Tal como Dios le reveló a Faraón a través de sus sueños,
después de los siete años de abundancia vino la escasez. Pero gracias a la buena administración de
José, Egipto estaba preparado para enfrentarlo.
(Gen. 41:53-57) Cuando pasaron
los siete años de abundancia que había habido en la tierra de Egipto, (54) y
comenzaron a venir los siete años de hambre, tal como José había dicho,
entonces hubo hambre en todas las tierras; pero en toda la tierra de Egipto
había pan. (55) Cuando se sintió el hambre en toda la tierra
de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan; y Faraón dijo a todos los
egipcios: Id a José, y haced lo que él os diga.
(56) Y el hambre se extendió
sobre toda la faz de la tierra. Entonces José abrió todos los graneros y vendió
a los egipcios, pues el hambre era severa en la tierra de Egipto. (57) Y
de todos los países venían a Egipto para comprar grano a José, porque el hambre
era severa en toda la tierra.
Nótese que José no “regaló” comida al pueblo; dice
claramente que la vendió. Luego de trabajar duro por siete años, recolectando
de la abundancia de la tierra, José se dedicó a vender lo acumulado. No era un negocio personal de José, sino del
rey de Egipto, el Faraón. Más adelante veremos
que el rey se va a quedar como el dueño de casi todo Egipto, ya que el hambre
se va a extender por siete largos años (Gen. 47:13-26).
HAMBRE EN TODA LA TIERRA
No sólo en
Egipto hubo hambre, sino en toda la región, incluyendo Canaán. Gente de todos lados llegaron a Egipto en
busca de alimento, entre ellos la familia de Jacob.
Jacob era un
hombre próspero. Pero el hambre y las
sequías afectan a todos por igual. La
familia de Jacob tenía mucho ganado, pero no tenía como alimentarlo; contaban
con riqueza y posesiones, pero no tenía a quien comprarle alimento para su
familia. Por eso, Jacob decidió mandar a
sus hijos a Egipto para comprar grano.
(Gen. 42:1-5) Viendo Jacob que
había alimento en Egipto, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando? (2) Y
dijo: He aquí, he oído que hay alimento en Egipto; descended allá, y comprad de
allí un poco para nosotros, para que vivamos y no muramos. (3)
Entonces diez hermanos de José descendieron para comprar grano en
Egipto. (4) Pero a Benjamín, hermano de José, Jacob no lo
envió con sus hermanos, porque dijo: No sea que le suceda algo malo. (5) Y
fueron los hijos de Israel con los que iban a comprar grano, pues también había
hambre en la tierra de Canaán.
Los hijos de Jacob fueron a Egipto con la misión de
comprar grano, pero no sospechaban que en ese viaje se cruzarían con su hermano
José. Sin embargo, no lo reconocieron, pues
él ya no era el joven que fue vendido como esclavo, sino que era todo un hombre
que se había convertido en el gobernador de Egipto.
(Gen. 42:6) Y José era el
que mandaba en aquella tierra; él era quien vendía a todo el pueblo de la
tierra. Y llegaron los hermanos de José y se postraron ante él rostro en
tierra.
En ese
instante se cumplió el sueño que Dios le había dado a José cuando era joven (Gen.
37:6-10): Sus hermanos se inclinaron ante él.
Era un momento histórico e importante para José, pero también emocional. Seguramente en ese momento surgieron
sentimientos cruzados—alegría por ver a su familia, pero dolor por la
traición. Fue un momento de prueba en el
que José tuvo que decidir entre la venganza o el perdón…
(Gen. 42:7-9)
Cuando José vio a sus
hermanos, los reconoció, pero fingió no conocerlos y les habló duramente. Y les
dijo: ¿De dónde habéis venido? Y ellos dijeron: De la tierra de Canaán para
comprar alimentos. (8) José había reconocido a sus hermanos, aunque
ellos no lo habían reconocido. (9) José se acordó de los sueños que había tenido
acerca de ellos, y les dijo: Sois espías; habéis venido para ver las partes
indefensas de nuestra tierra.
A primera
vista, podría parecer que quería “vengarse” de sus hermanos; pero más tarde se
hace evidente que sus actos no estaban motivados por la venganza, sino por los
sueños que Dios le había dado.
EL PLAN DE JOSE
Si el plan de
José hubiera sido vengarse de sus hermanos, lo hubiera podido hacer con facilidad. Pero es evidente que sus intenciones eran
otras y sus acciones eran parte de una estrategia. José no reveló de inmediato su identidad como
“hermano”, pues él tenía un plan…
El
comentarista Rav Bin Nun explica que el plan de José era averiguar que sobre su
hermano Benjamín, quien era el otro hijo de Raquel. Quería averiguar si ellos se habían
arrepentido de lo que le hicieron a él y cómo se habían comportado con su
hermano menos, quien seguramente había ocupado su lugar como preferido de su
padre.
Ante la
acusación de ser espías (42:9), los hermanos respondieron lo siguiente:
(Gen. 42:10-12) Entonces ellos
le dijeron: No, señor mío, sino que tus siervos han venido para comprar
alimentos. (11) Todos nosotros somos hijos de un mismo padre;
somos hombres honrados, tus siervos no son espías. (12)
Pero él les dijo: No, sino que habéis venido para ver las partes
indefensas de nuestra tierra.
José volvió a
insistir acusándolos de ser espías, pero ellos siguieron defendiéndose.
(Gen. 42:13) Mas ellos
dijeron: Tus siervos son doce hermanos, hijos del mismo padre en la tierra de
Canaán; y he aquí, el menor está hoy con nuestro padre, y el otro ya no
existe.
Al presionarlos, José obtuvo la información que quería—su
hermano y su padre viven todavía.
Naturalmente, él no iba a creer solamente su palabra, sino que quería
verlo con sus propios ojos.
(Gen. 42:14-17) Y José les dijo:
Es tal como os dije: sois espías.
(15) En esto seréis probados; por
vida de Faraón que no saldréis de este lugar a menos que vuestro hermano menor
venga aquí. (16) Enviad a uno de vosotros y que traiga a
vuestro hermano, mientras vosotros quedáis presos, para que sean probadas
vuestras palabras, a ver si hay verdad en vosotros. Y si no, ¡por vida de
Faraón!, ciertamente sois espías.
(17) Y los puso a todos juntos
bajo custodia por tres días.
Tal vez en el fondo, José tuvo la tentación de vengarse
de sus hermanos. Pero se tomó tres días
para procesarlo. Luego de ese tiempo,
cambió las condiciones: en lugar de que todos menos uno se quedaran, él dijo
que sólo uno tendría que quedarse como garantía para traer al hermano menor.
(Gen.
42:18-20) Y José les dijo al tercer día: Haced esto y viviréis,
pues yo temo a Dios: (19) si sois hombres
honrados, que uno de vuestros hermanos quede encarcelado en vuestra prisión; y el
resto de vosotros, id, llevad grano para el hambre de vuestras casas; (20) y
traedme a vuestro hermano menor, para que vuestras palabras sean verificadas, y
no moriréis. Y así lo hicieron.
Con esta
prueba, lo que estaba en el corazón de los hermanos salió a luz. Les entró un sentimiento de culpabilidad. Evidentemente ellos tenían su conciencia manchada,
ya que pensaron que todo eso les acontecía por lo que habían hecho a José:
(Gen. 42:21-23) Entonces se dijeron el uno al otro: Verdaderamente somos culpables en
cuanto a nuestro hermano, porque vimos la angustia de su alma cuando nos
rogaba, y no lo escuchamos, por eso ha venido sobre nosotros esta
angustia. (22) Y Rubén les respondió, diciendo: ¿No os dije
yo: "No pequéis contra el muchacho" y no me escuchasteis? Ahora hay
que rendir cuentas por su sangre. (23) Ellos,
sin embargo, no sabían que José los entendía, porque había un intérprete entre
él y ellos.
José se conmovió
al oír la confesión de sus hermanos…
(Gen. 42:24-28) se apartó José de su lado y lloró. Y cuando
volvió a ellos y les habló, tomó de entre ellos a Simeón, y lo ató a la vista
de sus hermanos. (25) José mandó que les llenaran sus vasijas de
grano y que devolvieran el dinero a cada uno poniéndolo en su saco, y que les
dieran provisiones para el camino. Y así se hizo con ellos. (26)
Ellos, pues, cargaron el grano sobre sus asnos, y partieron de
allí. (27) Y cuando uno de ellos abrió su saco para dar
forraje a su asno en la posada, vio que su dinero estaba en la boca de su
costal. (28) Entonces dijo a sus hermanos: Me ha sido
devuelto mi dinero, y he aquí, está en mi costal. Y se les sobresaltó el
corazón, y temblando se decían el uno al otro: ¿Qué es esto que Dios nos ha
hecho?
José no se
vengó; ni siquiera les cobró el grano que había comprado. Él les estaba dando la oportunidad de probar
que habían cambiado…
REACCION DE JACOB
Cuando regresaron a Canaán, le contaron a su padre todo
lo que había sucedido. También le
contaron que debían regresar con Benjamín, para liberar a Simeón y para poder
comprar más alimento (Gen. 42:29-35).
Pero Jacob no reaccionó bien a esa noticia…
(Gen. 42:36) Y su padre Jacob
les dijo: Me habéis privado de mis hijos; José ya no existe, y Simeón ya no
existe, y os queréis llevar a Benjamín; todas estas cosas son contra mí.
En este momento, vemos a Rubén tratando de tomar un lugar
protagónico, como primogénito de Jacob.
(Gen. 42:37) Entonces Rubén
habló a su padre, diciendo: Puedes dar muerte a mis dos hijos, si no te lo
traigo; ponlo bajo mi cuidado, y yo te lo devolveré.
Probablemente Rubén estaba tratando de congraciarse con
Jacob, ya que luego de haber pecado contra su padre, cayó en desgracia (Gen.
35:22). Pero Jacob ya no lo tomó en
cuenta como primogénito (Gen. 49:3-4).
(Gen. 42:38) Pero Jacob dijo:
Mi hijo no descenderá con vosotros; pues su hermano ha muerto, y me queda sólo
él. Si algo malo le acontece en el viaje en que vais, haréis descender mis
canas con dolor al Seol.
Jacob siguió mostrando preferencia por los hijos de
Raquel; él prefirió correr el riesgo de perder a Simeón que a Benjamín.
Muchas gracias por las explicaciones de los pasajes bíblicos, que el Señor le siga guiando.
ResponderEliminarmuy bueno el comentario Dios bendiga anu mas
ResponderEliminarQué hermoso es saber esa confección de pecado de los hermanos a jose ... el abia tratado de un principió obtener su confección les dejó un versículo gálatas 6:7
ResponderEliminarEXELENTE
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