En
esta entrada continuamos con la historia de Nabal y Abigail…
Luego
que Nabal se negó a retribuir a David por la protección a su ganado, Abigail decidió
salir al encuentro de David, con el objetivo de desanimar su venganza. Ella se
presentó con humildad, reconociendo la falta de su marido.
(1
Samuel 25:23-24) Y cuando Abigail
vio a David, se bajó prontamente del asno, y postrándose sobre su rostro delante
de David, se inclinó a tierra; y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre
mí sea el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y
escucha las palabras de tu sierva. No haga caso ahora mi señor de ese hombre
perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, así es. El se llama
Nabal, y la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi a los jóvenes
que tú enviaste.
Abigail ante David |
Abigail
no sólo pidió perdón por el trato injusto de Nabal, sino que también apeló a la
justicia de Dios, pues no es bueno tomar venganza en manos propias. Sabiamente,
ella le señaló a David que no le convenía derramar sangre inocente, ya que
tenía planeado matar no sólo a Nabal sino a toda la familia, y probablemente a
sus siervos.
(1
Samuel 25:26-31) Ahora pues,
señor mío, vive Jehová, y vive tu alma, que Jehová te ha impedido el venir a
derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus
enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor. Y ahora este presente
que tu sierva ha traído a mi señor, sea dado a los hombres que siguen a mi
señor. Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa; pues Jehová de
cierto hará casa estable a mi señor, por cuanto mi señor pelea las batallas de
Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días. Aunque alguien se haya
levantado para perseguirte y atentar contra tu vida, con todo, la vida de mi
señor será ligada en el haz de los que viven delante de Jehová tu Dios, y él
arrojará la vida de tus enemigos como de en medio de la palma de una
honda. Y acontecerá que cuando Jehová haga con mi señor conforme a todo el
bien que ha hablado de ti, y te establezca por príncipe sobre
Israel, entonces, señor mío, no tendrás motivo de pena ni remordimientos
por haber derramado sangre sin causa, o por haberte vengado por ti mismo.
Guárdese, pues, mi señor, y cuando Jehová haga bien a mi señor, acuérdate de tu
sierva.
VENGANZA
Generalmente
las personas toman venganza por una injusticia cometida en su contra. Sin
embargo, la venganza es engañosa, pues creyendo que uno “hace justicia”, al
final termina multiplicando el mal. Y en lugar de un mal, se acaba con dos males—o
más.
La
Biblia nos advierte en contra de tomar venganza en manos propias:
(Levítico
19:18) No te vengarás, ni guardarás rencor
a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo
Jehová.
(Proverbios
20:22) No digas: Yo me vengaré; espera a
Jehová, y él te salvará.
El
cobro de la justicia y la “venganza” deben dejarse en manos de Dios y de las
autoridades.
(Romanos 13:3-4) Porque los magistrados
no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues,
no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es
servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano
lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace
lo malo.
(Romanos
12:19) Amados, nunca os venguéis vosotros
mismos, sino dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la
venganza, yo pagaré, dice el Señor.
Aquí
Pablo está citando el siguiente versículo:
(Deuteronomio
32:35) Mía es la venganza y la retribución;
a su tiempo el pie de ellos resbalará, porque el día de su calamidad está
cerca, ya se apresura lo que les está preparado.
Muchas
veces no vemos la justicia divina porque el hombre ha tomado la venganza en sus
propias manos…y en lugar de “empatar” el mal, más bien se habrá multiplicado; y
no sólo eso, sino que cada uno cargará con las consecuencias de sus propias acciones. Si el
hombre toma venganza propia, ya no vendrá la justicia divina (Prov. 24:17-18).
RESPUESTA DE DAVID
David
reconoció que Abigail le había ayudado grandemente al evitar cometer un
grave error.
(1
Samuel 25:32-34) Y dijo David a
Abigail: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me
encontrases. Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado
hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano. Porque vive
Jehová Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal, que si no te hubieras
dado prisa en venir a mi encuentro, de aquí a mañana no le hubiera quedado con
vida a Nabal ni un varón.
Por
supuesto, David también recibió con mucha gratitud las provisiones que Abigail
le había llevado, porque las necesitaban.
(1
Samuel 25:35) Y recibió David
de su mano lo que le había traído, y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que
he oído tu voz, y te he tenido respeto.
Con
estas palabras, David dejó la justicia en las manos de Dios. Y no pasó mucho
tiempo sin que la venganza de Dios se hiciera evidente, la cual siempre es mejor que cualquier “justicia humana”.
(1
Samuel 25:36-38) Y Abigail volvió
a Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el
corazón de Nabal estaba alegre, y estaba completamente ebrio, por lo cual ella
no le declaró cosa alguna hasta el día siguiente. Pero por la mañana,
cuando ya a Nabal se le habían pasado los efectos del vino, le refirió su mujer
estas cosas; y desmayó su corazón en él, y se quedó como una piedra. Y diez
días después, Jehová hirió a Nabal, y murió.
Aun
antes que Dios trajera justicia sobre el inicuo de Nabal, aún le dio unos días
de gracia para que se arrepintiera…pero no lo hizo.
Dios
fue propicio con David, pues le hizo llegar la noticia de la venganza divina.
(1
Samuel 25:39) Luego que David
oyó que Nabal había muerto, dijo: Bendito sea Jehová, que juzgó la causa de mi
afrenta recibida de mano de Nabal, y ha preservado del mal a su siervo; y
Jehová ha vuelto la maldad de Nabal sobre su propia cabeza. Después envió David
a hablar con Abigail, para tomarla por su mujer.
Habiendo
quedado viuda Abigail, David decidió tomarla como esposa.
(1
Samuel 25:40-42) Y los siervos de
David vinieron a Abigail en Carmel, y hablaron con ella, diciendo: David nos ha
enviado a ti, para tomarte por su mujer. Y ella se levantó e inclinó su rostro
a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, que será una sierva para lavar los pies
de los siervos de mi señor. Y levantándose luego Abigail con cinco
doncellas que le servían, montó en un asno y siguió a los mensajeros de David,
y fue su mujer.
La
Biblia señala que Mical, su primera esposa, ya había sido dada a otro hombre (1
Sam. 25:44). Pero no era la monogamia lo que preocupaba a David, ya que poco
tiempo después tomó a otra mujer como esposa.
(1
Samuel 25:43) También tomó David a
Ahinoam de Jezreel, y ambas fueron sus mujeres.
La
poligamia era muy común en ese tiempo; sin embargo, esto no debe ser tomado
como excusa, porque va en contra del orden de Dios. Especialmente a los reyes,
la Biblia les advierte que no tengan múltiples mujeres, como solían hacerlo las
naciones paganas.
(Deu.
17:17) Tampoco tendrá muchas mujeres,
no sea que su corazón se desvíe; tampoco tendrá grandes cantidades de plata u
oro.
Más
adelante en el estudio veremos que las muchas mujeres e hijos le traerán
problemas a David. Pero el caso más claro de esto es el de Salomón, quien tuvo
muchísimas mujeres, y la Biblia señala que ellas desviaron su corazón y lo
apartaron de Dios (1 Reyes 11:1-4).
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