida correría peligro. Pero un milagro sucedió: Daniel permaneció en su posición de liderazgo a través del cambio de reyes y aún imperios (de Babilonia a Medo-Persia).
(Dan. 1:21) Daniel estuvo allí hasta el año primero del rey Ciro.

Aun con el siguiente imperio, Daniel sirvió a dos reyes: a Darío el medo y a Ciro el persa.
(Dan. 6:28) Y este mismo Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el Persa.

NUEVO LIDERAZGO
Cuando los medo-persas subieron al poder, Daniel no sólo sobrevivió, sino que fue incorporado en las más altas esferas de gobierno.
(Daniel 6:1-2) Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado.

El imperio Medo-persa tenía bajo su dominio a 120 provincias. Al subir al poder, Darío escogió los líderes para cada provincia, y sobre estos nombró a tres gobernadores.

Daniel halló gracia ante todos los hombres, porque él tenía el favor de Dios, y no sólo fue elegido como uno de los tres gobernadores, sino como el principal entre ellos.
(Daniel 6:3) Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.

ESPIRITU SUPERIOR
La Biblia describe que Daniel tenía “un espíritu superior”. Otra versión lo traduce como “espíritu extraordinario”. La palabra en hebreo es Yatir, que también significa: que sobrepasa, preeminente, con excelencia, extremadamente mejor.

Daniel era un hombre que no sólo contaba con sabiduría, sino también entendimiento que sólo puede dar el Espíritu de Dios. Además del conocimiento que cualquier hombre puede obtener, Daniel contaba con la revelación espiritual, y eso hizo la gran diferencia (1 Cor. 2:6-16). Por eso él sobresalió sobre todos los demás hombres. Sin duda, Daniel también contaba con humildad, porque los reyes no se sentían amenazados por él, a pesar de su inteligencia y sabiduría.

Santiago describe a alguien que tiene “sabiduria de lo alto”, que se refleja no sólo por su conocimiento sino por su estilo de vida:
(Santiago 3:13,17) ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Que muestre por su buena conducta sus obras en mansedumbre de sabiduría…Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía.  

Daniel era un hombre que le iba bien en todo. No importa con quién estuviera no dónde estuviera, él se caracterizaba por su excelencia, y alcanzaba el favor de todos. Esos buenos resultados no vienen por cuestión de suerte; Daniel conocía el secreto de la vida, tal como lo explica Salomón en Proverbios:
(Proverbios 3:1-4) Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te añadirán. La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón. Así hallarás favor y buena estimación ante los ojos de Dios y de los hombres.

Siendo Daniel un hombre obediente y temeroso de Dios, le fue bien en todo lo que emprendía. Esto lo llevó a ganarse no sólo el favor de Dios sino también de los reyes a quienes sirvió con excelencia.

COMPAÑEROS ENVIDIOSOS
Ante el éxito de Daniel, se levantaron enemigos en su contra. Lamentablemente el éxito despierta la envidia de otros. Otros líderes del imperio estaban celosos de la posición que había ganado Daniel, a pesar de que era extranjero. Para desprestigiarlo, trataron de buscar una falta en él y así poder acusarlo ante el rey.
(Daniel 6:4) Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él.

Como no encontraron falta en Daniel, lo que hicieron fue provocar un conflicto (Prov. 16:28). Sabiendo que Daniel no iba a faltar al orden de Dios, maquinaron una forma de incriminarlo.
(Daniel 6:5-7) Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios. Entonces estos gobernadores y sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron así: ¡Rey Darío, para siempre vive! Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.

Los enemigos de Daniel usaron la táctica de la adulación para convencer al rey a hacer lo que ellos querían.
(Dan. 6:8) Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición.

El rey creía que esos hombres estaban promoviendo esa ley para agradarlo, sin sospechar que lo estaban manipulando para tenderle una trampa a Daniel. Tal como dice Proverbios: “El hombre que adula a su prójimo tiende una red ante sus pasos” (Prov. 29:5).

INCRIMINACIÓN
Los enemigos diseñaron una ley en contra de Daniel. Ese edicto provisional prohibía orar a cualquier dios por el período de un mes; durante ese tiempo, sólo podrían adorar al rey Darío. Esa ley era una trampa para deshacerse de Daniel, ya que sabían que él no fallaría a Jehová, su Dios.

Cuando Daniel se enteró de la ley provisional, él no cambió nada. Daniel no escondió su fe en Jehová, sino que siguió su vida como de costumbre, a pesar de que su vida corría peligro.
(Daniel 6:10) Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.

Daniel tenía por costumbre orar a Dios tres veces al día, como dice el Salmo:
(Salmo 55:16-17) En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz.

Los enemigos sabían de esta costumbre de Daniel, y lo buscaron para incriminarlo con varios testigos. Luego fueron a dar testimonio ante el rey.
(Daniel 6:11-13) Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición.

En ese momento, el rey se dio cuenta que esos hombres habían incriminado a Daniel. Entonces, Darío hizo todo lo que pudo por tratar de salvar a su gobernador preferido.
(Daniel 6:14) Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle.

Lamentablemente, el rey se ató con sus propios labios, ya que la ley de Media y Persia no puede ser abrogada.
(Daniel 6:15) Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado.

En la próxima entrada terminaremos de estudiar el capítulo seis…

Lección anterior: Daniel 5:13-31
Lección siguiente: Daniel 6:16-28 

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